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sábado 07 de abril de 2012
Con 83 años, "está otra vez en la cresta de la ola", según la revista americana Film Comment. En junio vuelve a rodar en Tocopilla.
por Rodrigo González M.
Veinte años no es nada dice el estribillo de Volver, el tango más
emblemático de Carlos Gardel. A Alejandro Jodorowsky, nacido en Tocopilla hace
83 años, el tango lo marcó como a todos los de su generación, en su infancia y
juventud. Y si hay héroes o antihéroes en sus películas, estos son siempre
solitarios, condenados o salvados por sus propias acciones. En modo tango.
El guiño real entonces es que han pasado 20 años, casi nada en términos
tanguísticos, desde que realizó su última película, El ladrón del arcoíris
(1990), una producción con Peter O'Toole, Omar Sharif y Christopher Lee. El
cine es la disciplina, más allá de la sicomagia, los libros e incluso el cómic,
donde Jodorowsky cosechó más admiración en su vida.
Desde Fando y Lis en 1968 hasta Santa sangre en 1989, pasando
por supuesto por la antológica El topo (1970). Las historias son
conocidas: John Lennon y Yoko Ono vieron la película y se transformaron en sus
abogados y apóstoles. La voz corrió en la turbulenta escena musical y fílmica de
los 70 y al carro de admiradores se subieron Peter Fonda, Bob Dylan, David
Lynch, Dennis Hopper y Peter Gabriel.
Ahora, está "otra vez en la cresta de la ola", según la prestigiosa revista
de cine estadounidense Film Comment. En los últimos años y resueltos los
problemas de derechos con su viejo productor Allen Klein, se relanzaron en
copias remasterizadas sus filmes. Y ha tenido "un gran renacimiento de su
carrera en EE.UU.", anota Film Comment.
A fines del año pasado el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) agotó
sus localidades para una charla con él: entre los asistentes no había ningún don
nadie. Estaban, por ejemplo, Yoko Ono, Courtney Love, Willem Dafoe y Martha
Stewart. Al día siguiente presentó El topo en el Lincoln Center a sala
repleta.
El retorno
Tras lograr reunir a productores franceses y mexicanos, el autor se dispone a
realizar un filme que será rodado enteramente en Chile. Es autobiográfico, se
hará entre junio y julio, y costará dos millones de dólares según confirma su
hijo Brontis Jodorowsky, protagonista del trabajo. Tiene el gran mérito de ser
el primer largometraje que Jodorowsky hace en Chile. Las razones hay que
buscarlas en un asunto biográfico: La danza de la realidad, que así se llamará
la cinta, se basa en la primera parte de su libro homónimo. Es decir es la
crianza y la vida en familia en el norte: sus padres, su infancia y su juventud.
El cineasta ya se encuentra en el país trabajando en el casting en el norte
de Chile, concentrado cuál jugador de fútbol previo a un partido, sin tener
demasiado contacto con asuntos extrafílmicos. "Ni siquiera quiso que un equipo
adjunto realizara un making of de la película. Sólo busca tranquilidad", explica
desde París Brontis Jodorowsky. "Yo haré de Jaime Jodorowsky, el padre de
Alejandro. Un tipo muy severo y distante, un inmigrante de los progroms de la
vieja Rusia. Gente sacrificada, esforzada, pero sin mucha sicología", explica
Brontis, que en enero estuvo en Chile presentando la obra teatral El
gorila, dirigida por su padre en Santiago a Mil.
"La haremos en Tocopilla, donde él nació, y en Santiago. Por ahora no
queremos dar más nombres de actores. Sólo decir que en junio empieza todo, que
mi padre podrá tener 83 años, pero tiene el corazón intacto, la salud perfecta
(acaba de hacerse un chequeo) y sólo quiere rodar", dice Brontis.
Transversal
Autor de cerca de 50 álbumes de cómics y de una muestra paralela en el Museo
de Arte Moderno de París con sus tuiteos (sí, es uno de los artistas más
seguidos en el twitter, que él llama "el haiku del siglo XXI"), el realizador
acaba de publicar en Italia su western gráfico Bouncer.
El tiempo pasa en forma inexorable para algunos, pero al parecer no tanto
para él. Hace un par de semanas murió el influyente artista francés Moebius, 10
años menor, con el que realizó algunos de sus mejores trabajos. Y esto no lo
dice cualquiera. Lo dice Neil Gaiman, uno de los grandes autores de fantasía y
de novela gráfica actual: "Para mí, lo mejor de Moebius fue La saga del
incal, con Jodorowsky".
La influencia del autor de Tocopilla parece ser transversal. Como relató
Peter Biskind en Motores tranquilos, toros salvajes, a inicios de los 70
sentarse en la sala de proyecciones de BBS a ver El topo "y fumar un
porro con Bert (Schneider), Bob (Rafelson), Dennis Hopper y Jack Nicholson, era
lo más in". Hopper le llegó a mostrar su segunda película The last movie
-la que siguió a Busco mi destino- a Jodorowsky, en busca de su
aprobación. No la tuvo.
Ya en el mito queda aquella historia que dice que Peter Gabriel, fan de El
topo, se pasó ideando el concepto de The lamb lies down on Braadway
(el disco cumbre de Genesis) tras ver el western de Jodorowsky.
Lo que sí es un hecho es que el año pasado el Festival de Cannes sufrió un
nocaut de acción y héroes anónimos con la película Drive, protagonizada
por Ryan Gosling. Se llevó el premio a Mejor Director para el danés Nicolas
Winding Refn, quien se la dedicó con nombre y apellido (en los créditos) al
realizador de Tocopilla.
¿Pero por qué Jodorowsky, un árbol ya octogenario, sigue dando frutos?
"Porque siempre hizo lo que quiso", dice su hijo. "Nadie le impuso nada. En los
70 se podía. Había productores arriesgados, no financistas. Estaban Fellini,
Bergman y todos ellos. No sé si ahora podrían. Sin embargo, no soy pesimista.
Llegaron las cámaras en alta definición, más baratas y a mi padre le gustaron.
Por eso está de vuelta".
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