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domingo 18 de septiembre de 2011
En esa zona, el empresario forjó su impulso a la reconstrucción:
Le falta aún por reconstruir, pero a un año y medio del maremoto, las inversiones privadas y del Estado cambiaron el rostro a esta localidad.
SERGIO BUSTOS
Tres días después del megasismo y maremoto del 27/F, mientras recorría en helicóptero la zona costera del Maule, el empresario y navegante Felipe Cubillos observó desde el aire los efectos de la furia del mar que arrasó con Iloca. Acompañado de dos amigos avistó un helipuerto cerca de la costanera, y decidió descender.
RENACER.- Tras el terremoto, el mar ganó terreno y se internó hasta 8 m tierra adentro, donde antes hubo playa. La caleta de Duao fue castigada con dureza, pero con la ayuda de Cubillos, en a,ril último había renacido, y su flota captura hasta 60 ton diarias de merluza. Será rebautizada con el nombre del navegante.
Foto:JUAN CARLOS ROMO
La destrucción era total. Unas 250 casas fueron borradas por las olas. Los escombros tapaban las calles y la gente, atemorizada, trataba de rescatar algunos enseres entre las ruinas. "El tsunami fue un monstruo que devastó todo a su paso. Iloca pasó de ser el principal balneario de la costa curicana a un desierto de desolación y tristeza", recuerda Raúl Santelices, presidente de la Cámara de Turismo local.
Los niños lloraban al observar su escuela en el suelo. "Este año no vamos a tener clases", decían. Un par de kilómetros más al norte, en la caleta de Duao, los pescadores artesanales sólo atinaban a observar las boyas y salvavidas que aún flotaban en el mar. La flota de cincuenta embarcaciones también había desaparecido. Los botes yacían desechos.
"Muchos dieron todo por perdido. La sensación era tenebrosa y a nadie se le pasaba por la mente que volveríamos al mar", cuenta Miguel Correa, presidente del sindicato de pescadores.
Ante la magnitud de la tragedia, Cubillos pidió ayuda para recorrer la zona. Un joven empresario local, Sebastián Correa (del mismo nombre del arquitecto fallecido en el accidente del CASA 212), se ofreció para acompañarlo. Se convirtió en su guía en los casi tres meses en que Cubillos permaneció en Iloca, en que casi no durmió por sacar adelante la idea del desafío que se autoimpuso: levantar Chile.
"Fueron las escenas de los niños deambulando por las calles las que originaron sus deseos de gestionar recursos. 'En 22 días la escuela de Iloca estará en pie', nos dijo Felipe", recuerda Correa. Nadie en el pueblo lo creyó posible, pero en tres semanas la escuela modular de Iloca era una realidad. Fue el inicio de la reconstrucción en todo el país.
"Ahora la meta es aumentar los puntajes en el Simce, y en eso estamos empeñados", asegura la directora del establecimiento, Pablina Rivera. Por su ventana observa a los niños jugar en la nueva cancha de pasto sintético que Cubillos iba a inaugurar a su regreso de Juan Fernández.
Tras el accidente que puso fin a su vida, en Iloca lo recuerdan en las obras que gestionó e impulsó. "Jamás pensamos que la cancha de tierra la cambiaríamos por una moderna. Es un regalo maravilloso, somos privilegiados", dice Javiera Concha, de 11 años.
El impulso inicial para recuperar la caleta también provino de la mano de "Desafío Levantemos Chile". El pescador Julio Rivera afirma que "nos enseñaron a no decaer y a organizarnos para trabajar". Llegaron materiales, y los propios pescadores repararon sus botes. También llegaron motores desde el extranjero.
Para estas Fiestas Patrias, las proyecciones son optimistas. Un 80% de la capacidad hotelera (2 mil camas) está con reservas. Los empresarios del rubro afirman que los turistas "han ido perdiendo el miedo".
Según la Cámara de Turismo de Iloca, los empresarios locales invirtieron $500 millones para reconstruir con más capacidad y oferta gastronómica. "Reconstruí y amplié. Sólo falta que empiece a llegar la gente para que Iloca vuelva a convertirse en polo turístico", anhela Segundo Rivera.
Aún quedan 150 viviendas por reconstruir, pero en Iloca reconocen estar marcados por el "desafío de Felipe Cubillos", con un impulso que los hizo perder el miedo y atreverse a levantarse y a emprender.
$800
millones invirtió el MOP para construir enrocados en La Pesca, Iloca y Duao.
$1.200
millones de fondos públicos y privados se destinaron a levantar el comercio y turismo.
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