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miércoles 27 de abril de 2011
Localidad ubicada en la Región de Aysén:
Habitantes afirman que la sencillez y simpatía del príncipe fueron lo que más valoran de su estadía por tres semanas.
VERÓNICA MOYA
En su paso por la localidad, William debió cocinar a leña, lavar la ropa y dormir a la intemperie junto a las otras 109 personas que lo acompañaban en el Raleigh Internacional.
Foto:REUTERS
Mónica Barra aún trabaja en la escuela de Caleta Tortel. Lejos de los rumores de un supuesto idilio con el príncipe, le desea lo mejor y dice que ella también se casará muy pronto.
En octubre de 2000, el príncipe William de Inglaterra recorrió la Patagonia chilena, y al igual que sus 109 compañeros, martilló, pintó, cocinó y durmió a la intemperie. Un año después, Kate Middleton hizo lo mismo.
A dos días de la boda real que tiene paralizada a Inglaterra, los habitantes de Caleta Tortel, una localidad de 280 habitantes ubicada en la Región de Aysén, aún recuerdan las tres semanas en que el heredero de la corona británica compartió con ellos.
"Él iba al jardín donde yo trabajaba, y al igual que los otros integrantes de la Operación Raleigh, les enseñaba inglés a los niños, compartía con ellos. Pero él era más cariñoso, los subía a sus hombros y jugaba con ellos", cuenta Mónica Barra, técnico en educación de párvulos, quien a los 22 años conoció al príncipe.
De su estadía en Tortel, Mónica recuerda la sencillez de William, por entonces de 18 años. De sus encuentros en la escuela, la prensa británica afirmó que entre la joven y el príncipe se había generado un romance, por el cual hasta hoy recibe bromas.
Cuenta que sus amigas ahora le dicen "se casa tu príncipe", y ella ríe, pues tal como hace once años, niega el rumor. "Le deseo lo mejor en la vida, ojalá encuentre la felicidad junto a Kate y no le pase lo de su madre. Merece ser feliz", afirma y agrega entre risas que está comprometida por lo que también se casará pronto.
William llegó a Chile como parte de la expedición de la Raleigh Internacional. Tras entrenarse en el predio El Verdín (a 5 kilómetros de Coyhaique), partió a Caleta Tortel. El pintoresco poblado está montado sobre pilotes y no tiene calles, sólo pasarelas, una de las cuales ayudó a construir el príncipe.
También colaboró en la construcción de juegos y mesones en la playa, el cuartel de bomberos, pintó la escuela y compartió con los habitantes. "Era uno más de nosotros, compartía con todos de manera natural y sana. Aquí no había acoso, todos sabíamos quien era, pero lo tratábamos igual que a los demás jóvenes de Raleigh y eso a él le gustaba, porque se sentía tranquilo", recuerda Jerónimo Tropa, funcionario municipal, quien tiene una de las pocas fotos en que se ve a William jugando con los niños.
"En ningún momento tuvo privilegios", enfatizó además el alcalde Bernardo López, que en esa época era guardaparques.
Todos cuentan que fue tanta la conexión de William con el pueblo que éste prometió volver. Así lo narra el ex alcalde José Vera, quien dice que cuando se subió a la lancha que lo llevó de regreso, en su fluido español, el príncipe gritó a quienes lo despedían "volveré, lo prometo. Nunca me olvidaré de Tortel".
Al año siguiente Kate, llegó a Chile como parte de los expedicionarios de la Raleigh. Realizó trabajos comunitarios en lugares remotos de Aysén, pero no hay recuerdos especiales de ella, ya que era una integrante más de este grupo de voluntarios.
Las lecciones que aprendió el príncipe en su expedición
"El pensar que estás contribuyendo a que la vida de las personas sea diferente y mejor, es lo que más me ha compensado de todo lo que he vivido en esta expedición". Así resumió William, al volver a Inglaterra, la enseñanza que le dejaron las diez semanas que estuvo en la Patagonia chilena como parte de la expedición Raleigh Internacional.
Antes de llegar a Tortel, el príncipe debió dormir a la intemperie, soportando la lluvia y el frío. Una vez en la caleta, por fin encontró abrigo, aunque durmiendo en una pequeña cabaña de madera de una antigua sede social, según contó a la agencia de noticias AP el alcalde Bernardo López.
En esas condiciones, el heredero del trono británico vivió sin agua potable y con un suministro de luz que en esa época se cortaba constantemente en el pueblo. "La experiencia en Tortel a todo ser humano lo coloca un poco más duro, más fuerte. Enseña a sobreponerse a las dificultades de la naturaleza, al exceso de lluvia, de viento y al frío que hace incluso en verano", afirmó López.
Aunque usaba guantes para trabajar la madera, los que lo vieron recuerdan que pintó y martilló sin estos implementos. Además aprendió a hacer pan y comió legumbres como cualquier otro de sus compañeros.
Todos coinciden en que lo más destacable fue su cercanía a los niños y las familias. Incluso él. "El trabajo con la comunidad, fue mi parte favorita", recordó el príncipe al volver a su hogar.
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Habitantes de Caleta Tortel recuerdan la larga estada de William
El pueblo donde creció Kate Middleton y cómo sus habitantes enfrentan la súbita fama que adquirió el lugar. Mónica Barra, la parvularia que conoció al príncipe cuando éste visitó la localidad en 2000, afirma que sólo hubo una linda amistad.
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Caleta Tortel - Pasarelas de la patagonia Chilena
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PUBLIMETRO
Hasta pan amasado aprendió a hacer el Principe Guillermo en Chile
El príncipe Guillermo cargó troncos, trabajó en el barro, cocinó y hasta limpió baños durante una expedición a una remota caleta de la Patagonia de nuestro país, experiencia que contribuyó a forjar el carácter del futuro rey mucho antes de que éste fuera entrenado por las fuerzas armadas británicas, informa la agencia internacional Associated Press.
Guillermo se tomó un año sabático después de terminar la escuela secundaria, y en diciembre de 2000 viajó a la Patagonia por 10 semanas. Tres de ellas las pasó en Caleta Tortel, un diminuto poblado de 600 habitantes, cuyas veredas, calles y costanera son de madera.
"En ningún momento el príncipe tuvo privilegios", durante su estadía en Tortel, dijo a la Associated Press el alcalde de la comuna, Bernardo López, que se desempeñaba como guardaparques en la época en que Guillermo estuvo allí.
"Siempre se le veía cargar madera, herramientas, siempre trabajando, con botas de goma, muy embarrado", contó el jefe del ayuntamiento.
El príncipe viajó a la Patagonia chilena como miembro del Raleigh International, una organización inglesa que forma líderes en expediciones a lugares remotos donde los jóvenes realizan trabajos voluntarios y científicos, además de participar en diversas aventuras.
Kate Middleton, su futura esposa y a quien aun no conocía, visitó la misma zona, un año después. Estuvo en Coyhaique, a 400 kilómetros de Tortel.
Guillermo y Kate se conocieron en la Universidad de San Andrews, en Escocia, y es muy probable que ambos conversaran sobre ese remoto lugar de la tierra que es la Patagonia, de sus bosques y ríos salvajes, de la sencillez y amabilidad de sus habitantes. Kate vino con el mismo grupo Raleigh International.
Antes de conocerse, la pareja ya tenía una experiencia en común.
El obrero Haroldo Cárdenas, de 66 años, contó a la AP que trabajó en el mismo grupo que Guillermo.
"Hicimos con él 65 metros de pasarelas, de 1,30 metros de ancho. Trabajábamos pisando barro y piedras", señaló a la AP. "También hombreaba madera, llevaba (en los hombros) tablones y rollizos, que pesaban entre 60 y 80 kilos...nunca lo escuché quejarse".
El obrero recordó que el príncipe "era común y corriente, hablaba bien el español. Era bien amistoso y conversador".
El joven, entonces de 18 años, trabajó con huemulesHas en el Parque Nacional Cochrane, ayudó a construir un cuartel de bomberos, pasarelas y anduvo en kayak.
"Trabajé con él en embaralao (haciendo pasarelas), hicimos pasarelas de madera aserrada, nos entregaban la madera elaborada con la que hacíamos las pasarelas", señaló Cárdenas.
"Llovía mucho y demoramos más o menos una semana en hacer 30 ó 40 metros", dijo.
Guillermo usaba guantes especiales para trabajar con la madera, pero claveteaba y pintaba con las manos descubiertas. Cárdenas nunca le vio ampollas en las manos.
"La experiencia en Tortel a todo ser humano lo coloca un poco más duro, más fuerte...(enseña) a sobreponerse a las dificultades de la naturaleza, al exceso de lluvia, de viento y al frío que hace en el verano", dijo López aludiendo al efecto que la experiencia causó en Guillermo.
López precisó que Tortel se ubica entre los dos campos de hielo más grande del mundo, lo que transforma en clima en un adversario si no se es del lugar. La lluvia bordea los 3.000 milímetros anuales.
"Esto hace más fuerte a cualquier ser humano", dijo.
Antes de llegar a la caleta, Guillermo también durmió siete semanas a la intemperie, en sacos de dormir, bajo carpas instaladas en los bosques de la región patagónica. Cuando estaba próximo a cumplir dos meses en Chile, el príncipe y su grupo llegaron a Tortel.
Guillermo y 14 compañeros se alojaron en una pequeña cabaña de madera, una antigua sede social, contó López, donde tuvieron que acomodar sus sacos de dormir en el piso de la sala: ahora tenían un techo, calefacción, proveniente de la estufa a leña, y agua, aunque no era potable. Se bañaban con agua fría.
Hace una década en Tortel se cortaba la electricidad a menudo y no había alcantarillado.
Pero no todo fue trabajo al aire libre. Guillermo también hizo turnos que incluían hacer el aseo, cocinar, lavar loza y barrer la sede social donde se alojaba.
Una fotografía del Servicio Nacional de Turismo en la web muestra al príncipe encuclillado limpiando el suelo de un baño y en otra se le ve soplando para encender el fuego en una estufa a leña.
"Trabajaba a la par con el resto de los voluntarios que vinieron. No había ninguna diferencia", insistió el alcalde.
"Hacían de todo ellos...cocinaban carne, pescado, legumbres", dijo el obrero Cárdenas, quien añadió que el príncipe también aprendió a hacer pan amasado.
Hortensia Escobar, telefonista de la municipalidad de Tortel, señaló que en varias ocasiones Guillermo fue a casa de Brunilda Landeros, quien le instruyó como amasar la harina para hacer pan.
Guillermo, además, enseñó un poco de inglés a los niños de Tortel, jugó y cantó con ellos.
López dijo que el trabajo comunitario realizado por Guillermo y su escuadrilla fue "bastante importante" porque construyeron una pasarela para unos vecinos que no tenían conexión.
El alcalde y el obrero coincidieron en destacar el carácter del príncipe como apacible, tranquilo, preocupado por su trabajo.
De regreso en Inglaterra, Guillermo declaró que lo que más le gustó de su experiencia en el extremo sur chileno fue "la fase de trabajo para la comunidad, mi favorita. El trabajo que uno puede hacer por los demás".
"El pensar que estás contribuyendo a que la vida de las personas sea diferente y mejor, es lo que más me ha compensado de todo lo que he vivido en esta expedición", añadió el futuro rey.
Agregó que "aunque existe la frontera del idioma, he podido comprobar que, a veces, no se necesitan palabras".
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Plataforma en Viaje:
Pasarelas en Caleta Tortel
Por soleundurraga
PUBLICADO EN: Estructuras, Infraestructura, Miscelaneo, Monumentos y Memoriales, Patrimonio, Plataforma en Viaje , caleta tortel, ciprés de las guaitecas, escaleras, madera, paisaje, pasarelas, Patagonia, Patrimonio
En la Patagonia Chilena encontramos la silenciosa Caleta Tortel. Se ubica entre los dos campos de hielo, al fondo del Golfo de Penas junto a la desembocadura del río Baker, el más caudaloso de Chile. A los 47°51 de latitud sur y 73°35 de longitud oeste.
Tortel es un pueblo singular, además de su belleza, por su estructura urbana y organización. Su accidentada geografía se divide en una zona archipielágica con infinitud de islas, canales y estuarios, y otra, de escarpadas cordilleras coronadas por glaciares, cortadas por estrechos valles. Esto ha obligado a construir una serie de pasarelas para poder desplazarse sin problemas. Estas pasarelas son las calles de la ciudad y junto con las escaleras recorren más de 7.5 kms. Se construyen en madera nativa de Ciprés de las Guaitecas que abunda en la zona. Existe una larga pasarela al borde del mar y otras, discontinuas que circulan a mayor altura, interconectadas por interminables escaleras. Por algunas de las pasarelas corre la matriz de agua potable del pueblo.
Tortel fue fundada en 1955, y hasta el 2003, sólo se podía acceder por agua.
A continuación un poco de su historia, mapa y fotografías tomadas por Douglas Fernándes*
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