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El Periódico de Aragón
Viernes, 2 de diciembre de 2011
EL GRAN RECONOCIMIENTO DE LAS LETRAS HISPÁNICAS
El autor chileno, de 97 años, es una de las grandes influencias en la nueva poesía iberoamericana
Fotografía del 8 de agosto de 2001 que muestra al poeta chileno Nicanor Parra, en una exposición personal en Santiago de Chile.
Foto:EFE / MARIO RUIZ
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Pulsa aquí para ver archivo (pdf) ELENA HEVIA 02/12/2011
El que sea valiente que siga a Parra". Así arengaba a los jóvenes Roberto Bolaño, uno de los máximos admiradores de este poeta chileno y posiblemente el responsable de su actual proyección. Una proyección que ayer culminó con su concesión del Premio Cervantes 2011. Un poco tarde, si se tiene en cuenta que Nicanor Parra tiene 97 años y es, junto a Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral, el cuarto as de la baraja de la poesía chilena. También es, como anunciaba Bolaño, un foco de influencia inexcusable para la nueva poesía latinoamericana, aunque lo suyo --así le gustaba decirlo-- no sea exactamente poesía, eso que en 1954 definió como "el paraíso del tonto solemne", sino la antipoesía, un invento suyo, basado en la utilización del más prosaico lenguaje del pueblo adobado por su irónica amargura --"una montaña rusa"-- sembrada de juguetones despropósitos.
A un poeta dedicado a huir de la trascendencia, un premio como el Cervantes, el más prestigioso y mejor dotado del área hispánica, 125.000 euros, le ha dejado más bien frío. O eso se desprende de las declaraciones de su secretaria personal, Jacqueline Muñoz, quien aseguró en su nombre que a estas alturas "ya no cree en los premios". Aunque la residencia habitual de Parra, Las Cruces, está situada a 125 kilómetros de Santiago, problemas de salud le han obligado a trasladarse al domicilio de su hija Colombina, reconocida arquitecta, muy cerca de la capital.
AVERSIÓN A VOLAR El autor ya causó baja el pasado 12 de noviembre en la presentación en Santiago del segundo volumen de sus Obras completas & algo + (Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg), lo que abre el interrogante de si podrá acudir a recoger el galardón el 23 de abril. La secretaria aseguró que, pese a sus años y sus altibajos, es un "roble".
Lo cierto es que hace ya muchos años que Parra no coge un avión. Es conocida su aguda respuesta --es un hombre de tremendo ingenio-- a la oferta de Carmen Balcells para que visitase Barcelona. "Sí ya sé que los aviones son el medio de transporte más seguro, pero después de la silla de ruedas", le dijo a la agente, que suele moverse en una.
El poeta es el hijo mayor de una familia muy humilde, enamorada de la música folclórica. La más popular de los Parra fue Violeta Parra, la malograda compositora del Gracias a la vida. Nicanor fue el único de los 10 hermanos que cursó estudios superiores. A los 17 años dejó el campo por la capital para estudiar Matemáticas y Física y más tarde Ingeniería, que abandonó.
Sus inicios fueron intuitivos. En 1937 publicó un libro de poemas Cancionero sin nombre que, aunque recuperado posteriormente en sus obras completas, hoy no le satisface. "Eran poemás convencionales muy influidos por García Lorca". Veinte años más tarde, mientras estudiaba Cosmología en Londres tuvo una iluminación. En el Hamlet de Shakespeare leyó: "Muerte, no seas orgullosa". Y la cita, de la que en realidad hizo una traducción equivocada, le llevó a escribir Poemas y antipoemas, el libro que le ha dado más prestigio.
Desde entonces, Parra se ha dedicado a burlarse de todo el que que le pide una definición de su antipoesía. Ni siquiera condescendió ante Mario Benedetti, que le pidió una concreción de su célebre poema Test, que dice: "¿Qué es la antipoesía? / Un temporal en una taza de te? / Una mancha de nieve en una roca? / Un azafate lleno de excrementos humanos / Como lo cree el padre Salvatierra..." y que tras muchas opciones termina: "Marque con una cruz / la definición que considere correcta". Le dijo sencillamente: "Hay tantas cruces como versos. Y quedan algunas pendientes". Tampoco habría que olvidar en la producción de Parra sus irreverentes artefactos, esculturas y/o poemas visuales muy cercanos al universo de Joan Brossa, con quien realizó una exposición en Valencia en 1991.
En el artículo que Bolaño le dedicó y que se recoge en Entre paréntesis --ese libro que puso al poeta en órbita de nuevo-- dejó dicho que Parra, con un heterodoxo poso político, consiguió sobrevivir a la izquierda "neoestalinista" y a la derecha "neonazi y desmemoriada", a base de "joderle la paciencia al público". Solo falta que "este hombre que escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado" y que no cree en los premios, sobreviva al Cervantes.
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"El Mercurio" dialogó con él en las horas previas al anuncio:
Nicanor Parra obtiene el Premio Cervantes, el más importante de la lengua española
El creador de la antipoesía es el tercer chileno que recibe el galardón, luego de Jorge Edwards y Gonzalo Rojas. Adelanto de la conversación con el antipoeta en su casa de Las Cruces, que revista Sábado publicará mañana.
Nicanor Parra obtiene el Premio Cervantes, el Nobel de la lengua española
Nicanor Parra nació en 1914 . Ha obtenido importantes premios al ritmo de diez años: el Juan Rulfo en 1991, el Reina Sofía en 2001 y el Cervantes en 2011.
Foto:MAURICIO PALMA
A los 97 años, el creador de la antipoesía obtuvo el galardón más importante de nuestro idioma, que dos chilenos habían obtenido antes: Jorge Edwards y Gonzalo Rojas. Escritores y críticos del mundo lo reconocieron como una deuda que por fin se salda.
Constanza Rojas, Iñigo Díaz y Macarena Maldonado
Su hija Colombina Parra lo llamó apenas supo la noticia: "¡Eeeeeeh!", le gritó al teléfono. Y recibió la misma respuesta del antipoeta, pero seguida de un "¿cómo está la Tortuguita?" (su nieta menor).
-"Pero, ¡te ganaste el Cervantes!".
-"Ah, no lo creo".
Su nieto, el "Tololo", ya le había comunicado la noticia, pero aun así Nicanor Parra mantuvo la duda. Según ha dicho, para él los premios son como Dulcineas del Toboso, que mientras más se piensa en ellas, más lejos están. Y siempre ha visto más probable ganarse el Kino que el Nobel. A pesar de esto, ayer sumó al Nacional de Literatura, el Reina Sofía y el Juan Rulfo, entre otros, el Premio Cervantes, el más importante de la lengua española. Un reconocimiento que antes había recaído en otros dos chilenos, Jorge Edwards (1999) y Gonzalo Rojas (2003).
"Tuvo una respuesta muy tranquila, totalmente opuesta a mi euforia", dice Colombina.
El anuncio se dio en Madrid, donde el jurado se reúne cada año para deliberar. Entregado por el Ministerio de Cultura español, y dotado con 125 mil euros (unos 86 millones de pesos), el Cervantes es considerado el Premio Nobel de la literatura hispanoparlante. Y aunque no existe un reglamento al respecto, se concede alternando año a año a autores españoles y latinoamericanos. En 2011 se volvió a hablar del "Parra candidato", aunque sin demasiadas expectativas.
El chileno terminó por imponerse a otros aspirantes de envergadura, como el nicaragüense Ernesto Cardenal, el colombiano Fernando Vallejo, el uruguayo Eduardo Galeano y el argentino Ricardo Piglia.
"La de Parra es una trayectoria muy amplia, toda una vida dedicada a la poesía", señaló en Madrid Margarita Salas, presidenta del jurado, al anunciar el galardón junto a la ministra Ángeles González-Sinde. Inmediatamente, la noticia comenzó a propagarse por medios electrónicos del mundo y por las redes sociales. Nicanor Parra fue trending topic en Twitter prácticamente durante toda la jornada.
El anuncio llegó, además, hasta el pabellón chileno en la Feria del Libro de Guadalajara, donde autores nacionales como Marcela Serrano, Nona Fernández, Arturo Fontaine y Antonio Skármeta festejaron el galardón.
Pero el único que se mantuvo al margen de la euforia fue Nicanor Parra. Guarecido en su casa de calle Lincoln, en el balneario de Las Cruces, donde reside, pasó un día tranquilo. Los vecinos que habitualmente lo ven caminar por el sector de antiguas casonas o en dirección al mercado en la parte baja del pueblo, esta vez notaron su ausencia. Incluso, en el balcón del segundo piso de la casa, donde acostumbra día a día a sentarse para observar el mar. A Parra sólo se le vio ayer a través de una ventana, ordenando libros o paseando. "Está tranquilo, aunque hoy (ayer) amaneció con un poco de vértigo, así que está leyendo para despejar la mente, como él siempre dice", contó su secretaria, Jacqueline Muñoz. Parra ni siquiera recibió al gobernador provincial, quien acudió a su casa para felicitarlo.
"Le tendrían que haber dado la primera versión del Cervantes (de 1976)", dijo el poeta Adán Méndez, uno de los más cercanos a Parra y quien lo visitó ayer. "Aunque nunca lo vi ansioso ni preocupado por este premio. Estaba tan tranquilo como siempre", dijo, y deslizó que el poeta estaba leyendo el Quijote. Pero no el de Cervantes, sino de Avellaneda. Otra ironía de Parra.
En términos literarios, para escritores y críticos del mundo parecía indiscutible que el antipoeta era un merecedor del premio. Pero lo que sembraba dudas era si estaría dispuesto o la salud le permitiría asistir a la ceremonia de recepción en España. Un solemne acto presidido por el rey, que parecía requisito para ostentarlo. ¿Irá Parra a recibirlo? Colombina responde: "Con él, nunca se sabe. Es muy del momento, no se programa a largo plazo. Si ese día tiene ganas de viajar, lo hace. Y a veces está muy seguro de que viajará, llega al aeropuerto, se despide de la familia, y en el último momento dice: 'No, no voy a tomar el avión'".
Voces nacionales
Jorge Edwards
Premio Cervantes 1999
"Me alegro mucho. Alguna vez le escribí una carta a un anterior ministro de Cultura de España para decirle que era necesario que le dieran el premio a Nicanor Parra. Presenté varias veces su candidatura al Instituto Cervantes. A ver si puede viajar a recibirlo. La verdad yo no veía probable que ganara el Cervantes, porque creía que ya se le había pasado el tiempo. Además, los españoles se preocupan mucho de que el ganador pueda asistir a la ceremonia de entrega. Con esto son tres los chilenos en recibirlo. Me parece muy bien: me siento en buena compañía".
Armando Uribe
Premio Nacional de Literatura 2004
"Me parece muy bien que a la muy avanzada edad que tiene Parra haya recibido este penúltimo premio tan importante de su vida, que lleva el nombre del mayor escritor en lengua castellana. Su poesía, que él llama 'anti', y alguna vez, incluso, 'antiparra', es un hallazgo criollo chileno que tiene caracteres históricos, como una especie de Ciudad de los Césares. Ha inventado una leyenda o mito que incluso puede describir al país al cual él y yo, y diecisiete millones de personas, pertenecemos".
Camilo Marks
Crítico
"Es la crónica de algo anunciado. Era esperado, aunque llegó un poco tarde. Pero más vale tarde que nunca. Él bajó a la poesía de su pedestal, es un lugar común, pero es cierto. Es inevitable hacer comparaciones con Neruda, un poeta volcánico, gigantesco e inabarcable; con Mistral, que es como un continente, la feminidad y lo telúrico. Parra quita todo eso, y lleva la poesía a la calle, al metro, al mercado, a la cotidianidad. Vuelvo a recordar lo que dijo Neruda: 'Nicanor puede hacer poesía con cualquier cosa'".
Alfredo Matus
Director de la Academia Chilena de la Lengua
"Alguna vez la academia presentó una candidatura de Nicanor Parra al Premio Cervantes, pero no fue el caso de esta edición. Su logro es una gran noticia para las letras nacionales. Nicanor Parra y Gonzalo Rojas, el anterior chileno premiado, representan dos cumbres líricas de la lengua española. Parra ha sido un innovador de los modos poéticos. Pero más que eso, ha sido un instaurador de nuevos derroteros del lenguaje. Bien por Chile".
Floridor Pérez
Poeta
"Llevo días escuchando la discusión sobre cuál de las copas americanas de fútbol es más importante, y está claro que éste es el premio más importante que ha ganado Chile en los últimos años. Ahora que se ha hablado tanto de la educación y la no discriminación, hay que hacer una concentración de pancartas y un cuantuay en la Plaza Baquedano. Yo no estoy en las redes sociales, pero los poetas jóvenes sí, así es que rápidamente deben comunicarse. Que avisen a mi teléfono la hora, y yo voy. Y como se trata de un eco-poeta, hay que ir a pie o en bicicleta. Nada de autos, nada de contaminación. Celebré el premio leyendo en mi pasaje de La Cisterna el tomo dos de las 'Obras completas' en la edición encuadernada, que me llegó ayer en la noche desde España".
Cristián Warnken
Docente y comunicador
"Si Parra no hubiera ganado el Cervantes, habría que haber inventado el Premio Shakespeare para dárselo al poeta que le dio un golpe de cátedra a la lengua y que abrió una ventana que, ojalá, traiga aire fresco y vida a una poesía hispánica que se congeló en la retórica. Es hora de que España, por fin, escuche a Parra. Y escucharlo significa oír la risa que -según Nietszche- es la que debe acompañar a toda verdad, para que ésta no sea sospechosa. Con Parra, el idioma español dio un salto tan cuántico como antes lo dio de la mano de otros hispanoamericanos como Darío, Huidobro, Vallejo y Neruda. Hoy celebré este premio releyendo mis poemas favoritos de Parra en voz alta por mi ventana".
Óscar Hahn
Poeta, premio Iberoamericano Pablo Neruda 2011
"Se ha reparado una gran y larga injusticia. Es inexplicable que un poeta de la estatura de Nicanor Parra haya tenido que esperar tanto tiempo para recibir el Premio Cervantes. Pero, en fin, no hay mal que dure cien años, aunque pudo haber durado, y lo que corresponde ahora es celebrar, por él y por la poesía chilena".
Pedro Gandolfo
Crítico de "El Mercurio"
"Poco o nada puedo añadir a una valoración crítica sólidamente asentada acerca de la obra de Nicanor Parra. Hay poetas que reposan en la quietud de una tradición y otros traen la agitación y el desbarajuste. Parra se autoincluyó entre estos últimos: una montaña rusa en un paraíso de tontos solemnes. De ese remezón me quedo con la manera jovial y sistemática en que incorpora el humor y la ironía a su poetizar, el entramado que urdió entre la palabra y la imagen hasta el diseño de "poesías-objeto" y la forma como aligera el lenguaje de la poesía, con flexibilidad, sentido común y oído para hallar en el tráfico cotidiano de la lengua expresiones saturadas de sentido. Parra amplía (más que subvierte) los límites de lo poético en la lengua castellana, trabaja sobre sus bordes y fronteras, y, en ese sentido, parece extraordinario que el premio que lleva el nombre del autor canónico por excelencia de la lengua hispana le haya sido merecidamente otorgado".
Rafael Gumucio
Escritor y académico del humor
"Parra y Cervantes son pájaros de la misma especie; era fatal que el tiempo los reuniera. Los dos entraron a la fiesta por la puerta de atrás, los dos se llevaron con ella a la doncella virgen del idioma. No se puede escribir ni pensar en castellano sin Cervantes y sin Parra. Los cursis llaman al español la lengua de Cervantes; creo que lo que hablamos en Chile debería llamarse la lengua de Parra".
Sebastián Piñera
Presidente de Chile, en Twitter
"Nicanor sigue la senda de la gran familia Parra, cuya creatividad, talento y genio nos llenan de orgullo a todos los chilenos".
Sergio Romero
Embajador de Chile en España
"Chile entero se alegra y ese emociona con esta alta distinción a Nicanor Parra, puesto que ahora podemos decir que junto con nuestros dos premios Nobel, Mistral y Neruda, sumamos tres Cervantes: Edwards, Rojas y Parra".
Desde el extranjero
Julio Ortega
Crítico peruano
"Todos los premios son diferentes pero éste es especialmente distintivo: nos lo repartimos con gusto los lectores de la antipoesía. Gracias a Nicanor, el Cervantes reconoce nuestras virtudes de lectores privilegiados. Porque Parra es el poeta que hemos inventado para poder ser más libres en el uso de la palabra. En la Universidad Parra nos hemos graduado todos, gratuitamente, en nuestros derechos sobre el espacio público. Allí hemos aprendido a preguntar más y a creer menos, a dudar creativamente y a favor del bien común. La antipoesía documenta nuestra mayoría de edad ciudadana".
Nubia Macías
Directora Feria de Guadalajara
"Es una enorme alegría que el genio de Nicanor Parra sea reconocido con este galardón tan importante en nuestra lengua, justo el año en que se cumplen dos décadas desde que tuvimos el honor de que aceptara el primer Premio Juan Rulfo".
Carmen Caffarel
Directora del Instituto Cervantes
"Su obra ha estado marcada por el cuestionamiento y la renovación de los cánones líricos, dotando a las palabras de una energía visual que pocas veces antes habían conocido. Él es el responsable de que, para muchos, cambiase definitivamente la manera de leer poesía durante el siglo XX".
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Nicanor Parra gana Premio Cervantes
Fotos: Archivo El Mercurio | actualizado el 01/12/2011
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Viernes, 2/12/2011
Cultura Premio Cervantes 2011 - El reconocimiento a un heterodoxo
EL PAIS - ESPAÑA
El Cervantes premia la voz única de Nicanor Parra
El Premio Cervantes 2011 homenajea a una de las voces poéticas de Latinoamérica. El chileno Nicanor Parra, de 97 años, irreverente y provocador, sale con este galardón de su refugio en Las Cruces, sobre el Pacífico (donde le fue tomada la foto en 2009).
El Cervantes bendice la antipoesía
El poeta chileno Nicanor Parra.- CLAUDIO PÉREZ
La iconoclasta poética del chileno Nicanor Parra recibe el máximo galardón de la literatura en español - A sus 97 años, sigue siendo un referente para los jóvenes
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 02/12/2011
"Solo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto, por supuesto, significa muy poco y Parra es el primero en saberlo". Roberto Bolaño escribió estas palabras hace 10 años y ayer, aunque no importe tanto, la pervivencia de la obra del poeta chileno, de 97 años, recibió un fuerte impulso: el premio Cervantes. Con sus 125.000 euros. Margarita Salas, primera mujer que preside el jurado de un galardón que se otorgó por primera vez en 1976, contó al anunciar el galardón que la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, le había preguntado con humor si el hecho de que ella sea bióloga había pesado en la elección de Parra, físico y matemático además de creador de la antipoesía, un género en el que él ejerce, como dijo otro miembro del jurado, José María Micó, de "gran maestro sin escuela".
Bibliografía básica
Escribir para vivir
Las horas con Parra
Despertar al lector
Brindis con tequila por Nicanor
El maestro secreto, cercano
Del canto nerudiano al habla
LOS ARTEFACTOS POÉTICOS DE PARRA
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
Hasta el presidente Piñera acudió a la Red para felicitar a su compatriota
El humor, la ciencia, la poesía y ese magisterio huérfano de discípulos forman algo así como el campo semántico de un autor tan difícil de clasificar como de localizar en su casa de Las Cruces, sobre la costa del Pacífico, a menos de 100 kilómetros de Santiago de Chile. Fue su hija Colombina la que, en declaraciones a la agencia Efe, afirmó que su padre estaba feliz además de abrumado.
Como casi toda la poesía moderna, la escritura de Parra contiene su propio comentario -irónico en su caso-. Así, en Discursos de sobremesa, incluyó, con su particular ortografía, un poema titulado Esperaba este premio?: "No / Los premios son / Como las Dulcineas del Toboso / Mientras + pensamos en ellas / + lejanas / + sordas / + enigmáticas / Los premios son para los espíritus libres / Y para los amigos del jurado / Chanfle / No contaban con mi astucia".
A pesar de su edad, de contar con unas monumentales obras completas en Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores con prefacio de Harold Bloom, de atesorar todos los grandes premios de la lengua española -el Juan Rulfo en 1991, el Reina Sofía en 2001- y de haber sido candidato al Nobel, Nicanor Parra tiene más difícil acomodo en el Parnaso que en las redes sociales. En España y Chile fue ayer tema del momento -trending topic- en Twitter. Aunque eso tampoco signifique mucho y el escritor lo sepa. Hasta el presidente chileno, Sebastián Piñera, acudió a la Red para felicitar a su compatriota, ocasión que aprovecharon muchos internautas para recordarle que en abril del año pasado lo había dado por muerto erróneamente al inaugurar la feria del libro de Santiago.
"Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvetida", había dicho Bolaño. Y también: "Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado". La devoción del autor de Los detectives salvajes -fallecido en 2003, también maestro sin escuela pero tal vez el narrador latinoamericano más influyente de los últimos años- tiene mucho que ver en la pasión que despierta entre los jóvenes la obra del nuevo Cervantes: "El que sea valiente que siga a Parra. Solo los jóvenes son valientes, solo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros".
En qué quedamos entonces, se pregunta el poeta en un texto de tres versos: "Esa pregunta ya la contesté: / Escribir como hablan los lectores / & punto". Son de 2006 pero no difieren mucho de la teoría poética escrita por Parra en los años cuarenta: "Busco una poesía a base de hechos y no de combinaciones o figuras literarias. En ese sentido me siento más cerca del hombre de ciencia que es el novelista que del poeta en su acepción restringida [...] estoy en contra de la forma afectada del lenguaje tradicional poético".
El escritor que decía esto en 1948 había nacido en 1914 en San Fabián de Alico, en el sur de Chile, era hermano de la cantante Violeta Parra y se había estrenado en 1937 con Cancionero sin nombre, un poemario de tintes populares que destila una inagotable maestría para el ritmo. En sus años como becario de ciencias en EEUU y Reino Unido, descubriría el tono antisolemne y conversacional de la lírica angolosajona. El resultado fue, en 1954, Poemas y antipoemas, un libro escrito como se habla que puso boca abajo el panorama de la lengua española, más dado a la analogía que a la ironía.
Como huyendo de la etiqueta por la que pasará a la historia, Nicanor Parra no ha parado de moverse en zig zag: desde el raro folclore de La cueca larga (1958) a la mezcla de palabra e imagen de Artefactos (1972), una serie de trabajos que a veces se han expuesto al lado de los poemas visuales de Joan Brossa. "El poeta es un simple locutor. Él no reponde por las malas noticias", se lee en uno de ellos. Ni por las buenas.
Bibliografía básica
- Cancionero sin nombre (1937).
- Poemas y antipoemas (1954). - La Cueca Larga (1958).
- Versos de Salón (1962). - Canciones Rusas (1967).
- Artefactos (1972).
- Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui ( 1977).
- Nuevos Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (1979).
- Hojas de Parra (1985).
- Discursos de sobremesa (2006).
- En España las ediciones más accesibles son: Chistes para desorientar a la policía/poesía (Visor), Poemas y antipoemas (Cátedra), Páginas en blanco (Universidad de Salamanca), Parranda larga (Alfaguara). y Obras completas & algo +, (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).
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Nicanor Parra, el cuarto grande de la poesía chilena
Hace ya décadas que el bien defendido parnaso de la lírica chilena -Huidobro, Mistral y Neruda- se convirtió en un cuarteto. El crítico José Miguel Ibáñez (Ignacio Valente) consagra aquí a Parra como el cuarto grande de nuestra tradición poética, en un iluminador texto.
José Miguel Ibáñez Langlois
Si pasamos a inscribir la antipoesía en su contexto literario -en la historia de la lírica chilena del siglo-, será obligado establecer su relación con la trilogía clásica que forman Huidobro, la Mistral y Neruda en las letras nacionales. Hace ya décadas que ese bien defendido parnaso se convirtió en un cuarteto. Desde luego, adivinar las jerarquías de la posteridad excede nuestro alcance; pero, puestos a reordenar para el aquí y el ahora el sentido provisional de nuestra pequeña historia poética, es justa y esclarecedora la consagración de Parra como el cuarto grande de nuestra lírica.
La libertad huidobriana
Huidobro trajo a la poesía chilena, con los renovadores aires de ultramar, una libertad expresiva que excede el propio contenido y valor de su obra concreta. Desde entonces el poema quedó abierto a toda suerte de experimentaciones, a los multiformes engendros del entusiasmo creador. Por muy lejos que esté Parra de la poética del creacionismo, es indudable que algo de este fuego ha tomado para su fragua, y no sólo el epíteto de Altazor, «antipoeta y mago». Pide el nuevo antipoeta: «Escriban lo que quieran. / En el estilo que les parezca mejor. / En poesía se permite todo».
Huidobro, amparado en el axioma de que «el poeta es un pequeño dios», también quiso que todo fuera posible en el poema: todas las transmutaciones, las audacias, las alquimias y los vértigos del intelecto constructor. Pero el ámbito de esta omnipotencia era, para Huidobro, el mundo de las imágenes y de las palabras. La libertad que el creacionismo inyectó en nuestra poesía fue formal: cualquier imagen se podía relacionar con cualquier otra, cualquier adjetivo podía modificar a cualquier nombre, cabían todas las mezclas verbales y los encuentros inéditos del paraguas con la máquina de coser sobre la mesa de disección. El juego, si bien liberador, resultó con el tiempo un tanto fantasmagórico: la realidad apenas era tocada por este malabarismo, que solo afectaba al verbo, a la imagen, al doble intelectivo de las cosas reales.
El antipoeta, en cambio, es del todo ajeno a los dioses, grandes o pequeños: se sabe un hombre de carne y barro. Y cuando vuelve a pedir que todo sea posible en el poema, no se refiere ciertamente a las proezas verbales de su Olimpo -«los poetas bajaron del Olimpo»-, sino a los lenguajes que al mismo tiempo son experiencias reales, históricas, terrestres del hombre en situación. También de la cintura para abajo, como se complace en subrayar Parra. Experiencias y no experimentos. Esta nueva libertad querrá, entonces, obrar en el mundo y no en la fantasía; querrá ser una fuerza recuperadora de la realidad en el poema; se pondrá al servicio de la relación abierta entre poesía y vida real, para que la vida misma -toda la vida- sea posible en la palabra.
La libertad huidobriana se había asentado sobre bases francesas, sobre la tradición poética de la lengua de Descartes y la liberación formal de los vanguardismos. La obra de Parra se remite a la tradición de una lengua más pobre en giros conceptuales o juegos de la razón, pero más rica en energía sensorial y más cercana a la vida: la poesía de habla inglesa, donde ha sido norma esa maravillosa libertad de decirlo todo en el poema, de plasmar todas las experiencias reales de la vida. Parra ha incorporado en nuestra poesía esa clase de facilidad, y la ha potenciado con el vasto y flexible registro del habla criolla chilena. En un medio literario algo asfixiado por las alquimias verbales de la poesía pura y del surrealismo francés, Parra nos ha devuelto el obvio contacto con las situaciones reales, anulando el entredicho que pesaba sobre los poetas cada vez que querían acercarse con claridad y sin impostación de voz a la experiencia inmediata. Éste es el signo ánglico y a la vez criollo de su liberación.
La desnudez de Mistral
Dentro de una visión esquemática, es muy difícil simplificar el sentido del aporte de la Mistral, más callado y misterioso. Frente a los juegos extranjeros, significó desde luego un giro hacia la honradez consigo mismo, sentido trágico de la existencia, fidelidad a la vida, y en el orden del lenguaje, esa palabra áspera y desnuda, el indispensable arraigo en la poesía castellana, un retorno a las fuentes cegadas por el paso de los vanguardismos. Hablar de la influencia de la Mistral es difícil; la afinidad de Parra con la poeta puede consistir en esa recia gravedad, en esa desnudez de la palabra ante las realidades últimas de la vida y la muerte, en esa honestidad poética resistente a los experimentos formales que ocurren de espaldas a lo real.
La oposición a Neruda
En cuanto a la más polémica de estas relaciones: el propio Parra ha sugerido que Neruda trajo a la poesía chilena el canto, el himno, pero no la vida, que sería el aporte específico de los antipoemas. Con esta referencia entramos en un dominio más actual y resbaladizo, y por tanto en los juicios provisorios, en los prejuicios. Cuando resonó la poderosa voz de Neruda en este rincón de América, sabido es que muy pocos poetas de Chile o aun del continente se vieron libres de su embrujo ritual. Una razón de la popularidad de Parra entre los poetas nuevos fue ésta: Parra ofreció la típica alternativa seria frente a las potencias hipnóticas del nerudismo. La relación interna de ambas voces cubre, pues, todo un período de la historia de nuestra poesía.
Las oposiciones saltan a la vista. Neruda ha dirigido su fuerza, su mejor fuerza, en la dirección del cántico, de la voz cósmica y de la entraña telúrica, de la celebración de las banderas, de la odisea y de la fábula, creando un lenguaje alucinado que destaca entre los más singulares de la poesía de su siglo. Parra ha preferido la fidelidad a la vida inmediata, el arraigo en la existencia problemática, la desmitificación a todo trance, y también el aprovechamiento poético de un lenguaje dado, el hablar de las gentes, el decir cotidiano de la chilenidad. El uno se ha ligado a las potencias dialécticas de la materia y al optimismo constructor de mundos mejores; en el fondo es un formalista del verbo. El otro se pliega con desgarro a la dialéctica más interior de la existencia y, quizá, al salto desesperado hacia lo absoluto: es un moralista al revés y un antipoeta.
Sus virtudes y defectos son contrapuestos y casi complementarios. Donde uno brilla por la intuición visceral y la coherencia inconsciente del lenguaje, lo hace el otro por el sentido de la realidad humana y la inteligencia lúcida de su expresión. Donde uno peligra por el encantarniento ambiguo de los sortilegios verbales -por la rutina del oficio-, lo hace el otro por la caída en el prosaísmo y en la obviedad.
La producción coetánea de ambos fue muy heterogénea. El Neruda final se prodigó en grandes cantidades de versos nunca desamparados de su maestría proverbial, pero ajenos ya a ese contacto íntimo con el propio destino, que da su fuerza a los momentos más altos de una poesía. Parra, si bien descomprimió en los Versos de salón, las Canciones y Artefactos el sufrimiento excesivo y casi insoportable de los antipoemas, ha estado por décadas en plena renovación de formas y experiencias, y en plena capacidad de deparar sorpresas a sus nunca preparados lectores. Al hablar así debe tenerse en cuenta, claro, que diez años separan sus nacimientos y veinte a las Residencias de los Antipoemas: tiempo suficiente para sincronizar la declinación del uno con el auge del otro. Las Residencias -el mejor Neruda- han ingresado ya con todos los honores en la historia de la poesía universal; por eso mismo, no son hoy la última palabra en materia del lenguaje poético. Los Antipoemas esperan en cambio el veredicto de los años; pero, mientras tanto, han hecho de las suyas en el mundo de la poesía más actual. El influjo multitudinario que un día ejerció Neruda sobre los poetas de Chile, lo ha ejercido luego Parra sobre una muchedumbre de antipoetas de nuevo cuño, en el país y en el continente. Pero, cosa curiosa, en el orden de las individualidades ninguno de los dos ha producido grandes discípulos directos. Sus seguidores más próximos se han atascado en retóricas de imitación. Su influjo, sí, está presente un poco por todas partes en Chile; incluso hay una mutua fecundación interna de ambas obras, que la historia clarificará. Se ha hablado con verosimilitud de la influencia de Parra sobre el Neruda de Estravagario. Y por cierto que Parra, como postnerudiano, no se entendería sin el precedente de las Residencias.
Del libro "Para Leer a Parra", Mercurio/Aguilar.
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