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Fecha: 1 de octubre de 2011
Actualmente atiende a 1,2 millones de personas de la zona sur de Santiago:
Cabalgatas, médicos "estrellas" de TV y pasadizos ocultos son parte de su memoria.
René Olivares
Juan Hormazábal salía a cabalgar por las chacras del Hospital Barros Luco cuando era niño, entre plantaciones que servían para alimentar a los mismos pacientes del establecimiento.
La escena es impensable hoy para un hospital capitalino, que atiende a 1,2 millones de personas de la zona sur de Santiago en sus 27 ha. Hormazábal, hijo del cuidador original del recinto, hoy es auxiliar paramédico en el mismo complejo asistencial, y está a dos años de jubilar.
Toda la vida ha estado ligado al Barros Luco, y esta semana, cuando se cumplieron 100 años desde la colocación de la primera piedra de dicho recinto, es testigo de la transformación del antiguo "Hospital General Mixto", como fue bautizado en 1911.
"Este templo de la caridad lleva el nombre de Hospital General Mixto, destinado a dar albergue a individuos de las diversas esferas sociales, de predilección a los desvalidos, sean nacionales o extranjeros". Esta fue la misión entregada al actual Hospital Barros Luco por el médico Ventura Carvallo, presidente de la Junta de Beneficencia que permitió la construcción del centro asistencial, durante la ceremonia, según informaba "El Mercurio" en la época.
De la asistencia a los enfermos se hicieron cargo primero las monjas de la Congregación Siervas del Espíritu Santo, quienes construyeron su convento y una capilla en el lugar. Un pasillo oculto que unía ambos lugares sirvió como escondite para personas en septiembre de 1973, al alero de las religiosas, según cuenta Víctor Concha, paramédico con 40 años de servicio. Hoy en ese lugar hay salas de medicina de la U. de Chile.
El neurocirujano Juan Carlos Gómez trabaja hace 38 años en el hospital.
También en el lugar se ha hecho historia en la medicina. El neurocirujano Juan Carlos Gómez -quien aparecía en los años ochenta en el programa de televisión Sábados Gigantes- cuenta que el principal hito médico del recinto fue "la neurocirugía más compleja del mundo (que hicimos) aquí, en estos pabellones. Estuvimos dos días sin dormir, operando. Si eso no es compromiso, no sé qué será", dice. Lo refrenda el director del hospital, Luis Leiva, quien afirma que el compromiso es la marca indeleble del hospital en sus trabajadores.
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