VIVIENDA Y DECORACIÓN Sábado 18 de Abril de 2009
Desde el siglo XIX sus habitantes han procurado rodearse de vegetación. Crearon jardines privados, ocultos a la mirada común pero con mucho encanto, en iglesias, casonas, cités y pasajes donde continúa la vida de barrio.
Texto, Luz María de la Vega Prat Fotografías, Viviana Morales y Claudio Vera
Pasaje de pueblo
Una serie de cités y pasajes con bandejones centrales plenos de vegetación existen en Santiago Poniente, especialmente en el llamado Barrio Yungay. Tal es el caso del más emblemático y mejor mantenido Pasaje Adriana Cousiño, que une Huérfanos y Compañía entre Maipú y Herrera. Espacio semi–privado con una arborización donde destacan palmeras Phoenix, tiene un jardín central -frente a las casas de fachada continua- de aires pueblerinos, con arbustos como topinambur y Diego de la Noche. Tampoco faltan fragantes floripondios junto a colchones de acantos no siempre bien mantenidos y orillados por ligustros bien podados.
Las rosas del palacio
En 1902 Juan Higinio Astoreca, empresario del salitre, le encargó al arquitecto Alberto Cruz Montt la construcción de un palacio en Iquique, pero murió antes de que estuviera listo. Curiosamente lo mismo le ocurrió a su hijo Matías, cuando le pidió al mismo arquitecto que le diseñara uno en calle Dieciocho 121 y tampoco lo vio terminado. Desde 1962 el Palacio Astoreca pertenece al Colegio de Contadores. Su arquitectura de la belle epoque criolla, se abre hacia el interior con vitrales, boiserie y grandes columnas, mientras el exterior se somete a los cánones clásicos de la época. Hoy las rosas rodean la fachada, siguiendo hacia atrás un jardín que llama a la intimidad.
Recogimiento interior
A fines de los años 70 el CEI (Centro de Espiritualidad Ignaciana) compró una propiedad en Almirante Barroso 75 para desarrollar allí una escuela de oración que permitiera la formación espiritual de los laicos. La antigua casa, con un patio rodeado de galerías vidriadas, tiene una gran araucaria al centro y helechos alrededor. Sólo macetas, que incluyen hasta orquídeas, dan color a este lugar. Al fondo del terreno hay otro patio con un jardín más extenso, con senderos rodeados de hortensias, lirios y rosas, destacando palmeras trachycarpus y la fragancia de antiguos arrayanes.
Íntima oración
A un costado de la Catedral Metropolitana, está la Parroquia del Sagrario. Restaurada a fines del 2006 muestra su arquitectura de una sola nave, proyectada por Joaquín Toesca y su discípulo Juan José Goycolea. Tiene un jardín lateral, al que se entra por la capilla, desde la Plaza de Armas o por la Librería Manantial. Muy sencillo, sólo destacan en él dos palmeras Phoenix canariensis, rodeadas de mantos de Eva, filodendros y azucenas, además de macetas con aspidistras y agapantos. Un jardín de corte histórico que merece una intervención.
La impronta del pasado
El estilo arquitectónico francés del Círculo Español, en Alameda 1550, habla de la vida de comienzos del 1900. Fue construido en 1906 por el arquitecto Alberto Cruz Montt, para la familia Irarrázabal, la que recibía en el acceso adoquinado los carruajes de sus invitados.En 1940 el Círculo compró la propiedad para esparcimiento de la colectividad española. Hoy destacan en su entrada grandes palmeras Phoenix canariensis en macetas de madera y plantas en contenedores de fierro forjado.
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