sábado 12 de Junio de 2010
V/D
A través de una intervención en la fachada del Palacio Pereira, un arquitecto y un artista visual esperan hacernos ver que el estado del edificio era malo incluso antes del terremoto.
El riesgo de derrumbe en el interior es tan grande que Miguel y Jorge tuvieron que firmar un documento en que se reponsabilizan por los accidentes que puedan sufrir.
Texto, Pablo Andulce Troncoso.
Imágenes, gentileza Miguel Jara Yurazeck
Jorge González tiene 27 años y ha participado en varios proyectos que vinculan la arquitectura y el arte. Miguel Jara tiene 23 y se ha desarrollado en el campo de la fotografía y la instalación. Confían en que la combinación de sus talentos les permitirá ganar el Fondart en agosto.
En los días que siguieron al terremoto del 27 de febrero, quienes pasaron por fuera del Palacio Pereira -en la esquina de San Martín con Huérfanos- no notaron grandes diferencias. Estaba prácticamente en las mismas condiciones en que podrían haberlo visto el día 26, el 25 o hace varias décadas: convertido en una ruina lamentable. "La negligencia que ha sufrido es tan brutal como un terremoto", explican Miguel Jara y Jorge González. Precisamente por su triste fama de emblema de la mala conservación de los monumentos nacionales, lo escogieron para realizar una intervención urbana.
Miguel es licenciado en Artes Visuales y Jorge, arquitecto; ambos estudiaron en la Universidad de Chile. Sus respectivas facultades y algunos privados -CCU, Arteknia y Paulina Sir- los apoyan en el proyecto con que postulan a la línea de Conservación y Difusión del Patrimonio Cultural del Fondart. La intervención que proponen consiste en interrumpir el ritmo del deterioro restaurando uno de los módulos o franjas verticales que se repiten veinte veces en la fachada que da a San Martín. Eso Implica retirar todos los ornamentos -fierros y cantería- para que sean reparados en talleres especializados y vuelvan a verse como en su época de mayor esplendor.
Paula Sir y Arteknia aportarían iluminando el edificio, particularmente la franja restaurada para aumentar el efecto dramático de la operación; el contraste entre "así es" y "así fue". El proceso completo sería documentado en un catálogo. Con este ejercicio estético de fácil lectura, que remite a artistas como Gordon Matta-Clark y Alfredo Jaar, esperan generar "ruido social" respecto al estado de nuestro patrimonio arquitectónico.
La mansión neoclásica fue diseñada por el arquitecto francés Ambroise Henault en 1872, para ser el hogar del ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Jorge Montt, Luis Pereira Cotapos. Posteriormente pasó por las manos del Arzobispado de Santiago, la Caja de Empleados Públicos, el Liceo Nº 3 de Niñas y hasta una inmobiliaria que la puso en arriendo subdividido en locales comerciales. En 1981 -cuatro meses antes de ser declarada Monumento Nacional- fue adquirida por la inmobiliaria de Raúl de Río, que autorizó llevar a cabo el proyecto de estos jóvenes.
Texto, Pablo Andulce Troncoso. Imágenes, gentileza Miguel Jara Yurazeck.
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