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Martes 7 de Junio de 2011
Son 40 telas que se encuentran en la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles (El Golf), deterioradas por el paso del tiempo.
MAUREEN LENNON ZANINOVIC
Es una de las parroquias más requeridas para matrimonios y bautizos. "Pero más allá del evento puntual, cuando la gente ingresa al templo -muchos de ellos no católicos- quedan boquiabiertos con las obras de arte", cuenta satisfecho el padre asuncionista Augusto Rojas, párroco de Nuestra Señora de los Ángeles (El Golf).
En el presbiterio aparece una hermosa Virgen María rodeada de ángeles, una imagen esculpida en madera por el artista alemán Peter Horn (1908-1969). También sobresalen en su interior una serie de telas pegadas a los muros y en la bóveda que Loreto Cousiño de Lyon -gracias a cuya donación se levantó la iglesia en 1940- encargó al pintor y monje benedictino fray Pedro Subercaseaux (1880-1956).
Afortunadamente, tras el terremoto del 27-F, Nuestra Señora de Los Ángeles no sufrió daños estructurales, pero sí se produjo un resquebrajamiento de la bóveda, lo que significó que se tuvieran que desprender de su superficie todas las pinturas alusivas a los ángeles. Esta contingencia sirvió para restaurarlas y, junto con ello, rescatar toda la creación pictórica del templo (40 telas).
"Tras el terremoto de 1971 se les hizo una limpieza, pero fue más superficial. Ahora se emprendió un trabajo más exhaustivo, porque nos encontramos con muchas de estas telas bastante manchadas y envejecidas por el paso del tiempo", señala el restaurador Hernán Ogaz, quien está a cargo de la tarea de rescate.
Y agrega que fray Pedro Subercaseaux, cuando decide en 1945 incursionar en la pintura sacra (se inició en la temática histórica), pinta al temple, es decir, con pigmentos aglutinados al huevo y aceite de linaza. "Un ejemplo magistral de esa técnica se aprecia en este templo", dice.
"Lo interesante -precisa el experto- es que a fines de los 40 y en la década del 50 surge una suerte de movimiento Neorrománico, afianzado también por la llegada a Chile de la familia Di Girolamo y el aporte del arquitecto Carlos Bresciani, autor de la Iglesia del Sagrado Corazón (El Bosque). En ese contexto, se inserta la valiosa pintura religiosa de fray Pedro Subercaseaux".
Y aclara que para Nuestra Señora de los Ángeles, el artista no trabajó solo, sino que convocó a otros creadores de su taller; entre ellos Luis Monje, ex director del Museo de San Francisco, y al retratista Clarence Mundy.
"Un hallazgo importante de nuestra investigación es que confirmamos la participación de 'varias manos' en la decoración del templo. Las pinturas originales de Subercaseaux se aprecian en las grandes escenas bíblicas. En el Vía Crucis y en la serie de ángeles, si bien están sus dibujos, sus diseños originales, la terminación de color fue obra de sus colaboradores".
Sobre su trabajo, Ogaz explica que la primera etapa consistió en desprender la cáscara de estuco de cada una de las telas y los restos de pegamento con que se adhirieron a los muros. "Posteriormente reintegraremos los colores originales con pastel seco, para rescatar la frescura del temple".
El padre Augusto Rojas puntualiza: "Acá no hay dineros internacionales ni apoyos del Estado. Los $50 millones se recaudaron gracias a nuestros feligreses, quienes generosamente contribuyeron a la conservación de este patrimonio. La idea, a futuro, es publicar un libro con toda la historia de Nuestra Señora de Los Ángeles".
EL NOMBRE
Nuestra Señora de Los Ángeles fue a pedido de la donante Loreto Cousiño de Lyon, en honor a la Virgen María. Óscar Mozó Merino fue el arquitecto.
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