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jueves, 18 de julio de 2013

Fallece el influyente arquitecto Fernando Castillo Velasco



El premio Nacional, militante DC, y ex alcalde de La Reina tenía 94 años. Diseñó la Villa Portales y las Torres de Tajamar, entre otras obras.

por La Tercera - 18/07/2013 - 14:35




Fernando Castillo Velasco:

A los 94 años falleció hoy el destacado arquitecto Fernando Castillo Velasco, Premio Nacional de Arquitectura 1983, militante DC, y alcalde emblemático de La Reina.

El profesional, uno de los más relevantes en ese ámbito de la segunda mitad del siglo pasado, fue un relevante impulsor de políticas públicas siendo alcalde, como la conocida Villa La Reina.

Castillo Velasco fue uno de los creadores de importantes obras arquitectónicas como las Torres de Tajamar y la Villa Portales, y además tuvo un rol como rector de la UC luego de la famosa movilización estudiantil de fines de la década del 60.

Como alcalde de La Reina, fue quien le entregó gratuitamente el terreno para que la cantautora Violeta Parra pudiera instalar su carpa en La Reina, a mediados de esa década, y apoyó permanentemente su gestión.

Cultor de una arquitectura con sentido social, dijo en una entrevista para la revista Plataforma Arquitectura, que "el arquitecto es el que está capacitado para pensar, proponer, en cualquier lugar, en cualquier consejo, y el ser arquitecto es un gran compromiso social".

Su exitosa labor profesional fue refrendada por su quehacer político, como el hecho de que en 1967, durante la reforma universitaria, se convirtió en el primer y único Rector de la Universidad Católica en ser elegido por la comunidad universitaria. Posteriormente, en 1994, fue Intendente de Santiago por 6 meses.

En sus últimas intervenciones, Castillo Velasco se mostró crítico con la expansión urbana de Santiago y otras ciudades del país. "Las ciudades están creciendo exactamente con todos los mismos errores que ha tenido Santiago. No hay criterios, y el urbanismo en esencia es criterio", dijo.

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Presidente del Senado y bancada DC expresan pesar por fallecimiento de Fernando Castillo Velasco

Muy afectado se mostró el presidente del Senado, Jorge Pizarro, luego de enterarse del fallecimiento del ex intendente, militante DC, y ex alcalde de la Reina, Fernando Castillo Velasco.


Pizarro señaló que "don Fernando no fue sólo un gran dirigente de la DC, sino que fue un artífice de todo el movimiento que permitió recuperar la democracia".


"Él es parte de nuestra historia y es un símbolo de la convivencia democrática en un país que venía convulsionado después de 17 años de dictadura. Es lamentable para todo el país su fallecimiento", agregó el parlamentario.


Por su parte, el jefe de la bancada de diputados DC Ricardo Rincón y el subjefe, Mario Venegas expresaron esta tarde sus condolencias públicas a la familia del arquitecto democratacristiano.


"La mirada de Fernando Castillo Velasco no sólo se plasmó en la arquitectura y el urbanismo, en comunidades de viviendas que permanecen y que reflejan una forma de vida fraternal y solidaria, sino en su testimonio de vida, un hombre sencillo, de gran vocación de servicio, notable, un gran aporte para nuestro partido y para el país", dijo Rincón.


El jefe de bancada agregó que "su notable aporte en el mundo del urbanismo y la arquitectura se une, también, a su defensa por los Derechos Humanos, a su cercanía con los estudiantes y a una propuesta de vida en comunidad que valoramos, y hacemos nuestra, recordando hoy su importante legado".

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viernes, 30 de diciembre de 2011

El sueño de Klotz en la isla

sábado 31 de diciembre de 2011






Juan Fernández no sólo representa para el arquitecto Mathias Klotz el terrible recuerdo del accidente aéreo de septiembre pasado, en el que murieron varios de sus amigos. A tres kilómetros al este de San Juan Bautista se encuentra Crusoe Island Lodge, proyecto hotelero que lo ha tenido ocupado desde que se enamorara del lugar cuando lo visitó post tsunami.

Texto, Jimena Silva Cubillos
Fotografías, Guy Wenborne












De no ser por el tsunami de febrero de 2010, Mathias Klotz, Cristián Concha y Cristián Goldberg no se hubieran convertido en dueños del Crusoe Island Lodge, uno de los pocos hoteles que hoy opera en la isla Robinson Crusoe, en el archipiélago de Juan Fernández. Arquitecto el primero e ingenieros los dos últimos, se conocieron en ese paradisíaco lugar en abril del año pasado, cuando asistieron a la inauguración de la escuela modular, edificada tras la gestión del grupo Desafío Levantemos Chile, entidad en la que colaboran de manera activa. Goldberg y Concha participaron directamente en esa obra, pues además son socios de Tecno Fast, firma especialista en construcciones modulares, mientras que Klotz es un nombre conocido en la arquitectura y también ha tenido un rol importante en materia de reconstrucción post terremoto y tsunami, a través del diseño de locales comerciales y casas en distintos puntos de Chile.

Fue Mathias Klotz quien volvió dos semanas después con la misión de buscar un sitio para desarrollar juntos un proyecto hotelero a orillas del mar. "Vi algunos en el pueblo y también una concesión marítima en un terreno vecino a este hotel -llamado El Pangal, hoy rebautizado como Crusoe Island Lodge-, con un frente maravilloso. Presentamos la solicitud pero en cuanto me contaron que la antigua hostería Pangal estaba a la venta, decidimos comprarla para probar si funciona la idea de montar una operación turística de alto nivel en una isla que tiene problemas de conectividad y muy poca mano de obra", explica el arquitecto y decano de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales.

Rápidamente contactaron a Carlos Griffin y Michelangelo Trezza, dueño y arrendatario de esa otra concesión marítima y, pese al aislamiento, en seis meses reacondicionaron la propiedad ubicada a tres kilómetros de San Juan Bautista, el único lugar habitado de la isla Robinson Crusoe. "No sé cómo hizo Griffin para levantar la hostería hace más de cuarenta años si allá hasta contar con una caja de clavos es un hazaña. Tuvimos que trasladar los materiales y organizar cuatro expediciones de maestros para la obra", agrega Klotz, quien estaba en la isla cuando ocurrió el accidente aéreo de septiembre pasado. "Fue algo horrible que generó mucho impacto. Todos nos concentramos en eso y se dilató un poco la puesta en marcha del lodge".

Edificada a casi 30 metros sobre el nivel del mar, en la bahía Pangal, ésta fue una de las escasas construcciones que no se llevó el tsunami que devastó al poblado emplazado en la bahía de Cumberland. Por fortuna, no fue objeto de las olas de quince metros de altura. "No obstante el hotel era un desastre. Acusaba el paso de los años y la falta de mantención", dice Klotz. "Esto partió porque pese a que la isla estaba en muy malas condiciones, todos nos enamoramos de ella. Es un destino único, y aún muy poco explotado. Hemos involucrado mucho sentimiento en este proyecto; comprar la concesión y reacondicionar el hotel es otra forma de ayudar en la reconstrucción. Además, creemos que hay que hacer cosas en el rubro del turismo para que Chile tenga patria", sostiene Concha.

A juicio de Klotz se trata de un edificio bonito, bastante simple y esencial, hecho en madera de pino -"probablemente de la misma isla"-, sobre zócalos de piedra. Data de fines de los ´60, tiene 1.200 m² y está compuesto por dos volúmenes de marcada horizontalidad, lo que le confiere al inmueble una imagen media wrightiana. "Tenía una ampliación reciente muy mal hecha, que parecía un parche. De hecho estaba habilitada en forma parcial porque quedó a medio terminar. Lo que hicimos fue hermanar el hotel en cuanto a arquitectura, restaurando lo que tenía valor y rehaciendo lo que estaba dañado", sintetiza el arquitecto. Así, por ejemplo, tanto en el interior como el exterior recuperaron e impregnaron las maderas, y rehicieron la cocina, considerando una ampliación para contar con área de lavandería y comedor, baño y lockers para el personal. "Era un modelo hotelero antiguo que no contemplaba buenas áreas de servicios para sus trabajadores ni ricas camas para los huéspedes porque se manejaba como una casa grande que recibía visitas regularmente", explica el empresario Cristián Concha.

Según comentan los socios, este proyecto ha resultado más complicado y caro de lo que pensaban. "Seguro nos habría salido mucho más barato hacer un hotel nuevo porque hemos invertido bastante en arreglarlo y modernizarlo, sobre todo en asuntos funcionales. Tuvimos que hacer una línea de tres kilómetros para conectarnos al sistema eléctrico del pueblo, ya que la hostería operaba con generador propio, e instalamos termos eléctricos en reemplazo del único cálefon que temperaba el agua de toda la propiedad". Del mismo modo, para aumentar la seguridad y reducir los tiempos de traslado de los pasajeros entre el aeródromo y el hotel, compraron dos embarcaciones zodiac que reemplazaron a los tradicionales pero rudimentarios botes de pescadores.

Tomando en cuenta que en la sencillez de sus formas y materiales originales radica el encanto de esta propiedad, al momento de decorar el Crusoe Island Lodge los socios acordaron no alterar esa esencia ni saturar los espacios. Mathias Klotz dio las directrices a las arquitectas Carolina Del Campo y Nicole Labbé, y ellas se encargaron de la ambientación. "Querían algo sencillo, práctico y con cierto grado de diseño. Faltaban los elementos intermedios entre el edificio y los muebles, pero lo cierto es que tampoco había que inventar la pólvora porque este es un lodge en un lugar remoto y no un hotel de lujo", explica Carolina, quien junto a Nicole, básicamente escogió lámparas Tolomeo, cojines de lino y pieceras de lana de oveja de Contacto Andes para las quince habitaciones, "peras" De Waco Mimbre para las terrazas y cerámicas en gres de Lise Moller como parte de la vajilla y de los accesorios de baños.

El estar comedor, donde Mathias Klotz ya había puesto sillones y sofás de fibras naturales de Saccaro, lo complementaron con sillas y bancas hechas en madera y cuero que datan de los primeros años del Pangal. "Hicimos el ejercicio de reciclar elementos que estaban en el hotel porque eso le da una carga especial a los ambientes. Por lo general trabajamos así porque el borrón y cuenta nueva deja sin historia a las lugares", acota Nicole Labbé.

Texto, Jimena Silva Cubillos Fotografías, Guy Wenborne.
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jueves, 24 de noviembre de 2011

Santiago Centro se remoza: casonas de 1860 se convertirán en bulevar

LA TERCERA EDICION IMPRESA |
jueves 24 de noviembre de 2011

El proyecto restaurará el ex Club Domingo Fernández Concha y la Casa Goycolea, en calle Compañía.



por Cristián Labarca B.

En julio de 1952, un incendio se ensañó con el Club Domingo Fernández Concha, sede de las oficinas del Partido Conservador. Pero no ha sido el fuego el peor enemigo de este palacete neoclásico construido en 1860. El último terremoto lo dejó con serios daños estructurales y, mucho antes, quienes allí habitaron, simplemente, lo desvalijaron.





El arquitecto Rodrigo Pérez de Arce -contratado por la inmobiliaria Angostura (empresa familiar administrada por Santiago Urzúa y sus siete hijos)- cuenta que se llevaron molduras de madera, puertas y ventanas, el piso y las placas de mármol. "Es decir, no sólo tenemos el daño sísmico, sino que además el causado por esta suerte de vandalismo", apunta Pérez de Arce. Precisamente así luce hoy: devastado.

Este escenario cambiará, y en eso están Urzúa y sus hijos desde el 2009, cuando compraron la propiedad al Arzobispado de Santiago y se embarcaron en esta aventura, que ya recibió su primer espaldarazo. Hace dos semanas fue reconocido como uno de los 31 proyectos ganadores del Programa de Reconstrucción Patrimonial del Consejo de la Cultura.

Eso significa que en diciembre recibirá $ 120 millones que -al ser una propiedad particular- servirán sólo para recuperar la fachada del edificio de calle Compañía 1263 (entre Teatinos y Morandé), ya que el CNCA la considera "elemento relevante de la Zona Típica del centro de Santiago".

Otros $ 116 millones beneficiarán a la Casa Goycolea, colindante con la anterior y también de propiedad de Urzúa, quien señala: "Este aporte, sumado al de privados -otros $ 400 millones-, nos ayuda mucho y permite acelerar las obras, por lo menos la etapa de las casonas".

Juntas suman 3.500 mt2 que, de concretarse los planes, cambiarán la cara de ese sector de Santiago.

El club de señoras

El proyecto de Urzúa es pilotado por Rodrigo Pérez de Arce, el mismo que diseñó la remodelación de la Plaza de Armas y que ahora está en la terna finalista del concurso para construir el nuevo parque del Estadio Nacional.

El arquitecto adelanta que este lugar será parte de un circuito público, un paseo que enlaza en la parte posterior de estas casas con el pasaje Sótero del Río, la antigua calle del Sereno. "Es un espacio de corazón de manzana, tranquilo y muy bien ubicado", describe Pérez de Arce.

No es difícil imaginarlo en un futuro próximo a pasos de otros proyectos en similar proceso de mejora: la plaza Montt Varas -frente al Palacio de Tribunales-, el hotel City y la mansión de la familia Larraín Zañartu en calle Morandé (futuro Espacio M).

Habrá restaurantes, librerías y una galería de arte, en un proyecto comercial y cultural denominado Paso del Sereno, que rescatará una secuencia de tres patios interiores que Pérez de Arce valora especialmente: "Estamos recuperando la ciudad de patios del siglo XIX. El centro de Santiago tiene calles, pasajes comerciales y sistemas de patios. Hoy quedan pocos, y el de esta casa es particularmente interesante, recuperable y original: no hay otro con estos salones circulares, este sistema de zaguanes y jardín bajo nivel", dice.

La idea es aprovechar que en frente funciona la Facultad de Arte de la Universidad de Chile (donde uno de los hijos de Urzúa estudia Composición) y potenciar una oferta musical. "De hecho, desde acá se escucha a los músicos ensayando, y eso le da una cosa mágica a este lugar", dice Paula Urzúa, gestora del futuro centro cultural.

Se recuperarán, además, los antiguos salones del segundo piso de la Casa Goycolea: 400 mt2 que se encuentran en mejores condiciones que su vecina. Hacia calle Catedral se construirán 400 estacionamientos subterráneos en cuatro niveles y se destinarán 2 mil mt2 a locales comerciales, enfatizando la gastronomía y los vinos chilenos. "Nos gustaría darle un espacio destacado a la obra de Violeta Parra", propone Santiago Urzúa. "Nos interesa juntar lo antiguo con lo nuevo, una comunión no usual en Chile. En ese sentido, nos sentimos pioneros", agrega Paula Urzúa.

La gestora se entusiasma porque sabe que la historia atraviesa al inmueble: fue diseñado para la familia Ovalle Vicuña por Lucien Henault, arquitecto invitado a Chile en 1856 por el almirante Blanco Encalada. Además de albergar al Partido Conservador, cobijó al Club de Señoras de Santiago, fundado en 1915 por Delia Matte, Inés Echeverría (escritora que bajo el seudónimo de Iris sorteó los prejuicios de la época), Elvira Santa Cruz (Roxane), Luisa Lynch y Amanda Labarca.

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viernes, 12 de noviembre de 2010

Inician restauración del Palacio Falabella, la casona familiar que se convirtió en municipio

http://www.latercera.com/
viernes 12 de noviembre de 2010

El antiguo edificio, construido en 1924 por el arquitecto italiano Guillermo Mancelli, sufrió diversos daños producto del terremoto. Los trabajos, que tienen un costo superior a los $ 190 millones, debieran estar finalizados en marzo.

por Angela Neira

Era una de las casonas más llamativas y elegantes de la antigua población Providencia. Y es que cuando Arnaldo Falabella, dueño de una de las sastrerías más importantes de la ciudad, mandó a construir el palacio al arquitecto italiano Guillermo Mancelli, se imaginó una gran casona que reinterpretara el estilo renacentista del siglo XV, que pudiera albergar grandes tertulias y fiestas, y que le permitiera recibir a sus familiares.



Lo que jamás pensó el empresario, era que la mansión se transformaría en monumento histórico, y menos, que albergaría las dependencias de la Municipalidad de Providencia, recinto que hace algunos meses sufrió diversos daños en su estructura a raíz del terremoto.

Pero la historia del palacio se inicia a fines del siglo XIX, cuando el rostro de Santiago inició su transformación: la creación de nuevas avenidas trajo consigo la creación de proyectos inmobiliarios. El arquitecto Josué Smith del Solar -quien diseño el Club Hípico- fue uno de los primeros en comprar allí y construir una pequeña casa. Pero la distancia de su oficina, lo llevaron a vender el terreno. El interesado fue Arnaldo Falabella, un conocido empresario, de ascendencia italiana, que mandó a construir el palacio en 1924 al arquitecto Mancelli, quien se inspiró en la arquitectura florentina del Palacio Strozzi, de Maiano, y la del Palacio Rucellai, de Alberti.

La edificación contaba con un zócalo donde se ubicaba la sala de juegos y para fumar, además de una planta principal y segundo piso.

Sus vitrales, grandes lámparas, columnas de mármol, y mosaicos hechos por Aristdemo Lattanzi, lo hacían el lugar perfecto para celebraciones como el Festival de la Primavera -donde una de sus hijas fue reina- y el matrimonio de Matilde Falabella, donde asistieron 1.500 invitados.

Entre las historias, se cuenta que cuando el marmolista Botinelli le entregó el valor de lo gastado, Falabella le habría arrojado un guante en señal de retarlo a duelo. Lo que no sabía, era que Botinelli era experto en duelos y coleccionista de armas. Ante ello, el empresario habría echado a correr el rumor de que era un duelo de quién comía más pastas, ya que ambos eran italianos.

Pero la crisis económica, hizo que Falabella se olvidara de los lujos y arrendara la propiedad a la Embajada de México. Tras ello, el palacio se vendió al empresario Manuel Cruzat, quien debido a los altos gastos lleva la casona a remate. Pese a que la Embajada Soviética ofreció el doble, finalmente se le otorgó el palacio a la Municipalidad de Providencia. Así, en 1948, la casona se transformó en el edificio consistorial, siendo su alcalde Guillermo Martínez.

La restauración

Tras obtener los permisos del Consejo de Monumentos Nacionales, el municipio inició los trabajos de restauración hace unas semanas. Jorge Atria, profesor de la U. Central y encargado del proyecto, cuenta que los principales daños estaban en la planta principal y en el segundo piso, donde se produjeron grietas, fisuras y microfisuras. "Aquí hay daños por este terremoto, pero también de reparaciones (que se hicieron) para el terremoto del 85", afirma.

A ello se suma la destrucción de las balaustradas (barandas) que están en los remates superiores y terrazas, "lo que es un peligro para la gente que pasa cerca". También están dañados el gran vitraux o lucernaria ubicados al centro de la casona.

Todo ello significará una inversión superior a los $ 190 millones. El alcalde, Cristián Labbé, afirma que los trabajos de restauración debieran estar finalizados en marzo, "momento en que esperamos nuevamente volver a nuestro edificio".

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