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lunes 27 de junio de 2011
Monumento histórico:
Una década ha pasado desde que el inmueble se puso en venta y todavía no hay ofertas para preservar su valor patrimonial.
SEBASTIÁN SOTTORFF
Construida en 1850, la casa de estilo colonial, ubicada en Santa Rosa con Tarapacá, ha resistido muy bien al paso de los años. Hoy sólo presenta daños menores en algunos muros y techumbres.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Rodeada por los edificios, se alza en medio de un paisaje casi ajeno una torre de arquitectura colonial. Sus tejas aún sobreviven al paso del tiempo y sus formas contrastan con un entorno que ha cambiado radicalmente durante los últimos 150 años.
Se trata de la Casa de los Diez, un monumento histórico construido en 1850 y que hace una década permanece en venta. Su destino, al igual que otras construcciones patrimoniales, es todavía incierto, pues no hay ofertas de compra y menos de restauración.
"Me encantaría que esta casa se pudiera destinar para un uso cultural. Sería ideal que una fundación u organismo de gobierno pudiera adquirirla y preservar su espíritu", dice Eduardo García Powditch, uno de los hermanos que heredaron la centenaria casona ubicada en Tarapacá con Santa Rosa.
En este lugar se gestó uno de los movimientos culturales y artísticos más trascendentes de la primera mitad del siglo XX. Aquí, diez artistas e intelectuales no sólo le dieron la designación a esta casona de adobe, sino que también lideraron la escena cultural chilena en una época donde reinaba una profunda admiración hacia lo extranjero.
"Ellos elevaron los valores culturales y afrontaron una crisis de materialismo en que el arte chileno no era tan valorado", afirma García sobre esta cofradía integrada, en parte, por Augusto D'Halmar, Pedro Prado, Manuel Magallanes Moure y Alfonso Leng.
El trascendente valor patrimonial de esta construcción se sustenta en su buen estado de conservación, pues el inmueble ha resistido terremotos, incendios, saqueos y amenazas de demolición. "Ojalá pueda resistir otros doscientos años más", agrega su dueño, mientras cruza el imponente portal de piedra, tallado por Alberto Ried. En el patio principal, diez columnas, extraordinariamente esculpidas, representan a cada uno de los artistas que encontraron la inspiración en todos los rincones de esta casa.
La torre de casi veinte metros es un faro simbólico que representa, entre otras cosas, el ansia de los artistas por lograr una conexión cada vez más elevada del espíritu. Esa construcción dominó por mucho tiempo las alturas de aquella zona de Santiago y hoy sobrevive entre la gran oferta inmobiliaria que ha surgido en el sector, con departamentos desde las 800 UF.
Así, la casona, que se emplaza en un apetecido terreno de 1.110 metros cuadrados, tiene un precio de $520 millones y pese a que se encuentra protegida por el Consejo de Monumentos Nacionales, su destino de venta puede ser también comercial. "Ha habido muchos interesados, pero nunca ha existido algo concreto y por ahora no hay una inquietud por preservar este lugar patrimonial", afirmó García.
"Me comuniqué con el Consejo de Monumentos Nacionales y ellos me contestaron, muy amablemente, que no hay recursos. Por eso no perdemos la esperanza de que algún particular nos pueda ayudar a financiar, aunque sea los arreglos de la casa", agregó y explicó que la construcción resistió muy bien el terremoto del año 2010, pese a que hay techumbres y muros con daños menores.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Foto:CHRISTIÁN ZÚÑIGA
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que bueno que hoy se use para albergar talleres y artistas, ademas de tener actividades recurrentes casi todos los fines de semana
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