sábado 10 de abril de 2010
La nave de la primera flota de la aerolínea cayó al desierto en 1939 y fue olvidada por 68 años. Ahora será pieza de museo.
IVÁN MARTINIC
La nave de la primera flota de la aerolínea cayó al desierto en 1939 y fue olvidada por 68 años. Ahora será pieza de museo.
IVÁN MARTINIC
Bajar los restos del LAN 18 desde la meseta de Chiza, con paredes casi verticales de 1.100 metros de altura, fue una de las etapas más complejas del rescate. Un helicóptero de la FACh los trasladó hasta la pampa, camiones los llevaron a Iquique y un Hércules C-130 los dejó en Santiago. Ese 2007, el general (r) Gutiérrez y dos ayudantes subieron a pie y caminaron cinco horas hasta que uno de éstos, Marco Contreras, dio con el avión.
Foto:Museo Aeronáutico
Para reconstruir el fuselaje, el equipo liderado por el ingeniero aeronáutico Mario Magliocchetti usó una especie de pino exclusiva del Hemisferio Norte.
El piloto Luis Carmona voló en LAN hasta 1955. Falleció en 2001.
Ya terminado el exterior, los restauradores trabajarán en la última etapa: el tapizado interior, los asientos y el panel de instrumentos.
El general (r) Ricardo Gutiérrez no es arqueólogo ni explorador, pero en mayo de 2007 tuvo que vestirse de ambos para protagonizar una aventura digna de Indiana Jones.
Como director del Museo Aeronáutico, Gutiérrez encabezó una misión sin precedentes para rescatar el Fairchild FC-2 o LAN 18, un avión de la primera flota de la Línea Aérea Nacional que se accidentó en el desierto en 1939. Olvidado durante 68 años, fue redescubierto en 2007 por pilotos de la Fuerza Aérea.
La sequedad del desierto lo conservó en buenas condiciones. El armazón del fuselaje estaba casi entero y se hallaron diversos elementos -hasta un diario de la época- que dieron pistas sobre el origen del vuelo.
Una monografía de esta historia, del investigador aeronáutico Iván Siminic, relata que a las 10:15 horas del viernes 24 de febrero de 1939 el LAN 18 despegó desde Iquique con destino a Arica. Era un vuelo aeropostal, al mando del piloto Luis Carmona Lopehandía. A bordo iban un pasajero, el comerciante Cantalicio Valdebenito Vargas, y cinco kilos de carga.
Media hora después hubo una falla de motor -"casual", diría el sumario posterior-. Sin más opción, Carmona aterrizó de emergencia en una meseta de 1.100 metros de altura, flanqueada por las quebradas de Camarones y Chiza.
El LAN 18 dio botes -aún visibles en la arena- y se detuvo tras romper el tren de aterrizaje y el ala derecha. Carmona y Valdebenito sobrevivieron, y fueron rescatados tres días más tarde por carabineros.
Setenta y un años después, el general (r) Gutiérrez no se cansa de repetir que la experiencia ha sido "maravillosa". Desde fines de 2008, expertos del museo trabajan minuciosamente en restaurar el LAN 18. Con las piezas originales reconstruyeron el 75% de la estructura, y tras una acuciosa investigación histórica (reunieron planos, fotografías y elaboraron una maqueta virtual con apoyo de la U. Andrés Bello) fabricaron el 25% restante.
Hoy, el avión está casi listo, a la espera de ser presentado el 13 de julio, cuando el Museo de la Dirección General de Aeronáutica Civil celebre sus 66 años.
Tanto cariño por la aeronave, dicen en el museo, se explica por varias razones. Fue encargada por Arturo Merino Benítez, que buscaba potenciar la naciente LAN como respuesta a la incursión de líneas aeropostales extranjeras en el país. También fue uno de los seis aparatos que, inspirados en el Fairchild FC-2 estadounidense, se fabricaron íntegramente en Chile entre 1934 y 1936. Y una vez en exhibición, será el segundo avión más antiguo del museo, después del Gipsy Moth de 1928, pero el primero rescatado en Chile. Una joya.
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