Heredero de un pasado histórico que le confiere una identidad única, el barrio financiero de Valparaíso mantiene vigente la imagen que evoca su época de oro. Fue a fines del siglo XIX cuando la ciudad fue objeto de una verdadera revolución constructiva que ni el terremoto de 1906 pudo detener, configurando un trazado urbano con marcados acentos europeos.
Texto, Jimena Silva Cubillos | Fotografías, Viviana Morales R.
De no haber sido porque durante las primeras décadas de siglo XIX las autoridades de la época decidieron dinamitar el Peñón del Cabo, sin duda la historia de Valparaíso, y sobre todo de su núcleo fundacional, sería otra. La presión expansiva del comercio llevó, en 1832, a echar abajo la imponente conformación rocosa emplazada justo en un céntrico punto donde los cerros casi están pegados al mar, conteniendo el normal y fluido desarrollo de la ciudad a la altura del ascensor que sube al cerro Concepción.
-En aquellos años Valparaíso contaba con dos sectores: Puerto y El Almendral, que estaban divididos por esta gran roca. En verano la gente pasaba de un lado a otro por la playa, pero en invierno eso era imposible y había que trepar o sortear el murallón por alguna de las quebradas cercanas. Al dinamitar el Peñón del Cabo se conectó y alargó la ciudad hacia el norte, configurando la planta urbana unitaria que observamos hasta hoy-, explica Ana María Ojeda, investigadora del Archivo Histórico Patrimonial de Valparaíso.
Entonces fue factible la expansión del comercio en las proximidades de la calle La Planchada -actual Serrano, que fue la primera pavimentada y que tuvo electricidad del país-, y a partir de lo que hoy conocemos como la plaza Sotomayor y hasta las cercanías del diario El Mercurio comienza a forjarse un sector con fuerte vocación bancaria y financiera, que se desarrolla en dos vías paralelas a pie de cerro: Prat y Cochrane. Allí además se instalaron las empresas marítimas, agencias y oficinas aduaneras, todas ligadas a la administración y funcionamiento del puerto, motor del desarrollo económico y social que hizo a Valparaíso vivir su época de oro a fines del XIX y principios del XX, antes de la apertura del canal de Panamá.
El ascensor Concepción fue el primero del puerto (1883), y
surgió por iniciativa de los inmigrantes europeos que se radicaban en los
cerros Alegre y Concepción.
Por la presión del comercio y la falta de espacio, en 1832
se dinamita el Peñón del Cabo y se conecta El Almendral a la ciudad. En la
foto, el edificio Turri.
El interior del Banco Santander aún conserva decorados de
bronces y mármoles importados de Inglaterra.
La antesala del Banco de Chile -ex de Valparaíso, que luego
se fusionó con los bancos Agrícola y Nacional- llama la atención por la
decoración en sus muros y tallados de las maderas.
En el hall del edificio crucero Turri destaca el uso de
elementos en fierro y bronce.
La ornamentación de los cielos y sus tres cúpulas remarcan
el valor estético del Banco Santander.
El histórico edificio del Banco de Chile, obra neoclásica
francesa del arquitecto Juan Eduardo Fehrman, mantiene muebles victorianos.
Antes que el edificio de Prat 882 acogiera al Banco Santander; fue ocupado por los bancos Anglo Sudamericano, de Londres, Santiago y O´Higgins.
Hecho en 1912, en Esmeralda 919, el Registro Civil antes
albergó al Banco Alemán Trasatlántico. Su fachada presenta un cuidadoso trabajo
formal, de líneas neoclásicas y neorrenacentistas.
El ascensor Concepción fue el primero del puerto (1883), y
surgió por iniciativa de los inmigrantes europeos que se radicaban en los
cerros Alegre y Concepción.
Caracterizado por una volumetría descollante, El Mercurio fue construido entre 1900 y 1903. Junto al edificio que lo enfrenta, el ex Banco Hipotecario del Desarrollo, son la antesala de acceso al cerro Concepción.
La arquitectura tardo-historicista de
Frente al Turri hay una plazoleta conocida como antigua Cruz de Reyes, y a un costado se ubica el ascensor Concepción.
Postales de Valparaíso
En escasas tres cuadras, la calle Prat (antigua de La Aduana ) aún concentra
grandes construcciones de seis o siete pisos que albergan a los bancos del
Estado, de Chile y Santander (ex de Londres y O´Higgins). También a la Bolsa de Comercio (edificio
que hoy permanece subutilizado en la esquina de Urriola), a una sede de la Tesorería General
de la República
y a una agencia de aduanas que funciona en el ex Banco Central, entre otras
importantes instituciones. Más cerca de la plaza Aníbal Pinto están el Registro
Civil, la tradicional Óptica Hammersley, la edificación del ex Banco
Hipotecario de Desarrollo que hoy se alista para abrir sus puertas convertida
en un hotel boutique y frente a ésta última, la mencionada casa matriz porteña
de El Mercurio, inmueble que fue construido a partir de 1900 para albergar a su
redacción e imprenta.
"Todos ellas son obras monumentales que generan
fachadas continuas con rasgos muy europeos, y con una espacialidad interior
relevante. Estos edificios son exponentes de una arquitectura monumental
historicista o ecléctica que tuvo gran desarrollo en Valparaíso a comienzos del
siglo XX debido al impulso constructivo generado tanto por el terremoto de 1906
como por el auge desatado por las celebraciones del centenario de la Independencia de
nuestro país", señala Paulina Kaplán, arquitecta encargada de la Dirección de Gestión
Patrimonial de la
Municipalidad de Valparaíso.
En palabras de Ana María Ojeda: "estamos hablando de
construcciones muy sólidas, hechas principalmente en albañilería maciza de
ladrillo, a veces con estuco sobre adobe, y tabiquería de maderas nobles. Son
muy resistentes porque recogen la difícil experiencia sísmica que había
destruido, por ejemplo, barrios bastante consolidados como El Almendral, donde
la gente adinerada había levantado grandes mansiones".
El inmueble más simbólico del sector financiero -conocido
como el Wall Street porteño- está ubicado en la confluencia de las calles Prat
y Cochrane, justo donde éstas se transforman en el eje Esmeralda (antiguo del
Cabo): el edificio Turri. Levantado en 1929, con un estilo neoclásico francés,
en un principio se llamó Edwards, pero al final pidió prestado su nombre a una
de las primeras casas de cambio que cobijó en su interior. Este estilizado
volumen, que resuelve el cruce de calles a través de la tipología crucero, algo
muy propio del puerto debido a la escasez de espacio, remata en una torre que
posee un reloj suizo con cuatro esferas visibles desde distintos puntos de la
ciudad, cuyas campanadas anuncian a los porteños cada cuarto de hora. Se cree
que el Turri fue diseñado tomando como referencia el Big Ben de Londres y lo
más probable es que haya sido construido sobre un volumen de menor escala que
existía en el mismo lugar, denominado "Ataúd" o "The Helbsy's
Corner". A lo largo del tiempo este histórico edificio ha acogido a
oficinas de distinta índole, agencias de viajes y venta de artículos
fotográficos y de lotería.
Según destaca María José Larrondo, arquitecta y coordinadora
del Consejo de Monumentos Nacionales en Valparaíso, "el gran valor del
barrio es que mantiene los usos originales, caracterizado por una fuerte
actividad bancaria que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin quedarse
estancada en el pasado. Además, en líneas generales el conjunto está en muy
buen estado porque cada edificio fue cimentado con conocimiento certero de los
materiales y de las técnicas constructivas, razón que sumada a una adecuada
conservación, hace que la mayoría de estos inmuebles se mantengan
impecables".
Texto, Jimena Silva Cubillos | Fotografías, Viviana Morales
R..
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