LA TERCERA EDICION IMPRESA
viernes 01 de julio de 2011
Algo pasa los primeros sábados de cada mes en Avda. Italia. Las tiendas abren hasta tarde y hay actividades gratuitas. Mañana, diseño y patrimonio se toman el barrio.
por Loreto Gatica
1 11.30 h. Tour de barrio
En el Barrio Italia, las lámparas de lágrimas y muebles estilo art decó de los anticuarios de la calle Caupolicán conviven con modernas tiendas de decoración. Ambos gremios han convertido al sector en un referente del diseño. A principios del siglo XIX, los primeros habitantes del lugar eran "cachureros", quienes recogían muebles desechados que luego guardaban en galpones para refaccionarlos y venderlos. Si quedó con ganas de saber más, este sábado a las 11.30, en la Casa Museo Eduardo Frei Montalva, la organización Cultura Mapocho organizó un paseo en el que, megáfono en mano, la profesora de historia Annette García lo llevará a recorrer calles como Cousin, donde existe una población que fue habitada por empleados de Impuestos Internos en la década del 20, o el Club Miel, la actual discoteca que fue el Teatro Italia en la década de los 30. El paseo es gratuito y dura dos horas y media.
Hindenburg 683. 8818674.
2 Un break
Café Anay es una cafetería orgánica, donde los primeros sábados de cada mes hay ópera en vivo. Es decir, en este lugar podrá comerse un quiche orgánico de masa integral, relleno de verduras de la estación y una ensalada ($ 3.990), con un jugo de frutas natural ($ 1.590), mientras escucha Nessun Dorma, aria del acto final de la ópera Turandot. Si le dan ganas de algo dulce a media mañana, pase por su chocolate caliente con naranja ($ 1.590) o mejor aún, un submarino, leche caliente con una barra entera de chocolate ($ 1.590). Además, de 15 a 17 h, hay un taller gratuito para niños del Huerto Hada Verde, en que se enseña con una técnica de cultivo natural, a plantar dentro de bolitas de arcilla.
Av. Italia 1238. 9808291
3 14 h. Museo y galerías
Además de los hitos patrimoniales, el paseo de Cultura Mapocho contempla visitas a las galerías de arte Die Ecke (J. M. Infante 1208), Uniacc (Salvador 1200), Piloto (Malaquías Concha 0392) y Trece (Tegualda 1981). Este sábado es el último día de la exposición Pintores en su Tinta 2, homenaje de Samy Benmayor, Bororo y Matías Pinto D'Aguiar a Pablo Domínguez. Todos artistas íconos del barrio. A las 16 horas, la ruta continúa en la Casa Museo Eduardo Frei Montalva, donde habrá una muestra de microdocumentales. En todo caso, si ya está en la Casa Museo, aproveche de entrar, ese día será gratuito. Podrá curiosear y ver cómo vivía la familia Frei en la década de los sesenta. También, en la terraza se encontrará con una degustación gratuita de una de las cafeterías emblemáticas del barrio, el Café Bovary. En todo caso, antes de llegar a este lugar, dése una vuelta por las cerca de 36 tiendas de diseño que integran este barrio. Ojo, cierran a las 19 horas. En Girardi 1601-B está El taller
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LA TERCERA EDICION IMPRESA |
miércoles 06 de julio de 2011
Barrio Italia tendrá bulevar con inspiración aimara
[CON SELLO PROPIO] Un grupo de arquitectos moderniza una antigua casa, ubicada en la floreciente esquina de Santa Isabel con Avda. Italia, para emplazar en ella diferentes tiendas y servicios. Contará con librería, local de artesanías y galería de arte.
por Cristián Labarca
Trabajan contra el reloj, separando adoquines, vigas de roble y pastelones de adobe que la casona de Avenida Italia con Santa Isabel escondía en su vientre. El objetivo es claro: terminar antes de agosto la remodelación del lugar y concretar un proyecto que hace un par de años ni soñaban.
En noviembre de 2010, José Luis Palomera, Johans Ramírez y Jaime Salas se asociaron como "Pañol", empresa de arquitectos que en ese entonces buscaba explotar el nicho del diseño y la fabricación de muebles de madera sólida, para lo cual andaban tras una casa donde comercializarlos.
La que encontraron, en el corazón de Providencia, "excedía por mucho nuestras necesidades de espacio. Pero los anticuarios, el auge que comenzaba a vivir el barrio y la pronta presencia de una nueva estación de Metro terminaron de convencernos", cuenta Palomera.
Así nació un proyecto más ambicioso, al que llaman "Qatu", como la voz aimara que en el mundo andino prehispánico nombraba el lugar donde ocurría el intercambio comercial y social.
Precisamente, esa quieren que sea la filosofía del lugar. Si bien los bienes se transarán con el dinero que todos conocemos, y no vía trueque, los profesionales consideran no sólo agrupar tiendas, sino "proponer la asociatividad entre éstas y promover las premisas de respeto hacia las personas y el medioambiente".
El trío de arquitectos detrás de este nuevo centro comercial en el barrio quiere que Qatu se distinga en cada detalle de un bulevar común. Y, para ello, la primera decisión fue la de arrendar los 170 m2 disponibles para tiendas, y distribuidos en seis locales, a empresas cuyos productos y servicios cumplan un alto estándar de calidad. Ejemplo de ello, dicen, son Made in Mimbre, la galería de arte CIAN y una sucursal de la librería Metales Pesados, a quienes, pensando en el público familiar del sector, han pedido que se instalen con su nuevo espacio Metalitos, especializado en literatura infantil.
Además, contarán con una cafetería de 32 m2, que en un futuro próximo pueda ampliarse a restaurante. La superficie de cada local fluctúa entre los 14 y los 30 m2, con una altura de cuatro metros. ¿El valor de arriendo de una tienda? 1,1 UF el m2.
Según Rocío González, relacionadora pública de Qatu, la lista de interesados en adquirir uno de los seis locales supera la docena. Pero, según los arquitectos, el criterio de selección es tajante: "Objetos de arte, mueblería, diseño de autor, no decoración. Y nada de ropa".
Eso no es todo. Palomera asegura que, arquitectónicamente, privilegiarán el patio de la casa: "Lo vamos a transformar en una plataforma para todo tipo de eventos, lanzamientos y locaciones de cine, donde los locatarios tengan la posibilidad de extenderse". Su símil más próximo podría ser la Plaza del Mulato Gil, en el barrio Lastarria.
El pasillo de acceso y el patio están proyectados, dice Salas, como extensión de la vereda: "Vamos a cuidar la accesibilidad universal de la casa, ya que el nivel de piso será único, idéntico al exterior. La idea es que el patio sea fácil de recorrer, que se transforme en una vereda y en extensión natural del espacio público".
La apuesta de Pañol, en cuanto al costo de la remodelación de la casa, asciende a los 15 millones de pesos.
Y los vecinos, ¿se muestran contentos? "A muchos les gusta, porque ven que este tipo de negocio no es dañino, revitaliza las veredas, recupera los inmuebles, y eso hace que aumente la plusvalía de sus casas. Acá, los arriendos suben todos los días", dice Palomera
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Interesantes temas relacionados con la protección, restauración y conservación de nuestro patrimonio arquitectónico.
jueves, 30 de junio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
Satélite detecta nuevo cráter en el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle
La Segunda online
miércoles, 29 de junio de 2011
por: EFE
Foto AFP/CNES 2011.Distribution Astrium Services
Santiago.- Un nuevo cráter fue detectado en el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, en el sur de Chile, según las imágenes difundidas hoy por el satélite Spot 4.
Las fotografías ponen de manifiesto que el pasado día 25 ya existía un nuevo cráter en este macizo volcánico, situado unos 950 kilómetros al sur de Santiago, y cuyas cenizas han perturbado el tráfico aéreo de varios países del hemisferio sur en las últimas semanas.
Los satélites Spot 4 y Spot, construidos por la empresa Astrium para la Agencia Espacial Francesa, han estado encargados en las últimas semanas de la monitorización de la erupción del volcán y, particularmente, la orientación de la nube de cenizas.
El Puyehue-Cordón Caulle, que se extiende a lo largo de quince kilómetros entre las regiones chilenas de Los Lagos y Los Ríos, en la Cordillera de los Andes, entró en erupción el pasado día 4 y la columna de cenizas llegó a alcanzar hasta doce kilómetros de altura.
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miércoles, 29 de junio de 2011
por: EFE
Foto AFP/CNES 2011.Distribution Astrium Services
Santiago.- Un nuevo cráter fue detectado en el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, en el sur de Chile, según las imágenes difundidas hoy por el satélite Spot 4.
Las fotografías ponen de manifiesto que el pasado día 25 ya existía un nuevo cráter en este macizo volcánico, situado unos 950 kilómetros al sur de Santiago, y cuyas cenizas han perturbado el tráfico aéreo de varios países del hemisferio sur en las últimas semanas.
Los satélites Spot 4 y Spot, construidos por la empresa Astrium para la Agencia Espacial Francesa, han estado encargados en las últimas semanas de la monitorización de la erupción del volcán y, particularmente, la orientación de la nube de cenizas.
El Puyehue-Cordón Caulle, que se extiende a lo largo de quince kilómetros entre las regiones chilenas de Los Lagos y Los Ríos, en la Cordillera de los Andes, entró en erupción el pasado día 4 y la columna de cenizas llegó a alcanzar hasta doce kilómetros de altura.
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El hombre larga vida
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26 de junio de 2011
En julio cumplirá 115 años y él, Celino Villanueva, dice tener cuerda para rato. De eso dan fe su cabeza lúcida y su cuerpo sano. Este campesino sureño, solitario y silencioso, que jamás se casó ni tuvo hijos, prefiere seguir arando la tierra, riéndose y dejando que sean otros los que gasten el tiempo tratando de incluirlo en el Guinness como el hombre más viejo del mundo.
por Patricio Corvalán Carbone, desde Mehuín - 26/06/2011 - 08:59
hombre larga vida celino villanueva
El hombres de larga vida
A la edad de Celino Villanueva, el presente no es otra cosa que un estorbo. Las pocas palabras que le salen hablan de sus recuerdos arando campos en Los Lagos o de los 40 años trabajando en la casa de Ambrosio Toledo, o de sus hermanos, de Héctor, de Pablo, de Roberto, de Celestino, de… A la edad de Celino Villanueva, los vacíos de su historia se los rellena Marta Ramírez, una vecina de Mehuín que lo acogió en su casa hace ya 15 años, cuando se enteró que este viejo solitario, solterón, sin hijos y de pocas palabras había perdido en un incendio su pieza y su maleta, que era lo único que le quedaba.
En esa maleta debieron morir muchas partes de un rompecabezas que Celino Villanueva, a su edad, no es capaz de completar. Porque si todo lo que Celino Villanueva dice es cierto, si el carné que esconde en un bolsillo de su chaqueta que lo hace ver aún más pequeño tiene los datos correctos, entonces Celino Villanueva está a punto de cumplir 115 años y, con eso, es uno de los hombres más viejos del mundo, que puede decir -con pocas palabras- que ha vivido en tres siglos y que tiene cuerda, cabeza y cuerpo para rato.
Celino parece orgulloso de todo aquello. Como quien entrega su tarjeta, saluda erguidísimo con su mano sin arrugas y de inmediato estira el carné que tiene a flor de bolsillo. "Villanueva Jaramillo Celino, 25 JUL 1896", dice el documento que él mismo apunta para que uno se cerciore de que lo poco que va a contar es verdadero.
Marta advierte que ella está cansada de andar terminando la historia de Celino y se lo dice con un grito, no de enojo, sino para que la escuche y sea él quien hable lo que le da la memoria. Mientras ella baja el volumen de la tele, él se sienta más erguido todavía en su rincón, en una sillita de madera pegada a la cocina a leña donde ronronean dos teteras. Sus brazos escondidos en la enorme chaqueta los pone sobre su mundo: una mesa que se llena con un tarro de Milo, una taza y un pan a medio mascar.
"Mi brazo…", dice apuntándose el lado derecho, donde la chaqueta aún le queda más suelta. Lo estira para que uno se lo toque. "Mi brazo se me rompió cuando era guagua, cuando mi tía me tomaba, jejejé", dice riendo. Le suena el pecho, tose, encuentra un pañuelo en su chaqueta y se lo lleva a la boca.
Marta le quita la vista a la tele. "¿Y cómo entonces hai trabajao tanto la tierra, Celino, por Dios?", pregunta. Y él, quizás no escuchándola de veras, no responde, cierra los ojos para mirar mejor y lanza otra frase. "Lo que me acuerdo es que para mi bautizo me picó una abeja, jejejé".
Cuando uno le pide algún detalle del episodio, Celino -quizás ahora sí no escuchando de veras- se queda mirando fijo, vuelve a reír como se ríen los abuelos en los cuentos y pregunta si conocemos a Ambrosio Toledo, que vive al lado del puente, en Los Lagos, que él trabajó en esa casa 40 años, pero vuelve la tos y entonces Marta lo aterriza, porque, claro, Toledo y los hijos de Toledo probablemente hace años que murieron y "mejor mañana le llamo al médico para que lo vengan a vacunar a la casa, mire que le está sonando mucho el pecho".
Sin los recuerdos que se calcinaron con la maleta, reconstruir los primeros años de Celino Villanueva ha sido una tarea difícil y confusa. Por lo que él y su carné dicen nació en Río Bueno y desde muy chico sus padres lo metieron a él y a sus siete hermanos a la tierra, con un azadón que hasta el día de hoy es una prolongación de sus brazos. Aunque Marta afirma que nunca le ha hablado de novias, esta tarde Celino confiesa que tuvo algunas pololas con las que le gustaba bailar tango y que si hubiera podido "se habría casado, jejejé". Sin embargo, no lo hizo, y como tampoco tuvo hijos aprovechó su libertad para moverse a sus anchas por el sur buscando trabajo. Después de esos 40 años como peón en la casa de los Toledo, el siguiente hito en su vida lo ubica arrancando del maremoto del 60 que también azotó a Los Lagos. "Llegó a Mehuín arriba de un caballo, vendiendo azúcar y hierbas", dice Marta.
Ya era un viejo de pocas palabras. Lo contrataban para cuidar campos y él, después de hacer el trabajo, volvía a su pieza que arrendaba detrás de una casa, en un gallinero en Villa Nahuel. Ahí pasó años, largos años solo. "A veces pasaba por su pieza y lo veía muy pobre, abandonado -recuerda Marta-, porque vivía con puros animales. En esa casa no le daban bola, entonces cuando podía le llevaba algo de comida. Celino vivía apenas con un fogón".
Sobre esas brasas a él le gustaba cocinar longanizas, uno de sus manjares favoritos, que colgaba de una viga para que se secaran. Fueron esas mismas brasas las que una noche en que Celino se quedó dormido sin apagarlas del todo arrasaron con lo poco y nada que tenía.
* * *
En la posta de Mehuín hablaron de milagro. El hombre de cien años había sobrevivido a la asfixia y a las quemaduras con heridas muy menores, pero era evidente que no podía seguir solo. Fue entonces cuando lo llevaron hasta los carabineros del pueblo, mientras se resolvía quién se iba a encargar de
él.
Ese quien fue Marta Ramírez.
Tan pronto supo del accidente, esta dirigenta vecinal que todavía trabaja repartiendo las cartas del poblado que llegan a Valdivia asumió la custodia de Celino. El aceptó, pero a cambio con su azadón levantó detrás de la casa una huerta donde no faltan las arvejas, el cilantro y el perejil.
Para la familia de Marta, este viejo solitario y silencioso pasó a ser "el abuelo Celino". Jugaba con los dos hijos de Marta y con el tiempo ha hecho lo mismo con los nietos. Desde entonces, la rutina de Celino no ha cambiado demasiado: si es verano, se levanta temprano para trabajar la tierra. Si es invierno, se despierta más tarde, apoya su cuerpo en una rama flaca que le sirve de bastón para seguir dormitando sentado en su sillita de madera.
"Pensé que iba a ser por poco tiempo, pero mire, este viejo me va a enterrar", dice Marta, fuerte, para que la escuche. Pero él le devuelve la mirada, jejejé, sin moverse de su rincón. En todo caso, ella se toma la frase muy en serio. Si hay algo que le gusta a Celino es ir a los velorios. Dicen que ya sepultó a todos los que eran sus amigos y que la costumbre le quedó tan pegada que ahora va a los entierros de algún poblador de Mehuín que, por cierto, ha muerto muchísimo más joven que él.
También la frase de Marta cobra sentido, porque Celino ni siquiera padece los achaques propios de la vejez extrema. Los médicos en Valdivia quedaron asombrados con la inusual buena salud del campesino desde que recibieron el informe de una doctora que lo visitó para hacerle una ficha.
"Cuando lo revisó -dice Marta-, no lo podía creer. No le fallaba nada, nada". O casi nada, porque le encontraron cataratas en su ojo derecho. En esa ocasión, los médicos la citaron para explicarle que, a la edad de Celino, la operación tenía que ser ambulatoria, pero que lo más probable era que no sirviera para nada. "Lo peor que puede pasar es que siga sin poder ver", le dijeron.
Celino nunca entendió muy bien por qué estaba en el hospital. Se resistía a que las enfermeras lo lavaran, porque él les decía que se podía bañar solo, tal como lo sigue haciendo. Un par de semanas más tarde, Celino volvió a Valdivia acompañado de Marta para que le quitaran el parche que tenía en el ojo. El mismo se asombraría más tarde, contorneándose frente a un espejo en una tienda, de lo bien que veía y de lo bien que se veía para tener, entonces, más de 110 años de edad.
* * *
Cuando en Río Bueno alguien dijo que le habían dicho que parece que por ahí cerca había un lugareño nacido allí, lúcido, en buena forma y que tenía más de ciento y tantos años, los organizadores de la "Semana Riobuenina" que querían festejar el Bicentenario de Chile se frotaron las manos: ese hombre sería el símbolo de la fiesta.
Celino se lo tomó tan bien que cuando el 18 de septiembre pasado lo llegaron a buscar en una comitiva para homenajearlo en su comuna, él aceptó con su típica risa y jura que ni se cansó de tanto saludar a la gente que quería conocerlo. "Se creía artista de cine", dice Marta, mostrando fotos en que se le ve, erguidísimo, recibiendo una medalla.
Aunque pasaron los días y los festejos, a Peter Zipper, seremi de Planificación de la Región de Los Ríos, el nombre de Celino Villanueva se le quedó pegado. Un par de historiadores de Río Bueno habían empezado a hurguetear en la historia del poblado para encontrar las raíces del longevo hijo ilustre y sólo habían llegado a lo mismo: el carné y el acta de inscripción del personaje, realizada, eso sí, cuando ya tenía 69 años y con la presencia de dos testigos que avalaban su fecha de nacimiento.
Con esos papeles, Zipper quiso jugarse una carta poderosa: inscribir a Celino Villanueva en el libro de Guinness como el hombre más viejo del mundo. El trámite iba sin problemas, hasta que un correo le advirtió al seremi que debían probar la edad del postulante con otro certificado.
Pero todo lo de Celino, de haber existido, estaba en su maleta.
En los viejos libros de la parroquia de Río Bueno, el padre Gabriel recorre a punta de su dedo todos los nacimientos inscritos entre 1896 y 1910. Los Villanueva son muchos, pero ninguno se acerca al personaje. "En esa época, a los niños o los inscribían de inmediato o se olvidaban de hacerlo", dice.
Como si hablara de un caso policial, Zipper enumera con detalle los pasos que ha seguido para convencer al Guinness de que la edad del riobuenino es la correcta, pero hasta ahora ha chocado con la falta de más pruebas que avalen su empeño.
Eso, en todo caso, a Celino lo tiene sin cuidado. A su edad, las esperas no tienen ningún sentido. Aunque recién hace unos días sembró arvejas, no se aguanta y escarba la tierra para ver por qué no han brotado. Lo mismo ocurre cuando le quieren servir alguna comida más liviana para cuidarlo: él pide carne o, si no, queso. Tampoco se complica si "la patrona", como le dice a Marta, por alguna razón no lo puede acompañar este 1 de noviembre para encenderle una vela a su padre, enterrado en el cementerio de Panguipulli junto a uno de sus hermanos. Salvo un par de veces, él siempre ha ido solo, sabiendo de memoria las combinaciones de los buses que cubren los 129 kilómetros entre ambos pueblos.
Marta asegura que lo volverá a acompañar. "A esta edad ya es un niño", dice, y apunta a un reloj de pared que está junto a la mesa de Celino. "Fue un regalo de la Navidad pasada. Ahora pasa mirando la hora, porque quiere que sea de nuevo diciembre para tener otros regalos".
Sentado en su sillita, Celino la escucha perfectamente. Se ríe mientras Luli, la poodle que juega con una cebolla, se le encarama en sus piernas flacas, pero derechas. Al despedirse, se levanta rápido, erguidísimo, y repite el gesto inicial: da la mano y de inmediato entrega el carné apuntando la fecha en que nació. El pecho le suena y ya no habla, pero mira como diciendo que con eso basta, que tiene cuerda, cabeza y cuerpo para rato y para todo, menos para la ardua tarea de espantar el misterio de sus años.
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26 de junio de 2011
En julio cumplirá 115 años y él, Celino Villanueva, dice tener cuerda para rato. De eso dan fe su cabeza lúcida y su cuerpo sano. Este campesino sureño, solitario y silencioso, que jamás se casó ni tuvo hijos, prefiere seguir arando la tierra, riéndose y dejando que sean otros los que gasten el tiempo tratando de incluirlo en el Guinness como el hombre más viejo del mundo.
por Patricio Corvalán Carbone, desde Mehuín - 26/06/2011 - 08:59
hombre larga vida celino villanueva
El hombres de larga vida
A la edad de Celino Villanueva, el presente no es otra cosa que un estorbo. Las pocas palabras que le salen hablan de sus recuerdos arando campos en Los Lagos o de los 40 años trabajando en la casa de Ambrosio Toledo, o de sus hermanos, de Héctor, de Pablo, de Roberto, de Celestino, de… A la edad de Celino Villanueva, los vacíos de su historia se los rellena Marta Ramírez, una vecina de Mehuín que lo acogió en su casa hace ya 15 años, cuando se enteró que este viejo solitario, solterón, sin hijos y de pocas palabras había perdido en un incendio su pieza y su maleta, que era lo único que le quedaba.
En esa maleta debieron morir muchas partes de un rompecabezas que Celino Villanueva, a su edad, no es capaz de completar. Porque si todo lo que Celino Villanueva dice es cierto, si el carné que esconde en un bolsillo de su chaqueta que lo hace ver aún más pequeño tiene los datos correctos, entonces Celino Villanueva está a punto de cumplir 115 años y, con eso, es uno de los hombres más viejos del mundo, que puede decir -con pocas palabras- que ha vivido en tres siglos y que tiene cuerda, cabeza y cuerpo para rato.
Celino parece orgulloso de todo aquello. Como quien entrega su tarjeta, saluda erguidísimo con su mano sin arrugas y de inmediato estira el carné que tiene a flor de bolsillo. "Villanueva Jaramillo Celino, 25 JUL 1896", dice el documento que él mismo apunta para que uno se cerciore de que lo poco que va a contar es verdadero.
Marta advierte que ella está cansada de andar terminando la historia de Celino y se lo dice con un grito, no de enojo, sino para que la escuche y sea él quien hable lo que le da la memoria. Mientras ella baja el volumen de la tele, él se sienta más erguido todavía en su rincón, en una sillita de madera pegada a la cocina a leña donde ronronean dos teteras. Sus brazos escondidos en la enorme chaqueta los pone sobre su mundo: una mesa que se llena con un tarro de Milo, una taza y un pan a medio mascar.
"Mi brazo…", dice apuntándose el lado derecho, donde la chaqueta aún le queda más suelta. Lo estira para que uno se lo toque. "Mi brazo se me rompió cuando era guagua, cuando mi tía me tomaba, jejejé", dice riendo. Le suena el pecho, tose, encuentra un pañuelo en su chaqueta y se lo lleva a la boca.
Marta le quita la vista a la tele. "¿Y cómo entonces hai trabajao tanto la tierra, Celino, por Dios?", pregunta. Y él, quizás no escuchándola de veras, no responde, cierra los ojos para mirar mejor y lanza otra frase. "Lo que me acuerdo es que para mi bautizo me picó una abeja, jejejé".
Cuando uno le pide algún detalle del episodio, Celino -quizás ahora sí no escuchando de veras- se queda mirando fijo, vuelve a reír como se ríen los abuelos en los cuentos y pregunta si conocemos a Ambrosio Toledo, que vive al lado del puente, en Los Lagos, que él trabajó en esa casa 40 años, pero vuelve la tos y entonces Marta lo aterriza, porque, claro, Toledo y los hijos de Toledo probablemente hace años que murieron y "mejor mañana le llamo al médico para que lo vengan a vacunar a la casa, mire que le está sonando mucho el pecho".
Sin los recuerdos que se calcinaron con la maleta, reconstruir los primeros años de Celino Villanueva ha sido una tarea difícil y confusa. Por lo que él y su carné dicen nació en Río Bueno y desde muy chico sus padres lo metieron a él y a sus siete hermanos a la tierra, con un azadón que hasta el día de hoy es una prolongación de sus brazos. Aunque Marta afirma que nunca le ha hablado de novias, esta tarde Celino confiesa que tuvo algunas pololas con las que le gustaba bailar tango y que si hubiera podido "se habría casado, jejejé". Sin embargo, no lo hizo, y como tampoco tuvo hijos aprovechó su libertad para moverse a sus anchas por el sur buscando trabajo. Después de esos 40 años como peón en la casa de los Toledo, el siguiente hito en su vida lo ubica arrancando del maremoto del 60 que también azotó a Los Lagos. "Llegó a Mehuín arriba de un caballo, vendiendo azúcar y hierbas", dice Marta.
Ya era un viejo de pocas palabras. Lo contrataban para cuidar campos y él, después de hacer el trabajo, volvía a su pieza que arrendaba detrás de una casa, en un gallinero en Villa Nahuel. Ahí pasó años, largos años solo. "A veces pasaba por su pieza y lo veía muy pobre, abandonado -recuerda Marta-, porque vivía con puros animales. En esa casa no le daban bola, entonces cuando podía le llevaba algo de comida. Celino vivía apenas con un fogón".
Sobre esas brasas a él le gustaba cocinar longanizas, uno de sus manjares favoritos, que colgaba de una viga para que se secaran. Fueron esas mismas brasas las que una noche en que Celino se quedó dormido sin apagarlas del todo arrasaron con lo poco y nada que tenía.
* * *
En la posta de Mehuín hablaron de milagro. El hombre de cien años había sobrevivido a la asfixia y a las quemaduras con heridas muy menores, pero era evidente que no podía seguir solo. Fue entonces cuando lo llevaron hasta los carabineros del pueblo, mientras se resolvía quién se iba a encargar de
él.
Ese quien fue Marta Ramírez.
Tan pronto supo del accidente, esta dirigenta vecinal que todavía trabaja repartiendo las cartas del poblado que llegan a Valdivia asumió la custodia de Celino. El aceptó, pero a cambio con su azadón levantó detrás de la casa una huerta donde no faltan las arvejas, el cilantro y el perejil.
Para la familia de Marta, este viejo solitario y silencioso pasó a ser "el abuelo Celino". Jugaba con los dos hijos de Marta y con el tiempo ha hecho lo mismo con los nietos. Desde entonces, la rutina de Celino no ha cambiado demasiado: si es verano, se levanta temprano para trabajar la tierra. Si es invierno, se despierta más tarde, apoya su cuerpo en una rama flaca que le sirve de bastón para seguir dormitando sentado en su sillita de madera.
"Pensé que iba a ser por poco tiempo, pero mire, este viejo me va a enterrar", dice Marta, fuerte, para que la escuche. Pero él le devuelve la mirada, jejejé, sin moverse de su rincón. En todo caso, ella se toma la frase muy en serio. Si hay algo que le gusta a Celino es ir a los velorios. Dicen que ya sepultó a todos los que eran sus amigos y que la costumbre le quedó tan pegada que ahora va a los entierros de algún poblador de Mehuín que, por cierto, ha muerto muchísimo más joven que él.
También la frase de Marta cobra sentido, porque Celino ni siquiera padece los achaques propios de la vejez extrema. Los médicos en Valdivia quedaron asombrados con la inusual buena salud del campesino desde que recibieron el informe de una doctora que lo visitó para hacerle una ficha.
"Cuando lo revisó -dice Marta-, no lo podía creer. No le fallaba nada, nada". O casi nada, porque le encontraron cataratas en su ojo derecho. En esa ocasión, los médicos la citaron para explicarle que, a la edad de Celino, la operación tenía que ser ambulatoria, pero que lo más probable era que no sirviera para nada. "Lo peor que puede pasar es que siga sin poder ver", le dijeron.
Celino nunca entendió muy bien por qué estaba en el hospital. Se resistía a que las enfermeras lo lavaran, porque él les decía que se podía bañar solo, tal como lo sigue haciendo. Un par de semanas más tarde, Celino volvió a Valdivia acompañado de Marta para que le quitaran el parche que tenía en el ojo. El mismo se asombraría más tarde, contorneándose frente a un espejo en una tienda, de lo bien que veía y de lo bien que se veía para tener, entonces, más de 110 años de edad.
* * *
Cuando en Río Bueno alguien dijo que le habían dicho que parece que por ahí cerca había un lugareño nacido allí, lúcido, en buena forma y que tenía más de ciento y tantos años, los organizadores de la "Semana Riobuenina" que querían festejar el Bicentenario de Chile se frotaron las manos: ese hombre sería el símbolo de la fiesta.
Celino se lo tomó tan bien que cuando el 18 de septiembre pasado lo llegaron a buscar en una comitiva para homenajearlo en su comuna, él aceptó con su típica risa y jura que ni se cansó de tanto saludar a la gente que quería conocerlo. "Se creía artista de cine", dice Marta, mostrando fotos en que se le ve, erguidísimo, recibiendo una medalla.
Aunque pasaron los días y los festejos, a Peter Zipper, seremi de Planificación de la Región de Los Ríos, el nombre de Celino Villanueva se le quedó pegado. Un par de historiadores de Río Bueno habían empezado a hurguetear en la historia del poblado para encontrar las raíces del longevo hijo ilustre y sólo habían llegado a lo mismo: el carné y el acta de inscripción del personaje, realizada, eso sí, cuando ya tenía 69 años y con la presencia de dos testigos que avalaban su fecha de nacimiento.
Con esos papeles, Zipper quiso jugarse una carta poderosa: inscribir a Celino Villanueva en el libro de Guinness como el hombre más viejo del mundo. El trámite iba sin problemas, hasta que un correo le advirtió al seremi que debían probar la edad del postulante con otro certificado.
Pero todo lo de Celino, de haber existido, estaba en su maleta.
En los viejos libros de la parroquia de Río Bueno, el padre Gabriel recorre a punta de su dedo todos los nacimientos inscritos entre 1896 y 1910. Los Villanueva son muchos, pero ninguno se acerca al personaje. "En esa época, a los niños o los inscribían de inmediato o se olvidaban de hacerlo", dice.
Como si hablara de un caso policial, Zipper enumera con detalle los pasos que ha seguido para convencer al Guinness de que la edad del riobuenino es la correcta, pero hasta ahora ha chocado con la falta de más pruebas que avalen su empeño.
Eso, en todo caso, a Celino lo tiene sin cuidado. A su edad, las esperas no tienen ningún sentido. Aunque recién hace unos días sembró arvejas, no se aguanta y escarba la tierra para ver por qué no han brotado. Lo mismo ocurre cuando le quieren servir alguna comida más liviana para cuidarlo: él pide carne o, si no, queso. Tampoco se complica si "la patrona", como le dice a Marta, por alguna razón no lo puede acompañar este 1 de noviembre para encenderle una vela a su padre, enterrado en el cementerio de Panguipulli junto a uno de sus hermanos. Salvo un par de veces, él siempre ha ido solo, sabiendo de memoria las combinaciones de los buses que cubren los 129 kilómetros entre ambos pueblos.
Marta asegura que lo volverá a acompañar. "A esta edad ya es un niño", dice, y apunta a un reloj de pared que está junto a la mesa de Celino. "Fue un regalo de la Navidad pasada. Ahora pasa mirando la hora, porque quiere que sea de nuevo diciembre para tener otros regalos".
Sentado en su sillita, Celino la escucha perfectamente. Se ríe mientras Luli, la poodle que juega con una cebolla, se le encarama en sus piernas flacas, pero derechas. Al despedirse, se levanta rápido, erguidísimo, y repite el gesto inicial: da la mano y de inmediato entrega el carné apuntando la fecha en que nació. El pecho le suena y ya no habla, pero mira como diciendo que con eso basta, que tiene cuerda, cabeza y cuerpo para rato y para todo, menos para la ardua tarea de espantar el misterio de sus años.
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martes, 28 de junio de 2011
Reactivan plan de renovación del Barrio Mapocho
www.emol.com
martes 28 de junio de 2011
Iniciativa impulsada por la Intendencia Metropolitana considera inversión de US$ 200 millones:
Reactivan plan de renovación del Barrio Mapocho
Desde el siglo XIX, el Barrio Mapocho-La Chimba consolidó su carácter de zona comercial y popular. La remodelación del emblemático sector de Santiago no sólo buscará renovar la infraestructura de la zona, sino que también se quiere realizar mejoras en materia de seguridad pública.
Foto:HÉCTOR YÁÑEZ
El proyecto apunta a mejorar puentes, calles, plazas y edificios históricos en más de 200 hectáreas del casco antiguo de la capital.
Jaime Pinochet
La renovación del Barrio Mapocho-La Chimba es uno de los proyectos más ambiciosos que se han presentado en la Región Metropolitana. Pero sólo se ha quedado en una simple iniciativa, pues desde 2005 las autoridades no han logrado capitalizar su intervención.
Eso hasta hora, cuando la Intendencia y los municipios de Recoleta, Santiago e Independencia lograron reactivar este proyecto que abordará una renovación de 207 hectáreas de superficie, con una inversión de US$ 200 millones, unos $100 mil millones.
Así lo confirmó el intendente Fernando Echeverría, quien indicó que se encuentran recibiendo las propuestas del plan maestro del barrio. "Hemos recibido 79 diseños de escuelas y empresas de arquitectura, cuyo proceso se cierra el 6 de julio. Esperamos que lleguen más ideas para esta zona emblemática de Santiago", comenta.
Este plan maestro será financiado por la región de Île-de-France, que entregará un aporte de 120 mil euros para elaborar una estructura base del proceso.
Plazas, parques, calles, luminarias, puentes y edificios históricos son las obras que se intervendrán durante los próximos años en este barrio, que está emplazado en un triángulo.
El sector involucrado limita al sur por la calle San Pablo, cerca de la Estación Mapocho. La ruta sigue por Independencia, en el poniente, llega hasta el Cementerio General por el norte y cierra en la Avenida Recoleta, por el oriente.
Este plan comenzó a trabajarse hace seis años como respuesta a los altos índices de delincuencia en la zona.
"En el pasado se buscó limpiar de la delincuencia a este barrio . La propuesta actual es muy ambiciosa y apunta a una transformación cultural y de infraestructura para devolver los valores de esta zona, que es la más emblemática de Santiago", asegura la alcaldesa de Recoleta, Sol Letelier, que ha sostenido reuniones con alcaldes franceses y belgas para conseguir recursos y propuestas según lo realizado en los barrios típicos europeos.
Una vez entregados los estudios del plan maestro, se elaborará un cronograma para el inicio de las obras. Por ejemplo, en Recoleta se implementará una iluminación artística en el acceso norte y se renovarán las veredas y calzadas de la Vega Central.
Santiago, por su parte, tiene previsto trabajos en la plaza Venezuela y en cinco puentes del río Mapocho.
Y en Independencia, el objetivo es recuperar las fachadas de edificios y calles históricas, como Artesanos, Lastra y Antonia López de Bello.
207
hectáreas es la superficie que abordará esta renovación urbana en Recoleta, Santiago e Independencia.
79
diseños y propuestas arquitectónicas ha recibido la Intendencia Metropolitana.
$100 mil
millones, equivalentes a más de 200 millones de dólares, es el monto de inversión.
La cronología del emblemático proyecto
2005: Para combatir la delincuencia en el sector, se invierte en repavimentación de calles, luminarias y cámaras de seguridad.
2006-2008: Se identificaron obras relacionadas con la seguridad ciudadana. Se creó una mesa de trabajo entre los municipios, que concluyó elaborar un plan maestro de intervención en esta zona.
2009-2010: Se presenta el proyecto de regeneración urbana Barrio Mapocho-La Chimba.
2011-2015: En esta etapa se prevé la ejecución de las obras y principales proyectos de regeneración del histórico barrio.
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martes 28 de junio de 2011
Iniciativa impulsada por la Intendencia Metropolitana considera inversión de US$ 200 millones:
Reactivan plan de renovación del Barrio Mapocho
Desde el siglo XIX, el Barrio Mapocho-La Chimba consolidó su carácter de zona comercial y popular. La remodelación del emblemático sector de Santiago no sólo buscará renovar la infraestructura de la zona, sino que también se quiere realizar mejoras en materia de seguridad pública.
Foto:HÉCTOR YÁÑEZ
El proyecto apunta a mejorar puentes, calles, plazas y edificios históricos en más de 200 hectáreas del casco antiguo de la capital.
Jaime Pinochet
La renovación del Barrio Mapocho-La Chimba es uno de los proyectos más ambiciosos que se han presentado en la Región Metropolitana. Pero sólo se ha quedado en una simple iniciativa, pues desde 2005 las autoridades no han logrado capitalizar su intervención.
Eso hasta hora, cuando la Intendencia y los municipios de Recoleta, Santiago e Independencia lograron reactivar este proyecto que abordará una renovación de 207 hectáreas de superficie, con una inversión de US$ 200 millones, unos $100 mil millones.
Así lo confirmó el intendente Fernando Echeverría, quien indicó que se encuentran recibiendo las propuestas del plan maestro del barrio. "Hemos recibido 79 diseños de escuelas y empresas de arquitectura, cuyo proceso se cierra el 6 de julio. Esperamos que lleguen más ideas para esta zona emblemática de Santiago", comenta.
Este plan maestro será financiado por la región de Île-de-France, que entregará un aporte de 120 mil euros para elaborar una estructura base del proceso.
Plazas, parques, calles, luminarias, puentes y edificios históricos son las obras que se intervendrán durante los próximos años en este barrio, que está emplazado en un triángulo.
El sector involucrado limita al sur por la calle San Pablo, cerca de la Estación Mapocho. La ruta sigue por Independencia, en el poniente, llega hasta el Cementerio General por el norte y cierra en la Avenida Recoleta, por el oriente.
Este plan comenzó a trabajarse hace seis años como respuesta a los altos índices de delincuencia en la zona.
"En el pasado se buscó limpiar de la delincuencia a este barrio . La propuesta actual es muy ambiciosa y apunta a una transformación cultural y de infraestructura para devolver los valores de esta zona, que es la más emblemática de Santiago", asegura la alcaldesa de Recoleta, Sol Letelier, que ha sostenido reuniones con alcaldes franceses y belgas para conseguir recursos y propuestas según lo realizado en los barrios típicos europeos.
Una vez entregados los estudios del plan maestro, se elaborará un cronograma para el inicio de las obras. Por ejemplo, en Recoleta se implementará una iluminación artística en el acceso norte y se renovarán las veredas y calzadas de la Vega Central.
Santiago, por su parte, tiene previsto trabajos en la plaza Venezuela y en cinco puentes del río Mapocho.
Y en Independencia, el objetivo es recuperar las fachadas de edificios y calles históricas, como Artesanos, Lastra y Antonia López de Bello.
207
hectáreas es la superficie que abordará esta renovación urbana en Recoleta, Santiago e Independencia.
79
diseños y propuestas arquitectónicas ha recibido la Intendencia Metropolitana.
$100 mil
millones, equivalentes a más de 200 millones de dólares, es el monto de inversión.
La cronología del emblemático proyecto
2005: Para combatir la delincuencia en el sector, se invierte en repavimentación de calles, luminarias y cámaras de seguridad.
2006-2008: Se identificaron obras relacionadas con la seguridad ciudadana. Se creó una mesa de trabajo entre los municipios, que concluyó elaborar un plan maestro de intervención en esta zona.
2009-2010: Se presenta el proyecto de regeneración urbana Barrio Mapocho-La Chimba.
2011-2015: En esta etapa se prevé la ejecución de las obras y principales proyectos de regeneración del histórico barrio.
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lunes, 27 de junio de 2011
La nueva vida de Bellavista Oveja Tomé
www.diariolatercera.com
27 de Junio de 2011
Luego de los primeros seis meses de funcionamiento, la empresa textil, propiedad de la familia Sabat, ha duplicado su planta de trabajadores y su producción se exporta al mercado sudamericano.
por Alvaro Guerrero
"Es una segunda oportunidad que me dio la vida", comenta Rodolfo Baeza. El es parte de la nueva etapa que vive la empresa Bellavista Oveja Tomé, que lleva seis meses de funcionamiento, luego de cerrar sus puertas el 21 de enero del 2008.
El hombre, de 73 años, superó las bodas de oro desempeñándose en el rubro textil, al igual que sus antepasados. Y quiere mantenerse en el oficio: asegura que queda aún "mucha tela que cortar" y que esta nueva administración, encabezada por la familia Sabat, le entregó un nuevo impulso a una comuna que posee uno de los más altos índices de cesantía en el país. "Estamos trabajando de manera seria. Ellos confiaron en la gente antigua, que le dio excelencia a la marca. Queremos recuperar la grandeza. Hemos sufrido bastante en la comuna, pero estamos saliendo adelante", agrega el operario, quien se desempeña con ocho personas en el área de terminaciones.
Bellavista es parte de la historia de Tomé. Fue fundada en 1865 por Guillermo Délano, y a través de su historia ha pasado por siete propietarios. El último la adquirió en junio del 2010, luego de tres intentos de remate. La operación significó más de $ 1.535 millones, sumando la maquinaria y los edificios.
El recinto, de más de 72 mil metros cuadrados de terreno, se hace inmenso para los especialistas de la lana y los hilados, pero están trabajando en grupos y los procesos se realizan de manera más cercana, lo que genera vínculos y un buen clima.
En enero pasado comenzaron con 53 personas; ahora van en 110 (en su mejor época se emplearon más de 2.000). Diariamente se ve cómo a la oficina de guardia llegan sobres con currículums. Pero en la empresa son cautos y las nuevas contrataciones se realizan a medida que se va generando la necesidad. La comunidad parece entenderlo.
Juan Carlos Sabat, gerente de Texfina, firma que está a cargo de Bellavista y miembro de una familia que lleva más de 50 años en el negocio de las telas, indica que el proceso ha sido un desafío muy importante. "Estamos hablando de una empresa que es conocida en los cinco continentes. Toda una ciudad está preocupada de su futuro y la prensa también. Tenemos que esforzarnos el doble. Es una misión grande, pero gratificante a la vez", apunta.
En este primer semestre, el balance ha sido positivo, pero ha costado. "Hubo que ordenar todo, echar a andar las máquinas, que llevaban años paradas, y comenzar a producir", comenta. En esta primera etapa de tanteo del mercado, lograron cerrar negocios en Sudamérica, especialmente con Bolivia, donde se han centrado las exportaciones. Hasta ahora, han salido dos partidas al país vecino, que han centrado el 80% de la demanda.
Sabat añade que en lo que queda del año, los objetivos son diversificar los productos que ofrecen, comenzar con la fabricación de paños y competir nuevamente en el mercado nacional. Tarea compleja, pensando en la gran presencia de productos importados de bajo costo. "Hay mucha competencia, pero en la medida en que la gente se vaya convenciendo de que Bellavista está funcionando, nos van a preferir. La gente lleva mucho tiempo trabajando con productos asiáticos y hay diferencias de calidad. Nos exigen hacer cosas más finas, de mejor calidad, como era antes", subraya. Además, quieren volver a ser proveedores para las FF.AA.
"Hay una buena impresión por parte de la industria. Hay una fluida comunicación entre la cabeza y el municipio, estamos en contacto directo. Esperamos que siga así, porque si les va bien, a nosotros igual. Han cumplido el compromiso de reclutar sólo a tomecinos y la fórmula les ha dado resultados. Nos gustaría que el gobierno los apoyara, reemplazando los empleos de emergencia por subsidios a la mano de obra. Eso generaría nuevas fuentes de trabajo y más estables", dice el alcalde Eduardo Aguilera.
Agrega que la zona costera tiene potencial para volver a ser la capital textil. "Están el potencial y el conocimiento. La gente busca calidad, y acá están las condiciones para nuevos negocios. Eso sí, haciendo las cosas bien, como lo han hecho en Bellavista", añade el edil.
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27 de Junio de 2011
Luego de los primeros seis meses de funcionamiento, la empresa textil, propiedad de la familia Sabat, ha duplicado su planta de trabajadores y su producción se exporta al mercado sudamericano.
por Alvaro Guerrero
"Es una segunda oportunidad que me dio la vida", comenta Rodolfo Baeza. El es parte de la nueva etapa que vive la empresa Bellavista Oveja Tomé, que lleva seis meses de funcionamiento, luego de cerrar sus puertas el 21 de enero del 2008.
El hombre, de 73 años, superó las bodas de oro desempeñándose en el rubro textil, al igual que sus antepasados. Y quiere mantenerse en el oficio: asegura que queda aún "mucha tela que cortar" y que esta nueva administración, encabezada por la familia Sabat, le entregó un nuevo impulso a una comuna que posee uno de los más altos índices de cesantía en el país. "Estamos trabajando de manera seria. Ellos confiaron en la gente antigua, que le dio excelencia a la marca. Queremos recuperar la grandeza. Hemos sufrido bastante en la comuna, pero estamos saliendo adelante", agrega el operario, quien se desempeña con ocho personas en el área de terminaciones.
Bellavista es parte de la historia de Tomé. Fue fundada en 1865 por Guillermo Délano, y a través de su historia ha pasado por siete propietarios. El último la adquirió en junio del 2010, luego de tres intentos de remate. La operación significó más de $ 1.535 millones, sumando la maquinaria y los edificios.
El recinto, de más de 72 mil metros cuadrados de terreno, se hace inmenso para los especialistas de la lana y los hilados, pero están trabajando en grupos y los procesos se realizan de manera más cercana, lo que genera vínculos y un buen clima.
En enero pasado comenzaron con 53 personas; ahora van en 110 (en su mejor época se emplearon más de 2.000). Diariamente se ve cómo a la oficina de guardia llegan sobres con currículums. Pero en la empresa son cautos y las nuevas contrataciones se realizan a medida que se va generando la necesidad. La comunidad parece entenderlo.
Juan Carlos Sabat, gerente de Texfina, firma que está a cargo de Bellavista y miembro de una familia que lleva más de 50 años en el negocio de las telas, indica que el proceso ha sido un desafío muy importante. "Estamos hablando de una empresa que es conocida en los cinco continentes. Toda una ciudad está preocupada de su futuro y la prensa también. Tenemos que esforzarnos el doble. Es una misión grande, pero gratificante a la vez", apunta.
En este primer semestre, el balance ha sido positivo, pero ha costado. "Hubo que ordenar todo, echar a andar las máquinas, que llevaban años paradas, y comenzar a producir", comenta. En esta primera etapa de tanteo del mercado, lograron cerrar negocios en Sudamérica, especialmente con Bolivia, donde se han centrado las exportaciones. Hasta ahora, han salido dos partidas al país vecino, que han centrado el 80% de la demanda.
Sabat añade que en lo que queda del año, los objetivos son diversificar los productos que ofrecen, comenzar con la fabricación de paños y competir nuevamente en el mercado nacional. Tarea compleja, pensando en la gran presencia de productos importados de bajo costo. "Hay mucha competencia, pero en la medida en que la gente se vaya convenciendo de que Bellavista está funcionando, nos van a preferir. La gente lleva mucho tiempo trabajando con productos asiáticos y hay diferencias de calidad. Nos exigen hacer cosas más finas, de mejor calidad, como era antes", subraya. Además, quieren volver a ser proveedores para las FF.AA.
"Hay una buena impresión por parte de la industria. Hay una fluida comunicación entre la cabeza y el municipio, estamos en contacto directo. Esperamos que siga así, porque si les va bien, a nosotros igual. Han cumplido el compromiso de reclutar sólo a tomecinos y la fórmula les ha dado resultados. Nos gustaría que el gobierno los apoyara, reemplazando los empleos de emergencia por subsidios a la mano de obra. Eso generaría nuevas fuentes de trabajo y más estables", dice el alcalde Eduardo Aguilera.
Agrega que la zona costera tiene potencial para volver a ser la capital textil. "Están el potencial y el conocimiento. La gente busca calidad, y acá están las condiciones para nuevos negocios. Eso sí, haciendo las cosas bien, como lo han hecho en Bellavista", añade el edil.
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Casa de los Diez aún permanece abandonada
www.emol.com
lunes 27 de junio de 2011
Monumento histórico:
Una década ha pasado desde que el inmueble se puso en venta y todavía no hay ofertas para preservar su valor patrimonial.
SEBASTIÁN SOTTORFF
Construida en 1850, la casa de estilo colonial, ubicada en Santa Rosa con Tarapacá, ha resistido muy bien al paso de los años. Hoy sólo presenta daños menores en algunos muros y techumbres.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Rodeada por los edificios, se alza en medio de un paisaje casi ajeno una torre de arquitectura colonial. Sus tejas aún sobreviven al paso del tiempo y sus formas contrastan con un entorno que ha cambiado radicalmente durante los últimos 150 años.
Se trata de la Casa de los Diez, un monumento histórico construido en 1850 y que hace una década permanece en venta. Su destino, al igual que otras construcciones patrimoniales, es todavía incierto, pues no hay ofertas de compra y menos de restauración.
"Me encantaría que esta casa se pudiera destinar para un uso cultural. Sería ideal que una fundación u organismo de gobierno pudiera adquirirla y preservar su espíritu", dice Eduardo García Powditch, uno de los hermanos que heredaron la centenaria casona ubicada en Tarapacá con Santa Rosa.
En este lugar se gestó uno de los movimientos culturales y artísticos más trascendentes de la primera mitad del siglo XX. Aquí, diez artistas e intelectuales no sólo le dieron la designación a esta casona de adobe, sino que también lideraron la escena cultural chilena en una época donde reinaba una profunda admiración hacia lo extranjero.
"Ellos elevaron los valores culturales y afrontaron una crisis de materialismo en que el arte chileno no era tan valorado", afirma García sobre esta cofradía integrada, en parte, por Augusto D'Halmar, Pedro Prado, Manuel Magallanes Moure y Alfonso Leng.
El trascendente valor patrimonial de esta construcción se sustenta en su buen estado de conservación, pues el inmueble ha resistido terremotos, incendios, saqueos y amenazas de demolición. "Ojalá pueda resistir otros doscientos años más", agrega su dueño, mientras cruza el imponente portal de piedra, tallado por Alberto Ried. En el patio principal, diez columnas, extraordinariamente esculpidas, representan a cada uno de los artistas que encontraron la inspiración en todos los rincones de esta casa.
La torre de casi veinte metros es un faro simbólico que representa, entre otras cosas, el ansia de los artistas por lograr una conexión cada vez más elevada del espíritu. Esa construcción dominó por mucho tiempo las alturas de aquella zona de Santiago y hoy sobrevive entre la gran oferta inmobiliaria que ha surgido en el sector, con departamentos desde las 800 UF.
Así, la casona, que se emplaza en un apetecido terreno de 1.110 metros cuadrados, tiene un precio de $520 millones y pese a que se encuentra protegida por el Consejo de Monumentos Nacionales, su destino de venta puede ser también comercial. "Ha habido muchos interesados, pero nunca ha existido algo concreto y por ahora no hay una inquietud por preservar este lugar patrimonial", afirmó García.
"Me comuniqué con el Consejo de Monumentos Nacionales y ellos me contestaron, muy amablemente, que no hay recursos. Por eso no perdemos la esperanza de que algún particular nos pueda ayudar a financiar, aunque sea los arreglos de la casa", agregó y explicó que la construcción resistió muy bien el terremoto del año 2010, pese a que hay techumbres y muros con daños menores.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Foto:CHRISTIÁN ZÚÑIGA
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lunes 27 de junio de 2011
Monumento histórico:
Una década ha pasado desde que el inmueble se puso en venta y todavía no hay ofertas para preservar su valor patrimonial.
SEBASTIÁN SOTTORFF
Construida en 1850, la casa de estilo colonial, ubicada en Santa Rosa con Tarapacá, ha resistido muy bien al paso de los años. Hoy sólo presenta daños menores en algunos muros y techumbres.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Rodeada por los edificios, se alza en medio de un paisaje casi ajeno una torre de arquitectura colonial. Sus tejas aún sobreviven al paso del tiempo y sus formas contrastan con un entorno que ha cambiado radicalmente durante los últimos 150 años.
Se trata de la Casa de los Diez, un monumento histórico construido en 1850 y que hace una década permanece en venta. Su destino, al igual que otras construcciones patrimoniales, es todavía incierto, pues no hay ofertas de compra y menos de restauración.
"Me encantaría que esta casa se pudiera destinar para un uso cultural. Sería ideal que una fundación u organismo de gobierno pudiera adquirirla y preservar su espíritu", dice Eduardo García Powditch, uno de los hermanos que heredaron la centenaria casona ubicada en Tarapacá con Santa Rosa.
En este lugar se gestó uno de los movimientos culturales y artísticos más trascendentes de la primera mitad del siglo XX. Aquí, diez artistas e intelectuales no sólo le dieron la designación a esta casona de adobe, sino que también lideraron la escena cultural chilena en una época donde reinaba una profunda admiración hacia lo extranjero.
"Ellos elevaron los valores culturales y afrontaron una crisis de materialismo en que el arte chileno no era tan valorado", afirma García sobre esta cofradía integrada, en parte, por Augusto D'Halmar, Pedro Prado, Manuel Magallanes Moure y Alfonso Leng.
El trascendente valor patrimonial de esta construcción se sustenta en su buen estado de conservación, pues el inmueble ha resistido terremotos, incendios, saqueos y amenazas de demolición. "Ojalá pueda resistir otros doscientos años más", agrega su dueño, mientras cruza el imponente portal de piedra, tallado por Alberto Ried. En el patio principal, diez columnas, extraordinariamente esculpidas, representan a cada uno de los artistas que encontraron la inspiración en todos los rincones de esta casa.
La torre de casi veinte metros es un faro simbólico que representa, entre otras cosas, el ansia de los artistas por lograr una conexión cada vez más elevada del espíritu. Esa construcción dominó por mucho tiempo las alturas de aquella zona de Santiago y hoy sobrevive entre la gran oferta inmobiliaria que ha surgido en el sector, con departamentos desde las 800 UF.
Así, la casona, que se emplaza en un apetecido terreno de 1.110 metros cuadrados, tiene un precio de $520 millones y pese a que se encuentra protegida por el Consejo de Monumentos Nacionales, su destino de venta puede ser también comercial. "Ha habido muchos interesados, pero nunca ha existido algo concreto y por ahora no hay una inquietud por preservar este lugar patrimonial", afirmó García.
"Me comuniqué con el Consejo de Monumentos Nacionales y ellos me contestaron, muy amablemente, que no hay recursos. Por eso no perdemos la esperanza de que algún particular nos pueda ayudar a financiar, aunque sea los arreglos de la casa", agregó y explicó que la construcción resistió muy bien el terremoto del año 2010, pese a que hay techumbres y muros con daños menores.
PATRIMONIO.- Las diez columnas esculpidas del patio principal representan a cada uno de los artistas del grupo.
Foto:CHRISTIÁN ZÚÑIGA
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domingo, 26 de junio de 2011
Un homenaje digital para los 200 años del Congreso Nacional
www.emol.com
Fecha: 26 de junio de 2011
PÁGINA WEB Se lanza el portal "Historia Política Legislativa del Congreso":
Enlazar hitos, recuperar la memoria y democratizar el conocimiento. El nuevo proyecto digital de la Biblioteca del Congreso pretende reencantar a la ciudadanía con los acontecimientos, personajes y recuerdos de la actividad desarrollada por los congresistas de nuestro país.
PATRICIO CONTRERAS VÁSQUEZ
En la instalación del primer Congreso Nacional, hace casi doscientos años, un fraile investido como diputado pronunció estas palabras: "¡Legisladores! Enterneceos; mirad con compasión la suerte de los pueblos cuyos destinos están en vuestras manos. Gustad el placer de hacer dichosos. Inmortalizad vuestro nombre y el de la patria".
El mensaje fue enfático; su vocero, respetado. La alocución de Camilo Henríquez, fraile del buen morir, abría ese 4 de julio de 1811 el primer espacio republicano de la que fuera una abandonada capitanía general. Frente a la timidez de la junta de gobierno encabezada por un anciano Mateo de Toro y Zambrano, en 1810, la instauración del Congreso fue un encuentro osado y con ribetes emancipadores.
Parte del mensaje de Henríquez -"Inmortalizad vuestro nombre y el de la patria"- se ha constituido en divisa para el Congreso chileno, y este año comienza a tomar forma en internet, gracias a las virtudes de la web que expande los horizontes y posibilidades, más allá de espacios físicos, de bibliotecas y archivos alrededor del mundo.
El Portal de Historia Política Legislativa
(http://historiapolitica.bcn.cl) es un proyecto digital que la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) lanzará a la ciudadanía el mes de julio, durante las celebraciones del Bicentenario de nuestro Congreso. Según el presidente del Senado, Guido Girardi, este repositorio entrega respuestas fundamentales para la memoria histórica: "Para saber mejor quiénes somos o, mejor dicho, cómo hemos llegado a ser lo que somos, es fundamental conocer también la historia de la discusión cotidiana que se lleva a cabo en el Congreso". Los pensamientos del presidente de la Cámara, el diputado Patricio Melero, van en una línea similar: "El Portal ayuda a comprender por qué esas leyes que se discutieron, hoy día le otorgan derechos y deberes a los ciudadanos. Y permite mejorar la reputación del Congreso y acercarlo a la ciudadanía en las decisiones que a futuro se adopten".
Soledad Ferreiro, directora de la BCN, explica que el Portal será un aporte en el uso de datos abiertos y enlazados. "La inspiración es democratizar la información y hacernos cargo de que el pasado pueda ser reencontrado por las personas y sirva para repensar la historia de un país cuando se tiene acceso a documentos básicos", dice.
El proyecto fue liderado por la historiadora Pía Montalva, quien junto a un equipo multidisciplinario, más un especialista en diseño de datos, dieron forma, cuerpo e interactividad a una interfaz que despliega archivos digitalizados de la historia legislativa del país.
Política y web 2.0
"La idea del Portal es asociar hitos", dice Pía Montalva. En la página de inicio se despliega el encabezado -cuyo ícono es un detalle de la ornamentación del edificio del Congreso en Santiago-; una barra de efemérides con acontecimientos legislativos; y, más abajo, una línea de tiempo que va desde 1811 hasta nuestros días y que recoge eventos relevantes sobre constituciones, leyes, partidos políticos (más de cien) y parlamentarios (más de tres mil en distintos grados de avance).
El proceso de digitalización comenzó el 2008. Cuando el portal sea lanzado contará con la cifra simbólica de 200 folletos políticos -documentos parlamentarios, de partidos políticos y convenciones- de un total de 10 mil. A esto se sumarán las reseñas parlamentarias ya disponibles en la web de la BCN y una serie de 32 entrevistas audiovisuales a ex congresistas, las que serán subidas a YouTube (por fragmentos temáticos) y a Vimeo (por segmentos extensos).
Pese a que el portal está pensado para ciudadanos legos, hay una sección que a juicio de Pía Montalva será atractiva para investigadores. Se trata del apartado "Historia legislativa" que reúne los cuerpos legislativos (de 1811 a 1845), los diarios de sesiones (de 1846 a 1973), las actas, bandos y decretos inéditos de la Junta Militar (de 1973 a 1990) y los diarios de sesiones desde el retorno a la democracia hasta hoy.
También hay una sección de humor político, salpicado con la acidez de personajes decimonónicos como Juan Rafael Allende, que contó con la asesoría del poeta Jorge Montealegre, especialista en humor gráfico y autor de libros en la materia.
Como inspiración, Soledad Ferreiro reconoce la influencia del sitio histórico de la BBC, de donde rescata la riqueza del mashup (combinación de datos) que en el portal del Congreso se apreciará, por ejemplo, en las reseñas parlamentarias donde, gracias a la ductilidad del código de programación, se entrelazan fotos, videos, documentos de prensa y aspectos biográficos que estén relacionados.
"Fue un trabajo bien intensivo -dice Ferreiro-, porque tiene que ver con investigar cosas, pero también con tener objetos, poder digitalizarlos y que el software después pueda construir esa reseña".
Una memoria legislativa
Hace casi un año, la historiadora Sol Serrano publicó una columna en revista "Sábado" titulada "Un parlamento sin historia". Ahí alertaba sobre la escasa promoción que tenía la historia legislativa en Chile, ad portas de celebrar nuestros doscientos años. Así finalizaba su escrito: "Es una paradoja -espero que no sea un síntoma- que tengamos un Congreso con una larga historia y un Congreso que parece cuidarla tan poco".
El Portal Historia Política Legislativa de la BCN parece encarar ese temor. La idea de una web semántica, que sintonice con las nuevas generaciones digitales -viralizando contenidos por redes sociales-, coloca luz sobre el legado parlamentario. Así opina Soledad Ferreiro: "Se trata de construir la memoria del país de tal forma que esos datos puedan ser usados. Creemos que es una oferta seria. Hemos cuidado que hable solamente la historia. No tiene carga ni evaluación de nosotros".
Además, el portal será una plataforma abierta, donde los visitantes podrán aportar información o corregir datos mal indexados. Este vínculo colaborativo le ha permitido a la BCN recolectar fotografías donadas por familiares de personajes políticos.
En este Bicentenario del Congreso, su herencia estará almacenada acá. "Es el primer intento por ofrecer la historia de Chile desde el poder legislativo", asegura Pía Montalva. Ese poder que determina las leyes, da forma a las instituciones y enmarca la ciudadanía. Para Andrés Bello, un signo de identidad. Porque para él, jurista y poeta, caraqueño y avecindado en Chile, la ley era, a fin de cuentas, "la verdadera patria del hombre".
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Fecha: 26 de junio de 2011
PÁGINA WEB Se lanza el portal "Historia Política Legislativa del Congreso":
Enlazar hitos, recuperar la memoria y democratizar el conocimiento. El nuevo proyecto digital de la Biblioteca del Congreso pretende reencantar a la ciudadanía con los acontecimientos, personajes y recuerdos de la actividad desarrollada por los congresistas de nuestro país.
PATRICIO CONTRERAS VÁSQUEZ
En la instalación del primer Congreso Nacional, hace casi doscientos años, un fraile investido como diputado pronunció estas palabras: "¡Legisladores! Enterneceos; mirad con compasión la suerte de los pueblos cuyos destinos están en vuestras manos. Gustad el placer de hacer dichosos. Inmortalizad vuestro nombre y el de la patria".
El mensaje fue enfático; su vocero, respetado. La alocución de Camilo Henríquez, fraile del buen morir, abría ese 4 de julio de 1811 el primer espacio republicano de la que fuera una abandonada capitanía general. Frente a la timidez de la junta de gobierno encabezada por un anciano Mateo de Toro y Zambrano, en 1810, la instauración del Congreso fue un encuentro osado y con ribetes emancipadores.
Parte del mensaje de Henríquez -"Inmortalizad vuestro nombre y el de la patria"- se ha constituido en divisa para el Congreso chileno, y este año comienza a tomar forma en internet, gracias a las virtudes de la web que expande los horizontes y posibilidades, más allá de espacios físicos, de bibliotecas y archivos alrededor del mundo.
El Portal de Historia Política Legislativa
(http://historiapolitica.bcn.cl) es un proyecto digital que la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) lanzará a la ciudadanía el mes de julio, durante las celebraciones del Bicentenario de nuestro Congreso. Según el presidente del Senado, Guido Girardi, este repositorio entrega respuestas fundamentales para la memoria histórica: "Para saber mejor quiénes somos o, mejor dicho, cómo hemos llegado a ser lo que somos, es fundamental conocer también la historia de la discusión cotidiana que se lleva a cabo en el Congreso". Los pensamientos del presidente de la Cámara, el diputado Patricio Melero, van en una línea similar: "El Portal ayuda a comprender por qué esas leyes que se discutieron, hoy día le otorgan derechos y deberes a los ciudadanos. Y permite mejorar la reputación del Congreso y acercarlo a la ciudadanía en las decisiones que a futuro se adopten".
Soledad Ferreiro, directora de la BCN, explica que el Portal será un aporte en el uso de datos abiertos y enlazados. "La inspiración es democratizar la información y hacernos cargo de que el pasado pueda ser reencontrado por las personas y sirva para repensar la historia de un país cuando se tiene acceso a documentos básicos", dice.
El proyecto fue liderado por la historiadora Pía Montalva, quien junto a un equipo multidisciplinario, más un especialista en diseño de datos, dieron forma, cuerpo e interactividad a una interfaz que despliega archivos digitalizados de la historia legislativa del país.
Política y web 2.0
"La idea del Portal es asociar hitos", dice Pía Montalva. En la página de inicio se despliega el encabezado -cuyo ícono es un detalle de la ornamentación del edificio del Congreso en Santiago-; una barra de efemérides con acontecimientos legislativos; y, más abajo, una línea de tiempo que va desde 1811 hasta nuestros días y que recoge eventos relevantes sobre constituciones, leyes, partidos políticos (más de cien) y parlamentarios (más de tres mil en distintos grados de avance).
El proceso de digitalización comenzó el 2008. Cuando el portal sea lanzado contará con la cifra simbólica de 200 folletos políticos -documentos parlamentarios, de partidos políticos y convenciones- de un total de 10 mil. A esto se sumarán las reseñas parlamentarias ya disponibles en la web de la BCN y una serie de 32 entrevistas audiovisuales a ex congresistas, las que serán subidas a YouTube (por fragmentos temáticos) y a Vimeo (por segmentos extensos).
Pese a que el portal está pensado para ciudadanos legos, hay una sección que a juicio de Pía Montalva será atractiva para investigadores. Se trata del apartado "Historia legislativa" que reúne los cuerpos legislativos (de 1811 a 1845), los diarios de sesiones (de 1846 a 1973), las actas, bandos y decretos inéditos de la Junta Militar (de 1973 a 1990) y los diarios de sesiones desde el retorno a la democracia hasta hoy.
También hay una sección de humor político, salpicado con la acidez de personajes decimonónicos como Juan Rafael Allende, que contó con la asesoría del poeta Jorge Montealegre, especialista en humor gráfico y autor de libros en la materia.
Como inspiración, Soledad Ferreiro reconoce la influencia del sitio histórico de la BBC, de donde rescata la riqueza del mashup (combinación de datos) que en el portal del Congreso se apreciará, por ejemplo, en las reseñas parlamentarias donde, gracias a la ductilidad del código de programación, se entrelazan fotos, videos, documentos de prensa y aspectos biográficos que estén relacionados.
"Fue un trabajo bien intensivo -dice Ferreiro-, porque tiene que ver con investigar cosas, pero también con tener objetos, poder digitalizarlos y que el software después pueda construir esa reseña".
Una memoria legislativa
Hace casi un año, la historiadora Sol Serrano publicó una columna en revista "Sábado" titulada "Un parlamento sin historia". Ahí alertaba sobre la escasa promoción que tenía la historia legislativa en Chile, ad portas de celebrar nuestros doscientos años. Así finalizaba su escrito: "Es una paradoja -espero que no sea un síntoma- que tengamos un Congreso con una larga historia y un Congreso que parece cuidarla tan poco".
El Portal Historia Política Legislativa de la BCN parece encarar ese temor. La idea de una web semántica, que sintonice con las nuevas generaciones digitales -viralizando contenidos por redes sociales-, coloca luz sobre el legado parlamentario. Así opina Soledad Ferreiro: "Se trata de construir la memoria del país de tal forma que esos datos puedan ser usados. Creemos que es una oferta seria. Hemos cuidado que hable solamente la historia. No tiene carga ni evaluación de nosotros".
Además, el portal será una plataforma abierta, donde los visitantes podrán aportar información o corregir datos mal indexados. Este vínculo colaborativo le ha permitido a la BCN recolectar fotografías donadas por familiares de personajes políticos.
En este Bicentenario del Congreso, su herencia estará almacenada acá. "Es el primer intento por ofrecer la historia de Chile desde el poder legislativo", asegura Pía Montalva. Ese poder que determina las leyes, da forma a las instituciones y enmarca la ciudadanía. Para Andrés Bello, un signo de identidad. Porque para él, jurista y poeta, caraqueño y avecindado en Chile, la ley era, a fin de cuentas, "la verdadera patria del hombre".
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Chile a través del lente de Ignacio Hochhäusler
www.emol.com
Fecha: 26 de junio de 2011
Libro reúne el legado de Ignacio Hochhäusler
HERNÁN RODRÍGUEZ.
Libro reúne el legado de Ignacio Hochhäusler, el fotógrafo vienés que inmortalizó a la élite chilena y múltiples rincones del país a partir de 1926.
IGNACIO HOCHHÄUSLER
1892-1983
"Por el alma de Chile"
Origo
Curatoría de Gonzalo Leiva.
$49.900
En librerías, la segunda semana de julio.
''Sus retratos son muy psicológicos, se fija mucho en la expresión, y después salta a reproducir imágenes del paisaje y del hombre chileno, del campesino, el habitante rural o la mariscadora chilota, y lo hace genialmente bien".
Nació en Austria en 1892, pero luego de la Primera Guerra Mundial hizo de Chile su país. Su obsesión fue recorrerlo, descubrirlo, registrarlo e inmortalizarlo. Ahora, un libro rescata el legado de este gran fotógrafo que por años estuvo en el olvido.
Constanza Rojas Valdés
El asiento que escogió en el tren fue crucial. Ignacio Hochhäusler iba de Austria a Francia para luego embarcarse a Chile, donde escaparía de una Europa devastada por la Primera Guerra Mundial. Frente a él se sentó un fotógrafo, con el que conversó todo el trayecto. "¿Y si me dedicara a eso en Chile?, ¿si me convirtiera en fotógrafo?", se preguntó Hochhäusler, quien desde niño se había sentido atraído por este arte. Y así lo hizo.
Palacio de la Moneda . El fotógrafo se maravilló con la ciudad de Santiago, y registró numerosas postales del centro.
Capturó a numerosos artistas y registró decenas de espectáculos del Teatro Municipal. En esta imagen aparece la bailarina Yerka Luksic en El Arrayán, a quien el fotógrafo le tenía mucho cariño.
Vista de la Plaza Bulnes desde La Moneda. Hochhäusler retrató estos nuevos edificios como ejemplo de la modernidad que llegaba a Chile. Lo mismo hizo con el Estadio Nacional.
Nacido en 1892 en Viena, se instaló en Santiago en 1926. Sondeó las técnicas que se utilizaban en la ciudad y, como autodidacta, comenzó a aprenderlas. Al poco tiempo, Ignacio Hochhäusler ya tenía un nombre, especialmente asociado a los retratos de niños. Prácticamente toda la alta sociedad y la clase política llevaban a sus hijos a su estudio. También posaban ellos frente al lente, como lo hicieron Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda y Agustín Edwards Budge.
Los retratos le dieron de comer, pero lo que realmente lo movía era Chile. Este país todavía por descubrir, cuya capital se modernizaba, mientras las regiones extremas mantenían su riqueza natural. Le apasionaban tanto los paisajes como sus habitantes, y así recorrió de norte a sur, registrando la chilenidad con ojos increíblemente sensibles. Hernán Rodríguez, autor del libro "Historia de la fotografía, fotógrafos de Chile 1900-1950", explica: "Es impresionante la diversidad de su trabajo. Sus retratos son muy psicológicos, se fija mucho en la expresión, y después salta a reproducir imágenes del paisaje y del hombre chileno, del campesino, el habitante rural o la mariscadora chilota, y lo hace genialmente bien. También tiene esa sensibilidad fantástica para captar momentos de creatividad, de bailarines y artistas. Todos, trabajos de gran calidad".
El rescate
Ignacio Hochhäusler murió en 1983, a los 91 años, luego de haber tenido un rol social activo como fotógrafo. Ganó premios internacionales y fue uno de los fundadores del Foto Cine Club. "Pero hoy es un fotógrafo olvidado. El pago de Chile", dice Hernán Rodríguez. "Todo este mundo de los fotógrafos del 30, 40, 50 desapareció. Se fue esta generación, que se preocupó de mantener vivo el interés del público, y surgió otra que no tenía muchos vínculos con la anterior. Vino un momento político distinto en Chile, y cambió completamente el panorama. Hace diez años, o menos, comenzó este redescubrimiento de autores como Antonio Quintana y Jorge Opazo, pero son personajes que no están en la memoria colectiva. Ha tenido que reconstruirse su memoria", agrega.
Junto a paisajes naturales, retrató la vida cotidiana de los chilenos de norte a sur. Acá, un pueblo en el desierto de Atacama.
La Patagonia a los ojos de Hochhäusler. "La visualidad representada quiere señalar las nostalgias de un Chile cálido, bucólico, en transformación, enfatizado en el diálogo que establece la naturaleza humana con su entorno", escribe el curador Gonzalo Leiva en "Por el alma de Chile".
Hoy la mayor parte de su legado lo conserva su hija, Inge Hochhäusler. Su casa es un monumento a la memoria de su padre, con cientos de fotografías, negativos y sus cámaras originales. Es ella una de las impulsoras de la publicación de "Por el alma de Chile" (Origo), que en una edición de gran calidad reúne una selección de los trabajos de Hochhäusler.
"Trabajó más de 50 años como fotógrafo, y registró la vida que había en esos tiempos, tan distinta a la de hoy. Ese tiempo en que todo sucedía en el centro, y arriba no se podía comprar ni un hilo", recuerda Inge. Con lucidez y esmero, actualmente se encarga de catalogar las obras de su padre. Tiene en mente tareas como reconocer en los retratos de niños a personajes que luego fueron protagonistas de Chile, y antologar las fotografías de grupos musicales que tomó su padre; entre ellos, Los Huasos Quincheros.
Inge conserva tantas imágenes como anécdotas. Recuerda cuando su padre les decía "yo te conocí piluchito" a los personajes que había retratado cuando niños, y cómo su optimismo, que también se refleja en sus fotografías, no tenía contrapeso. Incluso, en el frente de batalla. Su hija cuenta que cuando estuvo a cargo de una tropa durante la Primera Guerra Mundial, los soldados solían decirle: "¿Cuándo te vas a poner serio?".
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Fecha: 26 de junio de 2011
Libro reúne el legado de Ignacio Hochhäusler
HERNÁN RODRÍGUEZ.
Libro reúne el legado de Ignacio Hochhäusler, el fotógrafo vienés que inmortalizó a la élite chilena y múltiples rincones del país a partir de 1926.
IGNACIO HOCHHÄUSLER
1892-1983
"Por el alma de Chile"
Origo
Curatoría de Gonzalo Leiva.
$49.900
En librerías, la segunda semana de julio.
''Sus retratos son muy psicológicos, se fija mucho en la expresión, y después salta a reproducir imágenes del paisaje y del hombre chileno, del campesino, el habitante rural o la mariscadora chilota, y lo hace genialmente bien".
Nació en Austria en 1892, pero luego de la Primera Guerra Mundial hizo de Chile su país. Su obsesión fue recorrerlo, descubrirlo, registrarlo e inmortalizarlo. Ahora, un libro rescata el legado de este gran fotógrafo que por años estuvo en el olvido.
Constanza Rojas Valdés
El asiento que escogió en el tren fue crucial. Ignacio Hochhäusler iba de Austria a Francia para luego embarcarse a Chile, donde escaparía de una Europa devastada por la Primera Guerra Mundial. Frente a él se sentó un fotógrafo, con el que conversó todo el trayecto. "¿Y si me dedicara a eso en Chile?, ¿si me convirtiera en fotógrafo?", se preguntó Hochhäusler, quien desde niño se había sentido atraído por este arte. Y así lo hizo.
Palacio de la Moneda . El fotógrafo se maravilló con la ciudad de Santiago, y registró numerosas postales del centro.
Capturó a numerosos artistas y registró decenas de espectáculos del Teatro Municipal. En esta imagen aparece la bailarina Yerka Luksic en El Arrayán, a quien el fotógrafo le tenía mucho cariño.
Vista de la Plaza Bulnes desde La Moneda. Hochhäusler retrató estos nuevos edificios como ejemplo de la modernidad que llegaba a Chile. Lo mismo hizo con el Estadio Nacional.
Nacido en 1892 en Viena, se instaló en Santiago en 1926. Sondeó las técnicas que se utilizaban en la ciudad y, como autodidacta, comenzó a aprenderlas. Al poco tiempo, Ignacio Hochhäusler ya tenía un nombre, especialmente asociado a los retratos de niños. Prácticamente toda la alta sociedad y la clase política llevaban a sus hijos a su estudio. También posaban ellos frente al lente, como lo hicieron Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda y Agustín Edwards Budge.
Los retratos le dieron de comer, pero lo que realmente lo movía era Chile. Este país todavía por descubrir, cuya capital se modernizaba, mientras las regiones extremas mantenían su riqueza natural. Le apasionaban tanto los paisajes como sus habitantes, y así recorrió de norte a sur, registrando la chilenidad con ojos increíblemente sensibles. Hernán Rodríguez, autor del libro "Historia de la fotografía, fotógrafos de Chile 1900-1950", explica: "Es impresionante la diversidad de su trabajo. Sus retratos son muy psicológicos, se fija mucho en la expresión, y después salta a reproducir imágenes del paisaje y del hombre chileno, del campesino, el habitante rural o la mariscadora chilota, y lo hace genialmente bien. También tiene esa sensibilidad fantástica para captar momentos de creatividad, de bailarines y artistas. Todos, trabajos de gran calidad".
El rescate
Ignacio Hochhäusler murió en 1983, a los 91 años, luego de haber tenido un rol social activo como fotógrafo. Ganó premios internacionales y fue uno de los fundadores del Foto Cine Club. "Pero hoy es un fotógrafo olvidado. El pago de Chile", dice Hernán Rodríguez. "Todo este mundo de los fotógrafos del 30, 40, 50 desapareció. Se fue esta generación, que se preocupó de mantener vivo el interés del público, y surgió otra que no tenía muchos vínculos con la anterior. Vino un momento político distinto en Chile, y cambió completamente el panorama. Hace diez años, o menos, comenzó este redescubrimiento de autores como Antonio Quintana y Jorge Opazo, pero son personajes que no están en la memoria colectiva. Ha tenido que reconstruirse su memoria", agrega.
Junto a paisajes naturales, retrató la vida cotidiana de los chilenos de norte a sur. Acá, un pueblo en el desierto de Atacama.
La Patagonia a los ojos de Hochhäusler. "La visualidad representada quiere señalar las nostalgias de un Chile cálido, bucólico, en transformación, enfatizado en el diálogo que establece la naturaleza humana con su entorno", escribe el curador Gonzalo Leiva en "Por el alma de Chile".
Hoy la mayor parte de su legado lo conserva su hija, Inge Hochhäusler. Su casa es un monumento a la memoria de su padre, con cientos de fotografías, negativos y sus cámaras originales. Es ella una de las impulsoras de la publicación de "Por el alma de Chile" (Origo), que en una edición de gran calidad reúne una selección de los trabajos de Hochhäusler.
"Trabajó más de 50 años como fotógrafo, y registró la vida que había en esos tiempos, tan distinta a la de hoy. Ese tiempo en que todo sucedía en el centro, y arriba no se podía comprar ni un hilo", recuerda Inge. Con lucidez y esmero, actualmente se encarga de catalogar las obras de su padre. Tiene en mente tareas como reconocer en los retratos de niños a personajes que luego fueron protagonistas de Chile, y antologar las fotografías de grupos musicales que tomó su padre; entre ellos, Los Huasos Quincheros.
Inge conserva tantas imágenes como anécdotas. Recuerda cuando su padre les decía "yo te conocí piluchito" a los personajes que había retratado cuando niños, y cómo su optimismo, que también se refleja en sus fotografías, no tenía contrapeso. Incluso, en el frente de batalla. Su hija cuenta que cuando estuvo a cargo de una tropa durante la Primera Guerra Mundial, los soldados solían decirle: "¿Cuándo te vas a poner serio?".
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Patrimonio en movimiento
VD
sábado 25 de junio de 2011
Valparaíso es la única ciudad chilena donde aún hay los trolebuses. Además, estas máquinas son las más antiguas del mundo que se mantienen en circulación.
Texto, María Cecilia de Frutos D.
Fotografías, Viviana Morales R.
Valparaíso no sería el mismo sin su puerto, sin sus cerros y ascensores, pero tampoco sin los viejos trolebuses. Este transporte patrimonial e histórico circula por el plan de la ciudad desde 1953, cuando llegó para reemplazar a los clásicos tranvías. Al poco tiempo se convirtió en uno de los medios favoritos de sus habitantes, tanto así que ha logrado mantenerse vigente hasta hoy como parte importante de la identidad porteña.
Famosas por su andar silencioso y suave vaivén, estas máquinas que nacieron en Berlín en 1882, impulsadas por electricidad -corren guiadas por catenarias y un cable recogedor-, tampoco contaminan. Y pese a todas sus bondades, en este momento en Chile sólo se les puede ver en Valparaíso, única ciudad donde siguen en funcionamiento bajo la administración de una empresa privada. Ésta mantiene 23 modelos operativos, y de ellos, 16 son Monumento Histórico.
"El trolebús es al plan lo que el ascensor es a los cerros", explicaba la declaratoria de 2003 que convirtió a estos Pullman Standard -de origen estadounidense- en un patrimonio vivo, único en su clase, y que corresponde a los más antiguos que aún circulan en el mundo. Con 30 y 60 años, se conservan impecables como ejemplares dignos de admirar y testigos de una historia de altos y bajos.
A Santiago llegaron en 1947 pero salieron de las calles en 1978. En Mendoza, Rosario y Córdova; en Sao Paulo, Quito, Ciudad de México y Guadalajara, y en muchas capitales de Europa del Este, los troles o trolley aún circulan, eso sí, en esos lugares son estatales y la flota se ha renovado con modelos más modernos. En el caso de Valparaíso, tuvieron su apogeo entre 1950 y 1960, se privatizaron en 1982 para pasar a manos de la Empresa de Transportes Colectivos Eléctricos S.A. hasta que ésta quebró. En 2007 comenzaron a ser operados por Trolebuses de Chile S.A., firma que ganó la licitación para encargarse de todos los que transitan por la ciudad. "Para hacerlos funcionar y que existan como transporte patrimonial, tuvimos que aplicar tecnologías actuales y entender cómo debe operar un sistema urbano de este tipo. Ahora cuentan con GPS, radio intercomunicadora, además de un cuidado y mantención permanente. Así se ha logrado sacarlos adelante", explica Alexis Bustos, ingeniero en transporte de la Universidad Católica de Valparaíso, nacido y criado en Viña del Mar, y gerente general de Trolebuses de Chile (www.trolebusesdechile.cl).
"Agarramos un sistema que no tenía nada, no había oficina, no había despacho automatizado, no había programa de boletos, los conductores no tenían uniforme, no había control de frecuencia... Ahora está todo automatizado", dice Bustos, quien explica que además de las máquinas, son propietarios de los carros de arrastre, de la subestación eléctrica, de la aportación, de las catenarias, y de todo el sistema integral que también es patrimonio desde 2007. Recientemente cuentan también con una maestranza o terminal para guardarlos y hacerles los arreglos necesarios, lugar que se convirtió en toda una atracción para el último día del patrimonio.
Hace un par de años, crearon una nueva estación: tomaron un trole en desuso, lo arreglaron, pintaron y lo estructuraron internamente para crear un despacho automatizado, una tienda de souvenirs, y un cubículo para el descanso de los conductores. Desde ahí se despacha, se llega y se vuelve a salir. El recorrido se inicia cada tres minutos, desde la avenida Argentina con Eloy Alfaro; luego sigue por Colón, Edwards, Brasil, Blanco, hasta la Aduana, para devolverse por Bustamante, Serrano -vía exclusiva de trolebuses-, Esmeralda, Condell, Independencia, Buenos Aires, nuevamente Colón y al paradero de avenida Argentina. Son nueve kilómetros los que suma cada circuito, un viaje que diariamente eligen 13 mil pasajeros y que según dicen sus propios conductores, da especial trato a estudiantes y tercera edad.
Así, pasa el tiempo y los trolebuses siguen vivos y dando un servicio a los habitantes y turistas de Valparaíso. Funcionan de lunes a sábado porque el domingo no tienen suficiente público como para pagar los costos de su funcionamiento, que es tres veces mayor al de una micro. Tampoco les alcanza para renovar las máquinas, ya que las ganancias no dan para mucho más que pagar a los conductores y tener a los troles lo mejor conservados posible. "No existe voluntad ni apoyo real de parte de la autoridad para mantener el patrimonio, y si no existe en la ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y que es patrimonio cultural de Chile, qué queda para el resto. Los trolebuses, si no hubiéramos hecho lo justo para optimizar la empresa, estarían muertos como los ascensores", afirma Bustos.
Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Viviana Morales R..
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TRANVÍAS DE VALPARAÍSO
Tributo a este desaparecido y legendario medio de transporte porteño
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TRANVIAS DE VALPARAISO
Un corte que muestra un tranvia modelo Belga ya sin su segundo piso y totalmente remodelado. La decapitaciòn sucedió a eso de 1945 cuando el entonces alcalde de Viña del Mar protestó a la compañía propietaria por los destrozos que provocaban en el pavimento ya que estos vehículos pesaban cerca de las 40 toneladas. Ahora, los camiones que transitan por el plan de nuestras ciudades, superan ese peso y quien reclama?
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sábado 25 de junio de 2011
Valparaíso es la única ciudad chilena donde aún hay los trolebuses. Además, estas máquinas son las más antiguas del mundo que se mantienen en circulación.
Texto, María Cecilia de Frutos D.
Fotografías, Viviana Morales R.
Valparaíso no sería el mismo sin su puerto, sin sus cerros y ascensores, pero tampoco sin los viejos trolebuses. Este transporte patrimonial e histórico circula por el plan de la ciudad desde 1953, cuando llegó para reemplazar a los clásicos tranvías. Al poco tiempo se convirtió en uno de los medios favoritos de sus habitantes, tanto así que ha logrado mantenerse vigente hasta hoy como parte importante de la identidad porteña.
Famosas por su andar silencioso y suave vaivén, estas máquinas que nacieron en Berlín en 1882, impulsadas por electricidad -corren guiadas por catenarias y un cable recogedor-, tampoco contaminan. Y pese a todas sus bondades, en este momento en Chile sólo se les puede ver en Valparaíso, única ciudad donde siguen en funcionamiento bajo la administración de una empresa privada. Ésta mantiene 23 modelos operativos, y de ellos, 16 son Monumento Histórico.
"El trolebús es al plan lo que el ascensor es a los cerros", explicaba la declaratoria de 2003 que convirtió a estos Pullman Standard -de origen estadounidense- en un patrimonio vivo, único en su clase, y que corresponde a los más antiguos que aún circulan en el mundo. Con 30 y 60 años, se conservan impecables como ejemplares dignos de admirar y testigos de una historia de altos y bajos.
A Santiago llegaron en 1947 pero salieron de las calles en 1978. En Mendoza, Rosario y Córdova; en Sao Paulo, Quito, Ciudad de México y Guadalajara, y en muchas capitales de Europa del Este, los troles o trolley aún circulan, eso sí, en esos lugares son estatales y la flota se ha renovado con modelos más modernos. En el caso de Valparaíso, tuvieron su apogeo entre 1950 y 1960, se privatizaron en 1982 para pasar a manos de la Empresa de Transportes Colectivos Eléctricos S.A. hasta que ésta quebró. En 2007 comenzaron a ser operados por Trolebuses de Chile S.A., firma que ganó la licitación para encargarse de todos los que transitan por la ciudad. "Para hacerlos funcionar y que existan como transporte patrimonial, tuvimos que aplicar tecnologías actuales y entender cómo debe operar un sistema urbano de este tipo. Ahora cuentan con GPS, radio intercomunicadora, además de un cuidado y mantención permanente. Así se ha logrado sacarlos adelante", explica Alexis Bustos, ingeniero en transporte de la Universidad Católica de Valparaíso, nacido y criado en Viña del Mar, y gerente general de Trolebuses de Chile (www.trolebusesdechile.cl).
"Agarramos un sistema que no tenía nada, no había oficina, no había despacho automatizado, no había programa de boletos, los conductores no tenían uniforme, no había control de frecuencia... Ahora está todo automatizado", dice Bustos, quien explica que además de las máquinas, son propietarios de los carros de arrastre, de la subestación eléctrica, de la aportación, de las catenarias, y de todo el sistema integral que también es patrimonio desde 2007. Recientemente cuentan también con una maestranza o terminal para guardarlos y hacerles los arreglos necesarios, lugar que se convirtió en toda una atracción para el último día del patrimonio.
Hace un par de años, crearon una nueva estación: tomaron un trole en desuso, lo arreglaron, pintaron y lo estructuraron internamente para crear un despacho automatizado, una tienda de souvenirs, y un cubículo para el descanso de los conductores. Desde ahí se despacha, se llega y se vuelve a salir. El recorrido se inicia cada tres minutos, desde la avenida Argentina con Eloy Alfaro; luego sigue por Colón, Edwards, Brasil, Blanco, hasta la Aduana, para devolverse por Bustamante, Serrano -vía exclusiva de trolebuses-, Esmeralda, Condell, Independencia, Buenos Aires, nuevamente Colón y al paradero de avenida Argentina. Son nueve kilómetros los que suma cada circuito, un viaje que diariamente eligen 13 mil pasajeros y que según dicen sus propios conductores, da especial trato a estudiantes y tercera edad.
Así, pasa el tiempo y los trolebuses siguen vivos y dando un servicio a los habitantes y turistas de Valparaíso. Funcionan de lunes a sábado porque el domingo no tienen suficiente público como para pagar los costos de su funcionamiento, que es tres veces mayor al de una micro. Tampoco les alcanza para renovar las máquinas, ya que las ganancias no dan para mucho más que pagar a los conductores y tener a los troles lo mejor conservados posible. "No existe voluntad ni apoyo real de parte de la autoridad para mantener el patrimonio, y si no existe en la ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y que es patrimonio cultural de Chile, qué queda para el resto. Los trolebuses, si no hubiéramos hecho lo justo para optimizar la empresa, estarían muertos como los ascensores", afirma Bustos.
Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Viviana Morales R..
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TRANVÍAS DE VALPARAÍSO
Tributo a este desaparecido y legendario medio de transporte porteño
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TRANVIAS DE VALPARAISO
Un corte que muestra un tranvia modelo Belga ya sin su segundo piso y totalmente remodelado. La decapitaciòn sucedió a eso de 1945 cuando el entonces alcalde de Viña del Mar protestó a la compañía propietaria por los destrozos que provocaban en el pavimento ya que estos vehículos pesaban cerca de las 40 toneladas. Ahora, los camiones que transitan por el plan de nuestras ciudades, superan ese peso y quien reclama?
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sábado, 25 de junio de 2011
Libro rescata más de 300 fotos de la historia de Valparaíso
La Tercera
sábado 25 de junio de 2011
Curiosidades como la plaza de los Muertos del cerro Merced y la fiesta de San Pedro son parte de las imágenes que destaca el texto.
por María Elizabeth Pérez
Más de 300 fotografías, grabados, pinturas y mapas forman parte del recorrido con que el libro Valparaíso Reencontrado revive la historia del puerto desde sus inicios hasta ahora. El texto, en versión bilingüe -inglés y español- reúne, además, breves reseñas e hitos del principal puerto de Chile.
Según cuenta el autor del texto, Guido Olivares, el proyecto surgió de su interés por fotografiar la ciudad y de su labor como diseñador de varios libros sobre Valparaíso.
"A través del tiempo me ha interesado ir registrando lugares, hechos y acontecimientos, de manera que se ha conformado un importante archivo. Entonces se va construyendo un relato visual de contrastes que se complementa con breves textos", explica.
El "ensayo visual", como lo describe Olivares, fue seleccionado por el Fondo del Libro 2011, financiando la edición de 1.000 ejemplares, que estarán disponibles a partir de julio en las principales librerías y en el sitio web
www.euv.cl.
"Esto tiene como objetivo llegar a un público que se interesa por la ciudad, por su historia y sus costumbres, entregándole una visión que contribuya a su conocimiento", comenta el autor.
En sus páginas, Olivares retrata situaciones y costumbres de la tradición porteña como la fiesta de San Pedro, los naufragios que cada cierto tiempo ocurren en la bahía y los cambios del paisaje. "Originalmente, se caracterizaba por la presencia de palmas en los cerros. Hoy sólo están en algunos lugares, sin valorizar su carácter original", dice Olivares.
Presenta también algunas curiosidades, "como el monolito que recuerda las víctimas del terremoto de 1906, que está sobre una fosa común y que hoy es una plaza rodeada de casas, la plaza de los Muertos en el cerro Merced", comenta.
Por ser bilingüe, también va a un público que no conoce la ciudad y que por este medio puede interesarse en visitar "las impresionantes vistas nocturnas de la ciudad o descubrir casas de más de cien años que aún 'resisten' los terremotos, o esperar que cada invierno traerá un naufragio", dice el texto.
Olivares seleccionó 27 temas de la vida del Puerto, "para poner en valor el carácter particular de la ciudad", dice Olivares. Entre ellos se ven imágenes de cómo lucía originalmente la iglesia La Matriz, el varamiento de un buque.
"El aporte es que entrega una mirada diferente de la historia local al contrastarla visualmente y ofrecer una lectura breve, pero precisa, que va mostrando su desarrollo", dijo Olivares.
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sábado 25 de junio de 2011
Curiosidades como la plaza de los Muertos del cerro Merced y la fiesta de San Pedro son parte de las imágenes que destaca el texto.
por María Elizabeth Pérez
Más de 300 fotografías, grabados, pinturas y mapas forman parte del recorrido con que el libro Valparaíso Reencontrado revive la historia del puerto desde sus inicios hasta ahora. El texto, en versión bilingüe -inglés y español- reúne, además, breves reseñas e hitos del principal puerto de Chile.
Según cuenta el autor del texto, Guido Olivares, el proyecto surgió de su interés por fotografiar la ciudad y de su labor como diseñador de varios libros sobre Valparaíso.
"A través del tiempo me ha interesado ir registrando lugares, hechos y acontecimientos, de manera que se ha conformado un importante archivo. Entonces se va construyendo un relato visual de contrastes que se complementa con breves textos", explica.
El "ensayo visual", como lo describe Olivares, fue seleccionado por el Fondo del Libro 2011, financiando la edición de 1.000 ejemplares, que estarán disponibles a partir de julio en las principales librerías y en el sitio web
www.euv.cl.
"Esto tiene como objetivo llegar a un público que se interesa por la ciudad, por su historia y sus costumbres, entregándole una visión que contribuya a su conocimiento", comenta el autor.
En sus páginas, Olivares retrata situaciones y costumbres de la tradición porteña como la fiesta de San Pedro, los naufragios que cada cierto tiempo ocurren en la bahía y los cambios del paisaje. "Originalmente, se caracterizaba por la presencia de palmas en los cerros. Hoy sólo están en algunos lugares, sin valorizar su carácter original", dice Olivares.
Presenta también algunas curiosidades, "como el monolito que recuerda las víctimas del terremoto de 1906, que está sobre una fosa común y que hoy es una plaza rodeada de casas, la plaza de los Muertos en el cerro Merced", comenta.
Por ser bilingüe, también va a un público que no conoce la ciudad y que por este medio puede interesarse en visitar "las impresionantes vistas nocturnas de la ciudad o descubrir casas de más de cien años que aún 'resisten' los terremotos, o esperar que cada invierno traerá un naufragio", dice el texto.
Olivares seleccionó 27 temas de la vida del Puerto, "para poner en valor el carácter particular de la ciudad", dice Olivares. Entre ellos se ven imágenes de cómo lucía originalmente la iglesia La Matriz, el varamiento de un buque.
"El aporte es que entrega una mirada diferente de la historia local al contrastarla visualmente y ofrecer una lectura breve, pero precisa, que va mostrando su desarrollo", dijo Olivares.
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