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sábado 3 de diciembre de 2011
Tiene más de noventa años y uno como Monumento Histórico. En medio de un progresivo deterioro, la ex Maestranza de San Bernardo -que llegó a ser la segunda más grande de Sudamérica- espera ser recuperada. Hay varias ideas, pero nada concreto; sólo las ganas de que los edificios aún en pie alberguen un proyecto que los dignifique y saque del olvido.
El lugar fue dotado con maquinaria adquirida a la casa Niles-Bemet-Pond Company de Nueva York. El montaje se realizó con mano de obra chilena.
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, José Luis Rissetti
"Se protegió para que se recuperara, no para que se demoliera", dice enfático el secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), Emilio de la Cerda. Lo hace para despejar cualquier duda ante las aprensiones que tiene el presidente del Comité de Defensa del Patrimonio Cultural Maestranza San Bernardo, Guillermo Cruces, sobre el futuro de la emblemática construcción de la zona sur de la capital que en 2010 fue declarada Monumento Histórico.
En torno a los pabellones había patios de maniobra y oficinas. Aún es posible encontrar vestigios como rieles.
La preocupación de Cruces la comparten varios. Sobre todo la comunidad que como él ve que día a día los edificios que aún están en pie se deterioran cada vez más. "Parece que les hicieran daño a propósito", dice quien, como ex trabajador del lugar, conoce cada rincón de la fábrica que originalmente ocupó cincuenta hectáreas y contaba con veintitrés talleres o pabellones de faenas. Hoy quedan tres inmuebles en algo más de dieciséis hectáreas, el resto fue demolido y los terrenos ocupados por un proyecto inmobiliario.
Antes de que el conjunto desapareciera en su totalidad, y al ver que no se concretaban las promesas de restauración hechas para recuperar lo que se conservó como testimonio histórico -compromisos adquiridos a mediados de los noventa, cuando los predios de la ex Maestranza dieron paso al proyecto habitacional-, se formó el comité que más tarde consiguió casi diez mil firmas de apoyo y la consiguiente declaratoria que aseguraba su protección.
Encabezada por Cruces, la entidad no ha cesado en buscar el apoyo necesario para proteger lo que ellos consideran parte fundamental del patrimonio de San Bernardo y de Chile. "El gremio ferroviario fue un pilar del desarrollo del país. Queremos darlo a conocer, rescatar esa tradición. Hay una deuda con esta parte de la historia", afirma un apasionado Guillermo Cruces.
En el CMN lo tienen claro, reconocen que la declaración como Monumento Histórico fue un paso importante para la protección de lo que queda de la antigua factoría -los Talleres de Calderería, Herrería y el Central o de Armaduría, además de una tornamesa, la portería y una placa de bronce perdida el año pasado- y están empeñados en llegar a una solución apropiada. "Sin duda es testimonio de una parte importante de Chile y de su arquitectura industrial. Nos damos cuenta del desafío que significa su recuperación y que vale la pena protegerla. Es una inversión a futuro, nos interesa que se restaure y elabore un proyecto integral que sea rentable económica y socialmente", explica Emilio de la Cerda.
Sin embargo, el directivo también admite que la revitalización del lugar en torno al cual el desarrollo de la zona sur de Santiago está íntimamente unido, no se ve fácil, menos aún se vislumbra una solución rápida. Según De la Cerda, parte del problema radica en la envergadura del plan al que hay que dar cuerpo para responder a la monumentalidad de las estructuras en pie. "El tamaño de los edificios impacta. Lo primero que alguien piensa es ¡qué vamos a hacer!", comenta refiriéndose a las dimensiones de los talleres.
Se trata de espacios que en su momento debían albergar a las locomotoras a vapor, carros de carga y coches de pasajeros que llegaban hasta ahí para ser reparados, mantenidos y también construidos, todo para dar respuesta a la creciente demanda nacional. Esa misma necesidad fue la que hizo que en 1913 se firmara el decreto que abría el concurso para concesionar la construcción de la Maestranza Central de San Bernardo, que no tardó en convertirse en la segunda más grande de Sudamérica.
Los edificios de hormigón armado levantados según distintos registros por la Compañía Holandesa para Obras en Concreto, comenzaron a funcionar en 1920. De éstos, el más grande que se conserva corresponde al Taller Central o de Armaduría, un cuerpo de cinco naves, 185.5 m de largo y 85.34 de ancho. "Hay que concebir un proyecto asociado a las estructuras, un programa que rescate los volúmenes y respete sus escalas. Falta una visión integral al respecto", afirma De la Cerda, quien menciona como ejemplo lo que la arquitecta brasileña Lina Bo Bardi realizó en el SESC Pompeia, de Sao Paulo, un centro cultural construido a partir de una fábrica abandonada.
Ésa es la idea que ronda la cabeza de Guillermo Cruces, para quien más que nada "falta voluntad". Sueña con que el lugar donde trabajó por décadas y donde llegaron a laborar más de dos mil personas, se convierta en un complejo artístico, cultural y deportivo que de paso supla la carencia que hay en la zona sur de este tipo de infraestructura. "Nos gustaría que la ex Maestranza albergara el Museo Ferroviario, que volvieran a su casa las locomotoras que hoy están en la Quinta Normal", dice sobre algunos de los planes que tiene en mente.
Además de las máquinas, sin duda formarían parte de ese ambiente varios de los recuerdos que este antiguo jefe del taller de mantención y activo dirigente gremial conserva en su casa. Piezas metálicas, una campana, la placa de una locomotora y fotos de los obreros componen el registro de quien espera exhibirlo algún día a toda la gente. De la Cerda también ansía que los proyectos que recuperen la ex Maestranza se concreten. Ha tenido reuniones con las partes involucradas y confía seguir teniéndolas. "Estamos dispuestos para articular en conjunto una propuesta adecuada".
En lo inmediato, comenta que se va a realizar un diagnóstico estructural para evaluar qué medidas tomar y emprender las acciones que protejan este bien en evidente peligro. "Por su escala es uno de los proyectos más emblemáticos y complicados del país, sin embargo, los beneficios sociales también pueden ir en la misma proporción", afirma el secretario ejecutivo del CMN.
Texto, Claudia Pérez Fuentes Fotografías, José Luis Rissetti.
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