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domingo 20 de febrero de 2011
VISITA Esta semana evaluó los daños en la basílica de Lourdes:
El artista tendrá la misión de reconstruir, en su taller en Chartres, la obra que su progenitor realizó hace 60 años para el templo santiaguino.
Gustavo Villavicencio
Si hay algo que los religiosos asuncionistas tienen es perseverancia. Once meses fueron necesarios para que el superior provincial de esa comunidad religiosa -que atiende la basílica de Lourdes, en la comuna de Quinta Normal- lograra convencer al vitralista francés Jacques Loire, para que dejara su taller en Chartres (Francia) y viniera a nuestro país a evaluar los daños sufridos, tras el terremoto de febrero de 2010, en los grandes vitrales realizados por su padre Gabriel Loire, a finales de los años 40.
Hace una década que Jacques Loire no pisaba la basílica de Lourdes en Santiago y se emociona al recorrer y mirar con asombro la obra que su progenitor hizo cuando él tenía siete años. Loire conoce mejor que nadie el trabajo realizado en esta iglesia y durante su recorrido junto a "El Mercurio", es capaz de percatarse de los más mínimos daños sufridos por los vitrales del templo, que a simple viste no se logran ver. A sus 78 años, confiesa que su mejor escuela fue su padre, quien falleció en 1996, dejando su trabajo distribuido en iglesias de los cinco continentes. Ahora lo continúa el mismo.
Su actual taller fue construido por su padre y se encuentra ubicado a 80 kilómetros de París, donde es vecino de la imponente Catedral de Chartres. El "atelier" de los Loire, se caracteriza por contar con varios "bodegones", algunos de ellos adaptados para albergar vitrales en su tamaño natural. Actualmente en el taller trabaja la tercera generación Loire, cuyo trabajo en el mundo es conocido principalmente por la "tradición oral", ya que todas sus obras las realizan por encargo, la técnica más usada por ellos es la conocida como "martilleo", donde el vidrio es trabajado con un martillo y cincel, como si se tratara de una escultura. El espacio cuenta con grandes áreas verdes, donde los vitrales son expuestos al sol y las inclemencias del tiempo para ver su resistencia. Sólo en Francia el taller tiene obras distribuidas en más de una treintena de iglesias.
Después de permanecer una semana en Chile y realizar una cuidadosa inspección a los 652 metros cuadrados de vitrales, Loire comenta "cuando me enteré del terremoto de Chile, inmediatamente pensé que había sucedido lo peor con las obras realizadas por mi padre. Las fotos que me llegaban me mostraban un desastre... Estando ahora en terreno me doy cuenta de que los daños son bastantes serios y que los vitrales que resultaron dañados tendrán que ser restaurados en mi taller en Francia, ya que ahí se encuentra las maquetas originales de cada uno de ellos", comenta.
Los daños provocados por el terremoto en el conjunto llamado "los misterios del rosario" no fueron menores, a dos de las ocho columnas se les desplomaron 20 paneles, lo que hace complicada su restauración porque su contenido, por su carácter figurativo, es difícil de reconocer y sólo pueden ser restaurados con las maquetas originales.
Un equipo de no más de 15 personas será el responsable de volver a dar vida a los vitrales de Lourdes. La tarea no será fácil, primero habrá que revisar cuidadosamente los planos originales y desde esa base rehacer las estructuras dañadas. Lo más complicado de todo el proceso será dar con el color de los originales de los vidrios, los que en su mayoría ya no existen. El costo total de la restauración se eleva a los 400 millones, dinero que actualmente gestiona una comisión, encabezada por el religioso asuncionista Ramón Gutiérrez, director del "Eco de Lourdes".
Según Loire, el daño en la basílica de Lourdes podría haber sido mayor. "En 1985, mi padre solicitó a los asuncionistas reforzar algunos vitrales con huinchas de metal, lo que sin duda ayudó a que no se cayeran. Esta técnica se usó principalmente en los de mayor tamaño, como el Árbol de Jessé, que se encuentra ubicado sobre el coro".
Actualmente las piezas que resultaron dañadas se encuentran embaladas en Lourdes, listas para partir en marzo a Francia, donde el proceso de restauración tomará aproximadamente ocho meses. "Estos vitrales son piezas complejas, ya que están divididos en varias ventanas, con los desplomes del terremoto las piezas están completamente mezcladas, existen muchos trozos de vidrio que no podrán ser utilizados nuevamente. Ahí está el desafío de nuestro taller, habrá que rehacer las piezas, con la misma técnica que se usó hace 60 años: un trozo de vidrio, por un lado plano y por otro martillado, que no debe tener más de dos centímetros de espesor. Es una técnica muy antigua, que muy pocos centros de restauración realizan en el mundo", cuenta Loire.
¿Se encuentra en extinción el arte de los vitrales? La respuesta de Loire es enérgica: "Jamás, es un arte que no muere, siempre se van a construir catedrales e iglesias, esto es arte y arte sacro puro, que no puede ser reemplazado por nada. Es un encuentro personal del hombre con Dios, por medio de la luz, el color y el vidrio".
El trabajo realizado por Gabriel Loire en Lourdes, según su hijo, "es un verdadero patrimonio artístico para el pueblo chileno. Es por eso que quise venir y he puesto mi taller a disposición de los religiosos asuncionistas, a pesar de tener mucho trabajo, asumir este desafío que sin duda representará mucho esfuerzo para los peregrinos de Lourdes y para nosotros como empresa familiar. La idea nuestra es intentar mantener vivo el recuerdo de nuestro padre, que pasó varios años de su vida realizando esta obra", señala el artista.
Un vitral misterioso
Ubicado en el lado norte de la basílica, sobre el altar del Sagrado Corazón, se encuentra el vitral de los misterios del Rosario, que será el primero en ser reparado en Francia.
La ubicación de estos vitrales obliga a observarlos desde el centro y luego mirar hacia cada costado. Están colocados en delgadas hileras de ocho ventanales. Algunos estudiosos del tema indican en sus obras que "hubo un problema de instalación" porque los vitrales no muestran el orden acostumbrado de los quince misterios del Rosario. Según los Asuncionistas, no hubo un error, sino la voluntad del padre Zenobio Goffart, quien determinó su ubicación final.
Para el visitante resulta un verdadero desafío encontrar los quince misterios del rosario, pero están. La fecha de esta obra, conforme a la firma que se encuentra en una de las vidrieras, es del año 1949.
Foto:KAREN CRAVERO
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