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lunes, octubre 02, 2006
La actual calle Agustinas, en el centro de Santiago, debe su nombre a las religiosas que en 1571 instalaron el Convento de la Agustinas de Chile, las primeras monjas de clausura en el país. La primera iglesia de las Monjas de Santiago, bajo la advocación de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, estaba situada en Ahumada esquina Agustinas y fue destruida por el terremoto de 1647. La calle ha sido desde entonces una de las más importantes arterias de la capital. En ella está el Teatro Municipal, en el mismo lugar en que estuvo la Real Universidad de San Felipe y la primera imprenta. El viejo y recordado edificio del Hotel Crillón, ocupado hoy por una gran tienda está en la esquina nor poniente de Ahumada y Agustinas.
La calle “atravesada” de San Antonio, que va del río hasta la actual Alameda, es de las calles que el Alarife Gamboa diseñó junto a Pedro de Valdivia, hace 465 años. Partió como callejón y durante años fue conocida como el Callejón del Socorro, pero tuvo un vecino ilustre: Francisco Pastene se hizo famoso al rechazar con sus propias fuerzas la incursión del corsario Cavendish en Quillota en 1587. La calle llevó por unos años el nombre de Licenciado Pastene en su honor. Luego volvería a ser un callejón y basurero, a veces, escenario de las “guerras de pedradas entre santiaguinos y chimberos”. Su actual nombre se debe a que desde lejos, por la puerta lateral, se veía la imagen de san Antonio, en la tercera nave de la iglesia de San Francisco, santo que es objeto de fervorosas peticiones de las solteras jóvenes santiaguinas. San Antonio de Padua nació en Portugal en 1195 con el nombre de Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, pero su nombre más conocido se lo debe a la ciudad en que murió y en la que se guardan sus reliquias. Es el patrón de las mujeres estériles, los pobres, los viajeros, los albañiles, los panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. La sabiduría popular asegura que es verdaderamente extraordinaria su intercesión.
La actual calle Moneda, muy cerca de la pantanosa Cañada y demasiado lejos de la Plaza de Armas, fue durante gran parte de la Colonia apenas un callejón. Francisco de Riberos es el único conquistador que la habitó y su primer nombre fue “Calle Real”. Luego sería conocida como “Calle tapada de las Monjas” porque las Clarisas la tapaban entre las actulaes Miraflores y Mac Iver y las monjas Agustinas tapaban el tramo entre Ahumada y Bandera. Años más tarde un fragante árbol haría que fuese bautizada como la “Calle del Chirimoyo”. En 1804 fue inaugurada la Real Casa de Moneda, con planos de Joaquín Toesca, entre Morandé y Teatinos, en el antiguo solar de los monjes Teatinos. Su nombre actual se consagró cuando el palacio de acuñación de monedas se convirtió en la sede de Gobierno y residencia del Presidente, durante el gobierno de Manuel Bulnes, en 1845. En adelante muchos mandatarios lo ocuparon como residencia y Casa de Gobierno y cumplió labores de acuñación y sede de gobierno hasta 1922.
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