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domingo 27 de junio de 2010
Manos a la obra A cuatro meses del terremoto:
Muchas de las construcciones tradicionales del centro sur chileno cayeron con el megasismo del 27 de febrero. Con gran sacrificio, hoy se dan los primeros pasos en la reconstrucción de este patrimonio. Conozca los mecanismos que se están usando, las iniciativas que parten y los lugares más desamparados.
Juan Ignacio Rodríguez Medina
Suena a frivolidad. Cuando todavía hay gente que lucha contra el frío y la lluvia en sus mediaguas, hablar de reconstruir un museo, una iglesia o alguna vivienda por su valor patrimonial parece fuera de lugar. Pero, emotividades aparte, mucho de esos espacios son también parte del hogar y de la historia más íntima que muchos chilenos perdieron, en noventa segundos, el 27 de febrero.
Aunque referidas al Valle de Colchagua, las palabras de Pilar Jorquera, vicepresidenta de la Fundación Patrimonio de Colchagua, pueden hacerse extensivas al país: "La gente asume que lo que se reconstruye son simplemente murallas, pero para nosotros es una historia, una forma de vida. Cuando hablamos de lo nuestro, también estamos hablando de lo de Chile y si no hacemos nada, eso va a desaparecer".
Pasados los primeros meses dedicados a enfrentar la emergencia, lo que se ve en el plano patrimonial es que se comienzan a bosquejar los proyectos y líneas de acción: el Estado, empresas, corporaciones, fundaciones y universidades confluyen en la tarea de recuperar al menos lo suficiente para no perder la diversidad de paisajes: levantar todo es imposible.
Las fórmulas utilizadas
El Consejo de la Cultura creó un fondo de novecientos millones con el que aportará el cincuenta por ciento de los dineros, con un tope de cien millones, para determinados proyectos: en agosto una comisión de expertos decidirá los beneficiados. También se redujo -¡de sesenta a siete días hábiles!- la tramitación de las iniciativas que quieran acogerse a la ley de donaciones culturales. Ya se aprobó, por esta vía, la restauración del Templo Parroquial de Santa Cruz, a cargo de la Fundación Cardoen ($854 millones), y la de la Biblioteca Pública Municipal de Molina ($97 millones). Están por concretarse la de la iglesia de Paredones, y la de la iglesia de la Vera Cruz, en Santiago.
También se podrá recurrir al fondo para la reconstrucción, que anunció el Gobierno. Otras posibilidades son el Fondo Nacional de Desarrollo Regional, el fondo patrimonial del BID, y recursos sectoriales (Vivienda, Obras Públicas, Agricultura, Sernatur, Corfo, entre otros). Incluso en el caso de escuelas y universidades, cuyos edificios tengan valor patrimonial, se puede recurrir a la Ley de Donaciones de Establecimientos Educacionales y a la de Donaciones Universitarias. Y claro, siempre está la opción de la asignación directa de recursos por parte del Estado.
Los programas de restauración ya iniciados o proyectados son varios e implican, además de la participación de entidades públicas, el aporte (en dinero y/o gestión) de organizaciones como las corporaciones Patrimonio Cultural de Chile y Patrimonio de Colchagua; fundaciones como Altiplano, Luksic, Procultura y Mustakis, y distintas empresas (ver infografía).
Universitarios en terreno
Las universidades igualmente se ponen. Entre otras, la Adolfo Ibáñez, por encargo del obispado de Rancagua, dirige el proyecto de rescate de los bienes muebles de la Iglesia de la Compañía, como su rico retablo jesuita. La Corporación del Patrimonio de Colchagua concretó a su vez una alianza con la Universidad Internacional SEK. Además están trabajando en terreno (en catastros y obras) las universidades de Chile, Católica de Chile, del Desarrollo, Diego Portales y Central.
La Fundación Altiplano está desarrollando en el secano costero de la Sexta Región el "Plan de Recuperación de Patrimonio de Arquitectura en Tierra", que además de recuperar el patrimonio, pretende generar un desarrollo sostenible. Según explica Cristián Heinsen, presidente de la entidad, es una iniciativa a 18 o 24 meses que incluye la presencia de expertos extranjeros y se divide en tres etapas: capacitación en restauración de construcciones de adobe, implementación de un centro de investigación, y ejecución de los proyectos. En una línea similar, Hernán Pressa, encabeza el proyecto de instalar en Quinta de Tilcoco una Escuela Taller de Oficios en Arquitectura en Tierra.
La Fundación Procultura, a su vez, ha reunido un equipo multidisciplinario (arquitectos, restauradores del centro CREA, abogados, historiadores, etc) y está realizando levantamientos de las iglesias y algunos edificios de La Torina, San Javier, Codegua, Villa Alegre, Marchigüe, Pichidegua y Yerbas Buenas.
Vivienda social para lugares históricos
Nieves Cosmelli, encargada de la restauración patrimonial en la Sexta Región, cita dos proyectos a cargo del Minvu: la regeneración urbana en las cinco comunas más afectadas de la VI Región (Nancagua, Las Cabras, Pichilemu, Doñihue y San Vicente), y una iniciativa piloto de reparación y reconstrucción, mediante subsidios, viviendas ubicadas en zonas de conservación histórica (por el momento se está comenzando con viviendas en Pumanque y Zúñiga).
La citada Corporación de Colchagua -explica su director de proyectos, Andrés Balmaceda-, gracias al trabajo de catastro que está realizando, descubrió en los antiguos caminos coloniales una ruta patrimonial que se pretende potenciar. En estos momentos está siendo graficada en un estudio de planimetría topográfico (entre otros lugares, incluye Nancagua, Chépica, Santa Cruz, El Huique, Calleuque, Peralillo, Pumanque, Lolol, Paredones y Cahuil).
La gran incógnita
Sí, la situación se ve algo mejor que hace uno o dos meses. No todo es oscuridad. También existen proyectos -en distintos niveles de avance- para la iglesia de la Matriz de Valparaíso, el conjunto Ross de Pichilemu, la iglesia de Chépica, el museo de Colchagua, la Biblioteca Municipal de Molina y el Liceo de Talca.
Pero se comete un error si se cae en un falso optimismo. Una de las grandes incógnitas hoy está en las zonas típicas y otros pueblos o lugares con valor patrimonial. La impresión es que muchos sitios tradicionales simplemente se van a perder, porque es imposible abarcarlo todo.
Roberto Fuenzalida, director ejecutivo de Patrimonio Cultural de Chile, concuerda con esa apreciación: "Se va a perder mucho, pero no va a ser todo. La mayoría de los paisajes y las cosas simbólicas van a quedar, pero una iglesia valiosa en un pueblo perdido o algunos lugares en la zona de Curicó o Talca, es muy difícil que se reconstruyan".
Óscar Acuña, del Consejo de Monumentos, reconoce esa situación y cree que en muchos casos simplemente habrá que hacer la pérdida; sin embargo, agrega, "hay una gama de sitios declarados como zona típica que cubre los casos más representativos del paisaje de Chile".
Cuando se trata de viviendas de particulares existe una dificultad anexa. Como explica Óscar Agüero, secretario ejecutivo de la comisión de donaciones culturales privadas, la ley que rige dichos aportes impide subsidiar el arreglo de bienes particulares. En el caso de las zonas típicas, previo informe del Consejo de Monumentos, sí se puede aportar para algún frontis (como podría ser una fachada continua), pero no se puede incluir el interior de las propiedades: "Sería subsidiar el arreglo de algo que, por ejemplo, después se puede vender".
De todos modos, el propio Agüero indica que la nueva Ley de Donaciones para la Reconstrucción, recién aprobada y pronta a promulgarse, abre una solución, pues autoriza que el fondo que se va a crear pueda financiar la restauración de infraestructura histórica y arquitectónica en zonas patrimoniales, con lo que el Estado y los privados tienen la opción de asignar recursos a ese tipo de proyectos; además, los donantes van a poder indicar el tipo de bienes que quieren ver restaurados.
Vichuquén: señal potente
Otra alternativa está en los subsidios del Ministerio de Vivienda. En esa senda, Óscar Acuña califica como "una señal potente" la reconstrucción que se va a hacer del casco histórico de Vichuquén (zona típica) gracias a un convenio entre el consejo, la municipalidad local y la minera Barrick, donde confluirán recursos privados y del Minvu: "Con el espacio abierto por el Minvu un privado va a poder arreglar su casa. Es una señal potente de que las zonas típicas no están olvidadas y va a ser el modo de abordar zonas como Cobquecura, que necesitan ver la luz al final del túnel".
Pero todavía hay un problema: la regularización de los títulos de propiedad de las viviendas. Nieves Cosmelli detalla que hay muchas sucesiones no regularizadas ( repartidas entre informalmente entre primos, tíos y parientes) y en ese caso no se les puede dar un subsidio hasta que se normalice la situación: "Si bien hay un programa especial de Bienes Nacionales, es un proceso lento. Ahí puede surgir un atolladero porque no puedes entregar los beneficios si, por ejemplo, los herederos no se ponen de acuerdo. Diría que casi es el tema más complicado".
De todas maneras, Roberto Fuenzalida ve las cosas con optimismo: "Hace dos meses, cuando con razón la atención se enfocaba en lo social, estaba seguro de que no íbamos a conseguir ni un peso; pero ahora veo que las instituciones también piensan a mediano plazo y que hay empresas que se están interesando". Y que podrían ser muchas más.
Países amigos que se matriculan
El patrimonio también ha suscitado la solidaridad internacional. El Museo O'Higginiano de Talca ha recibido la visita de expertos de Ecuador, y la restauración de los murales emplazados en la Escuela México de Chillán está siendo apoyada por México . Otras ayudas han llegado para la Casa Central de la Universidad de Chile ( Polonia ); el MAC de Quinta Normal, la Casa Museo y poblado de El Huique y la iglesia de la Merced de Rancagua ( Alemania ), y la iglesia de las Hermanas de la Providencia ( Canadá ). Perú ofrece ayuda para evaluar los daños en monumentos y zonas típicas de la Séptima Región, y Marruecos aporta para restaurar el Palacio de la Alhambra en Santiago (un proyecto anterior al terremoto, pero que se concretó ahora).
Urgente: lugares que necesitan ayuda
Gran número de lugares aún aguardan la concreción de algún proyecto que los rescate del desastre. Por ejemplo, el Barrio Yungay, Zúñiga, Guacarhue, Lolol, San Pedro de Alcántara, Chanco, Yerbas Buenas y Cobquecura. (Lolol y Zúñiga tienen proyectos parciales en carpeta, pero aún no están cerrados). Todos ellos son "zonas típicas". Pero, como reconoce Óscar Acuña, hay mucho que merecía serlo y que estaba en proceso de obtener la declaratoria.. Ennumera: " Pumanque, Panimávida, Constitución y la ampliación de la zona típica de Curepto ". A ello también se pueden sumar lugares como Paredones, Peralillo, Chépica y Pintué .
En algunos casos se han prendido luces de esperanza por parte de agrupaciones como la Corporación Amigos de Chépica, la Fundación Mustakis (que trabaja en la reconstrucción de fachadas continuas de Curepto y también en el tema viviendas), y Celco (dentro del plan de reconstrucción sustentable de Constitución).
Armando Cartes Montory, presidente de la Sociedad de Historia de Concepción, plantea a su vez la falta de algún mecenas para el Museo y Parque de Hualpén : "Hay valiosas colecciones amenazadas e interesantes proyectos para este lugar, que necesitan de un mecenas generoso".
También se mencionan lugares como el Fuerte de Nacimiento o el Palacio y Parque Vergara, en Valparaíso. Sitios incluidos, junto a otros 61 monumentos dañados, en el útil catastro "Nuestro Patrimonio Hoy ", publicado por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, Monumentos Nacionales y Minera Escondida. Gracias a este documento, por ejemplo, la Fundación Luksic se interesó por la iglesia de Villa Prat. Roberto Fuenzalida llama a cualquier empresa o persona que quiera información para que se comunique con ellos ( corporacion@patrimonio.cl o 6386845/6642866). Lo mismo corre para las demás organizaciones.
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