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Viernes 18 de Noviembre del 2011
En el Colegio Sagrados Corazones de Manquehue se realizó una misa al mediodía de ayer, y en la tarde fue sepultada en Zapallar junto a sus padres, Pilar Serrano y el escritor José Donoso.
Maureen Lennon y Sara Bertrand
Familiares, amigos cercanos, compañeras y profesoras de su colegio -Las Teresianas de Pedro de Valdivia-, así como algunos miembros del mundo editorial y cultural, entre los que se contaban el escritor Arturo Fontaine; la editora de Alfaguara, Andrea Viu; Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Neruda; el cineasta Andrés Wood, y el actor Julio Jung, se reunieron ayer al mediodía para despedir a Pilar Donoso Serrano (1967). Autora de "Correr el tupido velo" e hija adoptiva del creador de "Coronación", Pilar Donoso fue encontrada sin vida el martes en la noche, en su departamento.
El sacerdote Percival Cowley, ex capellán de La Moneda, ofició una misa en la capilla del Colegio Sagrados Corazones de Manquehue.
En su homilía, el religioso profundizó en el sentido etimológico de la palabra enfermo (en latín, infirmus ), y que remite a una persona poco firme. "En ese sentido, todos somos enfermos, débiles y frágiles, y por eso necesitamos la compañía de los demás", dijo Cowley. También destacó que "Pilar nos ha dejado, pero ninguno de nosotros tiene el poder de hacer justicia sobre ella. Y así como nadie puede juzgarla, tampoco somos quiénes para culpar a alguien por lo que le pasó".
Tras la emotiva ceremonia, sus familiares -entre ellos, Felipe, su hijo menor- trasladaron el féretro hasta el vehículo que lo llevaría al cementerio de Zapallar, donde finalmente fue sepultada junto a sus padres, abuelos y la inolvidable nana Teresa, que el autor de "Casa de campo" inmortalizó en sus relatos.
Entre los asistentes a la misa, la arpista chilena Sofía Asunción Claro comentó a "El Mercurio" que conoció a la familia Donoso en Calaceite (España): "Fuimos muy cercanos, así que vine hasta acá a traer el saludo de esa ciudad que fue tan importante para ellos, y en especial para la Pilarcita".
A Zapallar llegaron cerca de 40 familiares y amigos muy cercanos. Los recibió un maravilloso día soleado, con el golpetear de las olas como sonido de fondo. En ese paisaje privilegiado se desarrolló una última despedida íntima y emotiva, en la que hablaron todos sus hijos (Natalia, de 23 años; Clara, de 19, y Felipe, de 13), además de sus compañeras de colegio y varios parientes, quienes coincidieron en decir que Pilar los había hecho sentirse familia. Como su sobrina Sofía, que la eligió su madrina; sus tíos, y sus primos Gonzalo, Martín y Pablo; éste último, padrino de Felipe.
Su prima Pascuala Donoso, quien guió la ceremonia, comentó que para ella Pilar había sido "una verdadera hermana".
Sus compañeras de colegio y amigas la describieron como una mujer muy buena, intensa en el cariño, como una montaña rusa. Siempre misteriosa, muy atractiva. Recordaron cuando llegó a Las Teresianas desde España, con un espíritu independiente y desenvuelto, pero también muy reservada con su mundo interior. Si bien era un motor -dijeron-, era a la vez muy sensible.
Al finalizar, Pascuala tomó la palabra nuevamente, rezó y cantó bajito mientras uno a uno los presentes empezaron a cubrir la urna con tierra. Luego, todas las mujeres decoraron su sencilla tumba con muchas flores; también pusieron su retrato, un rosario y una medalla. Un homenaje a esta mujer que tuvo siempre un profundo sentido estético y amó la belleza.
La Fundación que no prosperó
El actor Julio Jung, quien asistió a la misa, dijo: "Conocí mucho a Pilar Donoso. Su libro 'Correr el tupido velo' es maravilloso. Nunca antes me había conmovido tanto un escrito como ése. También participé activamente en las reuniones que se realizaron en la casa de Galvarino Gallardo, donde vivió José Donoso, para crear la fundación que llevaría el nombre del escritor, pero lamentablemente este proyecto no prosperó".
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viernes, 18 de noviembre de 2011
La historia del día en que Pilar Donoso SE QUEDO DORMIDA para siempre
"Pilar era como un pajarito con un ala rota, siempre buscando un nido", cuenta Luz Larraín. El sacerdote Percival Cowley llama a no sentirse culpables y a no juzgar.
por: Por Lilian Olivares
El lunes por la tarde, a eso de las cuatro y media, bajó de su departamento ubicado en un tercer piso.
Andaba como si recién viniera levantándose.
Regresó al poco rato con unas bolsas del Ekono, y cigarrillos.
El martes no salió.
A eso de las ocho de la noche llegó su tía Luz Larraín, hermana de Lucha, su suegra. Entró al departamento. Tenía llaves. Desde principios de año se había convertido en una gran compañía para Pilar Donoso. Vivía cerca del domicilio de la hija del escritor. A veces entraba a preguntarle al conserje cómo la había visto. Otras, se ponían de acuerdo y juntas cruzaban a la plaza del frente a pasear el perro de Luz y conversar.
El martes era la jornada clave de los seguidores del fútbol y, en particular, del director técnico de la Selección Nacional, Claudio Borghi. Después del famoso "Bautizo de los Cinco", como apodó la opinión pública el escándalo que protagonizaron los seleccionados que fueron suspendidos por llegar tarde al entrenamiento y con hálito alcohólico, la Roja se había puesto colorada el jueves de la semana anterior con una estrepitosa derrota ante Uruguay. La jornada del martes de esta semana, cuando enfrentaría a Paraguay, era decisiva, principalmente para el entrenador. Lo recuerda bien uno de los vecinos de Pilar Donoso en el edificio de Providencia, porque justo en el entretiempo, cuando Chile iba 1-0, salió al hall y divisó a Luz Larraín hablando con el conserje. Escuchó que le decía que Pilar no abría la puerta de su pieza, que estaba con llave.
Había transcurrido una hora desde que Luz ingresó al departamento.
Al abrir la puerta sintió una sensación especial.
-Yo era la única que tenía llaves. Cuando entré, estaba la puerta de su dormitorio cerrada. No era raro, porque solía encerrarse. Pero esta vez Pilar no me abrió. Me senté. Sentí una gran paz. Estuve por lo menos una hora y media sola, sentada en el departamento.
Lo cuenta la propia tía política de la hija del escritor. La que, sabiendo que los suegros de Pilar Donoso Serrano vivían en el campo, decidió en cierto modo hacer lo que no podían a la distancia su hermana Lucha Larraín y su cuñado Pablo Donoso, para participar en una especie de red de protección amorosa que le tendió un grupo de cercanos a la hija del célebre autor de "El Obsceno Pájaro de la noche". Y eso, pese a que Lucha y Pablo son los padres del marido por 25 años que tuvo Pilar Donoso, de quien se separó tras el parto que tuvo escribiendo la cruda biografía de sus progenitores -"Correr el tupido velo"-, que alcanzó fama no sólo en Chile, sino también en España.
Era una relación familiar intrincada la de la familia Donoso. Es que la hija del escritor se casó con su primo hermano, Cristóbal Donoso Larraín. Pero en realidad no había lazo biológico, porque Pilar era hija adoptiva de María del Pilar Serrano y José Donoso Yáñez.
-La madre biológica, que era española, la alimentó sus tres primeros meses de vida y después la llevó a un hogar de adopción. Ahí la adoptaron Pepe y la Pilar, que ya eran mayores de cuarenta años.
Pilar vivió sus primeros años en España junto a sus padres adoptivos. Los recuerdos más lindos de infancia los sitúa en Calaceite, en la provincia de Teruel, comunidad autónoma de Aragón. "Pueblo de piedra, teja y campanario. Una isla entre un mar de viñas y olivares", lo describió ella. Allá residieron entre 1971 y 1974, entre sus 4 y 7 años.
"Para mí, Calaceite es el único lugar que reconozco como propio desde una vida de trashumancia, siguiendo el peregrinaje de mi padre en busca de la tierra prometida, Chile".
Cuando llegaron a la "tierra prometida", Pilar entró a estudiar al colegio de Las Teresianas. Sus compañeras de séptimo a cuarto medio tienen el recuerdo de una niña talentosa, que destacaba en Literatura. Nada de solitaria. "Pertenecía a nuestro grupo", un grupo de siete ex alumnas que la despidieron en su funeral.
Pero Chile no fue exactamente la "tierra prometida" para Pilar. Solía decir: "Yo he caído en un país que no es mío, con el que no tengo mayores vinculaciones". De hecho, pese a que residió en él gran parte de sus 44 años, siempre mantuvo el acento español.
-Ella era como un pajarito llevando una alita rota, y siempre anduvo buscando un nido. Cualquier pérdida era para ella muy dramática.
"Realmente parecía que estuviera durmiendo"
Cuando Luz Larraín llegó al departamento de Pilar, Clarita, la hija del medio de los tres descendientes de Pilar, no regresaba de la universidad. Pasó el rato, Luz sentada y sintiendo la paz.
Transcurrida más de una hora llamó a su marido, que es médico. Juntos decidieron recurrir a un cerrajero y a Carabineros.
En el intertanto llegaron la hija mayor, Natalia, con Ricardo Zárate, su novio. Y Clarita.
A eso de las once de la noche se abrió la puerta del dormitorio y encontraron a Pilar Donoso con los ojos cerrados y el control remoto en las manos. Parecía sumida en un profundo sueño.
-Estaba muy tranquila. Realmente parecía que estuviera durmiendo. Yo tengo mucha pena, porque la quise mucho -comenta Luz.
Piensa que sus dolores existenciales se acentuaron cuando en diciembre de 1996 murió el escritor y dos meses después María del Pilar Serrano, su madre chilena.
-Ahí tuvo un segundo duelo que la marcó. Ella, para recuperar un poco su vida propia, escribió ese libro (se refiere a "Correr el tupido velo").
Guarda silencio por unos segundos y comenta:
-Hay unos pajaritos que ponen en su nido todo lo que pillan. Ella tenía tendencia a adornar con muchas cosas cada casa donde vivió. Su vida le fue muy difícil.
Luego de la pérdida de sus padres chilenos vino su separación, probablemente como consecuencia de los ocho años en que ella se sumergió en los diarios de vida de sus progenitores adoptivos y escribió el libro, intentando encontrarse a sí misma, como haciendo una catarsis, lo que afectó los lazos familiares.
Y más tarde su ex marido consiguió la tuición de Felipe, el hijo menor.
Estaba enferma y estas penas, que les ocurren a muchos, ella no tenía la fuerza para enfrentarlas, pese a que sus hijas y su círculo cercano hicieron lo posible por protegerla.
-Ella era una persona delicada. Muy inteligente. Y frágil. Todos hicimos lo que pudimos.
La nana recuerda sus primeros años de matrimonio
Una de las primeras personas que llegaron a la capilla donde velaron a Pilar Donoso fue su nana Raquel Cortés, que trabajó con ella desde que Natalia, la hija mayor, tenía dos años, hasta que la niña cumplió 6. Tiene lindos recuerdos de esa época, y de una jefa muy generosa. Pilar vivía entonces con su marido, Cristóbal Donoso Larraín, en la calle Clemente Fabres, a pocas cuadras de Galvarino Gallardo, donde residían sus padres. Se iban caminando, con la Naty en bicicleta, a la residencia de José Donoso casi todos los días, especialmente cuando estaban construyendo el cuarto de lavado. Y los domingos, el almuerzo era sagrado en casa de Pepe Donoso.
"Pilarcita", le decía Raquel porque a la hija del escritor no le gustaba que la trataran de señora o jefa. Y su madre, María del Pilar Serrano, la llamaba "La niña".
Cuenta Raquel que los aguinaldos que le daban Pilarcita y don Toby (Cristóbal) eran un sueldo completo para las Navidades y las Fiestas Patrias. Además, cada vez que Pilar redecoraba su departamento, cosa que hacía habitualmente, le regalaba lo que quisiera. Cuando el matrimonio partía de vacaciones, a Cachagua o Panguipulli, ella se quedaba en la casa con su hijo Cristián, bien aprovisionada por la patrona que se preocupaba de dejarles mercadería y dinero.
"Yo prefiero recordar esos tiempos tan bonitos. Se llevaban súper bien con don Toby, que estudiaba y trabajaba".
Otra de las primeras en llegar al velorio fue su cuñada Pascuala, que, justo el día en que Pilar se sumió en un sueño profundo, descubrió que había un llamado suyo en su celular, el que no escuchó porque tenía el aparato en silencio.
Y en el libro de visitas había un mensaje de Maricarmen Burgos: "Partiste primero. El Señor te espera. Es el único que entiende todo y comprende tu dolor. Tu hermana de cuna".
Padre Percival Cowley: "Todos somos enfermos, débiles, frágiles"
Ayer los cantos y el sonido de los violines durante la misa fúnebre en la iglesia de los Sagrados Corazones parecían de ángeles.
Pablo Donoso, el suegro, fue uno de los que cargaron el féretro. Aunque algunos comentan la cercanía que tenía con su nuera, él dice que peleaban harto con Pilar, pero en la familia se sabía que la hija de José Donoso era fogosa al momento de discutir. Cuenta que hasta hace poco ella seguía con contactos en España buscando a sus padres biológicos.
El padre Percival Cowley, cura histórico de la familia, había oficiado el funeral del escritor José Donoso y el de su esposa, María del Pilar Serrano; le había bendecido a Pilar hija su matrimonio con Cristóbal Donoso y también bautizó a sus tres hijos. Ahora debía despedirla a ella. Sintió que el dolor de la familia se hacía propio.
En su prédica de despedida habló del mayor pecado: contra el Espíritu Santo, que es el pecado de soberbia.
Dijo que la palabra enfermo viene del latín in-fermus, que significa no firme. En definitiva, habló de la fragilidad de todos.
Y planteó la necesidad de que las personas reflexionaran acerca del sentido de la vida. Cuando más tarde hablamos con él, profundizó:
-Todos somos en ese sentido enfermos, débiles, frágiles y por ahí parte la existencia de la comunidad realmente cristiana. El pecado contra el Espíritu Santo no tiene perdón de Dios: es la soberbia del que no es capaz de pedir perdón. En el fondo estaba diciendo que la gente que no es capaz de pedir perdón no se da cuenta de su propia fragilidad. Somos todos débiles, entonces no somos quiénes para juzgar, y hay que dejarle el juicio a Dios. Y, por otro lado, uno confía en la misericordia de Dios, por lo que hay motivos para estar en paz y para no sentir culpas.
-¿Y por qué llamó a reflexionar sobre el sentido de la vida?
-El sentido de la vida tiene que ver con el camino que conduce a la meta. En el fondo, la cruz es antes de la resurrección y no hay resurrección si no hay muerte.
-Usted dijo que en ese camino de Pilar, ella cargó en forma permanente la cruz.
-Ella vivió una vida de cruz. Mayor motivo de confianza en la misericordia de Dios, que ve y se hace cargo de nuestra miseria.
Santi, el único nieto de Pilar Donoso, miraba el féretro con sus grandes ojos azules y sus apenas un año y cuatro meses de vida. Natalia, Clarita y Felipe buscaban refugio en el hombro paterno de Cristóbal Donoso Larraín. Cualquier observador pensaría en esas bellas razones que tenía Pilar Donoso para seguir viviendo.
Pero, como recuerda Luz Larraín, ella decía siempre "no sé vivir".
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El Mercurio, Chile, GDA 00:00
Sábado 19/11/2011
María Cristina Jurado,
Hija del escritor José Donoso: Pilar Donoso "Este libro desestructuró a mi familia"
A un año de publicar su libro "Correr el tupido velo", donde revela pasajes polémicos y desconocidos de su padre, el escritor José Donoso, Pilar hace un duro balance, tras su quiebre matrimonial y la partida de sus hijos: "Estoy pagando un costo altísimo, un costo que a veces me dificulta respirar, pero tenía que hacerlo. Fue mi catarsis, mi pena y mi liberación. De ninguna manera me siento víctima. Ha sido muy liberador y me está ayudando a encontrarme".
Por María Cristina Jurado.
Pilar, la hija del escritor José Donoso y María Pilar Serrano, se sienta, muy derecha, en el elegante sitial que vistió con sedas de Independencia. Lo suyo es el buen gusto. En este dúplex de Las Condes los muros son negros, los pisos bicolores y el baño gris pizarra. Todo es a ratos transparente; a ratos, oscuro, pero siempre teatral. Con sedas salvajes, óleos y lágrimas de cristal que cuelgan del cielo. Una casa puesta con precisión de microcirujano.Y una casa que hoy está vacía.No hay niños, no hay nana, no hay hombres. Tampoco ruidos. Sólo Pilar, quien se arrellana y prende el tercer cigarrillo del día. Pilar, con su tristeza.-
Este libro ("Correr el tupido velo") me provocó a mí y a toda mi familia un terremoto emocional mayor, un cataclismo. Para escribirlo me demoré siete años, desde 2002 hasta 2009, en leer y procesar los 64 diarios de Princeton de mi padre, escritos con su lápiz Bic negro -era maniático- y letra horrorosa. Ese proceso me costó la soledad.
Me separé, después de veinte años de buen matrimonio, y mis tres hijos se fueron con su padre. El menor, Felipe, que tiene doce, está entre las dos casas, pero cada vez pasa más tiempo allá.-¿Sus hijos y su ex marido no entendieron su proceso?-No, y nos estalló en la cara. Perdí mi matrimonio y mis hijos se fueron. Con Cristóbal -que es mi primo, y por eso nuestros niños se llaman Donoso Donoso- tuvimos una mala separación y estamos en medio de un juicio de divorcio.
Muy duro. Pero, mirado desde hoy, yo los comprendo a ellos. Era imposible que me entendieran, porque no leían lo que yo estaba leyendo. Sólo sufrían. Todos mis descubrimientos, todo el dolor que me provocaron ciertos juicios de mi papá, el caos en mi casa, los silencios y la debilidad de mi mamá. La forma brutal con que me enteré de cosas. Ese libro me removió con una intensidad que me obligó a replantearme absolutamente todo. Quién era yo, cómo era mi vida, lo que había hecho hasta ahí. Me tuve que reconstruir como ser humano, y en esa reconstrucción no me reconocí ni yo ni mi pareja. Ellos sufrieron mucho, igual que yo. Lo veían desde afuera: sufrieron con la depresión que me provocó esa lectura -muchas veces fue tan fuerte que tuve que guardar los papeles, y después los retomaba-,cómo fui cambiando y cómo me convertí en una isla. Aunque, en verdad, siempre me he sentido una isla. Desde mi infancia.-
¿Alguna vez pensó en abandonar?-Creo que nunca. Con todo, seguí. Me di cuenta de que era mi catarsis, la forma de liberarme de la imagen de mi padre, porque siempre había vivido bajo su sombra. Además, pasó este episodio con un periodista que tomó, en forma indebida y sin mi autorización, pasajes de los cuadernos, totalmente descontextualizados, y los publicó. Supe que tenía que leerlos yo primero para evitar más desaciertos de otra gente.
Pilar perdió a una parte importante de su familia al publicar "Correr el tupido velo", en diciembre de 2009, donde reveló por primera vez pasajes desconocidos de la vida íntima del escritor y su familia. José Donoso tenía dos hermanos, de los cuales uno solo queda vivo. "Esa línea de descendencia no me perdona, pero espero que no sea para siempre. Nunca quise exponer a la familia, fue mi papá quien tomó la decisión, yo sólo reproduje.
Casarse con un primo hermano, como es Cristóbal, no es sólo romántico, también puede ser fuente de conflicto. Con tu familia tú pasas las navidades, los fines de año. Entonces, si ocurre un quiebre, los pierdes a todos de golpe. Eso me pasó a mí. Los perdí por el libro, pero también porque me separé.-
En la soledad de hoy, ¿se arrepiente de haberlo escrito?
-No. Estoy pagando un costo altísimo, un costo que a veces me cierra la garganta y me dificulta respirar, pero tenía que hacerlo. Fue mi catarsis, mi pena y mi liberación. De ninguna manera me siento víctima. Ha sido muy liberador y me está ayudando a encontrarme. Esos siete años de lectura y escritura me dieron la fuerza para buscar en España a mi verdadero padre, quien me dio en adopción. Curiosamente, busqué a mi papá y no a mi madre.-
Y ahí llegó a un punto muerto.-Al peor de todos. Yo era de origen desconocido. La investigación fue desde Chile, me ayudó un pediatra del internado madrileño que me acogió en 1967, el único que queda. Fue muy duro tener ese papel en las manos, mi certificado de nacimiento fiel -así se llama, porque en otro figuraba con apellidos que nunca fueron míos: Rodríguez Núñez- y leer, casillero por casillero: desconocido. La palabra me retumbó en la cabeza mucho tiempo. Desconocido.
Ese día cambió mi vida, porque supe que, ahora sí, había llegado al final de mi identidad, a la línea de tope. Que jamás voy a saber de dónde vengo genéticamente, ni de quiénes soy hija.Baja la mirada. Se esfuerza por seguir hablando con una dignidad extraña que, seguramente, heredó: le sale natural. Desde que la adoptaron José Donoso y María Pilar Serrano, es una Donoso más. Sin embargo, en treinta años -llegó a Chile desde España a los trece- Pilar no ha cambiado su acento. No pudo o no quiso.
Ahora, justo un año después de publicarse, "Correr el tupido velo", su descarnado libro basado en los cuadernos de José, que Princeton guardó celosamente durante años, ganó el premio a la mejor edición. Un premio que comparte con Cecilia García Huidobro, decana de Comunicaciones y Letras de la UDP: "Ella fue quien primero leyó parte de mi trabajo, se lo mostré con mucha vergüenza y se sorprendió. A ella le debo haber hecho este libro, porque a mí la idea no se me había pasado por la mente. Lo empecé como un ejercicio estrictamente personal".
El escándalo, la catarsis
Cuando "Correr el tupido velo" se publicó, fue con expectación. La dolorosa biografía de Pilar Donoso venía a poner el dedo en la llaga sobre los rumores de una posible homosexualidad del escritor, uno de los principales autores en lengua castellana y Premio Nacional de Literatura 1990. Rumores que, en cierto público, habían causado escándalo y sorpresa, desatados por algunas publicaciones desde la liberación de sus papeles y diarios en Princeton. Pilar, que los revisó exhaustivamente, no encontró, dice, base real para tanto rumor. "Todo pasa por distintas interpretaciones".-
La única carta explícita de una experiencia homosexual de mi papá fue una que reproduje en el libro y que es de mi madre, de la época de Sitges. Ahí él reconoce abiertamente su sexualidad. Es la única parte donde yo encontré algo textual. Él dice: "Mi homosexualidad pasiva y latente". En sus cuadernos fue bastante cuidadoso. Y es cuando sacas de contexto e interpretas sus escritos, cuando aparecen los juicios escandalosos. Salvo esa carta de mi mamá, no hay ninguna otra declaración explícita.
Ningún relato que toque aspectos físicos.-¿Usted no censuró nada?-Absolutamente nada. Y los leí todos. En alguna parte él dice "la relación que más me ha llenado es con Fulanito". Pero no dice en qué sentido, entonces depende de cómo se interprete esa frase. Volvemos a lo mismo.-Esos fueron sus papeles de Princeton. ¿Son más reveladores los de la Universidad de Iowa?
-Al contrario, los de Iowa son mucho más literarios. En ellos, que son muy anteriores, incluso a su matrimonio con mi mamá en 1964, y que fueron sus primeras incursiones en literatura, recién me estoy metiendo. Hay algunos de sus años de estudiante en Princeton, cuadernos que vendió después a Iowa por una cosa monetaria. En todo caso, este material está también en Princeton, pero no físicamente, sino en microfilm. Con ellos estoy haciendo un trabajo mucho más académico en conjunto con la UDP. En lo que llevo leído, pero aún me falta mucho, no hay una línea que yo encuentre reveladora respecto a su posible condición.-
Entonces los de Iowa no son papeles más íntimos.-Para nada. No quiero dejar mal a ese periodista que publicó sin autorización, pero él tuvo una intencionalidad, agarró extractos de cartas, extractos de diarios y de la forma en que los unió era como decir "este señor casi podría salir a la calle vestido como loca". Te lo digo en serio: yo no he encontrado nada.
-¿Usted cree que su padre fue homosexual?-Sí. Ahora, si fue un homosexual activo o si lo fue durante su matrimonio, es imposible que yo lo sepa. Lo único que me consta es que tuvo experiencias homosexuales en su juventud. Nunca se habló del tema en mi casa, salvo cuando mi mamá me contó. Esa tarde -estábamos almorzando- cambió mi vida, como cuando supe que era adoptada.
-¿Por qué le contó su mamá?-Por tonteras de joven. Yo debo haber tenido unos 23 años y estábamos los tres en la mesa. Y a mí se me ocurrió comentar que tal Fulanito era atractivo "y qué lástima que sea homosexual, qué desperdicio". Mi padre se paró violentamente de la mesa muy alterado.
Mi mamá saltó y me dijo: "Bruta, ¡cómo puedes decir eso!". Me retó de tal manera, que ni cuenta se dio al principio de que yo no sabía. Quedé helada con la revelación.-Su madre siempre lo defendió.-Claro, si ellos se amaron toda la vida, eso sí es algo que me quedó muy claro y definitivo al leer los cuadernos de mi papá. Independiente de cualquier cosa, mi madre fue el amor de su vida. Entonces, ese momento fue clave, pero una vez que pasé el shock, me di cuenta de que yo siempre lo había sabido. Había demasiados signos en mi padre. La revelación no mermó en absoluto su imagen ante mis ojos.-
¿Qué le pasó?-Até cabos. A él le gustaba mucho la estética, siempre fue quien decoró todas sus casas con magia, yo heredé eso. Todos nuestros domingos en Madrid eran en El Rastro, desde que yo era muy chica. Era cachurero. Tenía un gusto distinto al mío, más monacal, le gustaban los muebles grandes y pesados, los objetos extraños. También fue quien siempre se preocupaba del jardín y decidía qué se plantaba en primavera. Era profundamente estético. Por eso se llevó siempre bien con mi mamá, quien era muy mala dueña de casa y nada de eso le interesaba. Se complementaban porque ella era muy masculina. Tenía un tremendo vozarrón y era un mujer muy grande. La casa no podía interesarle menos.-José Donoso aplicaba también su estética a lo doméstico.-Sí. Era su lado femenino. Por eso, creo que mi libro logra una conciliación en su imagen.
Al leerlo, uno se da cuenta de que era un artista que tenía una parte de locura, una parte muy querible con muchas aristas, como todo ser humano. Pero justamente esa locura y esa sensibilidad era lo que lo hacía interesante.-¿Y en qué más aplicaba su estética, fuera de la literatura?-En la ropa. A él le encantaba vestirnos a mi mamá y a mí. Si teníamos un cóctel o una fiesta, nos hacía desfilar y cambiarnos veinte veces de ropa hasta que elegía. Se sentaba a dirigirnos, era un panorama para él. Eso fue algo que compartimos todos, hasta mi primo Martín Donoso, quien hoy es diplomático y vivió con nosotros siete años.
Mi padre siempre le compró los vestidos a mi mamá, la acompañaba a todos los costureros en Santiago. Después me di cuenta de que, al elegir nuestra ropa, él se estaba vistiendo a sí mismo.-La verdad para usted no fue tan sorpresiva, entonces.-Fue como esos secretos a voces en que el último que se entera es el hijo. Pero yo ya lo sabía en mi fuero interno, y es que fui criada entre homosexuales en España.
Mis "tíos" más queridos eran Mauricio Wacquez, quien tenía marido, y Elsa Arana, que era lesbiana. No era un ambiente raro para mí. Y el único temor de mi papá respecto al tema era que su literatura fuera catalogada de gay. De hecho, así está siendo.-¿Dónde?-Para empezar, en Iowa. Creo que es Roberto Ampuero, quien dirige un curso sobre "literatura queer", y en él uno de los grandes temas es mi padre. De joven él se sintió muy marginado, porque siempre se sintió homosexual, desde niño.-Debe haber sido muy fuerte para su madre.
-Ellos vivieron juntos 35 años y se quisieron mucho. Hasta el último día dormían en camas pegadas. No fueron un matrimonio con careta, sino de verdad. Mi papá escribía en su estudio, terminaba un capítulo y bajaba corriendo a leérselo a mi mamá. Pero ella, quien era muy especial y siempre fue la de las revelaciones en nuestra familia, me contó que sólo habían tenido actividad sexual durante los primeros cinco años de matrimonio. Nunca más.
Entonces yo tengo mi teoría.-¿Y cuál es su teoría?-Mi mamá también tenía una distorsión clara de su sexualidad, para ella el tema no era tan importante. Alguna vez yo pensé que era lesbiana, y hasta busqué en los cuadernos. En un tiempo se metió muy fuertemente en un grupo de feministas en España, la mayoría era lesbiana y muy militante. Yo lo pensé, pero después vi que no, porque ella comentaba que esa cosa tan lesbiana de su grupo, como que le molestaba. Sí postergó su sexualidad, a un costo enorme.-¿Y eso la llevó al alcoholismo?-Hasta mi libro, sólo su círculo íntimo sabía que ella era alcohólica. Pero tomó desde muy joven. Mi ex suegra, que estaba casada con un hermano de mi papá, me contaba que mi madre, cuando vino a Chile como novia de mi papá, se iba a dormir con una copa de vino. Para mi suegra fue chocante.
-¿María Pilar, su madre, tuvo otros amores?-¡Es que era muy cartucha, muy católica! En eso sí pongo las manos al fuego. La gran risa entre nosotros es que ella se casó virgen a los 36 y yo le creo. Sus dos mundos internos chocaban, por un lado era católica y su juventud fue glamorosa, con príncipes y reyes en lugares como El Cairo y vestidos encargados a París. Después, conoce a mi papá. Ella lo amó profundamente, se complementaban y eran grandes compañeros. Pero tenían una dinámica muy poco convencional. Los dos eran "María Pilar, te necesito. Pepe, te necesito". Así fue siempre.
-¿Su papá quería que usted fuese su biógrafa?
-Mi papá siempre lo quiso. Nos sentamos muchas semanas a grabar los recuerdos de su vida, sus experiencias. Esas cintas las guardé y fueron la base de mi libro, tanta historia de sus tías, de su abuela, de su infancia, todo lo de Neruda. En esas sesiones él dirigía todo, quería que yo escribiera una biografía a su manera. Me tenía horas grabando, como un espantapájaros.
Pilar Donoso viajó a Madrid a lanzar su libro en septiembre de este año. Estuvo un mes en España, donde aprovechó de visitar el pueblo de su infancia, Calaceite, en Aragón, "el lugar donde he sido más feliz en mi vida y donde mi mamá tuvo la mayor de sus depresiones". En Calaceite, un pueblo muy pequeño a dos horas de Barcelona, Pilar estudió hasta los diez años, pero después volvió muchas veces en los veranos. Por eso quiere regresar.-Quiero ir a Calaceite a probar si puedo otra vez vivir ahí, y escribir. Ya tengo un proyecto de relatos. Es una decisión radical, por lo que primero iré unos tres o cuatro meses. Este libro desestructuró a mi familia. Y a mí misma. Ahora quiero volver a recuperar mi identidad.
Por María Cristina Jurado.
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Calaceite, Donoso y el “boom” latinoamericano
Salón casa de José Donoso en Calaceite. Con Félix Grande.
En 2005 apareció un libro, que pasó inadvertido, titulado Tinta y piedra. Llevaba como subtítulo Calaceite, el pueblo donde convivieron los autores del Boom. Su autor, director de la película Morente. El barbero de Picasso, es Emilo Ruiz Barrachina. Se trata de un emocionante recorrido por este maravilloso, casi mágico pueblo aragonés, situado en la comarca del Matarraña. Su autor nos cuenta su deambular, a lo largo de cinco días, por la localidad y sus alrededores y recupera su peculiar historia cultural.
Allá, en el límite entre Aragón (Teruel) y Cataluña (Tarragona) se levanta un auténtico monumento de piedra dorada. Muros centenarios, calles estrechas que ascienden sobre firmes de adoquines, blasones, pequeños jardines ocultos tras altas tapias también de piedra, arcos ojivales, un bosque de caserones ancestrales, construidos entre los siglos XIII y XVI, llevan al viajero que intente adentrarse en su interior a una realidad que parece detenida en otra época. Calaceite, tierra seca y de mediodías calurosos en verano; tierra fría, de hielos afilados y cierzo, es un pueblo casi irreal de tan bien conservado.
Pero el encanto de Calaceite no sólo se encuentra en su arquitectura, ni en los alrededores, esa comarca rara e híbrida del río Matarraña, sino en determinados habitantes. Pocos saben que allí vivieron, durante dos años y en un refugio de libros y amistades, de pasión por sus paisajes y escritura, el gran narrador chileno José Donoso y su mujer Pilar Serrano. Su vida allí, inciada tras una invitación del traductor al francés de El obsceno pájaro de la noche, convirtió Calaceite, en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo, en un foco de intensa actividad cultural: atrajo la presencia, unas veces fugaz y otras con vocación de continuidad, de los escritores, españoles e hispanoamericanos, que comenzaban a consolidarse en aquellos años. Vargas Llosa, García Márquez o Carlos Fuentes, protagonizaron veladas, que imaginamos intensas y emocionantes, al calor de la chimenea de la casa (piedra y madera) de José Donoso. Jorge Edwars, Bryce Echenique, Luis Buñuel, Carlos Barral, junto con poetas como Ana María Moix, artistas plásticos como la ceramista Natacha Seseña o el pintos Albert Rafols Casamada… De esa experiencia dejó constancia el propio José Donosoen su Historia personal del “boom”, fechado en Calaceite en 1971. Y Pilar Serrano, en El “boom” doméstico.
Imaginemos los inviernos de Calaceite, los encuentros de aquellos intelectuales, la vida de una niña llamada Pilar Donoso, alejada del mundanal ruido y descubriendo un mundo rural y extraño. Imaginemos la soledad de sus calles azotadas por el cierzo. Y viajemos a tan evocador lugar con las palabras viajeras. Con las de Pilar Donoso, que así empieza su evocación:
“Por navidades hace mucho frío en Calaceite, el pueblito del Bajo Aragón en España donde vivimos varios años Pepe, mi marido, nuestra hija Pilarcita, nuestro perro “Peregrine” y yo, amén de tres gatos que allí acogimos. Aquel año 1971 el cierzo (viento helado de la región) soplaba con particular encono. La gente del pueblo, acostumbrada a pasar frío en sus antiquísimas casonas de piedra, lo soportaba sin mayores comentarios, preparándose para celebrar las fiestas de fin de año”.
Y así comienza el relato de Emilio Ruiz Barrachina en Tinta y piedra:
“Aparece Calaceite, difuminado, borroso, detrás de la lluvia. Desde la carretera nadie imagina, de no conocerlo, el pueblo escondido en la falda del otero. Es un cuento de hadas amarillas, sus casas de piedra, la historia oculta en las juntas perfectas de los sillares”.
Y allí está, viva todavía y habitada por otras gentes, la casa que compró y habitó el escritor chileno. Mejor dicho, las casas: porque, tal y como nos cuenta Ruiz Barrachina en su libro,Donoso compró, por 100.000 pesetas, tres casas de piedra que convirtió en su hogar durante dos años. En esa casa, hoy vive Jane, una mujer inglesa que fue diseñadora de modas y que un buen día se enamoró de Calaceite y dicidió, en 1984, trasladar su vida a ese lugar mágico.
Del libro surgió un magnífico documental. En él se da cuenta de lo que fue la vida cultural y literaria (también su cotidianidad) en aquel tiempo. Su título, Calaceite: tinta y piedra. Puede verse, con un muy alto nivel de calidad, en CervantesTV. Con pinchar en el título, accedéis a él. En este caso, el viaje con las palabras se complementa con el viaje a través de las imágenes.
Calaceite, Donoso y el “boom” latinoamericano – Letras Viajeras – Eco-Viajes. Ideas sencillas para escapadas cercanas.
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http://www.ircania.com/es/proyectos/documentales/calaceite
Calaceite (2004)
Tinta Y Piedra
El escritor y director de cine Emilio Ruiz Barrachina recupera en 'Tinta y piedra' (Imagine Ediciones) la memoria histórica de la población turolense de Calaceite donde convivieron algunos de los autores más importantes del 'boom' latinoamericano llegados desde Barcelona.
El primer escritor que se instaló en la población fue José Donoso en la década de los 70, quien invitó a algunos de los componentes del 'boom' como Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards, Gabriel García Márquez, Alfredo Bryce Echenique o Carlos Fuentes.
Ruiz Barrachina explicó hoy que Donoso llegó de "forma casual" a la Calaceite debido a que su traductor al francés de 'El oscuro pájaro de la noche' se había instalado allí. El escritor, que basó 'Casa de campo' en los parajes de Calaceite, compró allí tres casas del siglo XV y a partir de ese momento se sucedieron las visitas de sus amigos. El autor de 'Tinta y piedra' aseguró que en los años 80 hubo una "segunda oleada" de escritores que llegaron a Calaceite a raíz de la llegada del chileno Mauricio Wacquez, el pintor Albert Rafols Casamada y el editor Gustavo Gili, que ayudaron a "mitificar" aún más la población.
En la actualidad, continúan viviendo en la población, situada a caballo entre Teruel y Tarragona, la periodista Elsa Arana o la escritora Natacha Seseña. En Calaceite también se halla la Casa Moix, cuna de los escritores Terenci y Anna Maria Moix. Ruiz Barrachina aseguró que su interés era "hablar de las personas" que habitaron esa población y que en sus casas hacían unas "tertulias irrepetibles e intercambiaban información para sus futuros libros".
El autor explicó que la idea del libro le surgió en unas jornadas en Matarraña, que aprovechó para visitar Calaceite por su "admiración por Donoso" y por que conocía un poco la leyenda que envolvía a esa población, de la que se documentó. "No conocía a Wacquez y me entusiasmó", añadió.
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Ficha Técnica
GéNERO - Documental
DURACIóN - 45 min
ACABADO FINAL - Betacam
NACIONALIDAD - Española
EMISIóN - TVE
PRODUCCIóN :
- Emilio Ruiz Barrachina e Ircania Producciones
REALIZACIóN TéCNICA - Operadores Habituales
GUIóN Y DIRECCIóN - Emilio Ruiz Barrachina
DIRECTOR DE FOTOGRAFíA - Jorge Carrión
MúSICA - Sergio González Carducci
LOCUCIóN - Ángeles Macua
PRODUCTORA DELEGADA - Lolita Lechner
Cartel
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Fecha: 27 de noviembre de 2011
Natalia, hija de Pilar Donoso, escribe:
"La vida de una persona no puede ser reducida a 440 páginas de un libro"
Natalia Donoso, hija de Pilar Donoso, decide en esta carta rescatar la historia de su madre, "que no tiene relación alguna con homosexualidades, golpes, depresiones, alcohol, abandonos y tristezas", sino con una historia cargada de humanidad en sus rasgos más descarnados, pero también en los más idílicos.
Es impresionante (si no penoso) ver que la vida de una persona se vea reducida a unos cuantos años, unos cuantos hechos, unas cuantas páginas, 440 para ser más específicos.
Pilar Donoso y sus hijas Natalia y Clara, año 1994, en el balneario de Zapallar. "Soy una convencida de que finalmente puede descansar en paz,y desde donde esté logrará todo lo que siempre buscó: pertenecer a un lugar y reunirse con los suyos".
Pilar Donoso y su nieto Santiago, hijo de Natalia.
Durante la última semana han desfilado frente a mis ojos un sinnúmero de artículos y comentarios acerca de la muerte de mi madre; ninguno, salvo una excepción que me conmovió hasta las lágrimas, ha hecho justicia a la verdad, a la compasión y por sobre todo al sufrimiento que una familia, la mía, está viviendo intensamente.
No sólo periodistas sin criterio, sino que para mi sorpresa también familiares muy cercanos se han colgado de esta lamentable noticia, aparentemente con el afán de "hacerse un nombre", hecho que no sólo me resulta morboso, sino que inmoral y cruel.
Se han dicho muchas cosas; que el libro "Correr el tupido velo" fue el detonante de la decisión de mi madre, que la homosexualidad de mi abuelo fue demasiado para ella, que sus hijos la abandonaron (cosa que en ningún caso es real), y la teoría más sensacionalista y absurda de todas: que el destino de mi madre ya había sido escrito por mi abuelo, José Donoso.
Como dijo mi madre alguna vez: "Uno no debería conocer los pensamientos más íntimos de nadie. Menos los de sus propios padres". Esto, no sólo porque puede ser muy doloroso, sino también porque un escrito no refleja necesariamente la realidad, es una mera interpretación de una persona en particular en un momento dado.
No se puede reconstruir una verdad sólo basándose en lo que una persona dice en un momento dado, todos tenemos pensamientos, deseos, rencores, iras, penas, alegrías, que al ser plasmadas en el papel no lo hacen menos subjetivas, más bien al contrario.
EL AMOROSO RECUERDO DE MIS ABUELOS
Es importante para mí rescatar una historia, que no tiene relación alguna con homosexualidades, golpes, depresiones, alcohol, abandonos y tristezas; una historia cargada de humanidad, en sus rasgos más descarnados, pero también en los más idílicos. Yo no sé mucho de la vida cotidiana de mis abuelos, yo era muy niña cuando ellos murieron, pero lo que sí puedo decir es que fui su adoración. Esto claramente a raíz de ser la primera nieta. Recuerdo las noches que alojaba con ellos. Como muchas parejas, ellos compartían pieza pero no camas, había dos camas de plaza, una junto ala otra, y obviamente yo dormía al medio, ahí donde las maderas se unen y no alcanzas a recibir frazadas ni de una ni de la otra cama, pero esto no fue impedimento para esperar con ansias esas lúdicas noches jugando naipes con el Tata y la Yaya.
El Tata siempre hacía trampa, pero siempre lo perdonábamos. Aún recuerdo el olor de esa cama, de esa casa, del estudio de mi abuelo, con el cual me gusta fantasear, imaginando que alguna vez él estuvo escribiendo un gran libro mientras yo observaba y jugaba con las cosas de su escritorio.
Con respecto a mi madre y su relación con sus padres puedo decir que fue intensa, como era ella, con altos y bajos, pero siempre, y esto me gustaría que quedara claro, con un tremendo cariño y respeto. A pesar de todos los defectos que tenían los tres, puedo decir que se quisieron con devoción, y que todas aquellas personas que han publicado lo contrario están muy equivocadas.
MI MADRE: UNA MUJER EXCEPCIONAL
Mi mamá, Pilar Donoso, fue una mujer excepcional. Mi relación con ella nunca fue fácil, teníamos caracteres demasiado fuertes, lo que nos hacía involucrarnos en constantes peleas y conflictos. No obstante siempre fue una mujer cálida, vital. Me entregó mucho más de lo que sería capaz de redactar. Sí, es cierto que los últimos años fueron difíciles, que ella no estaba bien, pero eso, en ningún caso podrá borrar de la memoria de quienes la amamos todos esos años de cariño, entrega y ternura.
Como es sabido, mi madre era adoptada, y con esa carga siempre se embarcó en una búsqueda de sus raíces, y no sólo en el sentido literal de encontrar a sus padres, sino de encontrar un lugar, que fuese de ella. En ese marco yo me convertí en la protagonista de su vida, su primer y único, lazo sanguíneo durante cinco años. Más amor no pude recibir. De hecho de niña siempre fui mimada y malcriada, por el exceso de atención que recibía de su parte.
Siempre armó con mucho amor cada una de sus casas, en busca, creo yo, de un sentido de pertenencia. A pesar de que ella ya pertenecía a un lugar: mi corazón y el de todos quienes la amamos. Con respecto a mis padres, creo que no hay mucho que decir,ellos se amaron tremendamente, pero, como muchas veces sucede,las cosas dejaron de funcionar.
Las razones de esto son bastante privadas y las especulaciones al respecto están muy ajenas a la realidad. Los altibajos en la relación con mi madre nunca fueron un impedimento para sentirme profundamente ligada a ella. Constantemente me decía que yo la imitaba en todo lo que hacía, incluso en lo malo. Hoy veo que eso tiene cierto grado de verdad.
Y se debe al hecho de que para mí ella era casi un semidiós, algo a lo que yo nunca podría aspirar. Así de intensas eran nuestras relaciones.
ELLA PUEDE DESCANSAR EN PAZ
Hoy, que no la tengo a mi lado, me lamento. Sufro. Pero es un sufrimiento egoísta, por la falta que me hará en mi vida, porque no verá crecer a su nieto, que por estos días ve su foto y grita "¡Ya-ya!", porque no estará en mi matrimonio, porque no la tendré para esas largas conversaciones todas las mañanas. Extrañaré su calor, su amor, su olor, incluso sus rasgos más oscuros y negativos; porque quienes la amamos realmente la amamos así, tal cual era, y seguirá siendo en nuestros corazones. Yo la amé con todo mi corazón.
Soy una convencida de que finalmente puede descansar en paz, y desde donde esté logrará todo lo que siempre buscó: pertenecer a un lugar y reunirse con los suyos. No le guardo rencor, y no dejaré que nadie intente inculcarme esa idea, porque yo tengo más que claro que mi madre me amó muchísimo, que escribió un libro del carajo, que fue mucho más valiente que la mayoría de nosotros, y que un buen día se fue al lugar donde pertenecía.
Las razones y causas de su muerte nunca las sabremos. Pilar Donoso corrió el tupido velo, y se llevó con ella un secreto, tan íntimo, que sólo conoceré el día que me reencuentre con ella.
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llegué a este blog (¿abandonado? después de leer el tupido velo descorrido por su madre. Estoy emocionado hasta las lágrimas por su inteligencia y rara sensibilidad. Me destrozaron el alma sus últimas páginas.
ResponderEliminarLa vida nos enseña que el cariño y amor de una madre es irreemplazable. Pilar fue una mujer fuerte y luchadora desde el momento que fue abandonada y como sea escribir "Correr el tupido velo" fue la catarsis de su vida y todos debemos respetarla.
ResponderEliminarMe sumo a los comentarios anteriores, qué bueno que existe este registro entre tanta prensa amarilla, que es lo primero que aparece al buscar información sobre Pilar.
ResponderEliminarTremenda pérdida.