BLOGS EL MERCURIO
V/D
Reportaje
Sábado 07 de Febrero de 2009
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, Gonzalo López V.
Atrás quedaron las celebraciones, los saludos de autoridades y apariciones en distintos medios que destacaron su nombramiento como Zona Típica. También pasaron los días de carnaval –que sirvieron para festejar el anuncio hecho oficialmente el 14 de enero por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN)– con el que el 18, 19 y 20 del mismo mes se conmemoró la Fiesta del Roto Chileno.
Tras esas jornadas que lo tuvieron convulsionado, el Barrio Yungay recuperó la calma y una forma la vida que sus habitantes valoran y que esperan proteger gracias a una medida “que busca mantener el carácter ambiental y propio de ciertas poblaciones y lugares”, según el CMN.
“Esto es sólo el comienzo”, afirma entusiasta Rosario Carvajal, una de las líderes del grupo “Vecinos por la defensa del Barrio Yungay” que impulsó la nominación del área. Porque el objetivo a mediano plazo incluye consolidarse como polo cultural: “La idea es potenciar las cualidades que ya están –festivales, revista Bello Barrio, centros culturales, artistas locales, universidades, bibliotecas, entre otras– y que forman una red, antes bastante parcelada, en la que cada uno aporta lo que puede”.
Pero el emblemático Barrio Yungay, es muchísimo más amplio que la plaza y sus alrededores. Son 116 las hectáreas protegidas –las que cubren los sectores de Brasil, Parque Portales y el entorno de Concha y Toro, especialmente calles Cienfuegos y Almirante Barroso–; todo un sector que creció acompañando al núcleo bautizado en honor a la batalla que Chile ganó contra la Confederación Perú Boliviana en 1839.
Ahí, en tierras que originalmente fueron de la familia de Diego Portales –la hijuela que heredó el ministro dio origen a la Plaza Yungay– nació el primer barrio republicano y cuna de Santiago Poniente. Se levantó gran cantidad de construcciones “homogéneas en altura y dimensiones”, según el arquitecto del CMN, Mauricio Sánchez, pero de estilos tan diversos como neogótico, neoclásico, Art Decó y Moderno. Obras de arquitectos de la talla de Luciano Kulczewski y Alberto Cruz Montt dieron carácter al barrio en el que se instalaron intelectuales, científicos y ciudadanos acaudalados que junto a las clases más modestas formaron un rico tejido urbano y social.
Esa pluralidad que se puede observar hasta hoy, –“en nuestras reuniones se juntan profesionales, universitarios y dueñas de casa”, comenta Rosario, quien además destaca la presencia de numerosos artistas–, es parte del “patrimonio intangible” que junto a los inmuebles, “que estaban siendo sitiados por las torres”, se busca cuidar.
Testigos de todo esto son los habitantes que a diario recorren las calles de la nueva Zona Típica. Están contentos y esperan que ésta “tire para arriba”, como dice Sandra Sernataro –vecina hace veinte años del sector de Plaza Brasil– al comentar la decadencia de algunas construcciones y la inseguridad de ciertas áreas durante la noche.
Pese a estos problemas destaca la comodidad de tener cerca “el centro y el metro”, también una tranquilidad que permite que en el día la gente “viva para afuera”, en palabras de Camilo Carrasco. “Al volver del trabajo, especialmente en esta época, me encuentro con amigos en la calle. En otras partes la gente ya está encerrada”, asegura este comunicador audiovisual que hace 18 años se vino de Llay Llay a Santiago donde vivió en distintos lugares, pero se quedó en éste porque encontró “eso como familiar de mi pueblo”.
La calidez de quienes viven en esta parte de la capital es algo de lo que también da fe Ivonne Gutiérrez. Durante el año pasado recolectó firmas para apoyar la declaratoria como Zona Típica y se encontró con personas que en invierno le ofrecían un café y en verano un jugo. “Aquí todos nos cuidamos”, dice para confirmar lo anterior María Oxman, quien a los 83 años sigue participando en actividades como el Festival del Barrio Yungay y apoyando las que se realizan en la Biblioteca de Santiago o en alguno de los múltiples centros culturales que hay en el sector. “Permiten conocer a la gente”, dice.
—Es un área de gran tradición histórica, de un eje ciudadano claro que hay que conservar. Son valores que tienen que ver con el origen del barrio y que hacen de éste un lugar vivo—, expresa el Secretario Ejecutivo del CMN, Óscar Acuña.
Como él, todos esperan que esas cualidades se traduzcan en el cuidado del patrimonio arquitectónico. “Queremos que la gente vea sus casas con otros ojos, que se empodere de ellas”, dice Rosario Carvajal, confiada en conseguir los recursos para arreglar y mantener los inmuebles, puesto que la declaración de Zona Típica no implica ningún financiamiento ni subsidio directo, sólo la posibilidad de acogerse a la Ley de Donaciones Culturales.
—La gran carencia de la Ley de Monumentos es la falta de incentivos. Debemos apuntar a la creación de estímulos, como beneficios tributarios, porque conservar el patrimonio es responsabilidad de todos—, afirma Acuña.
http://www.mapocho.org/?p=83
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario