jueves, 21 de julio de 2011

Hernán Rodríguez: Busco incorporar la fotografía a las expresiones de Chile

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ARTES Y LETRAS
Domingo 5 de Junio de 2011



NUEVA PUBLICACIÓN La masificación del oficio

El destacado historiador lanza el segundo tomo de su historia de la fotografía, "Fotógrafos en Chile 1900-1950", donde luego de una larga y paciente investigación rescata mil 800 nombres dedicados al oficio en este periodo.



D.S. Diez años le llevó al arquitecto, historiador y fundador de la colección fotográfica del Museo Histórico Nacional -actual director del Museo Andino-, Hernán Rodríguez, reunir el material para publicar este nuevo tomo de fotógrafos de Chile. Rodríguez tiene una humildad y paciencia para rastrear las fuentes, que recuerda la impronta de un José Toribio Medina o de un Guillermo Feliú Cruz. Más preocupado de reunir los hechos y datos concretos que de especular sobre ellos, pareciera ser heredero de un sano positivismo documentalista en su trabajo metódico. Las fotos, además, hablan por sí solas y entregan ellas "una mirada" de la sociedad chilena que no necesita adornos retóricos ni andamios conceptuales mayores.





Rodríguez recuerda la génesis de este proyecto: "En 1985 publiqué en el Boletín de la Academia Chilena de la Historia un 'Registro de daguerrotipistas, fotógrafos, reporteros gráficos y camarógrafos de 1840 a 1940'. Esa investigación fue la base de dos publicaciones posteriores que, a pesar de los plazos producidos entre una y otra, pueden entenderse como dos volúmenes sucesivos: el libro 'Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX' en 2001 y ahora -diez años mas tarde- los 'Fotógrafos en Chile 1900-1950'. El 'Registro', como los dos libros posteriores surgen, de alguna manera, al enfrentarme a un conjunto de fotografías chilenas en el Museo Histórico Nacional y luego al proponer, en el mismo museo, la formación de una colección fotográfica, que en muy poco tiempo superó todas las expectativas de número y creció de manera exponencial. El asombro por la novedad, por la calidad de las imágenes, y la necesidad de sistematizar su información, me convirtieron -sin casi notarlo- en un investigador de la fotografía", afirma Rodríguez.



Las dos publicaciones que menciona Rodríguez han sido respaldadas por el Centro de Patrimonio Fotográfico, Cenfoto, corporación acogida al alero de la Universidad Diego Portales, que gestionó la publicación de este libro a través de la postulación al Fondo del Libro y al Fondart. El diseño estuvo a cargo de Gabriel Valdés Echenique, y contó con el compromiso de Ilonka Csillag y Samuel Salgado. "Sin su dedicación, este libro no se habría realizado", dice el autor.

-¿Pretende ser éste un catálogo exhaustivo de los fotógrafos de Chile?

"De alguna manera sí, no exhaustivo, ambición imposible, pero lo más completo posible. Permanentemente, en cada corrección, aproveché de incorporar nuevos autores, lo que no dejó de suceder hasta que el libro entró a imprenta. Es quizás un deseo desmedido querer incorporar a todos los fotógrafos, pero, por otro lado, su gran número refleja que lo que hicieron no se trata de una acción menor, que sus fotografías son una fuerza creativa o documental importante y que constituyen, sin duda, una diversidad de miradas y memorias que son espejo generoso para la identidad de Chile".

"Busco incorporar la fotografía a las expresiones de Chile, como es la literatura, la poesía, la música, la pintura. Contribuir a crear conciencia, entre los fotógrafos, que su arte o su oficio contribuye al país, que son parte de una historia, de una tradición de hacer, donde hay autores, miradas, testimonios magníficos, en los que participan por igual las imágenes de los artistas reconocidos hasta las de minuteros anónimos".

-¿Con qué dificultades tropezó a la hora de la búsqueda de tan ingente material? Son fuentes atípicas.

"La investigación comenzó con las colecciones del Museo Histórico Nacional y de ahí fue ampliándose a otras colecciones, como la de Cenfoto, Biblioteca Nacional, Biblioteca Central de la Universidad de Chile, coleccionistas privados y la búsqueda permanente en los persas, en Franklin, en la plaza O'Higgins de Valparaíso, en la avenida Baquedano de Iquique o una compraventa de Punta Arenas. Mirando fotos, todas las fotos que salieran al paso, y anotando las firmas, los sellos, los escasos recuerdos que la gente tenía sobre su origen. Un nombre, o sólo un apellido, era el punto de partida para identificar al autor. Buscando en la guía y llamando a posibles viudas, hijos o nietos de eventuales fotógrafos. Un acierto entre diez llamados perdidos. Pero valía la pena, porque se descubría un mundo, una identidad nueva, donde, a veces, la felicidad era completa porque alguien había conservado placas, negativos o álbumes. O la pena era grande, porque se había roto, botado o perdido el archivo que una vez existió".

-¿Cómo se define la categoría "aficionados", que son como la mitad de los catastrados?







"No fue fácil categorizar. Se hizo para hacer más abordable enfrentarse a un universo tan amplio de autores. Se menciona, por ejemplo, a fotógrafos establecidos, aquellos que tenían local o estudio donde atendían a su clientela; los fotógrafos profesionales - categoría más compleja- hicieron de este oficio su profesión, pero no necesariamente tuvieron local abierto al público; los fotógrafos ambulantes son los llamados minuteros, teloneros o fotógrafos de plaza, y fueron en general itinerantes y temporeros; es evidente la focalizada categoría de los reporteros gráficos y la de los camarógrafos, pero no tan evidente y demasiado amplia la de los fotógrafos aficionados, que a veces incluye a un autor de domingo, de corto desempeño, o a un apasionado y permanente fotógrafo, independiente de su oficio o profesión formal. Es el caso de Julio Bertrand (sus fotos se expusieron tiempo atrás), Alberto Browne, Luis Ross, Teodoro Kuhlmann, Eugenio Ossa, Manuel Domínguez (acaba de hacer un libro suyo), entre muchos, muchos otros".

-De los que se dedican al arte fotográfico en este periodo, ¿cuáles destacaría?



"En principio, toda fotografía puede ser una imagen artística, un retrato de estudio, la postal de un ambulante, en fin, es difícil marcar los límites del arte fotográfico. En todo caso, hay sin duda un grupo de fotógrafos, de creadores que han hecho "fotografía de autor" y que sin duda son parte de nuestra historia del arte. Es el caso de Quintana, Chamudes, Opazo o Lola Falcon, entre los más conocidos. Pero hay creadores de igual categoría que se desconocen como Enrique Alfonso, Jorge Cáceres, Guillermo Castro, Humberto Espinoza, Julian Gumiel, Hocchausler, Mitrovic, Alfredo Molina, Gertrudis de Moses, Baltasar Robles, Jorge y Daphne Saure, Marjan y Edit Suchestow, Tito Vásquez, Domingo Ulloa, René Combeau".



-De la categoría reporteros, ¿cuáles son los que hicieron época en esos años?

"Todos hicieron época en este periodo, fue el momento en que se profesionalizó su labor, en que se agruparon, tomaron conciencia de su valor, crearon la Asociación de Reporteros y expusieron sus obras. Lamentablemente, en escasas oportunidades se identificó la obra del reportero. Se acostumbró a divulgar sus imágenes en forma anónima y no es fácil hoy distinguir la autoría de cada imagen. Por otra parte, la permanente urgencia de su trabajo no dio tiempo, ni a los autores ni a los medios, para que se crearan archivos. ¿Dónde estarán los negativos de Eliodoro Torente, de Roberto Aspee, de Víctor Macaya, de los Portero, de los Rubio?".

-¿Hay huellas de fotografías de todos los hallados y fijados en este libro?

"Tratamos de ilustrar cada biografía con una imagen sacada por el autor, pero no siempre fue posible. O fue posible encontrar sólo una imagen de autores que, en su momento, fueron admirados por sus pares. Qué pasó, por ejemplo, con las fotos que sacó de Ramón Cruz Montt a partir de 1900, o las de Enrique Matte, premiado en 1907, o las de Germán Oyarzún. Es una pena no haber encontrado esas imágenes, pero es una maravillosa oportunidad abierta a nuevas investigaciones".

-¿Cuáles autores destacaría usted como "descubrimiento" o "hallazgo".

"Creo que hay dos grandes descubrimientos relacionados. Uno es la cantidad, el número de fotógrafos, y el otro es la calidad, la enorme proporción de buenos autores, con grandes obras. Ya mencioné a autores que son grandes artistas. Podría mencionar ahora a autores que son calificados y prolíficos, como los Valck, Aureliano Vera, Tunekawa, Heffer, Enrique Mora, Augusto Llaguno, los hermanos Puerta Roldán, Alstchwager, Feherenberg o José María León".

-¿Se puede hablar de una fotografía chilena? ¿Cuáles serían aquellos fotógrafos que mejor retratan nuestra idiosincrasia?

"Si hay al menos mil ochocientos autores tras un oficio, en un lapso de ¿dos generaciones?, sin duda se puede asegurar que hay fotografía chilena. Aunque en el libro no sólo menciono a los nacidos o nacionalizados chilenos, sino a todo fotógrafo que hizo obras en Chile, cuyo tema fue Chile. Como la norteamericana Toni Frissell, o la francesa Giselle Freund, o el italiano José María Agostini, o el alemán Gunther Pluschow, o el ruso Roberto Gerstamnn, o la argentina Annemarie Heinrich. Notables fotos de Chile son las que hizo Roberto Montandon o las de Leopoldo Castedo".

FOTÓGRAFOS EN CHILE 1900-1950, Historia de la fotografía, por Hernán Rodríguez Villegas, Cenfoto, 2011, 460 pp. $35.000. Fono ventas: 6762206
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