449 años de la historia de la iglesia se albergarán en nuevo edificio
La Iglesia Católica preserva desde el siglo XVI buena parte de la historia del país en un archivo repartido en varias dependencias. Esos espacios se han hecho estrechos y la valiosa documentación exige estándares internacionales de conservación. Para ello, una comisión ya elaboró un proyecto arquitectónico en el actual Seminario Mayor.
Magaly Arenas Zapata
Más de alguien podría preguntarse por qué la arquidiócesis de Santiago necesita construir un archivo. La respuesta es clara. La iglesia chilena no sólo posee valiosa documentación religiosa sino también civil y artística. Esto porque hasta la instalación del registro civil en todo el país, la iglesia operaba como tal. Esto explica que hoy en día, cada año alrededor de 700 personas comunes y corrientes recurran a los archivos de la iglesia en busca antecedentes familiares o documentos que ameriten ciudadanía, esto porque la administración civil reconoce validez pública a los registros parroquiales hasta 1925.
Como explica monseñor Fernando Chomalí "este repositorio, el más importante del país después del Archivo Nacional, posee fondos documentales desde el siglo XVI hasta la actualidad. Los documentos allí conservados provienen del antiguo Obispado de Santiago que hasta 1840 comprendía más de la mitad de Chile, a los que se han ido sumando otras colecciones''.
El arquitecto Raimundo Lira cuenta que "antes de abordar el proyecto, se visitaron los archivos diocesanos de las ciudades alemanas de Colonia, Würzburg y München, además del Archivo Nacional de Chile, donde se recogió información acerca de las últimas tecnologías de archivística y conservación de documentos''. Y añade que en lugar de utilizar algún edificio histórico "que habría tenido un costo de adaptación imposible de abordar, se decidió la construcción de un nuevo edificio que pudiera albergar toda la documentación actual que se estima en 1,5 kilómetros y que se proyectará para los próximos 50 años, con una capacidad para 5 kilómetros de documentos''.
El edificio, que se emplazará en terrenos del Seminario Pontificio Mayor, ubicado en la comuna de La Florida, tendrá una superficie construida de 2.500 m {+2} distribuidos en cuatro pisos, más un subterráneo. Se dividirá en depósitos para guardar documentos, zonas para recepción y clasificación de documentos, oficinas administrativas, sector de atención a investigadores y público en general.
Una de las preocupaciones del arquitecto fue incorporar el edificio de manera armónica al conjunto del seminario que es obra de Cristián Fernández Cox, premio nacional de arquitectura, y que destaca por una distribución octogonal de los edificios.
Un aspecto llamativo de la obra es que, contrario a lo que uno pudiera imaginar, los depósitos no serán subterráneos ni tampoco estarán en el primer piso, sino en el tercero y cuarto. Esto en consideración al espacio disponible y a que deben quedar totalmente aislados del resto de las instalaciones del archivo".
"El edificio del archivo diocesano de Santiago será uno de los mejores y más moderno de toda Latinoamérica. Está concebido con las últimas tecnologías de control térmico y seguridad, lo que permite su funcionamiento con muy bajos costos operativos, que lo hacen sustentable en el tiempo'', sostiene Lira.
Para concretar este proyecto, desde el año 2009 viene trabajando la "Comisión Pro Construcción del Archivo Arquidiocesano de Santiago", presidida por monseñor Fernando Chomali, obispo auxiliar y vicario general de la Arquidiócesis y moderador de la curia. Y la integran, entre otrros, Hans Kast, canciller del Arzobispado de Santiago y director del archivo diocesano, Ximena Cruzat, Raimundo Lira Valdés, Hernán Rodríguez y Andrés Tocornal. Ellos ya tienen listo el terreno y el proyecto arquitectónico, pero la obra implica una inversión de 4 millones de dólares, considerando construcción y mobiliario. Para la recaudación de estos fondos cuentan con el patrocinio de la Corporación del Patrimonio Cultural de Chile.
Una carta al Padre Ovalle de 1647: "Súbito vino un temblor''
En el archivo es posible encontrar una diversidad sorprendente de documentos, como cuenta la historiadora Ximena Cruzat, quien destaca uno que se refiere a las asociaciones femeninas de caridad del siglo XIX en momentos en los cuales las mujeres no tenían derechos políticos, pero sí eran capaces de organizarse en asociaciones femeninas de manera formal. Otro documento muy singular hace mención al lenguaje de las campanas y de la manera que repicaban según se tratase de un evento religioso o civil.
A continuación un extracto de la carta del padre Juan González Chaparro, sacerdote jesuita, al padre Alonso de Ovalle, procurador general en Roma, informándole del terremoto del 13 de mayo 1647.
"A trece de mayo a la diez y media de la noche... súbito vino un temblor y terremoto tan horrible y espantoso que en menos de cuatro credos asoló y derribó toda la ciudad..."
"Amaneció a todos el día martes y como si saliesen de la otra vida se miraban unos a otros sin tener que comer, enterradas las comidas, los molinos por el suelo, sin poder servir de las acequias, ciegas con tantas ruinas..."
"No causará menos compasión el sobresalto con que todos los corazones de estos afligidos ciudadanos se hallaban sobresaltados con un invierno riguroso en las manos, sin abrigos con que cubrirse, sin casas donde morar y sin bastante sustento con que alimentarse. Temen rigurosa peste ocasionada por la corrupción de tantos animales que no se han podido sacar de las ruinas..."
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