LA TERCERA EDICION IMPRESA
sábado 19 de febrero de 2011
Jorge VI nunca quiso ni tampoco esperó convertirse en rey.
Inseguro y extremadamente tímido, fue un hombre que luchó durante su vida contra un tartamudeo nervioso. Ocupó el trono de forma sorpresiva, luego de la abdicación de su hermano en 1936, y debió asumir un cargo para el que nunca fue entrenado. Su historia fue retratada en la película The king's speech (El discurso del rey), que se estrenó el jueves en el país. Su hija la reina Isabel II ya le dio su aprobación y, según informó, Buckingham Palace, la calificó de "emotiva".
Alberto Federico Arturo Jorge nació el 14 de diciembre de 1895. Una fecha complicada para la familia real, porque justo era el aniversario de la muerte de su bisabuelo, el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria. Ella, que en un principio estaba triste por la coincidencia, le tuvo luego gran cariño al príncipe Jorge e incluso llegó a decir que su nacimiento había "roto la maldición de esa poca afortunada fecha".
Su padre, el rey Jorge V, fue un hombre severo. El estricto régimen en el que fue educado determinó la personalidad del pequeño, quien tenía un sentimiento de abandono y falta de mérito. Incluso, fue forzado a escribir con la mano derecha, pese a haber nacido zurdo y en sus piernas debía llevar tablillas para enderezar sus rodillas. A los 13 años fue enviado a la escuela naval, donde sufrió de la burla de sus compañeros y llegó a participar en la I Guerra Mundial como oficial en la batalla de Jutland en 1916. Debido a su timidez y a la fuerte figura de su hermano, Jorge prefería pasar más tiempo en el campo, que en la vida social.
Pero en un baile en 1920, conoció a la sociable Isabel Bowes-Lyon, hija de un aristócrata escocés. El joven se sintió muy atraído hacia ella, la cortejó durante dos años e incluso le propuso matrimonio en dos ocasiones antes de que ella aceptara. Así, se casaron en abril de 1923. Su hija mayor, la actual reina Isabel, nació tres años más tarde y en 1930 nació la princesa Margarita.
Pero su tranquila vida familiar no duró por mucho tiempo. El rey Jorge V murió repentinamente en 1936 y, Eduardo, su hijo mayor ocupó el trono. Sin embargo, menos de un año después Eduardo renunció al trono para poder casarse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada. De improvisto y sin preparación alguna, Jorge asumió el reinado ad portas del inicio de la II Guerra Mundial.
El soberano ganó rápidamente el respeto de la iglesia y de la gente. Uno de sus primeros actos fue hacer un discurso radial, transmitido en todo el imperio, en el que prometió que él y su esposa estarían con sus súbditos en los días difíciles que se avecinaban. Cuando los alemanes bombardearon Londres entre 1940 y 1941, el rey y su familia decidieron permanecer en la ciudad y seguir con sus labores.
La actitud del rey sirvió de inspiración para los británicos para soportar la guerra. El hecho de que tanto él como su esposa vivieran al igual que el resto de la gente esos duros momentos hizo que el pueblo le tuviera un gran respeto. Su hermano, en tanto, permaneció ese tiempo junto a su familia en Bahamas.
La actitud de Eduardo, quien simpatizó en un principio con Hitler y se mantuvo ajeno a la difícil vida que llevó su hermano debido a la guerra, generó gran resentimiento en Isabel, quien incluso lo culpó por las complicaciones de salud que el monarca comenzó a enfrentar. Producto de un cáncer al pulmón, Jorge VI murió mientras dormía a los 56 años, el 6 de febrero de 1952.
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Cortesanos intentaron evitar la coronación de Jorge VI tras la abdicación de su hermano
Otro rey, otro heredero, otra historia. Si un complot cortesano hubiera tenido éxito en diciembre de 1936, la reina Isabel no sería monarca y el príncipe Carlos no sería el primero en la línea de sucesión. La corona estaría en manos de Eduardo, hoy duque de Kent, primo de Isabel II, y quien estaría esperando por su reinado sería su sobrino, Lord Fredddie Windsor, conocido por su estilo de vida fiestero.
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http://www.fcab.cl/posts/show/311
Publicado el 11/01/2011 14:44
Visita del Principe de Gales a Chile y su viaje en locomotora NORTH BRITISH
En Febrero del año 1931, Chile recibió la visita del Príncipe de Gales y el Príncipe Jorge, quienes fueron recibidos en Ollague por Arthur E. Heskett, Administrador General del FCAB y a la sazón Cónsul Británico subrogante en Antofagasta, el Almirante von Schroeders, ministro de Marina de Chile, y otras autoridades nacionales.
El tren internacional llegó de Bolivia a las 16 horas y fue tirado desde Ollague por la locomotora North British, que fuera debidamente decorada con las banderas chilena y británica, colocándose una réplica de metal del emblema con las plumas del Príncipe de Gales, que habían sido fundidas en los talleres de la maestranza en Mejillones, delante de la caja de humos de la locomotora.
Su Alteza y el Príncipe Jorge se bajaron del tren en Cebollar pasando a la locomotora donde prosiguieron hasta Ascotán, ocupando los mandos de ella bajo la dirección del maquinista jefe.
El tren siguió de acuerdo a horario a San Salvador, Calama y Portezuelo, reuniéndose el Príncipe con autoridades chilenas y residentes británicos en cada parada, para luego tomar el avión en Portezuelo que lo condujo a Santiago.
Antes de embarcarse, el Príncipe de Gales expresó "su gran satisfacción por las medidas que habían sido adoptadas para su comodidad y haber tenido la oportunidad de conducir una locomotora en una zona tan distinta a las por el conocidas, donde pudo fotografiar bellos paisajes, volcanes, salares, y parte de la fauna existente como parinas, llamas, guanacos y otros."
J.E.LYONS
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Hotel Península de Centinela
Ubicado en la península del mismo nombre fue inicialmente una residencia de verano, edificada por el arquitecto Turkun y decorada por Emilio Biebrach.
Los dueños de ésta residencia,llamados posteriormente como los "galos", levantaron una especie de culto en torno a éste sobrenombre. Motivo por el cual, pinturas, vajilla de cocina y otros utensilios, aludian a tal ave.
Tales personajes eran:Luis Izquierdo, Luis Barceló Lira, don Carlos Larraín Claro. El Hotel, fue visitado en 1931 por los Principes de Gales: Eduardo de Gales y Jorge de Windsor.
El salón de doble altura es el único espacio de tales características en la arquitectura residencial de la región.
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http://www.acciontv.com.ar/soca/visitas/gales/1/chile.htm
CRONICA DEL VIAJE A CHILE
"El príncipe acosado"
Cercado por la socialité criolla, el hombre que por amor renunciaría a la Corona Británica se defendió con entusiasmo y terminó sumándose a un "carrete" del cual se quejaría en sus memorias.
La pelea por una invitación fue virtualmente a cuchillo. Distinguidas damas presionaban al límite a importantes personajes por una de esas tarjetitas con bordes dorados que daban acceso, hijas incluidas, cuestión fundamental, a alguna de las recepciones.
El blanco de esta competencia social no era, como ocurre hoy, algún personaje o personajillo de la farándula. Era nada menos que el Príncipe de Gales, futuro Rey de Inglaterra, en los tiempos en que Inglaterra era la primera potencia mundial con la libra esterlina como "la moneda dura-dura"; con su escuadra dominando los siete mares y con gigantescas y ricas posesiones repartidas por todo el planeta. La visita a Chile de este personaje, septiembre de 1925, bien justificaba la movilización de la socialité y del mundo político y económico.
Condes, duques y príncipes, algunos venidos a menos, que habían visitado el país, interesaban y muchas criollas -bastante presentables, qué duda cabe- soñaban con sumar a su nombre algún título nobiliario, escudo incluido. No andaban muy perdidas en el caso de Eduardo, que en 1936 abdicaría para casarse con Wallis Simpson, una norteamericana divorciada.
Curiosidad o arribismo, las visitas reales emocionaban a los de arriba y a los de abajo.
En la embajada de Chile en Buenos Aires, vemos al presidente de la Republica, doctor Alvear, al principe de Gales y a el embajador chileno en la Argentina, Luis Aldunate y Echeverria, "con un grupo de distinguidas damas, despues de efectuado en el palacio de la embajada el almuerzo ofrecido en honor de los primeros citados".
Revista Caras y Caretas del 5 de septiembre de 1925
VISITAS ILUSTRES
El primero de estos personajes que llegó a nuestras costas fue el pretendiente al trono de España Carlos de Borbón Austria y Este, en 1887. Vinieron luego el príncipe Augusto Leopoldo de Braganza, hijo del emperador de Brasil Pedro II, quien sin drama dio paso a la república; el Duque de los Abruzzos, perteneciente a la Casa de Saboya; el Duque de Orleáns, pretendiente a la corona de Francia llegó de incógnito al país a principios del siglo pasado acompañado de una "pololita", dejando a la titular en París; en 1913 nos visitó el príncipe Enrique de Prusia, hermano del Emperador de Alemania, muy correcto, en compañía de su cónyuge; y en 1920 llegó a bordo de un buque de guerra Fernando María de Baviera y Borbón, Infante de España, quien, dicen los mal hablados, no se iba nunca como ocurrió décadas después con Fidel Castro.
El príncipe alojó aquí cerquita, en el Palacio Rioja, Tres Norte con Quillota, del opulento empresario español residente en Chile Fernando Rioja Medel. Cuentan que el alojado le salió bastante caro a don Fernando.
En esta residencia de Viña del Mar fue donde se hospedaron los principes Eduardo y Jorge durante su visita en 1931
EL PRÍNCIPE DE GALES
Pero realmente importante y consistente era Eduardo de Windsor, el Príncipe de Gales. Llegó, vía Cordillera, el 10 de septiembre de 1925. Su recuerdo está vigente gracias a la "love story" que protagonizó al renunciar en 1936 a la corona por el amor de una plebeya divorciada y también por un casimir a cuadros que, bien cortado, proporciona unas elegantes tenidas.
En Chile, pese a que en esos días se asistía al parto de la Constitución del 25 que establecería un régimen presidencial fuerte, se preparó con esmero la visita, designando una comisión de festejos integrada por destacadas personalidades. Casi el final de la lista figura un joven ingeniero de 29 años: Jorge Alessandri Rodríguez, quien sería Presidente en el periodo 1958-64
La comitiva del visitante, en tanto, la integraban unas 30 personas, entre ellas dos médicos, una camarógrafo, dos detectives que velaban por su seguridad física y un capellán anglicano guardián de su alma.
DIOS DISPONE
Eduardo llegó en un tren especial del Transandino y debía dejar el país por la misma ruta en la madrugada del domingo 13 de septiembre. Pero el príncipe propone y Dios dispone: como pasa hasta ahora, Siglo XXI, cayó y cayó la nieve y SAR (Su Alteza Real) debió quedarse hasta el día 19.
El maratónico programa oficial contemplaba reuniones con el Presidente Arturo Alessandri Palma; carreras en el Club Hípico de Santiago; función de gala en el Teatro Municipal capitalino; cena y baile de gala en el Club de la Unión; colocación de primeras piedras en Santiago y Valparaíso; revista militar en el Parque Cousiño; banquetes varios; revista a la Escuela de Caballería de Quillota; visita a la Escuela Naval; almuerzo a bordo del acorazado "Almirante Latorre"; revista a los reservitas británicos de Valparaíso; partido de polo en el Sporting (perdió 9 por 3); recepción de la colonia británica en el Gran Hotel de Viña del Mar, Alvares esquina Sergio Nieto; y baile en el Club de Viña, entre otras actividades privadas y oficiales, todo esto en sólo 8 días.
Pero ante el capricho cordillerano hubo que inventar nuevos programas para entretener al Príncipe que desde el jueves 10, tras visitar Santiago, alojaba en la residencia viñamarina de Gustavo Ross Santa María, hoy Club Arabe.
Y el Príncipe, entonces de 31 años, supo aprovechar su tiempo entre nuevos partidos de polo; "palitos" de golf en Granadilla y bailes variados, materia en la cual era experto. Bailaba tango, fox trot, jota y el olvidado shimmy, entre muchos ritmos.
Se relacionaba fácilmente, hablaba bien castellano y tenía buena cabeza: un valet lo escoltaba con una bandeja de plata en la cual destacaban un vaso, hielo y una botella de exclusivo whisky la que era frecuentemente vaciada (En el envase actual de la marca JB, unos 6 mil pesos en supermercados, se lee "by appointment to his late royal highness the Prince of Wales". Es decir Eduardo patrocinó esa marca).
Era simpático, pero mantenía distancia. En una recepción en el Club de Viña un señor enfiestado le dijo:
- ¿Sabe usted que somos medio parientes?
Eduardo, rápido, respondió:
- El Rey de Inglaterra no tiene parientes...
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Domingo 25 de septiembre de 2005
Eduardo y Jorge visitando Chile en 1931
El 21 de febrero habian llegado a Antofagasta en tren y desde alli en avion militar hasta El Bosque, en Santiago de Chile.
El 23 de febrero fue recibido por las autoridades y el pueblo chileno, ese mismo dia partieron a Valparaiso donde tuvieron una magnifica recepcion en el muelle Prat.
En Viña del mar, por fin descansaron, eso si, debiendo "recibir el homenaje de un nucleo selecto de veraneantes".
El 27 de febrero a las 20 partieron a Santiago, y de alli visitarian Osorno, al pie de la Cordillera Andina; para luego continuar su viaje a Bariloche, previo paso por la Patagonia, Bahia Blanca, Mar del Plata y, por fin, Buenos Aires
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VALPARAÍSO Y LA REALEZA
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Sábado 5 de Febrero de 2011 10:42
Isabel II dio su visto bueno a "El discurso del rey", la premiada cinta sobre su padre
La reina de Inglaterra vio la película antes de su estreno y la calificó de "conmovedora". La producción está nominada a doce premios Oscar.DPA
Jorge VI, padre de la reina Isabel II, es el hombre al que Colin Firth interpreta en ''El discurso del rey''.
Foto: El Mercurio
LONDRES.- La reina de Inglaterra, Isabel II, dio "luz verde" a la película que retrata la figura de su padre, "El discurso del rey", una de las máximas favoritas para los Oscar, dijo el guionista David Sindler a la BBC.
La reina vio antes de su estreno el drama histórico en el que su compatriota Colin Firth encarna a su padre, el rey Jorge VI, y dio su visto bueno. Comentó que la película le pareció "conmovedora" y que la sentía como un "último honor", según relató el guionista David Seidler a la BBC.
La película retrata a un hombre tímido que tiene que superar sus problemas de tartamudez para insuflar coraje a una nación que se aboca a la guerra. Un singular médico le ayudará a solucionar el problema ante los micrófonos. En la película, la reina aparece de niña.
Seidler comentó a la BBC que ya quiso abordar este tema hace 30 años, pero la entonces viuda del monarca, la "reina madre", se opuso a ello. Le pidió que no hiciese la película porque el recuerdo todavía le resultaba muy doloroso, dijo el guionista de 73 años.
"Y ahora que la película se ha escrito, se ha rodado con mucho amor y con mucho respeto y admiración, el hecho es que su majestad lo ha reconocido y eso es increíblemente satisfactorio", comentó Seidler.
"El discurso del rey" está nominada a doce premios Oscar, entre ellos mejor película, mejor guión y mejor actor.
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Domingo 20 de febrero de 2011
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Un brillante filme del nacimiento de un líder tartamudo y carismático
La actuación de Colin Firth es magistral, porque hace una tartamudez que no cae en caricatura
"El discurso del rey" (Tom Hooper, 2010) es una de las películas más soberbias que ha pasado por nuestra cartelera y, de seguro, estará entre las grandes de este año.
En el Festival de Toronto obtuvo el Premio del Público y en los BAFTA se llevó los galardones a Mejor Película, Mejor Guión (David Seidler), Mejor Actor (Colin Firth), Mejor Actor de Reparto (Geoffrey Rush) y Mejor Actriz de Reparto (Helena Bonham Carter), a lo que se han unido las nominaciones en los Globos de Oro en las mismas categorías, ampliándolas con mejor dirección a Tom Hooper, y mejor banda sonora. Y en los premios Óscar debería ser la favorita.
Ante esto, la pregunta es válida: ¿merece tantos galardones?
protagonismo
Partiendo por el protagonista, Colin Firth, en el papel del duque de York, hijo tartamudo del rey Jorge V, que ante la renuncia de su hermano el rey Eduardo VIII, se vio obligado a acceder al trono, el filme destila calidad.
Dejando de lado el apego a lo estrictamente histórico, la historia aborda el problema del futuro monarca y su difícil situación personal que la tartamudez le provoca: imposibilitado de hablar en público, el duque vive acomplejado, lleno de miedos y a la sombra de su hermano que no es capaz de soportar la presión de ser futuro rey del Reino Unido y emperador de la India.
Pero, con la ayuda del especialista australiano Lionel Logue logrará superar sus miedos convirtiéndose en el magnífico monarca Jorge VI (1936-1952) tras la abdicación por amor de su hermano que, deseoso de casarse con la dos veces divorciada Wallis Simpson, renunció a la corona 362 días después de ser coronado, con el país sumido en una profunda crisis y con una conjura político-religiosa que buscaba acabar con el joven rey, tanto por su modo de vida como por su cercanía al nazismo.
genialidad
La actuación de Colin Firth es magistral, sobre todo porque hace una tartamudez que no cae en caricatura, siendo capaz de reflejar con total sinceridad los complejos y miedos que atenazaron a Jorge VI. Con este papel Firth se aleja definitivamente de su imagen de galán cómico para situarse entre los grandes de la escena y nos demuestra que estamos ante una de las mejores actuaciones de los últimos años.
Geoffrey Rush en el papel de Lionel, logopeda y amigo personal del monarca, es uno de esos secundarios de lujo, que son excelente contrapunto para un filme de estas características.
Más allá de los méritos de las actuaciones, el guión es notable, porque trata de cómo se alza la autoridad, pero también el enfrentamiento entre el buen gobernante y el buen orador. Hay una escena clave para entender esto: cuando en el ensayo de la coronación aparece Hitler en un noticiario dando un discurso, Isabel, la actual reina, le pregunta a su padre "¿Qué dice?" a lo que Jorge responde "No lo sé, pero lo dice muy bien". En esta pequeña escena, casi familiar, se encierra el mayor secreto de la película.
ambiente
Como siempre ocurre con el buen cine inglés, destaca la ambientación, que recrea el Londres de entreguerras, sumido en la niebla, el miedo de los primeros días de la II Guerra Mundial, la severidad de le elite y de la iglesia, el poder de estos… queda perfectamente reflejada en esta gran película histórica que se apoya de modo inteligente en una banda sonora que subraya lo justo y necesario, sin opacar jamás lo intimista de su tema que, en síntesis, es el nudo y corazón de este filme brillante. Un lujo de estreno.
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El Discurso del Rey
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Sinopsis
Luego del fallecimiento de su padre, el rey Jorge V, asciende al trono como Jorge VI de Inglaterra. En este momento en el país está que estalla la guerra y necesita con urgencia un líder. Su esposa Isabel, le recomienda un logopeda llamado Lionel Logue. A pesar de un choque inicial, llegarán a conformar un vínculo inquebrantable. Junto con el apoyo de Logue, su familia, su gobierno y Winston Churchill, el rey juntará la fuerza para superar cualquier obstáculo y pronunciar un discurso radiofónico que motivará a su pueblo y lo unificará.
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Los ganadores de los Oscar 2011
Oscar Mejor Película
El discurso del rey
La película se centra en la historia del rey Jorge VI del Reino Unido, quien se vio obligado a reinar tras la abdicación de su hermano Eduardo VIII. Su tartamudez le hace buscar la ayuda de un terapeuta de trastornos del habla, Lionel Logue, quien ...
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El discurso del rey
El hijo del medio
Por Ana Josefa Silva V.
Una experiencia deliciosa.
Eso es “EL DISCURSO DEL REY”, el filme británico que sorprendentemente fue nominado a 12 premios Oscar, incluidos todos los más importantes: mejor película, director, actor, actor secundario, actriz secundaria, guión original.
¿Es mejor película que “El vencedor”, que “Temple de acero”, que “Red social” o incluso “El origen”?
No. Principalmente porque es más convencional que todas las anteriores. Y en verdad se parece a otras realizaciones británicas del estilo.
Pero nada de esto le quita sus cualidades y esa agradable sensación de haber visto una cinta que uno vería encantada una y mil veces más.
Ya que —como siempre— se ha instalado la controversia de la mano de conspicuos historiadores, partamos por advertir que esta película más que “una falsificación histórica”, como la motejara nada menos que Christopher Hitchens, es una ficción basada en personajes históricos... que no es lo mismo (para ser precisos).
El relato se concentra en lo que ocurre cuando las personas son estructuradas tan rígidamente que el cambio es un salto cuántico para ellos. También puede ser vista como una mirada a aquello del hijo del medio, ese que no es el regalón, ni el privilegiado, ni cosa alguna; peor si ese niño no es estándar, o sea, es zurdo, tartamudo, hábil para lo que la sociedad considera cosas inútiles o todas las anteriores.
En el caso de Jorge VI, Bertie en la intimidad, lo suyo tenía que ver con al menos un par de esas situaciones.
Un discurso en Wembley lo deja en más que evidencia: el entonces duque de York balbucea y tartamudea que da gusto. Aunque una vez que muera su padre la corona del imperio británico será asunto de su hermano mayor, no deja de ser un problema para Buckingham que el segundo en la sucesión al trono sea fatal para hablarle a sus súbditos, sobre todo en los años ‘30, cuando la radio se convierte en un instrumento comunicacional sin parangón hasta ese momento.
Médicos con ridículos métodos desfilan por palacio. Para suerte de Bertie, su mujer, Elizabeth (que conocimos como la reina madre), es vivaz y de armas tomar. Es ella quien descubre la existencia de Lionel, un australiano aspirante a actor shakespereano con el que el futuro rey de Inglaterra entabla lo más parecido a una amistad profunda que él haya tenido en su vida. Una amistad llena de baches, naturales y necesarios...
Lionel es un maestro que sabe que tiene en sus manos a un hombre que “tiene miedo de su propia sombra” y que, si él le va a enseñar algo, tendrá que partir por sacudir ese temor profundo desde sus tempranas raíces.
Si bien el guión es lo que finalmente permite a un actor poder lucirse (y aquí, además, se luce el texto en sí mismo: los diálogos fluyen maravillosamente), no es poco lo que aportan Colin Firth, Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter. El primero, ya despercudido de la serie de roles más o menos insulsos que se ha colgado en Hollywood, transmite con tal fuerza y sin ningún aspaviento su angustia frente a un micrófono y ante la multitud, que la tensión jamás soltará al espectador sensible. En ese mismo tono, carente absolutamente de estridencias, lo secundan quienes encarnan a su profesor y a su esposa. También H. Bonham Carter gana al dejar de lado la tentación de usar esos ojos rotundos para hacer algún personaje freak: aquí construye una aristócrata de su tiempo, que de paso, le da un cierto aire fresco a ese ñoñísimo concepto que dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Por si acaso: no sabemos si realmente la reina madre lo fue; sólo que este personaje, sí. También que, siempre de acuerdo a esta construcción dramática, el duque y la duquesa de Windsor, Wallis Simpson, fueron de una frivolidad escalofriante.
Una película muy personal pero a la vez profundamente épica.
Encantadora.
DEAL PARA: confirmar que (casi) todo en la vida, si se quiere, se puede.
“EL DISCURSO DEL REY”
(“The king’s speech”)
Reparto: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter.
Dirección: Tom Hooper.
Reino Unido-EE.UU.-Australia, 2010.
Duración: 1 hora 52.
TODO ESPECTADOR
BUENA
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jueves 24 de febrero de 2011
La familia real inglesa vista por Marcus Adams
EQUIPO VIDA SOCIAL
Por estos días, la reina Isabel II y sus padres ocupan cientos de páginas en la ficción, a propósito de la película "El discurso del Rey" que, además, postula a numerosos premios Oscar. En la realidad, la Corona británica figura gracias a un libro y una exposición titulada "Marcus Adams: Fotógrafo Real", que se exhibirán a partir de mañana y hasta el 5 de junio en The Queen's Gallery de Edimburgo. La muestra contiene imágenes captadas por Adams, quien murió en 1959, y era reconocido por sus fotos de niños de la aristocracia inglesa. El artista que trabajó para la familia real británica hasta 1956, tomó en 1926 la primera foto oficial de la entonces duquesa de York, más tarde la Reina Madre, así como también de la princesa Isabel cuando sólo tenía siete meses de edad.
La exposición de más de 100 fotografías destaca el trabajo de Adams, un registro que incluye dos generaciones de niños entre 1926 y 1956. Hay copias de época de casi todas las sesiones, muchas de la colección personal que la Reina Madre guardaba en Clarence House, mostrando una visión más íntima de la realeza durante más de 30 años.
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EL MERCURIO
Domingo 13 de marzo de 2011
VIDA SOCIAL
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Muy interesante el blog y el tema, pero hay un error en la historia acerca de Jorge VI. Si no hubiera fallecido el Duque de Kent, Jorge, hubiera sido heredero su hijo Michael, Príncipe de Kent (no se llamaba Eduardo), cuyo hijo es Feddie Windsor.
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