Lunes 19 de Diciembre de 2011
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Los circuitos espeleológicos se realizan en la Cordillera de la Sal, a 2.500 metros de altitud, con la supervisión de comuneros indígenas entrenados y acreditados en técnicas de alta montaña.
MARIO ALEJANDRO ROJAS
La Cordillera de la Sal es un cordón montañoso de al menos 180 km de largo, que se extiende entre la Cordillera de Los Andes y el Salar de Atacama, cruzando por el Valle de la Luna. Pero su principal atractivo no está en la superficie, sino bajo ella: una ruta espeleológica que se está transformando en uno de los principales atractivos de San Pedro de Atacama.
Se trata de una excursión subterránea que alcanza los 2,5 km y se realiza en un tiempo de cuatro horas de recorrido y que ofrece la oportunidad de recorrer senderos de arena y sal con temperaturas superiores a los 30º Celsius.
El descenso por las cavernas se realiza en algunos tramos a oscuras, y en otros es necesario guardar silencio para no espantar a las aves que anidan en su interior. Se pueden ver vestigios de escurrimientos de agua, fósiles y cavernas, algunas de las cuales tienen una altura equivalente a la de una casa de dos pisos.
Parece una aventura extrema, pero no lo es. Sólo es necesario ser mayor de 12 años, llevar una botella de agua en la mano y sumarse a una expedición guiada por indígenas que pertenecen o son descendientes de la etnia atacameña o likan antay.
Manuel Cortés es uno de los cinco guardaparques del lugar que hacen expediciones, y cuyo trabajo está certificado por la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) y también por geólogos y universidades (Católica del Norte).
"No vamos a transar ganancias económicas por nuestro patrimonio, ni tampoco la integridad física de los visitantes. Por eso vamos dos guías, uno está encargado de la seguridad y equipos (cascos, cuerdas, anclajes, linternas, entre otros) y el otro, de leer la huella. Acompañan al grupo en caminatas, descensos (no más de 5 metros de altura) y recorrido de cavernas", explica.
Sin embargo, en la realización de esta actividad hay celo, pues se trata de una experiencia que mezcla turismo, deporte, ciencia y conservación del medio ambiente. Esto último aún es sagrado para la cultura norteña.
Por ahora, puede que no resulte fácil contratar este tipo de turismo, pues todavía está en marcha blanca. A ello se suma el interés de los guías de no masificarlo, lo que explica que las excursiones se efectúen en grupos que no superan las seis personas. Su precio varía entre $20 y $25 mil por persona, y los servicios se contratan en la sede vecinal de San Pedro de Atacama, ubicada en calle Caracoles.
Pero existen otros tours más económicos y de menos exigencia física, pues los recorridos cubren de 150 a 200 metros bajo los cerros del Valle de la Luna, pero en otra zona de cavernas.
Ayllus
Seis ayllus (aldeas) administran el circuito: Coyo, Séquitor, Larache, Quitor, Solor y San Pedro.
20 cavernas -al menos- hay en la zona, junto a túneles interconectados. No todos se han explorado.
120 mil visitas recibe cada año San Pedro de Atacama, en su mayoría de turistas extranjeros.
$20 mil es el precio mínimo por recorrer las cavernas durante cuatro horas, con guías expertos.
12 años es la edad mínima para poder incorporarse a este recorrido, que se hace a temperaturas sobre 30° C.
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