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Viernes 18 de marzo de 2011
Héctor Lizana, organillero chinchinero de 83 años, es el protagonista del documental “Tres chinchineros”, trabajo que fue seleccionado para competir en el próximo Festival Internacional de Cine de Guadalajara, evento de clase mundial en el que destacará la presencia del director alemán Werner Herzog.
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Documental “Tres chinchineros” se codeará con Werner Herzog
Viernes 18 de marzo de 2011 Actualizada 11:28
La Nación
La historia de un octogenario clan de chinchinero será estrella invitada en Festival Internacional de Cine de Guadalajara, junto a gente como Willem Dafoe, Eva Longoria y Werner Herzog que también participarán del certamen.
Héctor Lizana, organillero chinchinero de 83 años, es el protagonista del documental “Tres chinchineros”, trabajo que fue seleccionado para competir en el próximo Festival Internacional de Cine de Guadalajara, evento de clase mundial en el que destacará la presencia del director alemán Werner Herzog.
El documental independiente que registra el viaje de una familia de organilleros chinchineros de la comuna de San Ramón, será una de las obras destacadas en la selección oficial de la edición 26 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, a realizarse entre el 25 de marzo y el 1 de abril.
La opera prima del debutante realizador Roberto Riveros, competirá junto a otras 13 producciones españolas, venezonalas, brasileñas, argentinas y uruguayas.
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La opera prima del debutante realizador Roberto Riveros, competirá en la categoría de Largometraje Documental Iberoamericano, junto a otras 13 producciones españolas, venezonalas, brasileñas, argentinas y uruguayas.
En el evento, uno de los más importantes de la industria audiovisual a nivel mundial y por cierto, continental, contará con la participación del director alemán Werner Herzog, además de las estrellas de cine y televisión norteamericana Willem Dafoe, Eva Longoria y Edwar James Olmos, entre otras figuras invitadas.
De esta forma, Héctor Lizana, organillero chinchinero de la comuna de San Ramón y protagonista del documental, trascenderá fronteras y dará a conocer su oficio, historia y tradición desde México al mundo.
A nivel nacional, “Tres Chinchineros” ha sido reconocido con el premio al mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Rengo y con la primera mención honrosa del In-Edit Nescafé 2010.
Linaje Lizana
Tres Chinchineros, es un documental ganador del Fondo de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el patrocinio de la Comisión Bicentenario. Este trabajo pretende dejar desde una perspectiva universal, registro sobre la existencia y excepcionalidad del chinchinero chileno, personaje único en el mundo que surge como acompañante del organillo y que le dio al oficio y la música una dimensión nueva sin paralelo en el mundo.
El trabajo sigue a Héctor, chinchinero y patriarca del clan familiar Lizana (que suma cuatro generaciones dedicadas al oficio), en un viaje junto a su hijo Manuel y tres de sus nietos, desde San Ramón hacia Waldkirch, Alemania, lugar donde se celebra el "Festival Internacional del Organillo" y ocasión en que participantes de los cinco continentes serán testigos de un despliegue escénico inédito y de una realidad extinta en casi todo el planeta.
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Viernes 3 de julio de 2009
Por Patricio Lazcano / La Nación
El organillero
Héctor Lizana es la tercera generación de una familia que lucha por evitar la extinción de este arte.
En fotos: Héctor Lizana, el organillero
"Yo prácticamente nací en un organillo", dice Héctor Lizana (32). En efecto, proviene de una familia centenaria en el oficio. Su abuelo, del mismo nombre, ya en 1936 acompañaba a otro organillero vendiendo pelotas de aserrín. En 1953 ya tenía su propio instrumento, en el que Manuel, padre de Héctor, aprendió a tocar. "Hoy, junto a mis hermanos (Manuel y Cecilia), somos la tercera generación", agrega con orgullo.
Nacido entre organillos -su madre, originaria de Valparaíso también proviene de una familia de organilleros-, Héctor empezó a tocar a los 13 años. "Es fácil", asegura. "Sólo hay que saber en qué velocidad está la música", explica.
Pero la tradición familiar no sólo se limita a la ejecución del organillo y el chin chin. También son reparadores y fabricantes de estos instrumentos, una titánica labor. Hacer uno demora casi un año completo. "En 2006 hicimos dos aparatos, junto a mi hermano Manuel". Pero no sólo la fabricación es la difícil. Su comercialización tampoco es fácil, debido al alto costo del instrumento: 9 millones de pesos. "Es que los materiales son muy caros y es un trabajo muy delicado. Sólo hacer el rodillo metálico demora dos meses. Se coloca nota por nota y son miles", relata. Pero Héctor asegura que duran 80 años.
Sí han reparado muchos instrumentos en el taller que poseen en San Ramón. Su familia se adjudicó un Fondart para evitar la desaparición de este arte. "A medida que se van muriendo los organillos, van desapareciendo los exponentes", explica la razón del fondo. Hace algunas décadas eran más de 200 artistas. Hoy sólo quedan 32. Por eso ruega que le envíen organillos para reparar (fono 5433990).
http://www.organillolizana.cl/
Sin embargo, asegura que es un oficio en repunte, y como presidente de la Corporación Cultural de Organilleros de Chile busca mantener la tradición. "Ahora tenemos un joven de 29 años que está aprendiendo".
Héctor y su familia han viajado por el planeta mostrando su arte: a Alemania al evento de la especialidad más importante del mundo, el Festival Internacional de Organología en Waldkirch. También a Canadá y México. Si hasta las tablas de Broodway en Nueva York saben de su talento. También estuvieron en Cuba, en febrero pasado, en la Feria del Libro y saben de presentaciones en el Festival de Viña y la Teletón.
"AHÍ DURMIÓ MI PADRE"
Héctor tiene muchas historias, pero hay una que lo emociona. "Hace unos años nos presentábamos en la Feria Internacional de Artesanía, en el Parque Bustamante, cuando un empresario pidió que le reparamos un viejo organillo que tenía. Cuando fuimos a verlo, mi padre le dijo que él sabía cómo hacerlo. Incluso, le detalló las melodías que tenía. Intrigado, el hombre preguntó cómo sabía tanto. "Era el organillo que su padre, mi abuelo, arrendó por 40 años y sobre el que incluso, mi padre muchas veces durmió después de las largas caminatas que debía hacer con mi abuelo. Claro que lo reparamos", cuenta aún emocionado.
Héctor tiene dos hijos, Joe (11) y Linda (8), que ya lo acompañan en sus actuaciones. "Son la cuarta generación", dice. Es sanguíneo. Su hijo protagoniza un video de Juana Fe, que muestra la vida de un chinchinero. "¿Plata? Es que no lo hacemos por dinero, sino por amor. No te puedes imaginar la alegría que llevamos a las calles y eso es lo gratificante".
Reproduciendo ¡Ay m'hijita! (Organillo solo)
Teaser Documental "Drei Chinchineros"
Tres generaciones de organilleros chinchineros chilenos de la tradicional familia Lizana, comparten con el público de su barrio antes de emprender un viaje único, que los llevará a Waldkirch, Alemania, cuna del organillo donde se realizará el VIII Festival Internacional de este instrumento. A hacer patria con el chinchin en la espalda.
Dirección y producción, Roberto Riveros.
Cámara y montaje, Gonzalo Ramirez.
5/6/2008
Tres generaciones de chinchineros representan a Chile en Alemania
Serán los invitados de honor, y espectáculo central del VIII Festival Internacional del Organillo de Waldkirch, al cual asistirán alrededor de 30.000 personas de toda Asia, Norteamérica y Europa, en su mayoría coleccionistas, restauradores y fabricantes de organillos, quienes jamás en su vida han visto a un chinchinero, variación extrema, vistosa y única de este instrumento.
El grupo lo encabeza el patriarca de la familia, Héctor Lizana, de 80 años de edad, que baila con el chinchín en las calles de Santiago desde que tenía 6 años, y se declara inventor del clásico pasito del chinchinero. Lo acompañará su hijo Manuel, el más destacado maestro de organillos de toda Latinoamérica, y sus nietos Manuel, Guillermo y Héctor, este último, presidente de la Corporación Cultural Organilleros de Chile.
El documental
Roberto Riveros, junto a Gonzalo Ramírez, acompañarán a los chinchineros en este viaje donde, sin duda, la sorpresa del resto del mundo hablará sobre la excepcionalidad del fenómeno que se gestó espontáneamente en las calles de Chile, junto al organillo europeo.
"Chinchineros, nadie es profeta en su tierra", busca, desde una perspectiva universal, a través de la mirada de alemanes, franceses, italianos, e incluso chinos y japoneses, contribuir a la reconsideración del organillero chinchinero por parte del público chileno.
El documental patrocinado por la Comisión Bicentenario, cuenta con el auspicio de la "German Organ Builder Jaeger & Brommer" (los mayores fabricantes de organillos y órganos de iglesia del mundo), y la "Waldkirch Organ Foundation", de Alemania. También respaldan el proyecto el Goethe Institut y al Embajada Alemana en Chile.
El trabajo es un registro de carácter universal muy valioso para la resignificación del organillero chinchinero en Chile, y su descubrimiento en el resto del mundo.
Edición: Universia / RR
RADIO FOLCLÓRICA DE CHILE
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FUENTE: LA NACION
Miércoles 20 de junio de 2007
RODRIGO QUINTANA (33), AUTOR DE “CARTAS A UN AMIGO ALEMÁN”
Caja de música
Ayer, en la Cineteca Nacional, se exhibió un documental que rescata al único restaurador y fabricante de organillos en Chile. Acá, el periodista cuenta por qué decidió emprender un viaje por el chin chin y reivindicar una tradición popular que causa furor en el extranjero.
Gabriela García
-¿De qué se trata “Cartas a un amigo alemán”?
-Se llama así porque habla de Manuel Lizana Quezada, un restaurador de organillos que le escribe a un amigo alemán contándole que cofundó la Corporación Cultural de Organilleros de Chile hace 15 años, lo cual fue clave para salvar los organillos chilenos que llegaron desde Alemania. Allí, ha retocado 26 (en la época dorada, a principios del siglo XX, existieron 400). Pero este hombre tiene un sueño de niño: fabricar el primer organillo de este país. Y lo cumple el 2001. Actualmente lleva más de 10 hechos con la tecnología antigua, ha perpetuado la tradición e incluso viajó junto a los organilleros al Festival Internacional de Organillos de Waldkirch en el 2005, donde japoneses, alemanes e ingleses quedaron asombrados.
-¿Qué es lo que te motivó a registrar este tema?
-El amor que desde niño siento por la música del chin chin y el organillo. Además, es la única música urbana que existe en nuestro país, además de la cueca. Y si sigue viva, es porque hay un personaje potente que le ha dado continuidad a este himno cultural, cuyas proyecciones se están mostrando 15 ó 20 años después.
-Al parecer, no estamos hablando de un oficio en extinción, sino de una joya patrimonial que ha sobrevivido a la tecnología...
-Claro que sí. Los organillos están más vivos que nunca y la Corporación Cultural de Organilleros de Chile está en condiciones de presentarse en cualquier teatro del mundo. Ellos incluso tienen una puesta en escena, donde cuentan la historia del oficio en nuestro país y el 2008 vuelven a presentarse en Alemania.
-¿Es tu primer documental?
-Sí y tardé más de dos años en terminarlo porque junto al camarógrafo (Cristián Orellana), lo hicimos por amor al arte. En Chile, el documental no da para vivir. Hay que ser fichado como delincuente para ganar un fondo. Pero había que hacerlo, piensa que el único restaurador que existía (Enrique Venegas) se murió y lo único que queda de él es una entrevista hecha por José Donoso. Lo importante de Lizana es que es autodidacta y superó al maestro. Gracias a él hay organillos que tienen música nueva, que tocan el cumpleaños feliz, “La jardinera” de Violeta Parra y la marcha nupcial. Lizana ya ha vendido tres organillos a México y en cada uno demora ocho meses de trabajo. Es una artesanía, sobre todo la fabricación del rodillo que es el alma de éste. Es increíble, porque permite que salgan más de cinco mil notas para ocho canciones y está hecho con la tecnología del siglo XIX.
Portada ICEI > Noticias Santiago de Chile, viernes, 3 de julio de 2008
NOTICIAS
Proyecto audiovisual de alumno ICEI
Difusión del Patrimonio Cultural con el organillo y el "Chin Chín"
Hace más de 150 años los organillos llegaron a Chile desde Europa. Este 2008 volvieron a Alemania para demostrar que ese espacio cultural sigue existiendo acá, en la lejana Latinoamérica, aunque menos solo, porque aquí, lo acompaña el Chin Chín.
Cinco organilleros chilenos haciedo historia en Alemania, junto a los realizadores del futuro documental, Roberto Riveros y Gonzalo Ramírez.
Delegación Chilena en el 8º Festival Internacional del Organillo en la ciudad de Waldkirch, Alemania.
Roberto Riveros.
Un año y medio atrás, una nota para su trabajo en el Suplemento Mercado Mayorista de Las Últimas Noticias llevó a Roberto Riveros -egresado de periodismo de nuestra Escuela- a conocer a una familia que durante cuatro generaciones se había dedicado al oficio del Organillo y Chin Chín. De su contacto, surgió la posibilidad de ir a las mismísimasraíces del órgano en una lejana ciudad de Alemania llamada Waldkirch.
Riveros, junto con Gonzalo Ramírez -periodista de nuestra Universidad- emprendieron la tarea de realizar un documental con el apoyo del Fondo Audiovisual y, que será además, memoria de título guiada por la académica del ICEI Pamela Pequeño.
El trabajo narra el viaje que cinco cultores folklóricos y dos periodistas realizaron a Alemania a mediados del 2008 para asistir al 8º Festival Internacional del Organillo.
Según Riveros, lo que más le impresionó a los locales durante el Festival fue la presencia del para nosotros tradicional “Chin Chin”, enjundia artística propiamente de estas latitudes, si se considera que cuando el organillo llegó a Chile venía solo y fue acá donde, con el fin de acompañar el espectáculo que se hacía en las calles, se le agregó el toque y el baile del chinchín.
La novedad chinchinera no dejó indiferente ni a los Amigos del Organillo, ni a los miembros de las asociaciones de restauración ni a los fabricantes europeos asistentes a la Feria, para quienes este instrumento es considerado una pieza de museo, con toda la solemnidad y sentido de preservación que eso supone, un objeto “casi extinto”, en voz de los mismos entrevistados por Riveros y Ramírez en el país del orden. Pero más grande fue aún su sorpresa cuando los chinchineros dieron rienda suelta a su baile al son del compás ejecutado en sus espaldas.
Una larga historia de rescate patrimonial
A inicios de siglo pasado, Héctor Lizana emprendió lo que sería su largo camino en el arte del organillo y el Chin Chín, este último, instrumento que había visto por allá por el año 36 en Valparaíso. Tiempo después y con tres generaciones a cuestas, su hijo Manuel Lizana decidió retomar la tarea que había iniciado otro esforzado artesano que murió sin traspasar sus conocimientos de afinación a persona alguna. Fue así que Manuel, gracias a su buen oído y al bagaje y conocimiento del instrumento, se transformó en un afinador de organillos y su familia -con don Héctor a la cabeza- en voces autorizadas en lo que a folklore y patrimonio cultural se refieren.
Fue así como el año 2004 la familia Lizana establece contactos con empresarios alemanes, quienes visitan el país y les extienden una invitación para el citado festival. Los periodistas Riveros y Ramírez - el primero Director y Productor y, el segundo en Cámara y Montaje-, viajan a Alemania junto a ellos, apoyados por el Goethe Institute, el ICEI, la Comisión Bicentenario y las asociaciones de filantropía alemanas: "German Organ Builder Jaeger & Brommer" (los mayores fabricantes de organillos y órganos de iglesia del mundo), y la "Waldkirch Organ Foundation".
Tesis documental comprometida
El proyecto ganador del Fondo Audiovisual, que permitirá a Roberto Riveros concluir el documental, lo realizó bajo la creación de un colectivo artístico creado por él mismo y que se denomina “Disonante”. Para Riveros este tipo de acciones son muy necesarias y urgentes en tiempos en que los medios de comunicación no tienen toda la capacidad para emprender proyectos de esta naturaleza. Pues si bien, su primer contacto con la familia Lizana se dio por el medio en el que trabajaba, el desarrollo del documental debió ser gestionado de manera externa.
Para él –indica- es esencial que las nuevas generaciones de periodistas se atrevan a nuevos formatos y a movilizarse por nuevas temáticas, como lo son acercarse a estos oficios que han buscado nuevos nichos y se hacen un camino en esta modernidad. "Es importante realizar un aporte a la conservación de tradiciones y personas típicas de nuestra tierra, también desde su resignificación; creando en este caso un documental audiovisual dirigido a los chilenos desde una óptica universal", señala.
Edición: Ana Yáñez
Fecha de publicación:
Martes 19 de agosto, 2008
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Organilleros, cultura y tradición en las calles
No hay actividad dieciochera a la que no estén invitados. Por estos días incluso cuesta entrevistarlos; y es que junto al verano, la Navidad y el Año Nuevo, en fiestas patrias es cuando tienen más trabajo. Pedro Castillo patriarca de la única familia de organilleros de la V Región, aprendió a tocar el organillo junto a su padre, cuando sólo tenía 4 años. Desde entonces recorre los cerros de Valparaíso.
Fotos: Gastón Acuña, Andrea Ayala - El Mercurio Publicado el 02/10/2008
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Organilleros chilenos junto a su loro de la suerte.
El organillero es un trabajador, componente del paisaje semi nostálgico de la cultura y sociedad como lo es, por ejemplo, la mexicana.
Muchas veces vestido con uniforme de tono beige y cargando el pesado cuboide sobre un monopié, suele caminar hasta encontrar el lugar donde se establece temporalmente para dar vuelta al manubrio, y así hacer sonar el instrumento musical, el organillo, el cilindro.
Este es un oficio que ha brindado música a los transeúntes, peatones de las ciudades durante el siglo pasado y durante los años de este último. (Véase: Tlalnepantla de Baz).
En el pasado, llegó a ser acompañado por un mono; comúnmente era un mono araña, y se le llegó a vestir con un chaleco. A parte de ser mascota, sus aportaciones eran la de aumentar el entretenimiento y el de recibir las monedas dentro de un tazoncito o gorro, y así no interrumpir la música. En algunos lugares el animal que acompaña es un loro (Véase: Chilenidad).
El organillero y su instrumento musical han sido parte de películas. La aparición de su acompañante también fue ilustrada en "El planeta de los simios (2001)", donde el ser humano era quien recolectaba el dinero; de esto se infiere, el hacer una alusión a los derechos de los animales, puesto que en la realidad, se empleaba una correa alrededor del cuello del simio para mantenerlo cerca y así no se escapare.
En Argentina, el último organillero de la ciudad de Buenos Aires fue Héctor Manuel Salvo, conocido artísticamente como "Manu Balero". ver el blog [1]. En Santiago de Chile y Ciudad de México, la tradición de los organilleros aun persiste.
Hay veces que, el valor histórico y cultural de la presencia del organillero, pareciere ser poco reconocido en la sociedad moderna, aunque sí ha sido protagonista en temas de canciones.
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Festival de Musique mécanique 2008 des Gets
J'étais spectateur le dimanche 20 juillet 2008 (allez, juste un rien acteur quand même, car j'avais pris ma scie musicale !)au fameux Festival de Musique mécanique des Gets en haute savoie, et voici quelques images filmées lors du défilé final, juste après l'orage...
L'orgue de barbarie "Pigalle"...
Rencontré au 13ème Festival International de la Musique Mécanique des Gêts/Haute-Savoie les 18 et 19 juillet 2008. Vous remarquerez qu'il faut pas mal de force pour tourner la roue... Vous le retrouverez sur mon blog http://les2decoppet.bleublog.lematin.ch/
Organillo Organette New York Stile nº7 de 14 notas, fabricado en 1880
http://www.antiguedadestecnicas.com/
Organillo Organette New York Stile nº7, de 14 notas fabricado en 1880.
En perfecto estado de conservación y funcionamiento, y con una calidad de sonido realmente excelente. El organillo utiliza canciones en papel perforado. Viene con 4 recambios. Sus medidas son 29 x 21 x 26 cms. Todo absolutamente es original. Los fuelles han sido restaurados, y toca estupendamente. Este es un RARO y EXCLUSIVO organillo, en perfecto estado de funcionamiento.
Organillo portátil Mandolina de 20 notas. 1870
http://www.antiguedadestecnicas.com/
Organillo portátil de 20 notas de la casa Mandolina, fabricado en Nueva York en 1870 y en un extraordinario estado de funcionamiento. La melodía está impresa en papel perforado y es intercambiable. El aparato se sirve con 4 rollos de musica perforada, tres en perfecto estado. Como puede verse en las fotos, el aparato está en un excelente estado. La madera es castaño macizo y tiene decoraciones en tonos claros. En el interior se puede encontrar todavía las instrucciones de uso. El tamaño del aparato es de 39 cms de altura, 33 cms de frente y 34 cms de profundidad. Suena muy bien.
organette
Here I am playing my 20 note organette, that I restored
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