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viernes 16 de abril de 2010
Glaciares cubiertos y de roca:
Con GPS y medidores de temperatura, expertos canadienses, chilenos y franceses determinan la magnitud de su desplazamiento y deshielo.
Richard García y Cristián Carvallo
No todos los glaciares están a la vista. Existen dos tipos que cuesta distinguir: los glaciares cubiertos o tapados, y los de roca. Los primeros están ocultos debajo de una fina capa de piedras, y los segundos yacen hasta a 5 metros de profundidad.
Y ambos contienen un bien que en el futuro se dice que podría ser objeto de guerras: agua, pero congelada.
Desde 2003 que el alemán Alexander Brenning, doctor en geografía y hoy académico de la U. de Waterloo, Canadá, trabaja con instrumental especializado en el seguimiento de los glaciares cubiertos y de roca del cerro Punta Negra, en el sector Laguna Negra del Cajón del Maipo.
Los análisis de su equipo, en el que participan también científicos chilenos y franceses, muestran que los glaciares de roca, en particular, todavía presentan bastante estabilidad frente al cambio climático, como lo corroboró una comparación de fotos aéreas y modelos digitales del sector captadas en 1955 y 1996.
Pero también descubrieron que la capa de piedras que cubre a los glaciares tapados no ha sido lo suficientemente fuerte para evitar el impacto del aumento de la temperatura: "Se nota una fuerte degradación y el crecimiento de depresiones por la fusión de hielo".
A los de roca, en cambio, los protege el hecho de estar a mayor profundidad. El geógrafo dice que éstos, en rigor, no son glaciares, sino consecuencia del permafrost, como se conoce al suelo cuando pasa por temperaturas menores a cero grados por más de dos años. "Es suelo permanentemente congelado y por eso influye en el sistema hidrológico, y además es importante para estabilizar las laderas", explica.
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Los glaciares de roca son muy abundantes en la cordillera chilena, sobre todo en la zona semiárida desde Santiago a Copiapó. "Poseen un contenido de hielo entre 40 y 70% y se desplazan lentamente debido a su propio peso. Son una mezcla de hielo y detritos o fragmentos de roca".
Llama la atención, respecto de los glaciares de roca, que se encuentran en zonas mineras donde se ha depositado sobre ellos roca estéril. Aseguran que allí la velocidad de deterioro es mucho más acelerada: "La media de desplazamiento de los glaciares rocosos es de 35 centímetros al año, pero en condiciones de intervención, como es el caso de las minas, el desplazamiento puede llegar hasta 20 metros al año, algo que es inmanejable".
"Nosotros conocemos en la zona de Santiago la mina Los Bronces, de Anglo American y División Andina de Codelco, donde hay depósitos de lastre sobre glaciares rocosos. Eso está bastante bien documentado y publicado". Una eventual falla de estos depósitos, advierte, podría traer impactos de gran alcance como consecuencia de un desplazamiento violento.
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