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La restauración de este monumento histórico dañado por el terremoto costará $ 235 millones.
por Diego Villegas Cascardo
Entre la década del 30 y 40 la Posada del Corregidor, casona colonial donde vivió el corregidor Luis Manuel de Zañartu y ubicada en el barrio Esmeralda, era uno de los puntos neurálgicos de la bohemia santiaguina. Un bar y salón de baile atraían a poetas como Pablo Neruda, que entre vinos con naranja y otros tragos cortos compartían al ritmo de la música.
Ese flujo de artistas permitió que en 1985 el ex Banco del Trabajo adquiriera en comodato el inmueble junto a la Municipalidad de Santiago para abrir una galería de arte costumbrista. Con los años, el lugar se transformaría en galería de arte contemporáneo. Pero el 27/F provocó daños en la estructura del segundo piso. Así, la vivienda quedó inservible y sólo se usó para exposiciones en el primer piso.
Una iniciativa liderada por la Municipalidad de Santiago, junto a la Fundación Procultura, busca restaurar la casa construida entre 1750 y 1765 para crear un café literario y una moderna sala de exposiciones.
El proyecto se inició en agosto del año pasado, cuando ambas entidades firmaron un convenio que tiene como fin principal poner en valor el lugar y al barrio Esmeralda, convertido en un nuevo polo del diseño independiente.
“El lugar tiene mucha vida cultural y es el punto final entre tres hitos muy importantes de la ciudad: el Parque Forestal, el Mercado Central y la Estación Mapocho”, cuenta Pablo Larraín, director de Procultura.
Café y patrimonio
La restauración de la casa de dos pisos y de 228 metros cuadrados postuló a fondos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y las obras comenzarían a fin de año, a cargo del arquitecto Luis Irarrázabal.
En la primera etapa, la idea es consolidar la estructura de adobe de la antigua posada y asegurar sus cimientos ante posibles sismos. Con el 27/F la casa sufrió un “desaplome”, que dejó puertas trancadas y muros desnivelados en tres centímetros. Las paredes deberán ser recubiertas con una geomalla que brindará flexibilidad y evitará que el material se desprenda a pedazos en caso de un sismo.
La segunda etapa hermoseará la fachada y los interiores de este monumento histórico. Se renovarán las instalaciones eléctricas y sanitarias, acordes a las necesidades de un café, que tendrá una capacidad para 60 personas, ubicadas dentro del lugar y en la Plaza del Corregidor.
“Queremos crear un flujo que invite a las personas a apreciar el edificio”, explica Luis Irarrázabal, que también tiene pensado en el mediano plazo la posibilidad de construir un salón subterráneo en Esmeralda que amplíe el centro cultural.
La restauración de la vivienda tendrá un costo de $ 235 millones, que serán financiados en un 50% por la Municipalidad de Santiago. La otra parte será otorgada por el Consejo de la Cultura.
“La restauración patrimonial ha sido una prioridad y para ello hemos buscado alianzas que han permitido hacer trabajos posterremoto en otros lugares de la comuna, como el Museo Casa Colorada, la Catedral y el Museo Precolombino”, señala el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett.
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