domingo, 5 de junio de 2011

Muere en Marruecos Claudio Bravo, el más destacado pintor chileno de los últimos años

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Lunes 6 de Junio de 2011

El artista falleció en Marruecos, donde residía, a causa de un ataque de epilepsia, enfermedad que recién este año le había sido diagnosticada.
Bravo desarrolló su carrera con el mundo entero como objetivo y plataforma, llegando a transformarse en el más internacional artista chileno de los últimos años.


Foto: El Mercurio

SANTIAGO.- A causa de un ataque de epilepsia falleció este sábado en Marruecos el pintor chileno Claudio Bravo, de 74 años, considerado uno de los más trascendentes artistas plásticos que ha dado nuestro país, y el más relevante pintor chileno de las últimas décadas.

A Bravo, quien estaba radicado en el país africano desde 1972, le había sido diagnosticada la enfermedad recién este año, y ya había comenzado a tratársela. Aún no existe precisión en torno a la realización de sus funerales, pero es prácticamente un hecho que los restos del artista serán sepultados en el país en que vivió en las últimas décadas.

Allí tenía cuatro casas, entre las cuales una mansión en Tánger era su residencia principal. Sin embargo, la muerte lo sorprendió en el inmueble que poseía en la localidad de Taroudant.

Con su celebrada técnica hiperrealista, Bravo se transformó en uno de los pintores más destacados de las últimas décadas a nivel internacional, con obras que llegaron a venderse en cifras millonarias, y que hoy cuelgan en las paredes de los principales coleccionistas del mundo.

La trayectoria de Bravo comenzó con sus primeros estudios en academias de Santiago, cuando apenas rondaba los diez años. A partir de entonces, su historia siguió un curso que lo llevaría a los más altos escalones del arte en Chile y el mundo, con una trascendencia sólo comparable a la que antes alcanzara una figura como Roberto Matta.

Claro que Bravo se consideraba varios escalones más arriba que el pintor surrealista, como lo expresó en una entrevista que ofreció a "El Mercurio" en 2009. "Me siento muy por encima de todos los pintores latinoamericanos. Soy el más importante del continente y el más cotizado en el mercado internacional hace mucho tiempo. Matta muerto no llega a mis precios de vivo (...). Está demostrado que, en el terreno artístico internacional, me como vivo a Matta", dijo sin temor a la polémica.

En esa misma entrevista habló de su relación con Chile. "Aún me queda un sucedáneo de hermano: Benjamín Lira, a quien yo considero el mejor pintor chileno después de mí. Pero perdí lazos familiares y sentimentales, y Chile es demasiado lejos. Vendí pésimo y la plata la regalé a dos instituciones de caridad. Pero si hoy me hacen una retrospectiva importante, ¡soy hasta capaz de quedarme quince días!", contó con cuotas de humor.

Pero si la relación con su país de origen pasó por períodos de distancia, el mayor reencuentro vino en 1994, con la primera exposición individual que hizo en el Museo de Bellas Artes. La muestra se transformó en una de las más visitadas del recinto ubicado en Parque Forestal, y posicionó definitivamente a Bravo en el lugar mayor que ocupa en el mundo artístico chileno.

He cumplido con mis dones

Tras un inicio profesional en los años 50, que además de exposiciones lo tuvo con incursiones en la danza y el teatro, Bravo se estableció en Madrid en los años 60, donde alcanzó fama como retratista.

Fue ése el inicio del perfil que le daría fama: Su asombrosa capacidad para reflejar la realidad de manera transparente, sin distorsiones, por lo que a la hora de calificarlo en una corriente la opción nunca fue otra que el hiperrealismo.

Desde los 70, en tanto, sus obras comenzaron a llegar a los principales museos y galerías del mundo, en ciudades caracterizadas por albergar y catapultar vanguardias artísticas, como Nueva York y Londres.

A partir de entonces su lugar en las más altas esferas del mundo del arte se consolidó, por lo que sus obras eran presencia habitual en las subastas de arte latino y otras realizadas por casas como Christie's y Sotheby's. La última de ellas fue a fines de mayo, donde uno de sus cuadros se vendió en 482.500 dólares.

La muerte sorprendió a Bravo en plena actividad, pero según confesó en 2009 la idea de ésta ya no le era lejana. "Estoy preparado para morir, si le viene la gana a Dios. Morir terminará con mi angustia de la creatividad, será acostarme y dormir bien eternamente. Estoy listo porque he cumplido con mis dones".

Imágenes y obras del recorrido del legendario artista

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lunes 6 de junio de 2011

Muere Claudio Bravo, el pintor realista chileno mejor cotizado en el mundo

Dos infartos terminaron con su vida en Marruecos, donde vivía desde 1972. Fue un artista extremadamente virtuoso. Logró reunir a 200.000 personas en el Bellas Artes en 1994, vendió obras en millones de dólares y se codeó con la realeza y nobleza europeas. Fue una figura amada y odiada por la crítica.

Daniela Silva, Constanza Rojas, Ignacio Palma y Marilú Ortiz de Rozas



Apenas tenía 11 años cuando empezó a dibujar. Entre los caballos y trigales del fundo de Melipilla donde creció -había nacido en Valparaíso-, tomaba un libro y empezaba a tirar líneas. Entre ensayo y ensayo, también escribía. Ya en ese entonces Claudio Bravo (74) tenía claro que aspiraba a ser el artista más famoso del mundo. Así creció. Aunque su padre jamás aprobó que se dedicara al arte, lo primero que hizo fue estudiar con Miguel Venegas Cifuentes. En los sesenta, afincado en Concepción, se hizo rápidamente un nombre como retratista. Pero quiso más. Voló a Europa para tener contacto con la escuela realista de los grandes, y en pocos años quedó a cargo de inmortalizar a la alta nobleza y a la aristocracia española. Tanto, que llegó a ser amigo de los reyes borbones. Entrando en los años 70 marcó un hito con su exitoso tránsito por las naturalezas muertas. Sólo objetos cotidianos y sencillos que llevó a la tela con extrema minuciosidad. Abrumado por su éxito como retratista en España, decidió radicarse en Marruecos. El mismo país en que murió este sábado tras sufrir dos infartos en su monumental casa, ubicada en Taroudant.



Estaba acompañado de sus asistentes y su secretario personal, Bashir, y venía llegando de un viaje a París. Ahí había consultado a un cardiólogo, quien lo alertó sobre el delicado estado de su corazón, pero ese preinfarto se transformó en algo inmanejable. "Estoy preparado para morir, si le viene la gana a Dios. Morir terminará con mi angustia de la creatividad, será acostarme y dormir bien eternamente. Estoy listo porque he cumplido con mis dones. Aunque conservo la pretensión de creer que aún puedo crear cosas maravillosas, no estoy agarrado a la vida", había confesado en una de sus últimas entrevistas.

"Su cuerpo descansará ahí mismo. Lo enterrarán dentro de ese parque enorme, donde están las cerámicas antiguas de Marruecos que él usaba para pintar", afirma la galerista Ana María Stagno, quien representaba al artista en Chile y participó en la organización de la histórica retrospectiva que presentó en el Museo de Bellas Artes (1994). Ayer, la noticia fue comunicada a través del sitio web del pintor y se propagó rápidamente por redes sociales como Twitter, plataforma que usó el artista Gonzalo Cienfuegos. "Es una gran pérdida para el arte latinoamericano, internacional y chileno. Gigantesca, porque es un hombre que tenía mucho que transmitir, que entregar a las nuevas generaciones. Nunca impartió clases institucionales, pero fue un gran maestro. Sus comentarios eran muy asertivos y oportunos. Era una persona fuerte, exigente, aguda y muy refinada. Por eso, además, llegó a ser uno de los pintores más caros del mercado del arte mundial. Hizo una carrera notable", comentó Cienfuegos.

Eso, Bravo lo sabía muy bien. Más que bien. Aunque confesó que era demasiado sentimental, asumiendo que ése era su mayor defecto, siempre fue tan seguro de sí mismo que llegaba a intimidar. Bastante. "He tenido mucha suerte porque soy de los pocos pintores que ganan dinero. No soy como Van Gogh, que no vendió ningún cuadro en vida. Yo soy un pintor con éxito. Y ese éxito no me lo voy a llevar al cementerio. Quiero hacer cosas que sirvan a los niños, a los enfermos, como las instituciones de mi tío en Melipilla y Cartagena", afirmó alguna vez. Y al menos alcanzó a donar un hospital y un colegio en Taroudant, el pequeño poblado al sur de Marruecos donde se ubicaba una de sus cuatro monumentales casas.

Ahí tenía 46 empleados, entre camareros, cocineros, peones de campo, jardineros, especialistas en finanzas y secretarios. No le gustaba el lujo, pero vivía muy bien. En esa propiedad, donde recibió hace tres años a Revista Vivienda y Decoración de "El Mercurio", criaba caballos árabes solamente para hacer regalos. La razón: desde que se radicó en Europa comenzó a codearse con personalidades. Realeza, presidentes, primeros ministros, millonarios y coleccionistas. Todos, alguna vez le compraron cuadros. Y sin negociaciones. Bravo aseguraba que mantenía sus precios: "Me representa la Galería Marlborough, y Pierre Levai, su director, es tal vez mi mejor amigo. Yo no hago trampa: la honestidad es parte fundamental de mi reputación. Cuando mucho, pido el 20% de descuento para algún amigo".



Bravo pintaba casi todos los días más de ocho horas. Era insaciable. De hecho, había decidido vivir en África para tener tiempo para su pasión. También optó por el celibato. "Eso (el amor) era muy complicado para mí. Soy demasiado apasionado y celoso. Decidí que mi pintura y mis animales eran mis mejores fuentes de amor; desde los cincuenta años creo que no meto a nadie en mi cama, me aburrí", dijo. Quería dedicarles todo a sus pinceles. Por eso, si pasaba dos días sin entrar al taller, sentía que le empezaban a picar las manos. En su rutina destacaba sobre todo por meticuloso y pulcro. Primero, pasaba por los mercados y compraba objetos del mismo color. Al llegar a su refugio, incluso, se tomaba un día para empezar a pintar, luego de haber armado la escena que quería retratar. Partía dibujando con carboncillo los volúmenes a secas, afinaba detalles con un lápiz fino y luego pintaba. Lo más importante: nunca lo hizo apegándose fielmente a la realidad. En efecto, no es un hiperrealista. Cosa que él se encargó de reafirmar hasta el cansancio: "No tengo nada que ver con los hiperrealistas. Yo exalto, exagero, idealizo la realidad. La manipulo. A mi modelo le borro las zonas oscuras y le rescato la belleza, esa que me acerca a Dios. Hay mucho de santo en cada artista".

Bravo terminó como el pintor chileno contemporáneo mejor cotizado en el mundo. "Me siento muy por encima de todos los latinoamericanos. Soy el más importante del continente y el más cotizado en el mercado internacional hace mucho tiempo. Matta muerto no llega a mis precios de vivo. Él tuvo momentos buenos, pero su vejez fue muy mala y sus cuadros de los últimos veinte años parecen periódicos de domingo mal impresos. Nunca me gustó. Y esto no va a caer bien en Chile: tampoco me fascina la Mistral y encuentro que Juan Francisco González es pésimo. Está demostrado que, en el terreno artístico internacional, me como vivo a Matta. También se lo comen vivo Botero, la Frida Kahlo, Rivera y Orozco", aseguró en 2008, cuando reveló todos los rincones de su casa a "El Mercurio".

Pero no siempre fue aplaudido por todos. Bravo generó excelentes comentarios del público, presentó exposiciones muy visitadas y vendió obras en millones de dólares. Sin embargo, recibió duros comentarios de algunos artistas y expertos en arte. "Bravo representa ese tipo de pintor que más polarización produce en el público y la crítica. Por un lado, podía ser visto como un maestro que abre todo un mundo a la vista, y por otro no. Su mejor época fue entre mediados de los sesenta y fines de los setenta. Ahí pintó una serie de obras que revelan a un autor absolutamente relacionado con la investigación. Quiso darle al realismo decimonónico un carácter nuevo. Pero, de pronto, su trabajo fue perdiendo fuerza", explica el escultor y académico UC Gaspar Galaz. Y Ricardo Maffei, quien fue su discípulo, concuerda: "Fue muy importante esa época de los años sententa. Tenía un lenguaje muy original y personal. Eso es clave en la obra de cualquier estilo, junto a la rigurosidad del oficio".

Así Bravo logró batir récords en diversas subastas. Algo que pocos autores contemporáneos logran. "Fue un artista que alcanzó a ver en vida cómo sus obras cobraron valor en las subastas. En Christie's vendimos hace ya 15 años 'Paquete azul' en US$ 650.000. Hace dos años algunos trabajos de esa misma serie alcanzaron un precio superior al millón de dólares y fueron adquiridos por coleccionistas europeos y norteamericanos. Cuando un artista muere, no es que el precio se vaya a las nubes de la noche a la mañana, pasan algunos años antes de que se establezca su legado y se empiece a perfilar cuáles son los períodos más cotizados", dice Denise Ratinoff, representante en Chile de la casa de subastas.

"Soy ególatra, ¡pero nunca tanto! Miguel Ángel, Leonardo, Francis Bacon, Vermeer y Velázquez eran prodigios. Rembrandt es para los viejitos. Pero soy un tipo sin falsa modestia: la emperatriz Farah Diba, quien me visita continuamente en Taroudant, y otros miembros de la realeza me han dicho que me ven como a un príncipe. Yo no me siento muy lejos...".

"Decidí que mi pintura y mis animales eran mis mejores fuentes de amor; desde los cincuenta años creo que no meto a nadie en mi cama, me aburrí. Estoy hecho un asceta, un San Claudio".



50
fueron sus años de carrera artística. Comenzó como retratista a principios de los 60 en Concepción, y luego viajó a España a perfeccionarse. En 1972 se radicó en Marruecos.

US$ 1.000.000
alcanzó "Paquete blanco" , pintura subastada por Sotheby's en 2004. Su valor inicial se quintuplicó y fue una de sus obras mejor rematadas.

46
empleados trabajaron en su finca ubicada en Taroudant (Montes Atlas de Marruecos). Entre ellos, había cocineros y especialistas en finanzas.

La voz de la crítica
WALDEMAR SOMMER

"Nunca fue un pintor santo de mi devoción, -sostiene el crítico de "El Mercurio"-. El tipo de realismo ilusionista que hace busca embellecer la realidad. Se ha hecho mucho de eso en pintura y le han salido competidores en nuestro medio, como Muñoz Vera y Ricardo Maffei, ambos muy buenos pintores".

"Donde Bravo es insuperable es en sus naturalezas muertas, no así en el paisaje ni en la figura humana. La naturaleza muerta con objetos exóticos o con textiles, los trabaja maravillosamente. Tiene una caligrafía extraordinaria con objetos, paños y textiles. Ahí es notable. Pero en su trabajo se advierten fallas de composición fuertes, pareciera que no sabe cortar el cuadro ni enfocar el punto de vista".

"Es un pintor muy conocido entre los aficionados al realismo, sobre todo en España y Estados Unidos. Aunque Alfredo Jaar y Eugenio Dittborn son artistas visuales chilenos más conocidos en el exterior".

PEDRO LABOWITZ

"Fue un artista sin mayor innovación, un muy buen técnico, pero que no aportó a la obra general de Chile. Cuando estuvo en el Museo de Bellas Artes, regaló una obra al museo que fue, por lejos, la más mala de todas las que expuso en esa retrospectiva".

"Su estilo, en parte, fue hiperrealista, por ejemplo, en sus dibujos de chaquetas, grabados y cajas, se advierte claramente. Pero sus mejores logros fueron sus cortinajes en color. En eso fue notable. Sin embargo, no soy gran admirador de su obra".

JUSTO PASTOR MELLADO

"Bravo fue un pintor más erudito de lo que se esperaba. No coincido con la crítica que lo considera un pintor hiperrealista. Por el contrario, su ostentación de la mímesis era un procedimiento formal que lo convertía en un pintor más erudito y más inaprehensible. Ha habido mucho estereotipo en torno a su obra. Su figuración por ejemplo, repetía ese rictus tan "a lo Mulato Gil", que reproducía la carne como si fuera madera policromada; en cambio, las obras realmente carnales eran aquellas en que la piel era evocada mediante recursos metafóricos muy complejos; como por ejemplo, sus bolsas de papel de la década del sesenta, cubiertas de arrugas y de estrías, que señalaban la existencia de otro lugar para la representación del cuerpo. Pero también, eso era visible en las pinturas que expuso hace unos años en galería AMS Marlborough, donde todas las telas remitían a la ausencia de imagen".

"De modo que no considero que haya sido un hiperrealista, sino un artista que trabajó la superficie como un campo de batalla formal. Su éxito de mercado fue un equívoco, como muchos éxitos de mercado. Pero en el cauce de dicho equívoco, consolidó un tipo de pintura clase-mediana que no pasó por la legitimación universitaria, sino por la de un circuito anómalo, vinculado más bien a una concepción "pompier" (arte académico oficial) de la pintura, para luego tener que irse del país para poder realizar una obra única. Un artista no se hace solo. Fue importante en su despegue formal, la crítica colaborativa que ejerció Raúl Valdivieso".

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lunes 6 de junio de 2011

"Bravo, Visionario de la Realidad"
Retrospectiva de 1994: un hito en el Bellas Artes

La muestra del artista sorprendió con largas filas de público y un total de 200 mil asistentes.


Había abandonado Chile hacía años y su nombre parecía resonar más fuera del país que dentro. Por eso, la inmensa afluencia de público que en 1994 asistió a la retrospectiva de Claudio Bravo en el Museo de Bellas Artes (MNBA) fue una verdadera sorpresa. Milan Ivelic, director del museo, afirma: "Esa exposición fue un fenómeno social increíble. Nadie se imaginó que iban a entrar 200 mil personas, porque Bravo era desconocido en Chile. Nunca se le había dado cobertura periodística, y sin embargo, llegó una gran cantidad de público".

"Iba a la Sala Matta y observaba el comportamiento del público enfrentado a cada una de las obras", recuerda Ivelic. "La pintura de él es afirmativa, no interrogativa. Reafirma lo real, pero con ese descubrimiento de que uno no ve esas cosas. Creo que eso fue lo que llamó la atención al público".





"Bravo, Visionario de la Realidad" fue una muestra proveniente de Nueva York, y en la que el mismo pintor seleccionó los óleos, dibujos y pasteles. El crítico Waldemar Sommer escribió ese año acerca de ella: "Claudio Bravo, nombre mítico dentro de la cultura nacional. Hasta mítico para el chileno que apenas ha oído hablar de arte. Por eso, una exposición suya era la revelación más esperada de nuestro historial pictórico. Por su fisonomía accesible, más que la de Matta para el aficionado masivo. Además, el caso de Bravo ha sido de ausencia: nunca se había mostrado entre nosotros pintura de su época de triunfo internacional".

El pintor realizó 29 exposiciones individuales en Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Asia. La primera en Nueva York fue en 1970, en la Staempfli Gallery, y pavimentó el terreno para que años después lo representara la Marlborough Gallery.

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lunes, 06 de junio de 2011

Claudio Bravo y su último deseo: “Quiero que me entierren en una tumba-museo”
El mismo quería construirla, según declaró en noviembre pasado al diario “Milenio”.
por: La Segunda lunes, 06 de junio de 2011


Desde su mansión en Tánger, el chileno posó para “Vivienda y decoración” de “El Mercurio” en 2008.
Foto El Mercurio


Claudio Bravo hizo su propia definición: “Un hombre talentoso, a quien el cielo le concedió un don que nadie más posee”.

El pintor chileno “reconocido a nivel mundial por su técnica hiperrealista”, como señala hoy el diario “El Mundo”, de España, falleció el sábado a los 74 años, víctima de dos ataques cardíacos, en la ciudad de Taroudant, Marruecos.

Varios medios internacionales llevaron la noticia. Porque el mundo del arte está consternado por la muerte del chileno, que fue condecorado en Marruecos como Gran Oficial de la Orden Gabriela Mistral, como el máximo exponente de la pintura realista a nivel internacional.

Bravo abrió las puertas de su casa al diario “Milenio”, de México, en noviembre pasado. “Hay gente que nace con el mal de piedra, como dicen, yo nací con mal de piedra”, declaró para hablar de su afición por construir casas.

“Me hago casas ideales, me sueño casas y las hago”, dijo el pintor nacido en 1936 en Valparaíso, residente en Marruecos desde 1972.

“Ahí, el artista vive en una mansión excepcional, ubicada en una colina. Cada habitación tiene su sello personal”, señala la publicación. “Soberbio, impecable, amo y señor de sus dominios… Es el hombre que presume su riqueza, se sabe distinguido, privilegiado”, señaló la periodista.

“Nunca he querido tener éxito, he tenido ganas de ser un pintor con éxito”, comentó el artista, “el éxito es una cosa que llega sola, lo único que hay que tener es pasión por pintar bien”.

Cuando Bravo era muy pequeño hacía dibujos con un clavo en una mesa de madera roja que su familia tenía en la cocina, en su casa de campo de Valparaíso.

Era dueño de una extrovertida personalidad, con la que bien llevaba ser amado y odiado por la crítica. “No tengo tiempo para la neurosis, la neurosis es para los flojos”, dijo.

“Duerme bien, come bien y está lleno de cosas. Es un hombre excepcional, inspira respeto, quietud, admiración”, contó “Milenio”.

Su residencia es “un Edén en medio de las tierras áridas de Marruecos, al lado de pequeñas casas artesanales hechas de adobe”. Ahí pinta animales. “Porque son una excitación cada vez que se acerca a ellos y así lo demuestra su colección de caballos purasangre”.

Acostumbraba a pintar entre 8 y 9 horas diarias. Si no lo hacía, se deprimía.

En ese entonces hablaba de que su cuerpo le mandó una advertencia a principios de 2010, cuando lo tuvieron que operar. “Tenía ocho huesos de la columna partidos. Me arrastraba como un viejito”, dice. “Ahora luce espléndido”, acota la periodista.

Bravo mandó a construir una escuela, “muy bien hecha, con la mano de un pintor”, y la donó para el pueblo donde vive. Y ya había empezado a construir también un hospital.

Su obra está en las colecciones de los museos más importantes del mundo, entre ellos el Museo del Prado, al que donó 19 esculturas. También en el Museo de Arte de Ponce de Puerto Rico, en el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Museo Rufino Tamayo de la Ciudad de México o en el Museo Ludwig, de Colonia, Alemania, entre otros.

“Como lo han hecho otros artistas de talla internacional, los españoles Salvador Dalí y Pablo Picasso, Bravo tiene la idea de construir un museo monumental para que lo entierren ahí”.

“Ahora me quiero hacer una tumba-museo. Que me entierren en un museo”, expresó. Aunque no alcanzó a cumplir su sueño.

Bravo nació el 8 de noviembre de 1936 y desarrolló a lo largo de más de 50 años una larga y exitosa carrera, en su mayoría en el extranjero. Nueva York, Madrid y Marruecos fueron lugares que vieron al artista mantener la vanguardia en el escenario artístico.

En 1961 viajó a Europa y al poco tiempo se instaló en España, donde alcanzó la fama como retratista de la alta nobleza y la aristocracia. Años más tarde, en el año 2002, recibió la nacionalidad española gracias a sus méritos y aportes artísticos.



En 1972 se trasladó a Tánger, Marruecos. En 1981 montó su primera exposición en la Marlborough Gallery de Nueva York.

Durante el 2006 viajó permanentemente entre Marruecos y Puerto Octay en Chile. Sólo dos años después se instaló en forma definitiva en Taroudant.

Su regalo al rey Juan Carlos

Bravo respondía, cuando criticaban que sus obras eran muy decorativas, que no le importaba en lo absoluto. Que siem pre había sido un pintor estético.

Y obsesivo, como señala una declaración en su propia web. “Lo primero que hago es el dibujo; después el boceto con mucha pasta, donde queda casi terminado. Luego lo repinto, otra vez con pasta, y después lo voy retocando durante meses. Nunca estoy contento. Solo al final, cuando estoy contento, lo firmo, pero soy muy obsesivo. Como hay mucha gente detrás de mi pintura, no me puedo permitir una cosa mal hecha”.

Y agrega: “No termino los cuadros hasta dos meses después… A veces en las exposiciones hay cosas que no me gustan y las retoco, con una paleta y un pincel”.



En 1995, el diario “El país” titulaba a este pintor “reacio a las entrevistas” como uno que esperaba ser un clásico. “Uno firma el cuadro y ya te aburre, te desentiendes de él, o cuando lo ves colgado en la galería dices: «¡Qué pena, debí quedármelo!»”, declaró él. “Nunca sé dónde está un cuadro mío. Quisiera conservar algunas piezas; pero siempre acabo desprendiéndome de ellas. Me pasó con «Las tentaciones de San Antonio», lo había tenido en casa mucho tiempo; o con un Cristo enorme, que también lo conservé cerca hasta que de repente un día, hablando con el rey Juan Carlos, se lo regalé”.

La reflexión en torno a la mirada

Claudio Bravo fue un pintor que invita a reflexionar en torno a la mirada y la serenidad, según comentó en México Jorge Contreras, curador del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, donde Bravo expuso el 2008.

“Historiadores del arte catalogarían a Bravo como un artista hiperrealista, él como creador sólo intenta hacer reflexionar en torno a la constitución de la mirada”, publicó entonces “Milenio”.

Contreras agregó que es más que un pintor hiperrealista: “Veo una meditación en torno a la pintura no para representar objetos o personajes, sino para traer a colación emociones o actitudes, no creo que tenga que ver con la figura que está pintada sino con la pintura como recurso… Creo que en los lienzos, en las telas, en las envolturas de papel, lo que está viendo es el funcionamiento de la mirada, más que representar algo o de compararlo con un objeto creo que está haciendo una reflexión de la mirada”.

Y agrega: “Es un buen ejemplo de un artista cuya fama está derivada de su trabajo, más que de la promoción personal, es una trayectoria de muchos años y ha sido siempre así. Más bien su trabajo ha sido el que ha despertado el interés de galeristas, de coleccionistas, de público en general”.

Por algo Bravo dijo a “Vivienda y decoración”, el 2008. “Estoy p reparado para morir, si le viene la gana a Dios. Morir terminará con mi angustia de la creatividad, será acostarme y dormir bien eternamente. Estoy listo porque he cumplido con mis dones”.

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lunes, 06 de junio de 2011

Incierto aterrizaje de su obra en Chile











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lunes, 06 de junio de 2011

Las obras de mayor precio de Claudio Bravo

Dos de sus pinturas aparecen en una lista de 36 cuadros latinoamericanos mejor vendidos en subastas, en Nueva York: “Paquete blanco” y “Anunciación”.
por: La Segunda lunes, 06 de junio de 2011


El pintor Claudio Bravo.
Foto El Mercurio

La obra de Claudio Bravo alcanzó los más altos niveles de cotización en el mercado mundial. En importantes subastas, varias de sus pinturas lograron cifras millonarias.

En una lista de 36 cuadros latinoamericanos mejor vendidos en subastas en Nueva York, Claudio Bravo aparece con dos obras: “Anunciación”, vendida en 1,27 millones de dólares en 2008, y “Paquete blanco”, subastado en un millón de dólares en 2004.



En 2002, “Paquete marfil”, un óleo sobre tela de estilo hiperrealista, se vendió en Nueva York en la firma de subastas Sotheby’s por 1,4 millones de dólares, lo que constituyó un nuevo récord para el artista. La pintura, perteneciente a la serie de “paquetes” realizada entre 1960 y 1980, superó el estimado máximo de un millón de dólares y también el récord registrado por la venta de “Paquete azul”, en 1999, en US$ 650.000.



El lienzo, que fue adquirido por un coleccionista anónimo, pertenecía al empresario Stanley Marcus, quien reunió una importante selección de obras de artistas latinoamericanos.

También en Sotheby’s, en 2004, logró el precio de venta más alto de la subasta de arte latinoamericano con “Paquete blanco”, de 1967, con un millón de dólares. Según la casa de remates, ésta fue adquirida por un coleccionista internacional por teléfono.

En esa ocasión también sorprendió con la venta de “Un par de desnudos”, dos esculturas en bronce con pátina verde que constituyen una rareza en su obra. Superó el máximo estimado de 60 mil dólares al ser comprada por un coleccionista privado mexicano, en 254.400 dólares.

De nuevo en Sotheby’s en 2006 “Visus Tactus”, un lienzo de su estilo hiperrealista superó las expectativas al venderse en 688.000 dólares.
“Anunciación” fue subastada por Christie’s, en el año 2008, en la cifra de 1,27 millones de dólares.



En 2010, en la misma casa de remates de Nueva York, “Una pareja”, que muestra una vez más la precisión realista de Claudio Bravo, alcanzó un precio de 662.500 dólares.

Este año, en otra subasta organizada por esa firma, “Berber Still Life” fue adjudicada en 482.500 dólares.

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Martes 7 de Junio de 2011

C. Cultural Las Condes
Vuelve exposición de Claudio Bravo



Con motivo de la muerte del pintor chileno, la Corporación Cultural de Las Condes decidió remontar la muestra "Claudio Bravo: Los años chilenos 1951-1960", exhibida en esta misma institución en 2005. Cerca de 80 dibujos, pinturas y retratos, como el realizado a Héctor Noguera (en la foto) y correspondientes a la primera etapa de Bravo, cuando aún vivía en Chile, serán exhibidos entre el 15 de julio y el 28 de agosto.

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martes, 07 de junio de 2011

Así es la herencia que dejó Claudio Bravo en Chile



El fallecimiento de Claudio Bravo, ocurrido el sábado pasado. ha sembrado varias interrogantes: ¿Tiene discípulos? ¿Aumentará aun más el precio de sus obras? ¿Qué influencia dejó en Chile?.
por: Juan Carlos Ramírez F./La Segunda martes, 07 de junio de 2011


"Tentaciones de San Antonio" (1984) se puede ver en el Museo de Bellas Artes.
Foto La Segunda

El director del Museo de Bellas Artes, Milan Ivelic, recuerda la exposición del año 1994 dedicada a Claudio Bravo: “Yo bajaba a la Sala Matta y veía los rostros sonrientes que miraban la obra. Porque si se encontraban con el cuadro de una alcachofa veían el título y ¡se encontraban con una alcachofa!”.

Eso retrata el particular estilo del artista, según Ivelic. Realismo, a secas. “Una afirmación de lo real, no una interrogación”, explica.

No confundir con hiper realistas



En el Museo existen cuatro piezas del fallecido artista. El óleo “Tentaciones de San Antonio” (1984) y las litografías “Abrigo de piel” (un díptico de 1976) y “Paisaje de Nueva York” (1984). Esta última en itinerancia en Iquique.



“La situación es la siguiente: artistas como Claudio Bravo han existido siempre. Pensemos que del Renacimiento en adelante se produce la conquista del mundo exterior. Antes el tema era lo religioso, luego, se redescubre la naturaleza. Y esa técnica, que practica Bravo, viene desarrollándose desde allí”, explica el director.

Para Ivelic, Bravo encarna esta técnica que consiste en representar la realidad, especialmente los objetos inanimados tal como son. Por ende, no tendría “discípulos”. De hecho, él no hizo clases, excepto a Ricardo Maffei, lo más cercano a un “heredero”.

“Tampoco hay que confundir con los hiper realistas”, afirma el director del museo. “Ellos utilizan como modelo la fotografía. Es decir, la representación de la representación. Lo que hacía Bravo era trabajar en torno al modelo, aprovechando su luz, ordenando su disposición. Su pintura comienza ya cuando instala el modelo”.



Denise Ratinoff, de Christie’s: “No hay razón que justifique el alza inmediata de su obra”

Dos veces al año, Denise Ratinoff —representante en Chile de la casa Christie’s— viaja a Nueva York para subastar arte latinoamericano. Y siempre, desde hace más de quince años, uno de los pintores estrellas ha sido Claudio Bravo.

Sus dibujos tempranos se han avaluado entre los 10 mil y 15 mil dólares. Un precio asequible en el contexto de las subastas. Pero obras como sus célebres paquetes han superado el millón de dólares.

El público que ha adquirido su obra es básicamente adulto, admiradores del realismo figurativo. Un estilo que marcó a fuego la obra de Bravo.

Sin embargo, para Ratinoff, su muerte ocurrida el sábado pasado no significará necesariamente que los precios se dispararán en la próxima subasta planificada para noviembre.

“No hay razón inmediata que jus tifique un alza en su obra. Ellas no suben como la espuma, ni siquiera tras un fallecimiento. El valor de una obra está dado por la demanda, pero también por la tranquilidad para ponderar la importancia de una pieza”, piensa.

“Fijarlo no es algo precipitado o improvisado. Requiere un tiempo de madurez para valorizarla dentro de un contexto. Por ende, no creo que aumente su valor en la próxima subasta”.

Carlos Cruz: “No cualquier obra sube de precio porque se murió el artista”

Para el coleccionista de arte Carlos Cruz Puga, es muy posible que sus piezas suban de precio. Pero... dependiendo del período. “El de los paquetes azules es el importante. Había realismo y la sutileza de algo cotidiano. Pero, como todo en la vida, es la suma de calidad, temática y la escasez del producto”.

Cruz es claro al afirmar que “no cualquier obra sube de precio porque se murió el artista. Eso ocurre con el tiempo. Si se comienza a reconocer el mérito de su obra al mismo tiempo que se vuelve escasa. Ahí sube el precio”, afirma.

¿Herederos?

Tanto Cruz como Ratinoff concuerdan en lo difícil que es precisar si tuvo “herederos”. Precisamente por su estilo, es complicado armar una lista de influenciados.



Uno de los nombres que da vueltas es el de Ricardo Maffei. Él incluso viajaba a Tánger para recibir lecciones de Bravo.

Sus pinturas, pero especialmente sus paños y telas, recuerdan poderosamente la etapa más celebre de Bravo.



También se ha señalado al chileno afincado en España Guillermo Muñoz Vera, quien ha sido indicado por la crítica como más cercano al hiper realismo que al realismo.

Otros, como Benjamín Lira, simplemente desconocen cualquier influencia.

Carlos Cruz está de acuerdo en que no es sencillo encontrarle “influenciados” al fallecido artista.

“En realidad, es un tema complicado. Todo depende de los ámbitos y las redes donde se mueve el artista. Claudio estuvo en el momento, tuvo la oportunidad de lograrlo”.

Homenaje en Valparaíso

El alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, pidió iniciar las gestiones para un homenaje, ya que no todos saben que el artista nació en Valparaíso en 1936, trasladándose a Marruecos en 1972.

“Claudio Bravo es uno de los artistas chilenos universalmente más famosos de nuestro país y del mundo. Fue un gran embajador de nuestra comuna y un orgullo, pues Valparaíso ha sido la cuna de muchos artistas que han sabido representar con holgura lo que produce esta ciudad: Arte y cultura”, explicó el edil.

“Queremos que este artista sea recordado con el mejor de los galardones y precisamente en Valparaíso. He solicitado iniciar los preparativos para que este homenaje sea al nivel de este gran pintor".

El primer homenaje será mañana, a las 16 horas, en sesión del Concejo Municipal de Valparaíso. Se hará un minuto de silencio y se exhibirá una panorámica con su vida y obra.

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