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jueves 30 de diciembre de 2010
Entregados por el Presidente Piñera:
Alusiones al rol de la educación y mucho humor hubo en la ceremonia, en la que el ministro Lavín instó a los cinco ganadores de este año a realizar una clase en algún liceo de Chile.
CONSTANZA ROJAS V.
Ya se sabían ganadores, pero no por eso ayer estaban menos emocionados. En el Centro Patrimonial Recoleta Dominica y de manos del Presidente Sebastián Piñera y del ministro de Educación, Joaquín Lavín, los cinco Premios Nacionales 2010 recibieron un diploma y el monto de su galardón: 16 millones de pesos más una pensión vitalicia de 20 UTM (cerca de 700 mil pesos mensuales).
"Quiero pedirles que, de acuerdo con las posibilidades de cada uno, estén disponibles para transmitir sus conocimientos y experiencias a muchos chilenos", dijo Lavín a los ganadores, y luego concretó su propuesta: invitó a cada uno a realizar una clase en algún liceo o escuela del país.
Mary Therese Kalin, nacida en Nueva Zelandia y actualmente directora del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile, recibió el Premio Nacional de Ciencias Naturales. En los breves tres minutos que le correspondían para hablar destacó que Chile "es un gran laboratorio natural" y que la biodiversidad del país es el "metal verde" que se debe cuidar.
Juan Carlos Castilla, investigador de biología marina y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, puso el acento en la educación, y dejó en claro su interés por llevar sus conocimientos a alguna escuela de la XI Región. Mientras, el historiador del derecho Bernardino Bravo agradeció su Premio Nacional de Historia con un discurso cargado de humor: "Seré breve porque mi historia es larga", dijo. Luego, Carmen Luisa Letelier recibió el Premio Nacional de Artes Musicales y recordó lo difícil que ha sido conjugar su rol de madre y cantante.
"Ya no es verdad eso de que nadie es profeta en su tierra", dijo Joaquín Lavín al referirse a la escritora Isabel Allende, Premio Nacional de Literatura, quien viajó desde California para recibir el galardón y fue aplaudida de pie. "Esto es como la culminación de una vida para mí", dijo la autora de "La casa de los espíritus", quien reafirmó su chilenidad: "Tengo raíces tenaces que se aferran a este suelo". Allende agradeció a sus lectores, al destino y a su buena salud. También a su madre, a quien siempre se dirige cuando escribe, y a los "espíritus traviesos que me protegen". Luego, dijo a "El Mercurio" que Chile es "donde me tratan mejor y peor", y que éste es el premio más importante que ha recibido. También, que tiene una novela terminada: "No tengo el título todavía, pero es muy contemporánea, transcurre en el 2009, la mitad en Estados Unidos y la mitad en Chiloé". Y agregó que 2011 será un año sabático, en el que le gustaría recorrer Chile.
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