LA TERCERA EDICION IMPRESA |
jueves 10 de mayo de
2012
GENERALMENTE quienes van al Cajón del Maipo no recorren más allá de lo que ven alrededor del camino, pero aquí hay mucha historia que contar”, dice el arquitecto Humberto Espinosa, quien junto al arqueólogo Angel Cabeza y el periodista Andrés Gutiérrez acaban de publicar el libro El patrimonio del Cajón del Maipo.
La ruta G-25 o Camino El Volcán no sólo equivale a restaurantes, salones de té y campings. En sus alrededores también existen riquezas patrimoniales que pueden visitar. Como, por ejemplo, la centenaria Aduana Portillo del Maipo, ubicada a 37 kilómetros de Santiago (ver infografía) y que antiguamente controlaba a los ganaderos que llegaban con sus animales desde Argentina. Pese a que por ahí pasaron también visitas ilustres como Charles Darwin en 1835 (según lo documentó en sus escritos), el edificio de un celeste desgastado pasa inadvertido al costado norte de la vía. Hace 40 años que ya no funciona, pero puede ser visitado.
Pocos metros más allá está la capilla del ex Fundo El Manzano, que pese a haber sido construida a mediados del siglo XIX y manejada por los misioneros que llegaban al valle, aún sigue celebrando misas. Unos kilómetros más allá, todavía subsiste otro edificio religioso: la capilla Las Mercedes (1903), que está en el Melocotón Alto. Aunque deteriorada, aún guarda parte de su arquitectura para ser visitada.
A pasos de la plaza de San José de Maipo existía en 1834 un hotel llamado Gran Hotel Francia. Recibía a los capitalinos que en esa época buscaban salir de la ciudad a respirar “otros aires”, pero con el tiempo empezaron a recibir a aquellas personas que necesitaban mejorarse de sus enfermedades respiratorias. Así, este reducto se convirtió en uno de los primeros sanatorios pensionados del país y pasó a llamarse Sanatorio Laennec, en honor al inventor del estetoscopio.
El pueblo fue ganando su reputación como balneario de reposo, y en 1919 se construyó en el cerro Divisadero una hermosa casona neoclásica, la Casa de Salud de Mujeres “Carolina Doursther”, que aún recibe a pacientes con enfermedades respiratorias. “Si bien ambos lugares hoy mantienen a un número menor de pacientes, es posible ir a ver su arquitectura, previo aviso”, comenta el encargado del área patrimonial del Servicio de Salud Suroriente, Alejandro Vial.
Hay otro cajón dentro del cajón. Es el del río Olivares, en el sector de El Alfalfal. Es un sendero de montaña de 27 kms que puede recorrerse en cuatro días. Hasta acá se llega a caballo o en 4x4 y el objetivo final es un gran salto de agua. Cuenta la historia que a través de este valle traían mercancías de contrabando y esclavos afroamericanos en tiempos de La Colonia. Hoy, la ruta está protegida por el Ministerio de Bienes Nacionales y puede visitarse, previa inscripción en sus oficinas.
Mención especial merece El Volcán, un pueblo casi fantasma que a principios del siglo XX albergó a miles de explotadores de yeso, sus casas, una escuela, un cine y canchas de fútbol, y hoy sólo tiene una veintena de habitantes. Aún ahí se puede ver la línea del tren que llevaba pasajeros provenientes desde Santiago.
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http://www.dedaldeoro.cl/
Bello Viejo Cajón
El ex sanatorio Laennec.
El arquitecto y ex concejal de San José de Maipo, Humberto
Espinosa Poblete,
nos informa, en esta segunda entrega sobre al patrimonio
arquitectónico de
la comuna, sobre un conocido lugar que, en sus tiempos,
cobijó y ayudó a
sanar a innumerables enfermos del pulmón.
En el corazón de la capital comunal se encuentra el ex
Sanatorio Laennec, ocupando, con 5.200 m2 , la manzana en diagonal a la Plaza de Armas de San José.
El sector más antiguo y de más valor arquitectónico del inmueble es el de la
esquina de Calle Comercio con Uno Sur, con su arquitectura ecléctica, de
influencia neoclásica, con anchos muros de adobe en un piso, altas ventanas con
alfeizares de mármol, puertas con tragaluz y molduras en su fachada principal.
Iluminados corredores comunican los distintos recintos y sus dos patios, en
torno a los cuales se fue construyendo este edificio y la vida de muchas
familias cajoninas, además de afuerinos que llegaron a curar sus males y se
quedaron por siempre. El resto del edificio, construido posteriormente, corresponde
a una arquitectura modernista, de líneas más simples que se funden con la
primera en su continuidad de fachadas.
Este edificio y la
Casa de Salud de Mujeres Carolina Deursther de Tocornal son
un hito del Patrimonio Arquitectónico de San José de Maipo, de propiedad del
Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente. Con el apoyo técnico de la Dirección de
Arquitectura del MOP, ambos inmuebles han sido declarados monumentos
históricos. El paso siguiente será restaurarlos y darles una nueva vida, preservando
sus valores patrimoniales.
Esta gran infraestructura de salud se genera en la segunda
mitad del siglo XIX, cuando San José de Maipo se da a conocer como el lugar
ideal para la cura de enfermedades pulmonares debido a la sequedad de su clima
y a los atractivos naturales que no tenían nada que envidiar a los Alpes
europeos. Cientos de pacientes nacionales y extranjeros encontraron aquí el
lugar y las instalaciones adecuadas para terminar con sus padecimientos de
tuberculosis. Después de la minería, a la que la Villa debe su origen, esta
actividad pasó a ser la principal fuente de trabajo para los vecinos de la
comuna. No hay nadie en la zona que no tenga un pariente que trabajara en algún
momento para el Servicio de Salud
En 1896,
a dos años de la creación de la Municipalidad de San
José de Maipo, se funda el “Gran Hotel Francia”, orientado a fines turísticos y
terapéuticos, atendiendo pacientes tuberculosos y con otras enfermedades
pulmonares. Esto se debió al Doctor Bernardino Vega Macher, quien había llegado
a San José por a sus afecciones pulmonares y cuya recuperación se debió a las
bondades del clima. Establece entonces un pensionado particular dedicado a la
cura de la tuberculosis. Además, como los enfermos de escasos recursos estaban
destinados a morir, propone a la
Caja del Seguro Obrero fundar un “sanatorio para desvalidos”,
el que es inaugurado al alero de una ley que fue la base de la Legislación de
Medicina Social posterior, constituyendo uno de los impulsos más significativos
para el desarrollo de la seguridad social en Chile.
Casi la totalidad de las piezas del antiguo Hotel Francia,
famoso por el éxito de sus tratamientos contra la tuberculosis, pasan a ser uno
de los primeros pensionados sanatorios de Chile: Pensionado Laennec, en honor a
uno de los más grandes tisiólogos que revolucionó los tratamientos de la
tuberculosis: René Théophile Hyacinthe Laennec. En 1932 pasa a llamarse
Sanatorio Laennec y se inicia la construcción de nuevos pabellones. Dos años
después, los antiguos dueños ceden la totalidad del sanatorio al Seguro Obrero.
En manos de su primer Director, Dr. Víctor Sierra S., en 1939 se inicia una
reorganización que significa un mejoramiento económico para su personal y más
bienestar para los reposantes , tarea continuada por su sucesor, Dr. Alfonso
Sims R.
En esos años, la zona era principalmente un enclave minero.
En 1884 se creó la
Compañía Minera del Maipo para la explotación del cobre en El
Volcán. San José era entonces una subdelegación del Departamento de La Victoria , cuya capital
era San Bernardo. En El Volcán, El Ingenio y San Pedro Nolasco, la población
fija alcanzaba a los 700 habitantes. En es misma época la crisis económica
golpeó a los trabajadores al cerrarse casi la totalidad de las minas de El
Volcán.
Hasta 1954 el Sanatorio se destinó a atender a obreros y
empleados asociados al Seguro Obrero. Ese año se fusionan las instituciones de
la salud pública y se crea el Servicio Nacional de Salud, el que se hace cargo
del Sanatorio Laennec, establecimiento que sigue recibiendo pacientes hasta
1976, año en que son trasladados a la
Casa de Salud Carolina Deursther. Desde entonces, la
edificación queda prácticamente desocupada, sólo con su carga de historia y
prestigio.
Actualmente, en parte de sus dependencias, funcionan la Dirección del Hospital,
el Jardín Infantil del Servicio y oficinas del Departamento Social del
Municipio. Más del 70% del edificio se mantiene desocupado. La falta de
financiamiento del Servicio mantiene estos recintos casi abandonados, con todo
el deterioro que ello implica. El tiempo, las palomas y el vandalismo han
dejado sus huellas, aunque la estructura del edificio, cerrado en torno a dos
patios, ha ayudado a su protección. Preocupados por el futuro del inmueble, la Comisión de Patrimonio
Cultural de Salud de San José de Maipo, que agrupa a la Municipalidad ,
SERNATUR y la Dirección
de Arquitectura, entre otros, encargó a esta última el Plan Rector del ex
sanatorio, instructivo que orienta, regula y controla las intervenciones que
puedan hacerse al edificio con miras a su restauración y puesta en valor.
Han habido muchas ideas en torno a un nuevo destino para
este monumento histórico, como crear un centro de educación técnico
profesional, talleres de arte y artesanía, un hostal, un spa, un centro de
encuentros culturales, sedes bancarias u otros servicios públicos. Su
arquitectura, su historia, sus rincones, han atraído incluso a algunos
cineastas que han montado entre sus muros y jardines inspiradas historias de
intriga y amor en producciones televisivas. Ahí, en el ex sanatorio, se
encuentra parte de nuestras raíces, parte de la historia de un pueblo, de
generaciones que vivieron ligadas a su quehacer, que trenzaron sus historias de
amor junto a los enormes árboles de sus patios y el blanco Cristo que acompañó
a cada uno y a todos, dándoles fe en un futuro mejor.
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