V/D
Vida urbana
Sábado 31 de Octubre de 2009
Texto, Constanza Toledo Soto Fotografías, Viviana Morales
Desde elegantes carruajes hasta modernas orugas del Transantiago ha visto pasar por su puerta, en sus 240 años, la Casa Colorada. Construida en 1769, la que sucesivamente fuera residencia de Mateo de Toro y Zambrano, cuartel general del ejército patriota, primera galería comercial capitalina y, desde los ochenta hasta hoy, el Museo de Santiago, ha sido testigo de numerosos cambios citadinos.
Sábado 31 de Octubre de 2009
Texto, Constanza Toledo Soto Fotografías, Viviana Morales
Desde elegantes carruajes hasta modernas orugas del Transantiago ha visto pasar por su puerta, en sus 240 años, la Casa Colorada. Construida en 1769, la que sucesivamente fuera residencia de Mateo de Toro y Zambrano, cuartel general del ejército patriota, primera galería comercial capitalina y, desde los ochenta hasta hoy, el Museo de Santiago, ha sido testigo de numerosos cambios citadinos.
En esta casona se organizó la primera Junta Nacional de Gobierno en 1810. Será, por así decirlo, el epicentro del bicentenario. Razón de más para festejar en grande. Y por lo mismo, quienes trabajan en el museo plantean algunas iniciativas para que las instalaciones de la casona estilo colonial sean restauradas.
Hace tres años su director, Andrés Mosqueira, comenzó a trabajar junto a Carlos Vasconcellos y Paulina Galaz –arquitecto y sectorialista de la Municipalidad de Santiago respectivamente–, en un par de ideas bien básicas: mejorar las antiguas maderas y dar solución a algunas goteras que afectan el edificio. Sin embargo, poco a poco se fue armando un plan de rescate arquitectónico mucho mayor. Si la casa había permanecido 200 años casi intacta, ¿por qué no podría durar 100 años más? Bajo esta premisa el trío de profesionales puso manos a la obra, con el apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales y el Centro Nacional de Restauración y Conservación.
La reparación de los techos es uno de los temas más importantes. Sacando las tejas, para luego volver a instalarlas tal como estaban, se podrá limpiar y eliminar la basura acumulada al interior de la techumbre, donde antiguamente solía ponerse una mezcla de barro y paja que servía como aislante. También el sistema eléctrico se renovará completamente. Como la casa se levantó cuando no existía electricidad, con el tiempo se incorporaron luces muy precarias y, mucho más tarde, instalaciones algo más avanzadas. De todos modos aún se requiere un cambio con tecnología de punta. En esto trabajaron con el iluminador Pascal Chautard quien, además de mejorar el sistema, puso en valor la estética de las salas y de las piezas que allí se exhiben a través de una moderna iluminación general y otra direccionada.
A las intervenciones se suman el zaguán y la fachada. Ésta última contará con la limpieza de la piedra y la recuperación del revoque de adobe. Asimismo, la madera de pisos, vigas, puertas y ventanas será recuperada o definitivamente repuesta en las zonas que así lo requieran.
Pero lo fundamental de este plan es que la configuración y estilo original de la construcción serán conservados. Se aprovecharán mejor los espacios a partir de una redistribución de los ambientes. Habrá cinco salas de exhibición, un auditorio para 60 personas, una pinacoteca y un área patrimonial dedicada exclusivamente a la historia de la Casa Colorada.
El proyecto está listo, el plazo vence este 31 de diciembre y ya se postuló a un financiamiento de 400 millones de pesos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Una primera etapa técnica ya fue aprobada por el Consejo de Monumentos Nacionales, la segunda está en proceso de revisión, pero fuentes del municipio señalan que “va todo muy bien encaminado”.
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