Primera organizada sólo por chilenos:
Cavernas subterráneas, cerros de caliza y una densa vegetación pusieron a prueba a 16 exploradores nacionales.
Richard García
"La considero la penúltima gran aventura en mi vida porque siempre puedo volver a hacer otra, dice con convicción Abdullah Ommidvar (79), luego de retornar de un viaje de nueve días a la apartada isla Madre de Dios. El legendario cineasta y documentalista iraní que se afincó en Chile hace casi cincuenta años, fue uno de los protagonistas de la primera expedición exclusivamente chilena a ese territorio azotado por los vientos magallánicos.
Bajo el alero de la Sociedad Chilena de Exploración (Sochex), de la cual es socio fundador, y del Club Alemán Andino (DAV), dieciséis personas, incluyendo geólogos vulcanólogos, etnólogos, entomólogos, buzos profesionales y biólogos marinos, se trasladaron a la isla el mes pasado con el apoyo de la Armada. Hasta ahora había sólo sido visitada por expediciones organizadas por extranjeros, principalmente franceses.
El objetivo del grupo es mostrar este lugar al país. Ommidvar trabaja en la posproducción de un documental, el que dice estará listo en las próximas tres semanas y tal vez pronto se pueda ver en televisión.
No les fue fácil llegar a terreno. "Tuvimos que dar una larga vuelta en zodiac alrededor de la isla hasta encontrar un lugar apto para desembarcar. Por lo general, se trata de paredes escarpadas, a veces llenas de vegetación, a las que hay que sujetarse firmemente porque si se cae al agua, uno no aguanta más de cuatro minutos", explica Ommidvar.
"Es una isla con accesos bastante difíciles, muy abruptos, algunos trozos de bosque y mayoritariamente cerros de caliza desprovistos de vegetación y con formaciones geológicas impresionantes por la erosión eólica y pluvial", destaca el jefe de la expedición, Eduardo Jofré.
Ommidvar cuenta que con la ayuda de montañistas expertos pudieron explorar algunas cavernas donde es muy arriesgado ingresar. "Iban con nosotros dos buzos profesionales que se sumergieron por los ríos subterráneos hasta 27 metros bajo el nivel del agua".
Dentro del grupo, dos personas se dedicaron a catastrar la flora y fauna. En los días que estuvieron observaron algunas aves e insectos y encontraron huellas de pequeños roedores.
Ommidvar relata que en una oportunidad un carancho, ave parecida al halcón, se les acercó a menos de metro y medio. "Nos sobrevolaba y se posaba cerca nuestro. Me dio miedo de verdad porque su aspecto es temible".
Jofré cree que debe haber otras especies, pero se requerirían más días de expedición para observarlo. "Sabemos que hay colonias de pingüinos y lobos marinos en las costas, pero la isla es demasiado grande, extensa, y las dificultades de progresión son bastante difíciles, entonces no es fácil detectar todo lo que realmente hay". Por eso la mayoría de los integrantes de la expedición quieren volver.
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