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V/D
sábado 12 de junio de 2010
Con la muestra "Para subir al cielo", que reúne magníficas piezas coloniales y populares vinculadas a las tradiciones religiosas, la comuna de Vitacura rinde un homenaje al Bicentenario, y Casas de Lo Matta reabre sus puertas después de someterse a un acucioso y oportuno proceso de restauración.
Texto, Jimena Silva Cubillos. Fotografías, Viviana Morales
Un variado repertorio de obras que ilustran la vida de Cristo, María y los santos, incluye el montaje del segundo piso.
Antes de restaurar la casa fue necesario desinfectarla de insectos xilófagos.
Mientras varios edificios de valor patrimonial sufrieron daños severos con el terremoto, la histórica construcción de Casas de Lo Matta -sede de las actividades que desarrolla la Corporación Cultural de Vitacura-, resistió sin problemas. Por fortuna, recién había sido restaurada íntegramente, tras permanecer cerrada al público desde fines del 2008.
Los trabajos se centraron en fortalecer la estructura de esta casona de fines del siglo XVIII que, hasta hace poco, se cimbraba entera. Es que no estaba preparada para recibir la carga de ocupación que generaban las actividades culturales. No sólo se reforzaron las uniones de muros de adobe, manteniendo los materiales y la apariencia original de esta propiedad decretada Monumento Histórico en 1984; también se reemplazaron las piezas de madera -incluyendo pilares de roble, vigas y pisos- que fueron carcomidas por las termitas. Además se aplomaron las terrazas y balcones caídos, y se repusieron las tejas de arcilla que asentadas en barro conforman el gran manto que cubre y da carácter a esta casa de marcada horizontalidad.
La cabeza de Jesús de madera tallada policromada, hecha en el siglo XVIII, en Quito, pertenece al Museo del Carmen de Maipú. El fanal es del Museo de La Merced.
"De no haber terminado los trabajos antes del terremoto, la casa hubiera quedado con daños significativos desde el punto de vista estructural", comenta Pamela Ortiz, arquitecta y asesora urbanista de la municipalidad, quien junto al arquitecto calculista y restaurador Juan Martínez desarrolló esta obra.
A la derecha, imagen de San Francisco y de una santa, ambas de autor chilote desconocido. A la izquierda, óleos sobre tela; uno del siglo XVII y el otro del XX.
Hoy -y hasta el 15 de agosto- los dos pisos de este renovado inmueble de 1.020 m2, acogen la exposición "Para subir al cielo, la imagen colonial y popular", titulo que se tomó prestado de la canción "La Bamba" para acercar la muestra al público. Se trata de un espectacular montaje de arte sacro compuesto por 130 piezas de los museos de la Catedral Metropolitana de Santiago, de La Merced, del Carmen de Maipú, Arte Popular Americano Tomás Lago, así como de la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes de Petorca, el Centro Nacional de Patrimonio Fotográfico y de otras colecciones privadas.
Según explica el historiador de arte Rolando Báez, quien junto a Gloria Cortés estuvo a cargo de la curatoría de esta muestra, "la propuesta va más allá de lo histórico. Finalmente apunta a rescatar elementos que tienen que ver con órdenes simbólicos existentes en el mundo latinoamericano, con sus creencias. Las formas de devoción que trajeron consigo los primeros españoles que llegaron a Chile fueron recibidas por el mundo indígena de manera muy activa, reinterpretadas y elaboradas desde la propia experiencia americana".
Estas tallas chilotas del los siglos XVIII y XIX, de madera policromada y tela, son de la colección del MAPA.
Entre las piezas de este recorrido -donde se incorporan algunas que se exponen por primera vez- destaca una talla barroca bávara de San Francisco Javier agonizante, hecha en madera de peral policromada en el siglo XVIII, por el jesuita Jacobo Kellner, y que pertenece a la colección del museo de la Catedral. También una escultura articulada de Cristo yacente, obra de madera policromada tallada hacia 1790 por el peruano José Santos Niño de Figueroa, y que facilitó la iglesia de Petorca.
Retablo y arcón de madera policromada y pasta de papa con yeso, hechos por autores desconocidos en Ayacucho, Perú.
A su lado se presentan obras de factura más simple, como el traje típico de un bailarín, una serie de máscaras peruanas, guatemaltecas y bolivianas que aluden al tema de las fiestas y los bailes, un par de retablos de Ayacucho, exvotos mexicanos pintados sobre latón y todo tipo de estampitas. "Esa es una de las apuestas de esta curatoría, la mezcla. Intentamos borrar la jerarquía entre el gran arte y el popular; homologar las piezas a partir de su significado vocacional, y no necesariamente de su valor artístico", detalla Rolando Báez.
"Cristo Resucitado", obra de autor desconocido, hecha en el siglo XVIII. Es de la colección de la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes de Petorca.
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Texto, Jimena Silva Cubillos. Fotografías, Viviana Morales.
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