domingo, 29 de enero de 2012

El Barrio Cívico en la historia: de Le Corbusier hasta hoy




Urbanismo Una mirada al sector y sus nuevos desafíos

El Presidente Sebastián Piñera anunció el proyecto "Legado Bicentenario", con el que se espera concluir el trabajo urbanístico, ideado en la década del 30, por el arquitecto vienés Karl Brunner. Los gestores de esta última etapa se sienten deudores de una continuidad histórica.  

Maureen Lennon Zaninovic  No quiso amilanarse. El día de la presentación de "El legado Bicentenario", el Presidente Sebastián Piñera citó directamente a Benjamín Vicuña Mackenna, quien fuera intendente de Santiago entre 1872 y 1875. ¿La razón? Según el Mandatario, el reformador del cerro Santa Lucía habría aplaudido con entusiasmo la noticia de la nueva remodelación del Barrio Cívico.

Pero este ambicioso proyecto (ver nota relacionada) debe entenderse, a juicio de sus propios gestores, como una continuidad histórica. "Estamos lejos de proponer un cambio radical, muy por el contrario. Lo que se plantea es una secuencia del proyecto de Barrio Cívico que se inició en los años 30 del siglo pasado, señala el arquitecto Teodoro Fernández, autor del Parque Bicentenario de Vitacura y quien, dentro de este proyecto presidencial, se adjudicó el diseño del nuevo edificio Moneda Bicentenario.

Los inicios
En 1929, arquitectos y autoridades argentinas convocaron al famoso arquitecto vanguardista, Le Corbusier (1887-1965), para el desarrollo de un plan urbano en Buenos Aires. Pocos años más tarde, la figura más reconocida del movimiento moderno aceptó la invitación que le hizo el destacado arquitecto chileno Roberto Dávila Carson -quien había trabajado en su estudio- para hacer lo mismo en Santiago, partiendo por la creación de un centro administrativo. Esta gestión privada no encontró respaldo en los organismos estatales. ¿Qué sucedió? Como bien lo señala una frase que finalmente quedaría para el bronce, su aporte fue concebido como "un sismo y un cisma". La declaración acuñada por Rodulfo Oyarzún Phillipi, en ese entonces presidente de Instituto de Urbanismo, expresa con claridad el quiebre que produjo su nombre entre los arquitectos y especialistas de la época.

Pero más allá de esta coyuntura, a la fallida colaboración de Le Corbusier se sumó otro factor clave: la Municipalidad de Santiago ya había solicitado la asesoría del arquitecto austríaco Karl Brunner (1887-1960), quien junto con desempeñarse como profesor de su especialidad en la Universidad de Chile, en 1934 fue convocado para elaborar el plan regulador de la comuna.

Existe coincidencia entre distintos urbanistas y arquitectos en resaltar que gracias al aporte de Brunner, también se dio inicio formal a una serie de innovadoras consideraciones urbanísticas en nuestro país, y aunque en el desarrollo de la también llamada Caja Cívica -y hasta nuestros días- han intervenido muchísimos otros profesionales, con justicia también se ha reconocido que la fisonomía actual de este sector responde a los planteamientos del vienés: un espacio sólido, macizo, volumétrico y majestuoso, que pone en valor al Palacio de Gobierno.

"Se convoca a Karl Brunner para darle a Santiago un nuevo rostro, consecuente con un país que se modernizaba", cuenta Cristián Undurraga, autor de la Plaza de la Ciudadanía y del Centro Cultural Palacio La Moneda, ambos de 2006. Además, tuvo a su cargo la remodelación de la Plaza de la Constitución.

El arquitecto Teodoro Fernández destaca, a su vez, que después de una concepción colonial y afrancesada que había propuesto Benjamín Vicuña Mackenna para Santiago, el profesional austríaco debió hacer frente a una ciudad mucho más moderna y definitivamente más eficiente. "Karl Brunner llega al nacimiento de la ciudad del automóvil, que es el gran cambio del siglo XX. Empieza a pensar en diagonales y en una espacialidad que traspasa el tamaño de lo que se llamaba el cinturón de hierro, marcado por el ferrocarril urbano que rodeaba la ciudad".

Fernández, dentro de la historia del Barrio Cívico y la configuración de la ciudad de Santiago, detecta tres períodos fundamentales: "Uno de ellos es el colonial, hasta 1840 o 1850, distintivo por el transporte a caballo y donde los grandes monumentos eran las iglesias. A finales del siglo XIX, Benjamín Vicuña Mackenna pensó en una ciudad de bulevares donde el modelo era París. Aparecen el Parque Forestal, la Estación Mapocho, el Bellas Artes.... Los monumentos ya no son los templos sagrados, sino los edificios destinados a la industria y la cultura. Era una ciudad de tranvías y ferrocarriles. Finalmente, en los inicios del siglo XX, Karl Brunner plantea una ciudad del trabajo donde el Estado terciario cumple un papel fundamental".

En 1937, fue el arquitecto chileno Carlos Vera Mandujano quien terminaría ajustando la imagen del Barrio Cívico, basado en el plan del profesional austríaco. En este esquema, el edificio de Gobierno era situado como uno de los polos de un gran eje ceremonial que cruzaba el Paseo Bulnes, y llegaba al sur hasta el actual Parque Almagro y el palacio del Poder Legislativo, que finalmente nunca se construyó en ese lugar.

"Los vacíos propuestos por Brunner fueron contenidos por un conjunto de hermosos edificios racionalistas, concebidos originalmente por el arquitecto Carlos Vera, estrictos en su definición, continuos en su fachada y homogéneos en su coronación. A ellos se les confió la contención de este espacio urbano. ¡Con qué claridad se reconoce aquí la relación indisoluble entre arquitectura y ciudad!", puntualiza Cristián Undurraga.

Qué se entiende por Barrio Cívico
Para Cristián Undurraga, el Barrio Cívico es, sin duda, una de las intervenciones urbanas más radicales que se hayan realizado en la matriz cuadriculada que caracteriza el centro histórico de la ciudad de Santiago, desde su fundación en 1541. A su juicio, este es "el centro de Chile. Ahí están el palacio de gobierno, los ministerios y distintas reparticiones públicas. Allí se diseñan e implementan las políticas públicas. Es un lugar extremadamente significativo para el país, y estos procesos de mejoramiento, desde la década del 30 hasta hoy, van reflejando lo que somos como nación y sociedad"

-¿Cómo recibió nuestro país la propuesta de Karl Brunner?

"Las ideas del urbanista vienés dividieron, en ese momento, a los arquitectos chilenos, ya que había voces que promovían, para Santiago, una visión más próxima a las ideas del movimiento moderno, que proponía una ruptura con la ciudad tradicional, para imponer allí el edificio como objeto aislado rodeado de áreas verdes. Sin embargo, el modelo neoclásico, que se extendía desde el siglo XIX y que promovía la unidad y continuidad de los edificios para dar forma nítida al espacio público, triunfó sobre las ambiciones de un cambio ideológico más radical y rupturista. Estoy convencido que haber implementado el proyecto de Brunner para el Barrio Cívico fue una gran decisión para la ciudad" ".

-¿Cuáles serían los atributos urbanos del Barrio Cívico?

"Conforma un espacio de unas dimensiones distintas a las que proponía para Santiago la matriz fundacional del damero, donde la cuadra era la unidad repetitiva y la plaza -dentro de ese trazado- era el vacío de una manzana. La Caja Cívica suma una escala nueva. No existe otro lugar en Santiago de esas dimensiones. A la Plaza de la Ciudadanía hay que sumar la Plaza de la Constitución, al norte de La Moneda, y el eje Bulnes que extiende el Barrio Cívico hasta el Parque Almagro. Es un espacio de una escala monumental.

Todos estos edificios, que conformarán el barrio, tan rigurosos en su forma y radicales en su implantación, se deben a una normativa muy estricta que se mantiene hasta el día de hoy. De hecho, el edificio Moneda Bicentenario de Teodoro Fernández respetará esa directriz que nació en los años 30. El mérito de este espacio es su continuidad, espacial e histórica, y su escala".

Todos estos edificios, que conformarán el barrio, tan rigurosos en su forma y radicales en su implantación, se deben a una normativa estricta que se mantiene hasta hoy.
La iniciativa privada de traer a Le Corbusier produjo divisiones entre las autoridades de Santiago.
 Radiografía al proyecto "Legado Bicentenario" "Legado Bicentenario" es una iniciativa ambiciosa. Las cifras lo avalan: con una inversión cercana a los 160 millones de dólares, el proyecto presentado recientemente por el Presidente Sebastián Piñera - y tal como se anunció profusamente- se divide en dos áreas. Por un lado, las intervenciones en lo que se denominó Caja Cívica -el perímetro de Agustinas, Morandé, Alameda y Teatinos- y, por otro, el eje del Paseo Bulnes.

Dentro de lo anunciado, resalta la creación de la Gran Explanada, una obra que se adjudicó el arquitecto Cristián Undurraga y que pondrá al mismo nivel la calle Alameda con las veredas. En palabras simples, se levantará una gran superficie en la que la casa de gobierno será la única estructura que sobresaldrá entre la Plaza de la Ciudadanía y la Plaza de la Constitución.

"El pavimento de las calzadas y el de las veredas se unirán en un nivel continuo, con distintas texturas y calidades; y con elementos que protejan la circulación de los peatones", comenta Undurraga sobre este proyecto.

Pero son muchas más las aristas que incorporará este remozamiento. También se anunció que las fachadas de los edificios que están dentro de la Caja Cívica se renovarán y se construirán dos edificios. El primero es el Moneda Bicentenario, en Moneda con Teatinos, que alojará distintos ministerios y dependencias públicas. El segundo es el edificio Cocheras, que está en etapa de diseño y que albergará la Coordinación de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas.

Teodoro Fernández, quien diseñó el edificio Moneda Bicentenario, explica que ahí se instalarán 1.700 funcionarios en aproximadamente 33 mil metros cuadrados. "Exteriormente, será igual al resto de los edificios públicos de los alrededores: con las mismas ventanas, puertas y colores, de manera que exista una continuidad. Lo que buscamos es seguir un estilo más bien moderno, propio de inicios del siglo XX, basado en la concepción de que la arquitectura no se construye por sus fachadas, sino por volúmenes compactos. Además, este edificio tendrá 12 pisos, porque la idea es que todos los ministerios y reparticiones de ese sector, también se uniformen y presenten esa misma altura", dice Fernández.

Loreto Silva, subsecretaria del Ministerio de Obras Públicas (MOP), valora este proyecto impulsado por el Presidente Piñera "como un legado que dejamos a las nuevas generaciones y por su connotación: estamos interviniendo el llamado 'corazón de la república' y con ello se cierra un capítulo muy importante en la historia de este Barrio Cívico, que partió en la década del 30".

La subsecretaria del MOP también rescata la recuperación del llamado sector de las cocheras. "Se trata de un terreno baldío, en pleno centro de Santiago. Próximamente se realizará un concurso público que seguirá la misma modalidad que empleamos en el edificio Moneda Bicentenario".

En cuanto al eje del Paseo Bulnes, se anunció que en terrenos de entidades fiscales disponibles en el área, se edificará un total de 70 mil metros cuadrados para alojar reparticiones del Estado, hoy dispersas. Los proyectos en el eje Bulnes también se realizarán mediante distintos concursos arquitectónicos.

-Algunos han criticado el alto valor de este anuncio: 160 millones de dólares
"Es una suma importante, pero hay que pensar que este es un legado para las próximas generaciones y, por otro lado -según lo ha comentado el propio Presidente Piñera-, el desarrollo de un país pasa por este tipo de obras, que además supondrán un ahorro considerable, al concentrar todo en un solo sector".

-¿Qué pasará con el remate del Paseo Bulnes?
"El Ministerio de Vivienda realizará próximamente un concurso de ideas para definir cómo será el remate, en el Parque Almagro. Puede ser una obra de carácter monumental, es decir, alguna escultura o una iniciativa que reúna toda historia en torno al Barrio Cívico".

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