Fecha: 17 de septiembre de 2011
En Santa Cruz, Región de O'Higgins:
Muestra reúne maquinaria, recuerdos, planos, réplicas de las cápsulas Fénix y la tecnología usada en Atacama. Se inaugura el 1 de octubre.
JORGE MOLINA ALOMAR
"Yo creo que aquí muchos de mis compañeros van a revivir lo que pasamos en la mina, y los va a tocar (...) yo vi cómo se armó paso a paso, pero ellos se van a enfrentar a esto de golpe", dice Daniel Herrera, uno de los 33 mineros que sobrevivieron al derrumbe en la mina San José y que asesoró al empresario Carlos Cardoen en la construcción del "Pabellón del gran rescate", en el Museo de Colchagua, en Santa Cruz.
Allí, en 500 m {+2} , Cardoen reunió prácticamente todo lo relacionado con la búsqueda y rescate de los trabajadores que el 5 de agosto de 2010 quedaron atrapados a 700 metros bajo tierra, una odisea que por 69 días concentró en ese yacimiento de Atacama las miradas de Chile y del mundo.
En el acceso están los letreros originales que marcaban la llegada a la mina que funcionaba desde 1889, y dos máquinas de principios del siglo XX marcan el acceso al pique. Tal como ocurría en las faenas.
Y al igual como ocurrió en las afueras del yacimiento durante los operativos de rescate, lo primero que aparece al ingresar al pabellón es el Campamento Esperanza de las familias.
Allí se instaló la carpa en que esperaba la madre de Herrera, Alicia Campos, una de las 33 tiendas similares entregadas a las familias de los mineros, que habían sido donadas por el gobierno de Rusia para el terremoto del 27-F.
Están los altares a la Virgen de la Candelaria rodeados de velas a medio consumir, las 32 banderas chilenas y una boliviana que simbolizaban a los atrapados en el cerro, los lienzos y banderas con mensajes de amigos y familiares para los sobrevivientes, las cartas que les enviaron desde la superficie e incluso los utensilios con que se cocinaba en el campamento.
A partir de ahí, y luego de pasar el control de ingreso original de la mina San José -un panel con los nombres de los trabajadores que permitió conocer el primer día quiénes habían quedado atrapados-, se entra en la "mina".
Un túnel con muros que imitan piedra recrea el interior de las galerías, que incluyen una réplica del refugio de 10 metros de largo por 4 metros de ancho donde los 33 esperaron durante 17 días al primer contacto con la superficie. Mallas y pernos de seguridad traídos desde la San José le dan más realismo.
En esos pasillos, dice Herrera, es fácil recordar los duros momentos que vivieron en el pique. "Esto me ha servido harto para superar algunas trancas, pero de repente camino solo por aquí y me llega", reconoce.
En vitrinas se exhiben los implementos usados en el rescate. Los planos originales de la mina, los taladros y diamantinas de las tres sondas que llegaron a las galerías donde estaban los 33 atrapados, los papeles y planos donde los rescatistas escribían ideas y alternativas para avanzar en la operación.
También están los testigos de piedra de esas sondas, y el martillo pintado de rojo que el 22 de agosto de 2010 llevó a la superficie el papel con la prueba de vida: "Estamos bien en el refugio los 33". En el pabellón del museo hay una réplica oficial de éste, porque el original está en Copiapó.
La idea, dice Cardoen, es destacar la capacidad de ingeniería y tecnología que se desarrolló para este rescate y la decisión del Gobierno de realizarlo.
"Es la solidaridad que nuestro país muestra en momentos de angustia, donde todo el mundo trata de ayudar y resolver problemas, y tratamos en este pabellón de colocar en el verdadero nivel ese esfuerzo tecnológico", dice.
Por eso están los grandes martillos que abrieron el ducto para la cápsula Fénix, dos réplicas de ésta construidas por Asmar para este museo y los planos de su diseño, las "palomas" que llevaban comida, ropa y todo lo necesario a los 33, la fibra óptica flexible traída de Japón para las videoconferencias con la superficie y también una versión del "gallófono", el teléfono creado por Pedro Gallo que permitió el primer contacto.
Todo para configurar una muestra, dice Cardoen, que refleje el espíritu de los chilenos frente a la adversidad.
Recolección de elementos
Recolectar objetos que realmente participaron del evento fue lo más difícil, dice Cardoen, "pero el Gobierno ha sido muy generoso en entregarnos en comodato algunos elementos, como los martillos que rompieron por primera vez". También le entregaron videos e imágenes del rescate. Las empresas privadas y Codelco aportaron con materiales. Y también sus protagonistas. El entonces ministro de minería, Laurence Golborne, dio en comodato dos cascos, uno firmado por todos los 33 rescatados y otro por sus familiares en el campamento Esperanza. También documentos, como el listado con los sobrenombres de todos los atrapados. André Sougarret, el jefe del rescate, entregó indumentaria y documentos, como una libreta donde registraba sus aspectos técnicos. Se sumó el remate de una gran cantidad de material en la mina San José. Aunque Cardoen declina entregar montos, se estima que montar todo el pabellón costó unos $100 millones.
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sábado 1 de octubre de 2011
Inauguran pabellón que recrea el rescate de los "33" en la mina San José
La exposición inaugurada en el Museo de Colchagua, en Santa Cruz, reúne en 500 metros cuadrados centenares de piezas del salvataje.
Emol Foto: Viviana Morales
Foto: Viviana Morales,
Emol TV
Imágenes de la exposición
SANTIAGO.- Los ministros de Minería, Hernán de Solminihac, y de Obras Públicas, Laurence Golborne, encabezaron hoy en Colchagua la apertura del pabellón que recrea el rescate de los "33" en la mina San José.
La iniciativa, impulsada por el empresario Carlos Cardoen, busca que los visitantes ingresen a una réplica casi exacta de la mina, con refugio y todos los elementos que acompañan a una mina subterránea.
"Muchos no estuvimos allí. Pero al igual que millones de personas en Chile, y 1.300 millones en el mundo, estuvimos pegados a los medios de información, conmovidos y finalmente felices de ver cómo la cápsula Fénix devolvía a nuestros compatriotas a la vida, desde el fondo de la tierra", señaló De Solminihac.
Los organizadores explicaron que la exposición se gestionó porque en O’Higgins hay dos mineros que estuvieron atrapados, Daniel Herrera, de Marchihue, y Samuel Ávalos, de Rancagua. Además, porque toda la ingeniería del rescate se hizo en la región, con la gente de la mina El Teniente.
En el pabellón, hay fotos de los principales momentos del rescate, del campamento y de cómo informaron los medios. Además, hay gráficas y sonido que ambienten el lugar y la copia de la mina a escala, en fibra de vidrio.
Asimismo, se exhibe el mismo modelo de la cápsula Fénix que rescató a los mineros. Y al igual como ocurrió en las afueras del yacimiento durante los operativos de rescate, lo primero que aparece al ingresar al pabellón es el Campamento Esperanza de las familias.
En la muestra destaca además un túnel con muros que recrea el interior de las galerías y que incluye una réplica del refugio donde los "33" esperaron durante 17 días al primer contacto con la superficie.
En las vitrinas, en tanto, se exhiben los implementos usados en el rescate, las tres sondas que llegaron a las galerías donde estaban los mineros atrapados y los planos donde los rescatistas escribían ideas para avanzar en la operación.
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Les recomiendo este lugar para info sobre mineria en Santa Cruz: http://www.facebook.com/ConCienciaMinera
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