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Lunes 19 de Diciembre de 2011
Localidad de Atacama recibió 1.350 visitantes en 2009, pero este año esperan 15.000:
Entre diciembre y abril, cerca de 60 cetáceos llegan a alimentarse a la zona. Hoy, sus 300 habitantes quieren cambiar la pesca por el turismo.
RODRIGO ÁLVAREZ MALLA
Ni un solo ser humano vive en la desértica isla Chañaral de Aceituno, en la Región de Atacama. Pero es un lugar concurrido: este verano se espera que lleguen unos 15 mil turistas a navegar por las aguas de esta reserva nacional -hogar de una enorme colonia de pingüinos de Humboldt- sólo para avistar a casi 60 ballenas australes, azules, jorobadas y minke que llegan cada año a "veranear" a la zona.
Foto:Rodrigo Álvarez
Lo hacen atraídas por la enorme cantidad de krill -su alimento- que se amontona en esas costas entre diciembre y abril. Y este fenómeno generó un boom turístico en la caleta de pescadores del mismo nombre ubicada en la costa, a 10 km de la isla, donde no viven más de 300 personas.
Hace sólo dos años llegaban 1.350 turistas al lugar, pero para el verano pasado la cifra había crecido a 9.300 personas. Este verano, gracias a un nuevo camino que une la caleta con Punta de Choros, en la Región de Coquimbo, se espera que lleguen 15 mil visitantes.
Hoy los lugareños de Chañaral de Aceituno, la mayoría pescadores, ven en la explotación turística una alternativa de desarrollo hasta hace poco impensada. Ya proliferan cabañas, campings, restaurantes y viajes en botes a la isla.
Patricio Ortiz deja la pesca durante el verano para llevar turistas a un recorrido de dos horas por la isla. No sólo pueden ver ballenas, sino además a pingüinos, lobos marinos, aves marinas o delfines nariz de botella. Todo por $70 mil, en un bote para 10 personas. Ahora su objetivo es trabajar en eso todo el año.
Para lograrlo, las ballenas son clave. En Chañaral de Aceituno quieren transformarse en la "Península Valdés chilena", emulando el crecimiento turístico de esa localidad de la Patagonia argentina, que transformó al avistamiento de cetáceos en su marca registrada. Por eso, un grupo de pescadores ya planifica una visita esa zona.
Por ahora, el inesperado desarrollo turístico tomó desprevenida a esta localidad, que sólo cuenta con un centenar de camas de hospedaje. Por eso, se están capacitando. "La idea es que cada hogar de la caleta -unas 150 casas-pueda ofrecer al menos una habitación con cama matrimonial y baño privado. Esa es nuestra meta", cuenta Carlos Aguilar, empresario turístico de la zona.
$70 mil es el costo del bote para un recorrido por la zona de las ballenas. Possen una capacidad de hasta 10 pasajeros. El trayecto tiene una duración de dos horas, e incluye también avistamiento de lobos marinos, pingüinos y 70 especies de aves.
La imponente aleta de una ballena azul emerge a escasa distancia de los turistas. Los botes se aproximan hasta diez metros de distancia de los cetáceos.
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