http://www.emol.com/
domingo 13 de marzo de 2011
Fue el principal recinto comercial de artículos religiosos durante décadas. La imagen de Santa Juana, símbolo de la tienda, está a la venta en un anticuario.
GUSTAVO VILLAVICENCIO
Hace 17 días, la centenaria casa de artículos religiosos "Jeanne d'Arc" cerró sus puertas, tras 139 años de existencia. El sábado 26 de febrero, la familia de su actual dueña, María Victoria Saenger, se reunió en el local 806 de la Galería Imperio para despedirse simbólicamente del espacio que vio crecer varias generaciones de los Saenger. Hubo discursos y lágrimas, pero la decisión ya estaba tomaba y no había vuelta atrás.
María Victoria Saenger, heredera de este imperio de estampas e imágenes, no da entrevistas. Sólo acepta porque se trata de "El Mercurio". "La historia ya está cerrada y me duele abrir una herida. Es triste mirar hacia atrás y darse cuenta que se hicieron todos los esfuerzos por salvar la Casa Jeanne d'Arc. Préstamos, inversiones, reinventarse fueron muchas de las soluciones que buscamos, pero ninguna resultó, no por falta de empeño, sino porque los artículos chinos y la emigración de muchos clientes a otros barrios nos fueron consumiendo", comenta María Victoria.
Sobrevivir con un local que costaba aproximadamente 50 UF al mes, en pleno corazón de Santiago, no era fácil. "La competencia se impuso no por calidad, sino por precio. El cliente prefiere una imagen religiosa hecha por un artesano en Chile a una imagen traída del extranjero y que tiene otro valor", cuenta María Victoria.
"Jeanne d'Arc" fue, durante la primera mitad del siglo pasado, la única tienda de artículos religiosos en el país. Según recuerda María Victoria, "toda la iglesia chilena compraba los santos, los ornamentos e incluso las velas en el local. Hasta San Alberto Hurtado era cliente de mi padre".
Esta casa de artículos religiosos nació en Valparaíso en 1872. "Jeanne d'Arc" importaba directamente todos sus productos desde Europa y sus vitrinas eran verdaderas escenografías sacras. Su primer local en Santiago estuvo ubicado en Ahumada 38, donde permaneció por más de 70 años; luego se trasladó a Estado 33 y en 1999, a su actual ubicación en la Galería Imperio.
"La tienda era una casa de artículos religiosos y no una santería... Nosotros no vendíamos un santito por $50. En un momento de nuestra historia, mi propia madre hacía a mano los santitos de bautismo y primera comunión, uno por uno. Con una aguja los picaba, los cosía y luego los pintaba. Era una tarea titánica, pero a los clientes les encantaba y eso nos daba un sello. Lógicamente nos copiaron y la tecnología nos jugó en contra", explica María Victoria.
En el mes de febrero pasado, la dueña vivió uno de los momentos más dolorosos de su vida: la liquidación de todos los productos de la tienda. Hoy, la emblemática imagen de Santa Juana descansa en una tienda de antigüedades de calle Santo Domingo, a la espera de que un coleccionista la adquiera.
Los dueños se encargaban de que la vitrina fuera una verdadera escenografía sacra.
---
http://urbatorium.blogspot.com/
CIERRE DE LA CASA "JEANNE D'ARC": EL FINAL DE UNA DINASTÍA.
Vitrina del primer local que la tienda tuvo en Santiago, en Ahumada 38, en los bajos de un edificio ya demolido.
El último día viernes del pasado mes de febrero, cerró para siempre sus puertas en el número 806 de la Galería Imperio, por el lado de calle San Antonio, la antigua y tradicional casa de arte y artículos religiosos "Jeanne d'Arc", una joya de la historia comercial chilena. Estuvimos allí, esa triste tarde a las 19:30 horas, cuando el último cliente salió por esa puerta, poniendo fin a una continuidad de casi 140 años. Fue una despedida simple, sin estridencias, ni discursos, ni nada de ornamentación fúnebre; tal vez lo apropiado para no dramatizar más el momento.
La Casa "Jeanne d'Arc" nació en Valparaíso en 1872, con el nombre de Casa Blas Ricardi, A. Menares y Cía., como lo comprueba la antigua placa de bronce con aspecto de blasón que se conservaba de recuerdo de la historia de la propia tienda en su vitrina. En ella se deduce también que cuando la propiedad de la casa fue tomada por M. Saenger Caperán, pasó a llamarse como la heroína, mártir y santa francesa del catolicismo, título que conservó hasta sus últimos días. La tienda también conservaba una gran pieza de mármol que correspondía a sus primeras épocas, y en la que se anunciaba el nombre del local en letras negras: "CASA JEANNE D'ARC".
"Jeanne d'Arc" importaba sus mercaderías directamente desde Europa, principalmente "artículos religiosos y objetos de fantasía para regalos". Si acaso no fue la más importante de su época, cuanto menos ha de recordársele como una de las principales. Había trasladado sus cuarteles a un antiguo y ya inexistente espacio de Ahumada 38 cerca de Moneda, en donde la firma celebró sus 75 años de existencia, como se observa en las fotografías de sus vitrinas e interiores que también estaban en exposición dentro del último local. En una de ellas aparece un mensaje de agradecimiento a su clientela por aquel aniversario.
Permaneció casi 7o años en esta céntrica ubicación de la capital, entre Cristos, Vírgenes y ángeles, hasta que, tras la demolición del antiguo edificio de la Unión Comercial y la construcción de la Galería del Rey, en calle Estado 33, la tienda completa se mudó a uno de los locales de este pasaje por otros 30 años.
Hacia el 2000,se cambió a la que fuera su última ubicación en la Galería Imperio. Ya estaba al mando de doña María Victoria Saenger, sucesora de esta dinastía familiar desde el año 1995. Un lugar apropiado para ubicar este tesoro de una ciudad afrancesada, por cierto: cerca del clásico restaurante "La Due Torri" y del Teatro Municipal con la Plaza Mekis.
Muebles y vitrinas al interior de la antigua sede de la Casa Jeanne d'Arc en Ahumada 38, hacia mediados del siglo XX.
La tienda de la Casa Jeanne d'Arc en su último día de existencia, al interior de la Galería Imperio de Santiago Centro.
Placa de mármol con el nombre de la tienda que pertenecía a sus antiguos establecimientos. Se conservaba dentro del último local, para la exhibición.
Interior de la tienda, en su último día.
Interior de la tienda, también en sus últimas horas.
La tienda declaraba prestigiosos proveedores nacionales como Socima, Sonavela, Decorum, y Chantilly; y extranjeros como Imaginería Religiosa De Regalado, de Perú; Imágenes Religiosas Ceramix, de Italia; Medallas y Artículos de metal Orfebrería Cevallos, de Ecuador; Cálices y Custodis Carlos Molina, de Argentina; y Carbón Litúrgico.
Entre los artículos artísticos y religiosos que comerciaba figuraron desde figuras de yeso o cirios hasta valiosísimos cuadros. Ofrecía también servicios e implementación para ceremonias como bautizos y matrimonios, además de bordados personalizados. Su vitrina era custodiada por la hermosa efigie de la Santa guerrera mártir, además de las piezas de la historia de la tienda que habrían sido deleite para la observación de un anticuario.
Sin embargo, más o menos tras el terremoto de 2010, comenzaron los problemas que llevarían a la "Jeanne d'Arc" al cierre definitivo. Vinieron bajas en las ventas por la depresión del comercio, seguida de la compra de la Galería Imperio por un importante grupo inversionista y la incertidumbre sobre el futuro de la misma, pues se notificó de su cierre para mediados de abril. Estos factores llevaron a doña María Victoria a decidir el cierre del histórico lugar.
Durante el mes de febrero, la tienda ofreció sus productos con descuentos de hasta 60% por liquidación de existencias. Muchos curiosos que conocíamos el local llegamos en esos días a ver este sitio, muchos realmente acongojados por su inminente partida. Las vitrinas comenzaron a desocuparse y aparecieron cajas con embalajes adentro, unas abiertas y otras cerradas. Carteles de "SE VENDE" fueron colocados en la puerta para deshacerse de las vitrinas y los muebles, junto con recortes de noticias avisando del fin de la Casa Jeanne D'Arc. De hecho, se ofreció a la venta con franquicia y todo, pero parece que no hubo resultados.
Así, el destino final se consumó el viernes 25 de febrero de 2011, cuando cerró su puerta por última vez. Todavía en sus últimos instantes de vida seguía recibiendo clientela. Alcanzamos a tomar fotografías de este acontecimiento. "Si no le molesta a nuestros últimos clientes, ningún problema", nos dijo una de las vendedoras cuando pedimos permiso para fotografiar dentro del local. La última de todas las fotos fue con su puerta cerrada, símbolo final del adiós de la casa.
Se terminó de esta forma aquella historia iniciada en 1872, y que ahora se integra al abundante legendario intangible de Santiago, la ciudad con cada vez menos de su propia historia y cada vez más ajena. Y como la propia Juana de Arco, esta vieja casa comercial se inmoló entre las llamas del progreso y la transformación de la sociedad chilena.
La estatua de Juana de Arco, que custodió tantos años la paz de sus vitrinas.
La puerta, recién cerrada por última vez y para siempre.
---
Que tristes quería hacer los santitos de Bautizo de mi Nieta cuando yo nací mi Mamá los hizo con ustedes y todo lo relacionado Prineras Comunión o regalos de recién nacidos, confirmaciones etc y no tan solo yo sino toda mi familia crecimos con ustedes, tengo mucha pena con su cierre,jamas tuvieron competencia porque todo lo que ustedes vendían eran de calidad, no se compara con nada de lo que se vende hoy muchos cariños
ResponderEliminarGracias por esta hermosa crónica, aunque triste. Me gustaría saber si alguien tiene algún contacto para comunicarme con el dueño del local. Gracias. Atentamente. Jan.
ResponderEliminar