La Segunda online
Jueves 27 de Mayo de 2010
Fuente :Por Andrés Nazarala R., La Segunda
''El asunto es serio, pero solucionable'', asegura el arquitecto a cargo del equipo de especialistas que trabaja arduamente, reparando los daños causados por el terremoto. Se aprovechará también de sacar la alfombra de la sala principal, por razones acústicas.
No es conveniente que los abonados del Teatro Municipal se acerquen por estos días al edificio construido en 1857 por Francisco Brunet des Baines y Augusto Charme, simplemente porque el impacto visual puede ser fuerte. Butacas en el hall, andamios y cintas por todas partes, hoyos donde antes estaba el piso... En definitiva, rastros de una reparación que podríamos comparar con la cirugía total de una persona afectada por múltiples problemas de salud. Lo importante es que el pronóstico es positivo.
"Los daños del terremoto fueron bastante severos. 26% del edificio tiene problemas, según el calculista. El asunto es serio, pero solucionable", asegura en terreno el arquitecto Escipión Munizaga, quien desde el 15 de marzo trabaja junto a un equipo compuesto por su hijo (también arquitecto), un restaurador y alrededor de 60 obreros que operan contra el tiempo. Es que si la reparación del Colón de Buenos Aires tardó cuatro años, la del Municipal está sometida a una agenda de locos: todo debe estar listo antes del 4 de agosto, fecha escogida para la gran reapertura. Será una gala solidaria cuyo programa contempla lírica y ballet. Y aunque la entrada principal tomará más tiempo en ser restaurada, se habilitará un ingreso lateral, donde antes estaba el Tavelli.
"El daño es de dos tipos: estructural y de restauración. Lo complicado de esto es que, siendo un elemento en el que la decoración prima, hay que tener mucho cuidado con tratar de hacerlo como era originalmente y de la mejor manera posible", aclara Munizaga, quien ha catastrado alrededor de 350 grietas.
Los principales daños están en la parte superior de la fachada y en la sala principal. "Estamos haciendo una nueva estructura de base y cambiaremos todo el piso. Se va a eliminar la alfombra, porque acústicamente no responde bien", cuenta el arquitecto antes de mostrar las profundidades que se extienden bajo nuestros pies o, si se quiere, las entrañas de un edificio que carga con 153 años de existencia.
Otro problema que debe ser solucionado es el sistema eléctrico del teatro. El terremoto dañó las instalaciones, lo que, para el equipo, se trata de un complicación importante.
"Hemos descubierto cosas que no sabíamos que existían"
Para Escipión Munizaga hijo la experiencia ha sido intensa pero ha funcionado como una cátedra de arquitectura o una verdadera exploración arqueológica. Todo se debe a que ya no existen los planos originales del edificio, declarado como Monumento Nacional. "Todos hemos ido aprendiendo. Hemos descubierto cosas que no sabíamos que existían", cuenta con asombro, señalando estructuras que estaban escondidas detrás de lo visible. Nada raro en una construcción que ha sobrevivido a varias catástrofes y, por lo tanto, ha sufrido muchas intervenciones. "Tenemos, por un lado, la presión de avanzar rápido y, por otro, esas cargas icónicas del patrimonio que tienes que trabajar con cuidado. Hay que buscar equivalentes en mezclas que ya no se hacen, ya no existe el know how ", explica el arquitecto.
Conscientes del comportamiento de la naturaleza en este lado del mundo, los Munizaga están realizando además un completo informe y catastro de estructuras a medida que trabajan. Será un documento fundamental y necesario para los restauradores del futuro.
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