LA TERCERA EDICION IMPRESA
domingo 03 de abril de 2011
Este empresario, de origen indio, compró el antiguo City Hotel de Santiago en noviembre del año pasado. Su idea es transformarlo en uno boutique y de lujo.
Era un día despejado y sin esmog. Satinder Garcha subió a la azotea del City Hotel -ubicado en calle Compañía, a un costado de la Plaza de Armas-, desde donde pudo apreciar una vista particular del corazón de Santiago: las cúpulas de la catedral, edificios modernos y otros no tanto; más allá, el cerro San Cristóbal y, de fondo, la Cordillera de los Andes. "Fue una de esas cosas: una sensación, una vibra especial", dice el empresario y multimillonario de origen indio y nacionalizado en Singapur, quien desde esa tarde de noviembre de 2010 se convirtió en el nuevo dueño del City Hotel.
Garcha llevaba apenas un par de horas en la capital. Fueron suficientes para que él se encantara con este edificio construido en 1938, compuesto por dos bloques y cinco pisos, famoso por su estilo neogótico y sus letreros de neón, que brillaron hasta 2008, cuando cerró sus puertas. Garcha se enamoró no sólo del lugar, sino que también de su entorno y el potencial que tendría el inmueble una vez que lo restaurara. Entonces se fue directamente a la consultora inmobiliaria Colliers, encargada de gestionar la venta del City Hotel. "Pregunté si era posible negociar el precio, pero dijeron que no", explica Garcha. A pesar de eso, no dudó en aprovechar la oportunidad.
Hoy, Garcha está por tercera vez en Santiago, acompañado de su mujer, su pequeña hija y un asesor. Juntos han visitado varias veces el antiguo hotel, que en su época de gloria, a mediados del siglo pasado, era la competencia del Hotel Crillón y uno de los hitos urbanos del centro. Tanto así que forma parte del imaginario de algunos escritores chilenos, como Alberto Fuguet, quien lo incluyó como escenario en su novela Mala onda. En uno de los capítulos, Matías Vicuña -el protagonista- despierta una madrugada después del toque de queda en la habitación 506, registrado bajo el nombre de Holden Caulfield, luego de haber escapado de la tutela paterna y únicamente acompañado de una copia de El guardián entre el centeno y un frasco de Valium.
Lo mismo hizo el autor Ramón Díaz Eterovic en sus libros Angeles y solitarios o Los siete hijos de Simenon, en el que el protagonista -el detective Heredia- solía frecuentar la barra del City en busca de un trago.
Precisamente, una de las razones que motivaron a Garcha para embarcarse en su primer proyecto hotelero fue el componente histórico y simbólico del lugar. Hasta ahora, había hecho su fortuna como desarrollador inmobiliario de viviendas de lujo en Singapur y Nueva York, con la compañía Elevation Group. Arquitectos de la talla de Zaha Hadid, Robert Stern o Toshiko Mori han trabajado con él. Esta vez, Santiago será el punto de partida de su última aventura, Elevation Hotels, un nuevo modelo de negocios que pretende innovar con los de categoría boutique y de lujo, en algunas capitales de Latinoamérica. "Se trata de estilos de vida, de combinar diseño, lujo e identidad", dice.
En su primera entrevista en Chile, el empresario -quien, además, es capitán del equipo nacional de polo de Singapur- cuenta sobre sus inicios en Silicon Valley, cómo descubrió este "tesoro" en el centro de la capital, quién se hará cargo del diseño y cuál es su propuesta para "cambiar el panorama de los hoteles en la ciudad".
¿Cómo se enteró de que existía el Hotel City de Santiago?
En octubre y noviembre del año pasado estaba participando en un torneo de polo, en Buenos Aires. Al mismo tiempo, mi idea era crear un hotel boutique y de diseño en esa ciudad. Pero buscaba algo especial, no cualquier cosa. En ese período no logré encontrar nada que me convenciera. Un conocido me habló de una buena opción que había surgido en Santiago, el City Hotel, y vine a dar un vistazo.
¿Era su primera vez aquí?
Nunca había estado en Chile. Tomé dos días libres del torneo de polo y vine hasta acá. Aterricé, llegué al hotel donde me hospedaría y partimos al centro. En cosa de tres horas estaba negociando con Colliers la compra del edificio. Y en tres meses ya estaba finiquitado el trato.
¿Qué le llamó la atención de este edificio?
Primero, que las construcciones son hermosas. Me di cuenta de que se podía hacer mucho en esos espacios para instalar un hotel de seis estrellas. Pero los dos factores más importantes eran otros. Por una parte, la ubicación: está localizado a un paso de la Plaza de Armas, pegado a la catedral y en el centro histórico. Y, por la otra, era la historia del mismo lugar, su época de gloria en los años 40 y la importancia que la gente le da como un referente de Santiago. No es fácil encontrar disponibles, en una gran ciudad, todos estos elementos combinados: ubicación, arquitectura e historia. Subí a la azotea del City Hotel, vi la catedral, el centro y las montañas. Era una de esas cosas, una sensación, una vibra especial.
¿Qué ofrece Santiago que la convierte en una buena ciudad para comenzar un negocio?
Estando aquí, me di cuenta de que hay estabilidad, que es un sitio seguro donde invertir y muy pujante. También es una ciudad hermosa. Además, el producto que vamos a crear será único en Chile, vamos a llenar una necesidad.
¿En qué sentido? ¿Qué expectativas tiene de este proyecto?
Vamos a cambiar el panorama de los hoteles en esta ciudad. En todo sentido: diseño, estilo de vida y lujo. La gente que visitará Santiago y se hospede en el City Hotel podrá sentir la identidad de la ciudad y del país. Se percatarán de que es posible combinar lujo e identidad. La ubicación ayudará a transmitir eso, pero por dentro será realmente excepcional. Invertiremos mucho dinero.
La primera vez
Garcha prefiere no hablar de números por el momento. Ahora está abocado a sentar las bases del diseño que tendrá el nuevo City Hotel. En esa tarea lo acompañará la neozelandesa Anouska Hempel, pionera en proyectar hoteles boutique, como el Blakes y el Grosvenors House, ambos en Londres. Para el empresario, éste será su primer hotel, su primera inversión en Santiago y también su debut junto a esta diseñadora.
¿Por qué optó por Anouska Hempel?
Ella prácticamente inventó el concepto de diseñar hoteles boutique hace 30 años. Ahora hay muchos y todo el mundo copia el formato. Sabe muy bien cómo mezclar lujo y buen diseño. Además, logrará entender el legado histórico que representa el edificio. No quería buscar un profesional de moda que hiciera algo que en cinco años estuviera obsoleto. Esto tiene que ser eterno y durar en el tiempo. Con su experiencia y lo que ya ha hecho, Anouska es la indicada.
¿Cómo va a ser por dentro?
Es lo que vamos a discutir durante los próximos días. El exterior no cambiará, porque el inmueble está protegido. Lo que apareció publicado en otro medio de comunicación no es lo que se va a hacer. Esa era la visión de la gente que nos mostró la propiedad para comprarla. Pero sí te puedo adelantar que lograremos algo con lo cual los santiaguinos se van a sentir orgullosos. Ese es el objetivo: que sea un aporte y un impulso para todo ese sector.
Antes de dedicarse al rubro inmobiliario, tuvo una compañía en Silicon Valley.
Era una consultora de internet llamada People.com. Partimos en 1995 y, básicamente, desarrollábamos infraestructura de software, en medio del boom de las empresas de internet. Vendí esa compañía en 2000 y comencé con los bienes raíces. Somos una de las desarrolladoras más grandes de casas de lujo en Singapur y también hemos hecho algunas cuantas en Nueva York. Esta es la tercera venture: Elevation Hotels. Tenemos un nuevo modelo de negocios y, paralelamente, estamos evaluando otras ciudades de Latinoamérica. Pero Santiago será el comienzo.
¿Podría emprender otros proyectos en la ciudad?
Potencialmente. Ya estoy mirando. Se parte con algo y el resto comienza a suceder. Y aquí vamos a iniciar algo bastante importante.
¿Quién será su equipo en Santiago?
Estoy en proceso de entrevistar y conocer gente. Pero Elevation Chile ya tiene su primer empleado. Se llama Mario, es el cuidador del City Hotel y tiene un perro muy bonito.
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