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sábado 26 de febrero de 2011
1Es necesario reforzar los pilares con hormigón para evitar el derrumbe del Museo de Historia Natural.
2En el patio principal se realizan eventos privados y empresariales.
3Antes de ser un museo, el Histórico Nacional fue la Real Audiencia durante el siglo XIX.
5La estructura de la biblioteca castrense no soportó el fuerte movimiento telúrico de febrero pasado.
6Las salas exhiben una colección de armamentos tanto de Chile como del extranjero.
7El Museo Histórico y Militar se encuentra cerrado al público hasta el año 2012. Sólo se habilitó una parte para la Bienal de Arquitectura.
8El edificio, que fue construido con albañilería simple, resistió todos los terremotos, menos el último.
9La exposición egipcia "Panubis" fue suspendida justo después de la catástrofe.
10El recorrido del museo comienza desde los primeros habitantes de Chile hasta la historia del siglo XX.
11Los arreglos duraron siete meses y fueron avaluados en 117 millones de pesos.
Después del terremoto, los tres museos históricos de Santiago resultaron dañados. El Histórico Nacional ya fue reparado y reabierto al público, mientras que el Histórico y Militar sigue cerrado y con fallas estructurales. El caso más grave es el de Historia Natural, que aún corre peligro de derrumbe.
Texto, Pamela De Vicenzi Torres
No sólo guardan una porción de nuestro patrimonio, sino que en sí mismos constituyen parte de la herencia arquitectónica del país. Los tres museos históricos con sede en Santiago -Histórico y Militar, de Historia Natural e Histórico Nacional- han permanecido en pie durante muchos años, resistiendo al menos una decena de terremotos. El Estado, a través de sus instituciones, realiza esfuerzos económicos para conservarlos, conscientes del deterioro del tiempo y de los fenómenos geográficos, aunque en ocasiones como la de febrero pasado, la magnitud del sismo por poco derribó siglos de historia.
Inmediatamente después del desastre, el Consejo de Monumentos Nacionales revisó la arquitectura antigua afectada. Pero ya ha pasado un año y dos de ellos siguen cerrados al público, esperando los fondos para revertir los daños.
La rehabilitación es un trabajo lento y altamente costoso. Por ello, Magdalena Krebs, directora de la DIBAM, es cautelosa ante esta situación: "No es posible pensar en que un edificio de valor histórico será reparado de manera rápida. Es como un enfermo: tienes que hacer un diagnóstico, los médicos hacen un tratamiento y hay que ver cómo responde el paciente", explica. En general, los museos no sólo necesitan ser arreglados, sino que también requieren "de una ampliación para albergar apropiadamente sus colecciones. Ese es un proyecto de otra envergadura y estamos estudiando distintas alternativas. Pero no se puede esperar magia. Es más complejo intervenir un edificio que construirlo", agrega Krebs.
Al borde del derrumbe
Es uno de los más antiguos de América y fue construido por Paul Lathoud en 1873 para albergar los estudios biológicos de Claudio Gay. El Museo de Historia Natural, ubicado en el parque de la Quinta Normal, se fundó para dar a conocer la naturaleza chilena y exponer distintas especies de flora y fauna. Aunque esta edificación ha resistido todos los terremotos desde su nacimiento, el gran movimiento del año pasado debilitó seriamente su estructura.
A simple vista la fachada no evidencia más daños que unas cuantas grietas. Pero la realidad es distinta al ingresar. En la nave central, el famoso esqueleto de una ballena está envuelto en plásticos y cubierto de polvo. El techo ejerció una gran presión y desde él cayeron trozos de madera. La falla estructural del museo es tan grave que el pronóstico de los expertos es lapidario: una réplica superior a 7 grados, que oscile de este a oeste, lo derribaría como efecto dominó. Por ello es urgente reconstruir los muros de la parte central que sólo cuentan con una base reforzada de hormigón que data de los años cuarenta y que evitó el colapso total.
Debido a que no se obtuvieron fondos adicionales para reformar su estructura, el museo debe desviar para esta función 130 millones de pesos de su presupuesto, destinados a otros fines. Su director, Claudio Gómez, recalca la importancia de la ayuda gubernamental para salvarlo: "Este es un museo nacional, y como tal el Estado debe hacerse cargo en gran parte de su reparación y operación. Es lo que corresponde", afirma.
Para el Día del Patrimonio Nacional la exposición programada debió efectuarse fuera del museo, y quizás este año la historia se repita, ya que el edificio permanecerá cerrado al público al menos hasta que se habilite el primer nivel y la estructura deje de ser un riesgo para los visitantes.
Museo a medias
El edificio Alcázar, que albergó a la Escuela Militar durante la primera mitad del siglo XX, fue construido por Henry Victor Villeneuve en 1887. Inspirado en la arquitectura Neo-manierista francesa, ha funcionado como museo por más de una década, incluso como centro de eventos. El año 2000 sufrió un incendio que terminó con buena parte del inmueble, tras lo cual se restauró por completo.
Aunque los daños provocados por el último gran sismo son de mediana gravedad, el museo permanece cerrado; sólo se abrió el primer piso y su auditorio -reparado en tiempo récord- para llevar a cabo la XVII Bienal de Arquitectura. Sin embargo, el segundo nivel todavía presenta muros con problemas, como uno de la biblioteca que colapsó con la caída de estructuras instaladas en la reconstrucción post incendio. Así también las paredes de las salas de exposición.
El coronel Leonardo Pérez, jefe del Patrimonio Cultural del Ejército, cuenta que las obras tienen un costo de 1.500 millones de pesos, aproximadamente, dinero que proviene de los seguros comprometidos. De éstos, un tercio ya se ocupó en algunas remodelaciones; el resto se empleará durante este año para la reapertura en 2012, mientras se aceleran trámites internos para continuar con los trabajos.
Rescate logrado
Tras dos siglos de existencia, sobrevivió a la catástrofe. El edificio del Museo Histórico Nacional, levantado en 1804 e inaugurado cuatro años después, representa una de las herencias post coloniales de Chile. Juan José de Goycolea y Zañartu fue su arquitecto, quien pensó en una obra Neoclásica para acoger la nueva Real Audiencia, luego de un terremoto que demolió gran parte de las construcciones de aquellos años.
Si bien recibió arreglos antes del 27 de febrero, el desplazamiento de tejas y el desprendimiento de un balcón de la torre obligaron a cerrar sus puertas. Por suerte y para sorpresa de sus funcionarios, la evaluación realizada por los expertos no arrojó resultados negativos. Los objetos que se deterioraron, así como la pintura de la Fundación de Santiago, fueron inmediatamente restaurados, como también unas antiguas placas fotográficas que ya estaban digitalizadas. La eficacia de estas obras permitió la reapertura del primer piso en junio y del segundo en octubre.
"El deterioro fue estético. En 1985 ya se había reforzado la torre, por lo que, en general, la estructura resistió bastante bien. El mayor trabajo fue mover las colecciones", cuenta Isabel Alvarado, su directora. Gracias al aporte de la DIBAM y del Ministerio de Hacienda, fue posible costear la reparación.
El rescate de los museos históricos es un trabajo arduo y a largo plazo, que implica un costo avaluado en cientos de millones de pesos. Lo importante es protegerlos ante una nueva catástrofe, para impedir así la pérdida de una gran parte de la historia chilena.
Texto, Pamela De Vicenzi Torres.
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