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sábado 30 de enero de 2010
Aprueban recuperar el palacio Subercaseaux
Un patio de comidas, un cine y tiendas se habilitarán tras fachada tradicional.
HERNÁN CISTERNAS
REHABILITACIÓN.- El inmueble ubicado en el sector patrimonial conservará su fachada. La intervención costará mil millones de pesos.
Foto:NELSON OLMOS
VALPARAÍSO.- La mantención de la fachada del edificio original -construido en 1895- y la incorporación en su interior de un patio de comidas, tiendas comerciales y un teatro-cine contempla el proyecto de recuperación del palacio Subercaseaux, destruido por la explosión que el 3 de febrero de 2007 afectó a la calle Serrano, en el sector patrimonial.
El proyecto de recuperación del inmueble fue aprobado por la Dirección de Obras del municipio local y se encuentra a la espera del informe que emita el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).
Atilio Coarsi, coordinador regional del CMN, indicó que el consejo podría pronunciarse a fines del mes de marzo.
El proyecto de rehabilitación, presentado por Enrique Colombo Arquitectos, requiere de una inversión de mil millones de pesos.
Tras su colapso, el palacio fue adquirido por la Municipalidad de Valparaíso con un préstamo BID. El proyecto se hará a través de la modalidad de concesión a privados.
sábado, 30 de enero de 2010
lunes, 25 de enero de 2010
Así será el Parque Cultural en la ex cárcel de Valparaíso
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lunes 25 de enero de 2010
Las obras de este proyecto Bicentenario comenzarán en marzo. En la galería de reos se habilitarán talleres y salas de ensayo. El patio de reclusos será una plaza abierta.
HERNÁN CISTERNAS desde Valparaíso
Tras diez años de espera, por fin comienza a concretarse uno de los proyectos más emblemáticos de Valparaíso: la construcción de un parque cultural en los terrenos de la ex cárcel porteña.
Del antiguo recinto, que data de 1873, se conservarán la galería de reos, el pórtico de entrada, los muros perimetrales y el polvorín, declarado monumento nacional. Al fondo del ex penal se construirá un edificio nuevo que albergará un teatro para 350 personas, una sala de exposiciones, otra de conferencias, una biblioteca, restaurante y locales comerciales.
La explanada central -que fue el patio de los presos comunes- se transformará en un parque-paseo, rodeado de áreas verdes, con un mirador de la bahía de Valparaíso. Allí podrán realizarse actividades masivas al aire libre como conciertos o festivales.
lunes 25 de enero de 2010
Las obras de este proyecto Bicentenario comenzarán en marzo. En la galería de reos se habilitarán talleres y salas de ensayo. El patio de reclusos será una plaza abierta.
HERNÁN CISTERNAS desde Valparaíso
Tras diez años de espera, por fin comienza a concretarse uno de los proyectos más emblemáticos de Valparaíso: la construcción de un parque cultural en los terrenos de la ex cárcel porteña.
Del antiguo recinto, que data de 1873, se conservarán la galería de reos, el pórtico de entrada, los muros perimetrales y el polvorín, declarado monumento nacional. Al fondo del ex penal se construirá un edificio nuevo que albergará un teatro para 350 personas, una sala de exposiciones, otra de conferencias, una biblioteca, restaurante y locales comerciales.
La explanada central -que fue el patio de los presos comunes- se transformará en un parque-paseo, rodeado de áreas verdes, con un mirador de la bahía de Valparaíso. Allí podrán realizarse actividades masivas al aire libre como conciertos o festivales.
La galería de reos, arriba a la derecha, es una de las construcciones que se mantendrán de este recinto de 1873. En su interior se habilitarán 14 espacios para talleres, salas de ensayo y áreas libres para otras actividades artísticas.
La galería de reos se rehabilitará como el área de formación. Externamente mantendrá su estructura de recinto de celdas, pero en su interior se acondicionarán 14 espacios de talleres y salas de ensayo, con dos áreas para la práctica de música, dos para teatro, un taller de circo, dos de danza. El resto serán espacios libres y abiertos para otras actividades.
Sólo se está a la espera de que la Contraloría tome razón de la adjudicación de las obras a la empresa Bravo Izquierdo para la entrega de los terrenos. La instalación de faenas se realizará en marzo. Los trabajos se prolongarán por un año y medio.
El Parque Cultural Valparaíso es uno de los proyectos Bicentenario. Se desarrollará en una superficie de 2 hectáreas, ocupando uno de los pocos terrenos planos existentes en el corazón de los cerros del puerto, a cuatro cuadras del sector céntrico de la ciudad. Se requerirá una inversión de 7 mil 400 millones de pesos. Omar Jara Aravena, coordinador interministerial del proyecto, indicó que en cuanto a recursos éste es el segundo en importancia, después del Centro Cultural Gabriela Mistral, en Santiago (ex edificio Diego Portales).
Lo calificó como una iniciativa bastante inédita. Desde hace una década, apenas se trasladaron los reos, la ex cárcel pasó a ser un espacio para actividades culturales. Las organizaciones que giraron en su entorno se incorporaron a la mesa de trabajo creada en diciembre del 2008 para definir el futuro del recinto. Actualmente participan en la creación de la corporación que se hará cargo de la gestión del Parque.
A principios del 2009, el Consejo Nacional de la Cultura y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas convocaron a un concurso de anteproyectos. Se presentaron 114 propuestas. Juan Carlos García, director regional de Arquitectura, señaló que esa cifra es la más alta que ha tenido la historia reciente de Chile en una convocatoria del Estado. Fue elegido el proyecto de los arquitectos Jonathan Holmes, Martín Labbé, Carolina Portugueis y Osvaldo Spichiger, de la Universidad Católica de Santiago, con edades entre los 34 y 37 años.
La propuesta mantiene una relación con el entorno urbano. El edificio que se construirá en la parte posterior (calle Cárcel con Cumming) -que se destinará al área de difusión- fue concebido con un diseño que no es invasivo.
Según Jara, "el corazón del Parque Cultural debe ser la actividad formativa. Los espacios de talleres serán de ocupación intensiva".
El parque que se habilitará en la explanada central será el articulador de los dos volúmenes de edificios. En el área verde destacará la mantención del polvorín, una construcción de 1800, cuando el terreno era parte de un fuerte militar, mucho antes que fuera un recinto penal.
La galería de reos se rehabilitará como el área de formación. Externamente mantendrá su estructura de recinto de celdas, pero en su interior se acondicionarán 14 espacios de talleres y salas de ensayo, con dos áreas para la práctica de música, dos para teatro, un taller de circo, dos de danza. El resto serán espacios libres y abiertos para otras actividades.
Sólo se está a la espera de que la Contraloría tome razón de la adjudicación de las obras a la empresa Bravo Izquierdo para la entrega de los terrenos. La instalación de faenas se realizará en marzo. Los trabajos se prolongarán por un año y medio.
El Parque Cultural Valparaíso es uno de los proyectos Bicentenario. Se desarrollará en una superficie de 2 hectáreas, ocupando uno de los pocos terrenos planos existentes en el corazón de los cerros del puerto, a cuatro cuadras del sector céntrico de la ciudad. Se requerirá una inversión de 7 mil 400 millones de pesos. Omar Jara Aravena, coordinador interministerial del proyecto, indicó que en cuanto a recursos éste es el segundo en importancia, después del Centro Cultural Gabriela Mistral, en Santiago (ex edificio Diego Portales).
Lo calificó como una iniciativa bastante inédita. Desde hace una década, apenas se trasladaron los reos, la ex cárcel pasó a ser un espacio para actividades culturales. Las organizaciones que giraron en su entorno se incorporaron a la mesa de trabajo creada en diciembre del 2008 para definir el futuro del recinto. Actualmente participan en la creación de la corporación que se hará cargo de la gestión del Parque.
A principios del 2009, el Consejo Nacional de la Cultura y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas convocaron a un concurso de anteproyectos. Se presentaron 114 propuestas. Juan Carlos García, director regional de Arquitectura, señaló que esa cifra es la más alta que ha tenido la historia reciente de Chile en una convocatoria del Estado. Fue elegido el proyecto de los arquitectos Jonathan Holmes, Martín Labbé, Carolina Portugueis y Osvaldo Spichiger, de la Universidad Católica de Santiago, con edades entre los 34 y 37 años.
La propuesta mantiene una relación con el entorno urbano. El edificio que se construirá en la parte posterior (calle Cárcel con Cumming) -que se destinará al área de difusión- fue concebido con un diseño que no es invasivo.
Según Jara, "el corazón del Parque Cultural debe ser la actividad formativa. Los espacios de talleres serán de ocupación intensiva".
El parque que se habilitará en la explanada central será el articulador de los dos volúmenes de edificios. En el área verde destacará la mantención del polvorín, una construcción de 1800, cuando el terreno era parte de un fuerte militar, mucho antes que fuera un recinto penal.
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jueves, 21 de enero de 2010
Tres valiosos murales en peligro de demolición
www.emol.com
jueves 21 de enero de 2010
Frescos de 1946 de los artistas Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva, ubicados en la antigua Ciudad del Niño, serían derribados en marzo.
Víctor Soto Lagos
"¡Hay que protegerlos ya!, porque se pueden deteriorar de manera irrecuperable", anuncia Gaspar Galaz, profesor de Historia del Arte de la PUC, ante la preocupante situación en que se encuentran tres murales del Liceo A-91, de la comuna de San Miguel, en los últimos vestigios de la institución antiguamente conocida como la Ciudad del Niño.
Estos frescos del primer piso del liceo se encontrarían a salvo. No está claro quién es su autor.
"No podemos darnos el espectáculo de botar tres murales históricos de cuando comenzaba el movimiento muralista en Chile", explica el académico y escultor. Los frescos fueron creados en 1946, tres años después de la fundación de la Ciudad del Niño. Sus autores fueron los importantes muralistas chilenos Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva. Los dos primeros, discípulos del artista mexicano Diego Rivera, y el tercero de Siqueiros.
jueves 21 de enero de 2010
Frescos de 1946 de los artistas Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva, ubicados en la antigua Ciudad del Niño, serían derribados en marzo.
Víctor Soto Lagos
"¡Hay que protegerlos ya!, porque se pueden deteriorar de manera irrecuperable", anuncia Gaspar Galaz, profesor de Historia del Arte de la PUC, ante la preocupante situación en que se encuentran tres murales del Liceo A-91, de la comuna de San Miguel, en los últimos vestigios de la institución antiguamente conocida como la Ciudad del Niño.
Estos frescos del primer piso del liceo se encontrarían a salvo. No está claro quién es su autor.
"No podemos darnos el espectáculo de botar tres murales históricos de cuando comenzaba el movimiento muralista en Chile", explica el académico y escultor. Los frescos fueron creados en 1946, tres años después de la fundación de la Ciudad del Niño. Sus autores fueron los importantes muralistas chilenos Laureano Guevara, Fernando Marcos y Orlando Silva. Los dos primeros, discípulos del artista mexicano Diego Rivera, y el tercero de Siqueiros.
El mural de Fernando Marcos , ahora en manos de la constructora, podría ser demolido durante marzo.
En 2003, se trasladaron los últimos 30 menores y la Ciudad del Niño cerró. Parte del terreno, que pertenecía al Consejo de Defensa del Niño (Codeni), se vendió dividiendo el colegio en dos propiedades. Actualmente, la constructora Emebe-Decombe Izquierdo está levantando un condominio en la parte vendida. El problema es que en ésta se encuentra el mural de Fernando Marcos, lo que implicaría su demolición.
Los otros dos, de Guevara y Silva, ubicados junto al de Marcos, caen por pocos metros en los terrenos de la Codeni. Pero intentar derrumbar parte del edificio también podría ponerlos en peligro. "Se contrató la asesoría de un arquitecto, quien está estudiando para que nuestros dos murales no experimenten daños", señala Santiago Villablanca, secretario general de Codeni, quien, eso sí, no aclara cómo se mantendrán estas obras una vez derribado el edificio.
Flavia Muzio, restauradora de la PUC, ha estado interesada en salvar los frescos: "Pero al encontrarse en terrenos privados, sólo queda esperar la buena voluntad de los propietarios". La solución, entonces, habría estado en declararlos Monumento Nacional, pero nadie lo solicitó a su tiempo: "Ahora no se puede, porque ya hay un permiso otorgado por la municipalidad a la constructora", afirman en el Consejo de Monumentos.
Elizabeth Benavides, directora de obras de la Municipalidad de San Miguel, declara: "Estuve conversando con la inmobiliaria y nos dejó entrever que si existiera la posibilidad de rescatarlo, ellos estarían abiertos. Pero el costo tendría que asumirlo la persona que lo quiera rescatar".
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En 2003, se trasladaron los últimos 30 menores y la Ciudad del Niño cerró. Parte del terreno, que pertenecía al Consejo de Defensa del Niño (Codeni), se vendió dividiendo el colegio en dos propiedades. Actualmente, la constructora Emebe-Decombe Izquierdo está levantando un condominio en la parte vendida. El problema es que en ésta se encuentra el mural de Fernando Marcos, lo que implicaría su demolición.
Los otros dos, de Guevara y Silva, ubicados junto al de Marcos, caen por pocos metros en los terrenos de la Codeni. Pero intentar derrumbar parte del edificio también podría ponerlos en peligro. "Se contrató la asesoría de un arquitecto, quien está estudiando para que nuestros dos murales no experimenten daños", señala Santiago Villablanca, secretario general de Codeni, quien, eso sí, no aclara cómo se mantendrán estas obras una vez derribado el edificio.
Flavia Muzio, restauradora de la PUC, ha estado interesada en salvar los frescos: "Pero al encontrarse en terrenos privados, sólo queda esperar la buena voluntad de los propietarios". La solución, entonces, habría estado en declararlos Monumento Nacional, pero nadie lo solicitó a su tiempo: "Ahora no se puede, porque ya hay un permiso otorgado por la municipalidad a la constructora", afirman en el Consejo de Monumentos.
Elizabeth Benavides, directora de obras de la Municipalidad de San Miguel, declara: "Estuve conversando con la inmobiliaria y nos dejó entrever que si existiera la posibilidad de rescatarlo, ellos estarían abiertos. Pero el costo tendría que asumirlo la persona que lo quiera rescatar".
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jueves, 14 de enero de 2010
Carteles luminosos de Valdivieso y de Monarch son Monumentos Históricos
http://www.lun.com/
14 de enero de 2010
Publicidad urbana
18 Ago 2006
Por Gabi Villalba B.
PUBLICADO EN: Arte Urbano, Chile, Ciudades, Espacio Publico, Patrimonio, Urbanismo , Arquitectura, publicidad
Hace rato que la ciudad se ha visto bombardeada por el fenómeno de la publicidad. Empresas privadas que hacen propaganda de sus productos han adoptado el formato espacial de la urbe como un soporte clave. Publicidad estática ó en movimiento, diurna ó nocturna, en las azoteas de los edificios ó subterráneos del metro, en sitios eriazos, panderetas, grandes avenidas ó autopistas. La propaganda invade los espacios públicos y la imagen de la ciudad comienza poco a poco a transformarse.
La ciudad es un escenario donde uno de los factores fundamentales es el visual. Y cuando éste ámbito antaño (o en las ciudades comunistas) lo cubrían la forma o el skyline de los edificios, el verde de los parques o alguno que otro hito urbano, hoy en día la publicidad ha entrado en franca competencia a la hora de hablar de “imagen de ciudad”. Antes era la arquitectura, ahora son los afiches, letreros, pendones y lienzos publicitarios, acompañados siempre de un concepto asociado al consumo (llámese “marca”, “liquidación”, “oferta”, etc.) lo que obligan despóticamente a que nuestros ojos les miren.
Sin embargo este post no es para reflexionar precisamente respecto a lo que ya se ha debatido antes (contaminación visual, lo terrible que es nuestra sociedad de consumo, lienzos que cubren edificios enteros y financian las remodelaciones, etc.), sino más bien es una invitación a mirar el hecho desde una perspectiva distinta.
Sabemos que la publicidad es muchas veces un hecho efímero; aparece un día y en un par de semanas ya no está, como las callampas. Pero a veces sucede que pasan los años y está los letreros siguen ahí de lo más bien instalados. E incluso, si no estuviesen las echaríamos de menos. ¿Qué sería del Parque Bustamante en la noche sin su animado cartel de “champagne Valdivieso” ó, un poco más allá, el luminoso “calcetines Monarch”?
monarch y valdivieso
Es acá cuando el fenómeno de la publicidad en la ciudad se vuelve interesante: porque el producto publicitado en sí mismo ya carece de sentido. Lo que importa es el letrero, con sus luces, que ha ocupado hace cuántos años ese mismo espacio y nos ha dado más de una vez la bienvenida cuando volvíamos un domingo en la noche del litoral. Es en este punto cuando el afiche trasciende su propio contenido mediático y se transforma en un hito en la ciudad, un icono del imaginario urbano colectivo, tan o más importante que una iglesia, una obra importante de arquitectura, un monumento o una fuente. Es testigo de la memoria, un objeto cargado de melancolía.
Times Square (http://www.corbis.com/)
O también es su atmósfera, generada cuando se funden cientos de letreros y el espíritu mismo del lugar se transforma en un emblema de la ciudad de consumo, como sucede en Times Square en Nueva York o Picadilly Circus en Londres. Lo que representan estos lugares pasa a ser secundario cuando comprendemos que eso sucede porque el bombardeo publicitario es precisamente lo que define su IDENTIDAD, lo que le transforma en un hito en la ciudad y del mundo entero. Y es esta la imagen de ciudad que nos queda finalmente plasmada en la retina, y que -a veces- pareciera ser lo más estimulante del escenario urbano.
LINKS DE INTERES EN PLATAFORMA
•Building wrap en Torres de Tajamar
•Privatización del espacio urbano: ahora el ruido tiene dueño
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14 de enero de 2010
Vecinos del sector están chochos con el nombramiento
Publicidad urbana
18 Ago 2006
Por Gabi Villalba B.
PUBLICADO EN: Arte Urbano, Chile, Ciudades, Espacio Publico, Patrimonio, Urbanismo , Arquitectura, publicidad
Hace rato que la ciudad se ha visto bombardeada por el fenómeno de la publicidad. Empresas privadas que hacen propaganda de sus productos han adoptado el formato espacial de la urbe como un soporte clave. Publicidad estática ó en movimiento, diurna ó nocturna, en las azoteas de los edificios ó subterráneos del metro, en sitios eriazos, panderetas, grandes avenidas ó autopistas. La propaganda invade los espacios públicos y la imagen de la ciudad comienza poco a poco a transformarse.
La ciudad es un escenario donde uno de los factores fundamentales es el visual. Y cuando éste ámbito antaño (o en las ciudades comunistas) lo cubrían la forma o el skyline de los edificios, el verde de los parques o alguno que otro hito urbano, hoy en día la publicidad ha entrado en franca competencia a la hora de hablar de “imagen de ciudad”. Antes era la arquitectura, ahora son los afiches, letreros, pendones y lienzos publicitarios, acompañados siempre de un concepto asociado al consumo (llámese “marca”, “liquidación”, “oferta”, etc.) lo que obligan despóticamente a que nuestros ojos les miren.
Sin embargo este post no es para reflexionar precisamente respecto a lo que ya se ha debatido antes (contaminación visual, lo terrible que es nuestra sociedad de consumo, lienzos que cubren edificios enteros y financian las remodelaciones, etc.), sino más bien es una invitación a mirar el hecho desde una perspectiva distinta.
Sabemos que la publicidad es muchas veces un hecho efímero; aparece un día y en un par de semanas ya no está, como las callampas. Pero a veces sucede que pasan los años y está los letreros siguen ahí de lo más bien instalados. E incluso, si no estuviesen las echaríamos de menos. ¿Qué sería del Parque Bustamante en la noche sin su animado cartel de “champagne Valdivieso” ó, un poco más allá, el luminoso “calcetines Monarch”?
monarch y valdivieso
Es acá cuando el fenómeno de la publicidad en la ciudad se vuelve interesante: porque el producto publicitado en sí mismo ya carece de sentido. Lo que importa es el letrero, con sus luces, que ha ocupado hace cuántos años ese mismo espacio y nos ha dado más de una vez la bienvenida cuando volvíamos un domingo en la noche del litoral. Es en este punto cuando el afiche trasciende su propio contenido mediático y se transforma en un hito en la ciudad, un icono del imaginario urbano colectivo, tan o más importante que una iglesia, una obra importante de arquitectura, un monumento o una fuente. Es testigo de la memoria, un objeto cargado de melancolía.
Times Square (http://www.corbis.com/)
O también es su atmósfera, generada cuando se funden cientos de letreros y el espíritu mismo del lugar se transforma en un emblema de la ciudad de consumo, como sucede en Times Square en Nueva York o Picadilly Circus en Londres. Lo que representan estos lugares pasa a ser secundario cuando comprendemos que eso sucede porque el bombardeo publicitario es precisamente lo que define su IDENTIDAD, lo que le transforma en un hito en la ciudad y del mundo entero. Y es esta la imagen de ciudad que nos queda finalmente plasmada en la retina, y que -a veces- pareciera ser lo más estimulante del escenario urbano.
LINKS DE INTERES EN PLATAFORMA
•Building wrap en Torres de Tajamar
•Privatización del espacio urbano: ahora el ruido tiene dueño
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jueves, 7 de enero de 2010
Disfrutar del campo y la familia en los alrededores de Leyda
POR VERÓNICA MATTE L.
Entre Santiago y San Antonio, al costado de la Autopista del Sol, se encuentra Leyda, famosa por su estación de ferrocarriles que después de un gran incendio en febrero de 1984 quedó totalmente destruida. Su construcción, contemplada en el "Plan Balmaceda de 1888", es parte de la vida y los recuerdos de familias como los Valdés, Cox, Larraín, Fernández, Haeussler y Claro, entre otras. Hoy, esos ambientes y paisajes que recreaba el famoso escritor nacional, Eduardo Barrios en "Gran señor y rajadiablos", han pasado a tener una gran importancia, ya que Leyda se ha transformado en una de las zonas más cotizadas, por la calidad de sus tierras, para los vinos blancos y pinot noir , ganadores de todos los concursos y las más altas puntuaciones en las guías de vinos. Así, existen hoy grandes viñas en la zona, además de importantes plantaciones de aceite de oliva, paltos, nogales y frutillas.
"Cuando mis hijos estaban chicos no cabíamos todos en el auto, por lo que los niños y yo viajábamos desde la Estación Central hasta Leyda en tren. Carlos Figueroa, mi marido, se venía en nuestro auto con las cosas para el verano y nos iba a buscar a la estación. Recuerdo con gran cariño los largos veraneos en que no había electricidad, a veces faltaba el agua y la entretención pasaba por hacer paseos y carreras a caballo siguiendo al tren, almorzar en los potreros en medio de la trilla, además del infaltable juego de cartas en las tardes", comentó Sarita Guzmán Valdés, nieta de Vicente Valdés Bascuñan, dueño de la Hacienda La Unión, que abarcaba desde Malvilla a Leyda.
La Unión fue heredada por las hermanas María y Elvira Valdés Freire. La última, tras enviudar tempranamente, vendió su parte y María, casada con Eugenio Guzmán García Huidobro - que fue alcalde de Cartagena-, conservó su campo, llamado "El Sauce", que fue expropiado en 1970. La casa patronal siguió en la familia hasta el año 1986, cuando la compró junto a 400 héctareas de campo, Gonzalo Ibáñez Langlois. "Adquirí la casa en muy mal estado, luego del terremoto del 85. Me encantó este lugar; al restaurarla he conservado su estructura original. Aquí la inversión sólo se paga con la satisfacción de ver a toda la familia reunida. Venimos lo más seguido posible y siempre alguno de mis 11 hijos con alguno de nuestros nietos nos acompañan", señaló Gonzalo, mostrando el parque francés que adorna la casa. Por su parte, los Figueroa Guzmán y los Eguiguren Guzmán adquirieron en los 90 algunas hijuelas de la antigua Hacienda que eran propiedad de los entonces trabajadores, y que hoy, junto a sus hijos, disfrutan el máximo tiempo posible.
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"El Sauce",
Estación de FFCC de Leyda,
Hacienda La Unión,
Leyda
sábado, 2 de enero de 2010
La joya de Pirque
VD
sábado 2 de enero de 2010
Texto, Soledad Salgado S.
Tras una imponente fila de palmas enfrentadas se llega a la casa, distribuida en un piso, y dispuesta sobre un zócalo de piedra.
Dos piletas adornan el acceso principal.
Este debe ser uno de los tesoros mejor guardados de Pirque. La antigua casona del fundo San Juan de Pirque -hijuela que heredó Carmela Subercaseaux Vicuña siendo aún una niña- está oculta a la vista desde el camino principal, y pocos conocen que un boscoso sendero de tierra, que allí nace, despliega al final del recorrido una imponente construcción con más de un siglo de historia.
Hoy, la casa y su extenso parque están en manos del empresario norteamericano de origen armenio Edward Tutunjian, dueño de la Viña Apaltagua, quien se encandiló con el lugar el año 2007, y pensó que sería un excelente recinto para recibir a los huéspedes de la viña que estaba creando en Chile. En muy buen estado de conservación, está en gran parte decorada con los muebles originales, y junto a ella se yergue además la capilla que se levantó en honor a Carmela Subercaseaux en 1880, un año después de su muerte.
Dada la sólida construcción del inmueble -se demoraron cuatro años en terminarlo- no ha sufrido remodelaciones importantes, salvo un cambio de techos realizado hace cinco años que respetó el diseño original; y la incorporación de nuevos baños, muy necesarios para que funcione como casa de huéspedes y también como centro de eventos (paz@lagarchile.com). .
El jardín, por su parte se forma con una infinidad de circuitos bajo la espesa sombra de árboles nativos y europeos, entre los que destacan robles, eucaliptus y Phoenix canariensis. Y, frente a la casa, dos hileras de palmas chilenas forman una magnífica columnata vegetal, antesala para el señorío de la antigua casona que pretende vivir no sólo en el recuerdo, sino que en el presente de sus visitantes.
Texto, Soledad Salgado S..
sábado 2 de enero de 2010
Texto, Soledad Salgado S.
Tras una imponente fila de palmas enfrentadas se llega a la casa, distribuida en un piso, y dispuesta sobre un zócalo de piedra.
Dos piletas adornan el acceso principal.
Este debe ser uno de los tesoros mejor guardados de Pirque. La antigua casona del fundo San Juan de Pirque -hijuela que heredó Carmela Subercaseaux Vicuña siendo aún una niña- está oculta a la vista desde el camino principal, y pocos conocen que un boscoso sendero de tierra, que allí nace, despliega al final del recorrido una imponente construcción con más de un siglo de historia.
Hoy, la casa y su extenso parque están en manos del empresario norteamericano de origen armenio Edward Tutunjian, dueño de la Viña Apaltagua, quien se encandiló con el lugar el año 2007, y pensó que sería un excelente recinto para recibir a los huéspedes de la viña que estaba creando en Chile. En muy buen estado de conservación, está en gran parte decorada con los muebles originales, y junto a ella se yergue además la capilla que se levantó en honor a Carmela Subercaseaux en 1880, un año después de su muerte.
La capilla se hizo en honor a Carmela Subercaseaux quien falleció tempranamente. En ella hay notables elementos antiguos como candelabros, un cuadro de la Virgen y una Biblia en latín.
Desde los amplios corredores con balaustros se tiene una hermosa vista hacia el parque y la capilla.
Pero la historia tras esta casa comienza un poco antes, en 1875, cuando el marido de Carmela, Alberto Mackenna Astorga, inició su construcción. Según relata el libro Casas de Campo Chilenas (de los autores Pereira, Rodríguez y Maino) el lugar escogido fue una ladera del cerro justo bajo la cota de un canal. Allí levantó un sólido edificio de ladrillos y tejas con anchos corredores en sus costados; todo sobre un zócalo de piedra, en el que una escalinata conduce al zaguán.
Este es el dormitorio principal, donde dormía el patriarca de la casa. Aquí llama la atención el trabajo de los muros que imita mármol.
El boulle francés fue comprado por el propio Alberto Mackenna.
El volumen destaca a simple vista por su composición neoclásica, sin embargo incorpora elementos de inspiración romántica en sus puertas y ventanas, como arcos de medio punto, y el gran trabajo que realizó un grupo de pintores italianos que viajó en esos años, especialmente a pedido del propietario, para decorar los estucos interiores y exteriores. Todas las habitaciones de la casa están adornadas con motivos diferentes, dando cuenta del perfeccionismo con que se crearon imaginarias canterías, zócalos y mármoles.
El boulle francés fue comprado por el propio Alberto Mackenna.
El volumen destaca a simple vista por su composición neoclásica, sin embargo incorpora elementos de inspiración romántica en sus puertas y ventanas, como arcos de medio punto, y el gran trabajo que realizó un grupo de pintores italianos que viajó en esos años, especialmente a pedido del propietario, para decorar los estucos interiores y exteriores. Todas las habitaciones de la casa están adornadas con motivos diferentes, dando cuenta del perfeccionismo con que se crearon imaginarias canterías, zócalos y mármoles.
En el comedor destaca un magnífico trabajo de pintura que simula ser madera de distintos tonos. El cuadro de cacería es inglés y original de la vivienda.
Todas las habitaciones están conectadas por puertas interiores, muy al estilo chileno. Atrás, vista del salón principal.
La casa contiene gran parte del mobiliario que compró Mackenna en sus viajes por Francia, Inglaterra y España. Gracias a que su actual dueño es aficionado a las antigüedades se mantienen intactos la mesa del comedor con capacidad para catorce personas sentadas; la mesa de billar en la sala de juegos y los boulles del salón; entre otros muebles. También algunos cuadros y adornos menores, aunque los importantes retratos de familia que por años decoraron los espacios los conservan en la actualidad los últimos dueños de la casa, la familia Cussen Mackenna.
Esta pieza se habilitó como escritorio para cuando el actual propietario, Edward Tutunjian, visita la casa.
Dada la sólida construcción del inmueble -se demoraron cuatro años en terminarlo- no ha sufrido remodelaciones importantes, salvo un cambio de techos realizado hace cinco años que respetó el diseño original; y la incorporación de nuevos baños, muy necesarios para que funcione como casa de huéspedes y también como centro de eventos (paz@lagarchile.com). .
El jardín, por su parte se forma con una infinidad de circuitos bajo la espesa sombra de árboles nativos y europeos, entre los que destacan robles, eucaliptus y Phoenix canariensis. Y, frente a la casa, dos hileras de palmas chilenas forman una magnífica columnata vegetal, antesala para el señorío de la antigua casona que pretende vivir no sólo en el recuerdo, sino que en el presente de sus visitantes.
Texto, Soledad Salgado S..
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