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sábado 27 de noviembre de 2010
El patrimonio material está en constante peligro en nuestro país y el último terremoto deterioró y botó gran parte de lo que quedaba. Por esto, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes destinó más de 2 mil millones de pesos para ayudar a reconstruir 35 obras emblemáticas, en cinco regiones de la zona central. La idea es beneficiar a iglesias, museos, parques y centros culturales con valor cultural, histórico, arquitectónico o comunitario para que recuperen su integridad original.
Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Viviana Morales R.
Juan Carlos Romo
La Iglesia de La Matriz en Valparaíso, el Centro Cultural de Peralillo, el Museo Pedro del Río Zañartu en Hualpén, la Parroquia de Los Carmelitas en Viña del Mar, el corredor José Miguel Carrera de Curepto, el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago. Estos son algunos de los 39 proyectos que fueron elegidos por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes para recibir fondos para el cofinanciamiento de su reconstrucción a causa de los daños sufridos por el terremoto del 27 de febrero. La iniciativa surgió como una manera de aportar al cuidado del patrimonio por parte de esta entidad, sin centrarse sólo en aquellos denominados con la categoría de monumento, sino ampliando el beneficio a aquellas iglesias, museos, centros culturales e incluso piletas que tienen gran valor histórico y juegan un importante rol en la comunidad, como la Fontana de Tritones de la Plaza de Armas de Tomé, figura que tiene más de cien años de antigüedad y que es reconocida por todos los habitantes y visitantes como icono de la ciudad.
Desde la región de Valparaíso hasta la del Bío Bío se convocó a los municipios, fundaciones u obispados para que postularan todos los inmuebles en los que urgía apoyo económico para la recuperación. Se tomó en cuenta su valor patrimonial, arquitectónico, urbanístico, turístico y comunitario; y como condición principal se puso que debían ser de uso público. Tratando de lograr un equilibrio entre construcciones de tipo religioso y civil, y que hubiera una equitativa repartición entre las cinco regiones más afectadas por el terremoto, un jurado presidido por el arquitecto Juan Lund -jefe de la Unidad de Infraestructura del Consejo de la Cultura- eligió en un comienzo 14 propuestas y luego 25 más, consiguiendo entregar un total de $2.700 millones.
La iglesia de Los Carmelitas en Viña del Mar ya había comenzado las obras antes de postular a este fondo de reconstrucción por la urgencia que tenía de acoger a sus fieles, y los 35 mil millones recibidos los destinó a las terminaciones de sus ornamentos. De estilo neogótico y un verdadero referente de la Avda. Libertad, el templo se encuentra actualmente cerrado y en su interior se trabaja arduamente para abrir nuevamente en Navidad.
En Valparaíso se eligieron dos edificios emblemáticos: la Biblioteca Santiago Severín y la Iglesia de La Matriz. La primera es la más antigua de carácter público que existe en el país -se terminó en 1912- y sufrió graves daños en los cielos y estructuras del tercer piso, quedando inhabilitados el auditorio y la gran sala de lectura; además de varios desprendimientos de material en su fachada. En el Barrio Puerto, La Matriz a simple vista presentó deterioros menores, "pero es de tal antigüedad y tal complejidad estructural que requiere de permanente mantención. Es una especie de joyita que tienes que estar afirmando por todo lados y necesita de un reforzamiento que le permita asegurar su permanencia", dice Juan Lund.
El nivel de intervención no es el mismo en todos los casos, por eso cada proyecto requiere de distinto presupuesto, con un tope de 100 millones, considerando que estos fondos corresponden sólo a la mitad del costo total de su reconstrucción. La otra parte debe ser captada por otros medios como condición para recibir esta ayuda del Consejo, ya sean recursos propios o donaciones de particulares o empresas. Así, el programa busca dar un impulso -"en forma modesta", dice Lund- a la recuperación patrimonial del país, y si bien el presupuesto inicial era de 900 millones, éste se amplió para poder ir en apoyo de obras que estaban en lista de espera, tan significativas como la Sala Arrau del Teatro Municipal, la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Nancagua, la escuela San Ignacio en Calera de Tango, el Santuario Santa Rosa de Pelequén, la Casa de la Cultura de Coronel, y muchas otras que son un referente para las distintas comunidades.
Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Viviana Morales R..
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