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domingo, 28 de julio de 2013

El último proyecto de Fernando Castillo Velasco



Cuatro meses antes de morir se dedicó a proyectar el futuro centro cívico de Huechuraba. Aunque no lo verá, este año parte su construcción.

por Darío Zambra - 27/07/2013 - 09:30






Iba a cumplir 95 años a mediados de agosto. Pese a su edad, el arquitecto Fernando Castillo Velasco seguía trabajando. Lo hacía en una oficina dentro de su casa, ubicada en un edificio que está a un costado de la Quinta Michita, el conjunto de 25 casas de La Reina que se convirtió en la primera de sus emblemáticas comunidades.


“Al papá le era cómodo tener la oficina ahí. Cada vez que se sentía cansado, se iba a recostar un rato. Luego, continuaba su labor”, recuerda su hijo Cristián.


La última vez que Castillo Velasco trabajó en ese espacio fue la noche del lunes 15 de julio. Falleció al mediodía del jueves siguiente y esa misma tarde tenía agendada una reunión con Ignacio Troncoso, Eduardo Pino y su hijo Cristián, los tres arquitectos socios de su oficina.


En ese encuentro planeaban afinar los detalles del último proyecto del premio nacional de Arquitectura y ex intendente de Santiago: el plan maestro del primer centro cívico de Huechuraba. “Trabajó intensamente en esa obra y se desvelaba por ella. Algunos fines de semana nos llamaba temprano por teléfono y decía: ‘Me desperté porque tengo una idea nueva para el proyecto’”, asegura Eduardo Pino.


El último encargo


A mediados de 2011, la Municipalidad de Huechuraba impulsó una licitación para diseñar un edificio emplazado en Av. Recoleta (ver infografía) y que debía albergar distintas dependencias que hasta hoy están distribuidas en varios lugares de la comuna (algunas se cayeron con el terremoto de 2010).

El proyecto se lo adjudicó esa vez la oficina Iglesis Prat, creadores de la Torre Telefónica y del centro cívico de Vitacura. Entregaron su propuesta de diseño a mediados de 2012. “Era un edificio de 3.000 m2, tres pisos y cubierto de vidrio. Las obras iban a partir este año, pero el nuevo alcalde, Carlos Cuadrado, decidió revisarlo”, sostiene el arquitecto Jorge Iglesis.


Sin embargo, el nuevo jefe comunal decidió desechar esa propuesta. El concejal Eduardo Flores explica que se iba a construir sobre parte de una plaza y que eso al edil no le había gustado.


En marzo pasado, Cuadrado conoció en un evento a Ignacio Troncoso, uno de los socios de Fernando Castillo Velasco, y le preguntó si éste seguía vigente. “Le dije que sí, y a la semana siguiente lo contactó para encargarle el edificio consistorial”, cuenta el profesional.


Desde entonces, el creador de la comuna de La Reina se concentró casi por completo en esta iniciativa. “Estaba entusiasmado”, afirma su hijo Cristián.



Este encargo era su primer proyecto en Santiago de relevancia pública en más de tres décadas. Esto, porque desde fines de los 70, cuando regresó de su exilio en Inglaterra, sólo levantó comunidades residenciales en la capital, en comunas como Las Condes y La Reina.



Lugar de encuentro



Pese a que le encomendaron el diseño de un edificio para el municipio, Castillo Velasco decidió crear el plan maestro de un centro cívico que interviniera toda esa zona, donde además funcionan un liceo, una parroquia y varios servicios (ver infografía).


“Su idea fue generar un espacio que hiciera converger a todos los vecinos y que se convirtiera en un punto de encuentro”, explica su hijo.

Fue así como planteó emplazar, en la parte posterior del terreno, el corazón del proyecto: un edificio de tres pisos, hecho de hormigón y con revestimiento de ladrillos, detalle característico en sus construcciones. A futuro, esta edificación albergará la alcaldía y el Concejo Municipal, entre otras dependencias. “Es sencillo, amable y no rompe la escala del barrio”, cuenta Cristián.


A un costado de ese lugar, se deja un espacio disponible para erigir otro inmueble, destinado a diferentes servicios comunales, que se desarrollará a futuro.


La puerta de entrada a estos edificios será una plaza pública de 10 mil m2 que, además de áreas verdes, contará con una explanada para eventos, un auditorio, zonas de juegos y un paseo semipeatonal adoquinado, que conectará Av. Recoleta con el edificio consistorial.


Cristián Castillo asegura que el proyecto es fiel a la obra de su padre. “Es un lugar ‘para’ y ‘de’ la gente, al igual que las comunidades que desarrolló. En esas casas había un diseño inicial, pero luego conversaba con los ‘comuneros’ para saber qué los representaba. En este centro cívico hicimos lo mismo, reuniéndonos y escuchando a los funcionarios de la municipalidad”, asegura.


Al momento de morir, el diseño de esta obra estaba casi listo. Hoy son sus socios los encargados de terminarla y verla construida. La idea es partir con las obras este año. “Estamos haciendo todo lo posible para lograr el proyecto que el papá buscaba. El dejó su espíritu en esto”, remata su hijo Cristián.



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lunes, 22 de julio de 2013

El Santiago de Fernando Castillo Velasco



El ex alcalde de La Reina y ex intendente de Santiago murió el jueves pasado, en su casa, a los 94 años. Aquí, su testimonio inédito sobre la ciudad que imaginó y ayudó a construir el siglo pasado.

por Gabriela García - 21/07/2013 - 08:02



“Comencé en la arquitectura por instinto, a los 12 años: con chuzo y pala, abría hoyos en la Quinta Michita y hacía refugios subterráneos donde me escondía a fumar con mis amigos, sin que nadie me pillara.


De adulto, persistió mi afán de construir. Tras graduarme de arquitecto en la Universidad Católica, junto con Carlos Bresciani, Héctor Valdés y Carlos Huidobro, en los años 50, formamos una oficina con la que soñamos conjuntos habitacionales para la clase media, que promovían la relación entre los vecinos y la conexión con la naturaleza.


Sobre las Torres de Tajamar, recuerdo que surgieron cuando caminaba por el centro y me di cuenta de que había sitios eriazos al final del Parque Providencia. ¡Había que poner ahí un elemento que determinara la entrada hacia el barrio alto!

Levantamos unas torres que no entorpecieran la transparencia de la ciudad hacia la montaña. En el sexto piso de una dejé un hoyo, para que la gente que paseara por ahí pudiera ver el paisaje.

En esos tiempos, la cordillera no pasaba desapercibida para los arquitectos, como los que hicieron esa estúpida torre del Costanera Center. Recuerdo que tardamos mucho en construir esto, porque no había computador y hacer los cálculos era una locura. No había camiones que trasladaran el concreto en esos cilindros que van dando vuelta. Lo que se hacía era fabricar el hormigón en unos galpones y echarlo a un camión corriente. Adentro iba gente moviendo el concreto con una pala, para que no quedara inmovilizado. Sin grúas para llegar a esa altura, lo que utilizamos fueron cubos grandes para escalar.


La Villa La Reina nació cuando llegué a la alcaldía de La Reina, el año 64. Me encontré con un decreto de expulsión de los pobladores que vivían en los sitios eriazos cuidando la tierra de sus patrones. Me pareció terrible. Entonces me comprometí con todos los que no tenían casa a convertirlos en vecinos con los mismos derechos y obligaciones de todos. Me costó conseguir el terreno; muchos trámites. Hasta que llegué con la lista de 1.600 familias que elaboramos puerta a puerta con la Escuela de Arquitectura de la UC. La villa la construyeron los pobladores durante cinco años, en un terreno de 70 hectáreas en Av. Larraín. Se hizo ahí para que los pobres estuvieran adentro y no afuera de la ciudad, como ocurre ahora.


Con la Unidad Vecinal Portales tuve la convicción de que tenía que ser parte de la ciudad también. Pero el otro día, cuando se iniciaron trabajos de restauración, los vecinos me decían: ‘Nosotros hemos vivido el paraíso y el infierno aquí’. El paraíso era la solidaridad, los árboles, la vida en comunidad, la vista, el aire; la atrocidad, el Golpe, cuando los militares le quitaron toda colaboración a la villa. Era un parque público, ¡imposible que gente humilde pueda mantener un parque! Quedaron botados ahí, en esa obra emblemática del movimiento moderno de arquitectura en Chile.


Tuve un proyecto frustrado. Se llamaba Los árboles de Apoquindo y era una estructura innovadora en la esquina surponiente de Av. Apoquindo con Vespucio. La idea era poner un cimiento de hormigón de 15 metros de diámetro y luego un cilindro desde el que salían, recién a los 10 metros del suelo, cuatro aletas o vigas. Estas eran de un piso de alto y cada rama sostenía una vivienda que iba girando. Abajo había un área verde y locales de venta, arte y cultura. Pero cuando comenzamos a echar el concreto, el dueño de la firma llevó el proyecto a un congreso de ingeniería en Japón y se decidió que el edificio era inviable en un territorio sísmico. Fue una tontera que todavía no me explico. Yo sé que el edificio todavía estaría allí.


Yo quiero a Santiago, aunque hagan demasiados desastres en ésta. La ciudad debe ser un lugar muy humano, alegre y bello, pero si existe un hacinamiento de casas y edificios pierde toda el alma. Me preocupan las autopistas. La Costanera Norte la encuentro espantosa y se siguen sumando más, como la de Vespucio Oriente. No tiene derecho la autoridad a hacer planteamientos hechos por supuestos urbanistas que hacen idioteces. Esta avenida no es de alta velocidad, sino un anillo que reparte a los ciudadanos hacia el centro.


Sobre los malls, pienso que no hay ninguna razón para haber cambiado el sistema de barrios a edificios en altura, que sólo son puntos de encuentro más para el consumismo que para la calidad de vida, que es la base fundamental de mi trabajo. Ahora tenemos un auto detrás de otro y cada vez son menos útiles por la congestión. El manejo ha producido estrés en la gente, mucha soledad. Yo me desvelo pensando en cómo solucionarlo”.


La autora es periodista de revista Paula. Realizó una serie de entrevistas al fallecido arquitecto.

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viernes, 19 de julio de 2013

La relación que unió a Fernando Castillo Velasco con Violeta Parra



En 1965, el entonces alcalde de La Reina le regaló un terreno a la cantautora para que instalara su carpa, el mismo lugar donde se suicidó en 1967.

18/07/2013 - 16:51

El día del funeral de Violeta Parra, en su carpa de La Reina.
El día del funeral de Violeta Parra, en su carpa de La Reina.


"Violeta (Parra) buscaba desesperadamente un sitio eriazo donde poder ubicarla, pero ningún alcalde se entusiasmó con la idea. Un día, caminando, encontramos un sector del Parque La Quintrala que estaba despejado. Un claro rodeado de eucaliptos y encinas que a Violeta le fascinaron. Se lo regalé. Ella estaba muy agradecida".

Con estas palabras, el fallecido arquitecto y ex alcalde de La Reina, Fernando Castillo Velasco, rememoró hace un par de años el inicio de la relación que tuvo con la cantautora, a quien la impulsó a crear el espacio que tendría en los últimos años de su vida y que sería el escenario de su trágica muerte, en febrero de 1967.

La Carpa de La Reina estaba ubicada den un terreno de cuatro hectáreas, que limitaban por las calles Mateo de Toro y Zambrano (oriente), Aguas Claras (norte), La Cañada por el sur y Santa Rita por el poniente. Al arquitecto y alcalde le convenció el entusiasmo que Violeta tenía por crear un Centro Cultural dentro de una carpa donde pudiera mostrar sus creaciones y desarrollar sus ideas con libertad. Acababa de triunfar con su exposición en el Museo del Louvre y quería tener un contacto directo con el pueblo y también, ser reconocida.


En la carpa cedida por Castillo Velasco, Parra expuso sus recientes trabajos, cuadros y máscaras, dio recitales y presentaciones de grupos e invitados, cocinó y atendió al público, compuso canciones y grabó el disco Últimas Composiciones de Violeta Parra. Pero la historia dice que poco a poco, la gente empezó a dejar de ir a la carpa, y que el carácter y obstinación de Parra la fueron aislando de sus amigos y cercanos, incluyendo al arquitecto y alcalde.




Cuando se estrenó la cinta de Andrés Wood, Violeta se fue a los cielos, Castillo Velasco fue a verla y quedó profundamente impresionado. Y reconoció que al ver las escenas que mostraban a una Violeta al final de su vida, quizás meditanto su inminente suicidio, "uno se siente un poco responsable", como dijo a La Tercera.


Hay una escena en particular que refleja la impotencia del entonces alcalde por la avanzada soledad de la cantautora. En vista de que las cosas no marchaban, le sugiere dejar la carpa y probar suerte en otro lugar, a lo que la artista le responde ofreciéndole uno de sus cuadros. Castillo Velasco (el actor Marcial Tagle) lo acepta y se marcha. No se verían más.


"Tal vez la dejé demasiado solita en una empresa en la que puso tanto empeño y, bueno, no resultó. Pasadas las cosas, uno se arrepiente. En fin", recordó el arquitecto.


Después de la muerte de la cantautora, ocurrida el 5 de febrero de 1967, muchos de los objetos que estaban en la Carpa fueron repartidos entre su familia. Y sólo un año después, en 1968, la Universidad Católica con su rector, justamente Fernando Castillo Velasco, organizó el primer homenaje póstumo a la artista. El arquitecto eligió a la actriz Sonia Fuchs como encargada de montar las famosas arpilleras de Parra en la Casa Central de la UC.

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jueves, 18 de julio de 2013

Fallece el influyente arquitecto Fernando Castillo Velasco



El premio Nacional, militante DC, y ex alcalde de La Reina tenía 94 años. Diseñó la Villa Portales y las Torres de Tajamar, entre otras obras.

por La Tercera - 18/07/2013 - 14:35




Fernando Castillo Velasco:

A los 94 años falleció hoy el destacado arquitecto Fernando Castillo Velasco, Premio Nacional de Arquitectura 1983, militante DC, y alcalde emblemático de La Reina.

El profesional, uno de los más relevantes en ese ámbito de la segunda mitad del siglo pasado, fue un relevante impulsor de políticas públicas siendo alcalde, como la conocida Villa La Reina.

Castillo Velasco fue uno de los creadores de importantes obras arquitectónicas como las Torres de Tajamar y la Villa Portales, y además tuvo un rol como rector de la UC luego de la famosa movilización estudiantil de fines de la década del 60.

Como alcalde de La Reina, fue quien le entregó gratuitamente el terreno para que la cantautora Violeta Parra pudiera instalar su carpa en La Reina, a mediados de esa década, y apoyó permanentemente su gestión.

Cultor de una arquitectura con sentido social, dijo en una entrevista para la revista Plataforma Arquitectura, que "el arquitecto es el que está capacitado para pensar, proponer, en cualquier lugar, en cualquier consejo, y el ser arquitecto es un gran compromiso social".

Su exitosa labor profesional fue refrendada por su quehacer político, como el hecho de que en 1967, durante la reforma universitaria, se convirtió en el primer y único Rector de la Universidad Católica en ser elegido por la comunidad universitaria. Posteriormente, en 1994, fue Intendente de Santiago por 6 meses.

En sus últimas intervenciones, Castillo Velasco se mostró crítico con la expansión urbana de Santiago y otras ciudades del país. "Las ciudades están creciendo exactamente con todos los mismos errores que ha tenido Santiago. No hay criterios, y el urbanismo en esencia es criterio", dijo.

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Presidente del Senado y bancada DC expresan pesar por fallecimiento de Fernando Castillo Velasco

Muy afectado se mostró el presidente del Senado, Jorge Pizarro, luego de enterarse del fallecimiento del ex intendente, militante DC, y ex alcalde de la Reina, Fernando Castillo Velasco.


Pizarro señaló que "don Fernando no fue sólo un gran dirigente de la DC, sino que fue un artífice de todo el movimiento que permitió recuperar la democracia".


"Él es parte de nuestra historia y es un símbolo de la convivencia democrática en un país que venía convulsionado después de 17 años de dictadura. Es lamentable para todo el país su fallecimiento", agregó el parlamentario.


Por su parte, el jefe de la bancada de diputados DC Ricardo Rincón y el subjefe, Mario Venegas expresaron esta tarde sus condolencias públicas a la familia del arquitecto democratacristiano.


"La mirada de Fernando Castillo Velasco no sólo se plasmó en la arquitectura y el urbanismo, en comunidades de viviendas que permanecen y que reflejan una forma de vida fraternal y solidaria, sino en su testimonio de vida, un hombre sencillo, de gran vocación de servicio, notable, un gran aporte para nuestro partido y para el país", dijo Rincón.


El jefe de bancada agregó que "su notable aporte en el mundo del urbanismo y la arquitectura se une, también, a su defensa por los Derechos Humanos, a su cercanía con los estudiantes y a una propuesta de vida en comunidad que valoramos, y hacemos nuestra, recordando hoy su importante legado".

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