www.canal13.cl
Reporteros
Actualizado 24/07/2011 - 22:30
Testimonios de los hijos de los hijos de los próceres.
Personas que hoy contribuyen a rescatar la historia y el valor de las mujeres olvidadas.
VER VIDEO
http://tele13.13.cl/reporteros/buscan-vestigios-de-mujeres-patriotas
Los padres de la patria: O'Higgins, Carrera y Rodríguez, mientras luchaban por la independencia nacional, tuvieron dulces amores, fogosos y también turbulentos. De esos amores nacieron hijos y surgió una descendencia que hasta hoy se mantiene. Sin embargo, muy pocos saben qué fue de esas mujeres heroínas.
Del completo olvido de siglos están resurgiendo las figuras de tres mujeres que fueron los grandes amores de los padres de la patria. Francisca Segura y Ruiz, madre del único hijo de Manuel Rodríguez, está mostrando sus huellas a los peritos en Pumanque, Colchagua. Pero la búsqueda sigue también en Santiago. Porque hasta el momento no hay vestigio alguno de la mujer de Bernardo O'Higgins, Rosario Puga Vidaurre, conocida en los albores de la Independencia bajo el apodo de colorina o generala.
Con los aspirantes del taller histórico forense de la PDI acudimos a los archivos del Cementerio General. Y ahí, entre los viejos registros bicentenarios, a lo menos, encontramos constancia de que María del Rosario Puga fue sepultada, en el sepulcro número 1.029. El siguiente paso fue recorrer el patio histórico y limpiar tumbas de aquellos años. Pero se comprobó que ni siquiera la lápida existe. A la decepción inicial siguió la esperanza, luego de ubicar una tumba con número de la época.
También con la idea de honrar a sus ancestros, hace cinco años llegaron a Chile, desde Perú, los descendientes de Bernardo O'Higgins. Son hijos de Carlos O'Higgins Álvarez, tataranieto directo de Demetrio O'Higgins Puga, hijo de Rosario y único vástago reconocido por el libertador. Vivió junto a él hasta su muerte, en la hacienda Montalbán en Lima.
La historia oral de la familia, señala que Bernardo murió con la frustración de no haber vuelto jamás a su tierra natal. Haciendo honor al deseo del prócer, los hermanos O'Higgins viajaron a Chillán Viejo para conocer el sitio que recuerda a sus ancestros. Sólo una de las descendientes de O'Higgins se quedó en el país. María del Pilar. Ella fue invitada por el taller histórico forense para conocer la casa en que vivió Rosario Puga, la madre de su ancestro en la calle Santo Domingo en Santiago.
De la única mujer de héroes de la independencia que existe un retrato es de Mercedes Fontecilla, esposa del general José Miguel Carrera. La madre de los cinco hijos el prócer también pasó al olvido. Y muy pocos saben que está sepultada en la iglesia de los Agustinos, en Santiago. A pocos metros del muy solicitado San Expedito, nadie repara en su tumba. Tal vez porque la lápida señala Mercedes Fontecilla de Benavente. Descendiente directa de Mercedes Fontecilla y de José Miguel Carrera, es Ana María Ried. Su hogar es un verdadero museo dedicado a la historia familiar de los Carrera.
Testimonios de los hijos de los hijos de los próceres. Personas que hoy contribuyen a rescatar la historia y el valor de las mujeres olvidadas.
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Buscando los vestigios de mujeres históricas
Actualizado 31/07/2011 - 22:13
El taller histórico forense de la Policía de Investigaciones hace justicia al rescatar del olvido a las mujeres de tres próceres de nuestra Independencia.
Teletrece mostró el domingo último, los esfuerzos para ubicar los restos de Francisca Segura, la viuda de Manuel Rodríguez. Esta vez sabremos qué ocurre con las mujeres de Bernardo O'Higgins y de José Miguel Carrera.
VER VIDEO
http://tele13.13.cl/reporteros/buscando-los-vestigios-de-mujeres-historicas
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domingo, 31 de julio de 2011
El debut social, una tradición del siglo pasado
www.emol.com
sábado 30 de julio de 2011
FOTOGRAFÍAS , REVISTA ZIG-ZAG
Francisca Carreño
Antes de reinventarse en las hoy conocidas fiestas de quince, el debut social fue uno de los eventos más importantes para las adolescentes durante el siglo pasado. Sus orígenes se encuentran en las cortes europeas, en especial en las de Francia e Inglaterra. Esta tradición fascinó en América y fue adoptada con gran entusiasmo en las clases altas de Estados Unidos. A Chile llega a principios del siglo XX. Comienzan a aparecer en las crónicas sociales largas listas con los nombres de las debutantes de la temporada, cuyos eventos se realizaban en otoño e invierno, los que con el tiempo se trasladan a noviembre y diciembre.
El estreno social marca el fin de la adolescencia y el inicio de la adultez, por ello se realizaba entre los 17 y 18 años. Tras este evento era posible casarse, cambiar la manera de vestir o los lugares frecuentados. Su apogeo se sitúa entre las décadas del treinta hasta los sesenta, cuando los anuncios como la fiesta de debut alcanzaron mayor vistosidad y distinción.
El debut social en la prensa.
Otro importante aspecto del estreno social era el anuncio del debut en la prensa. Estos adquirieron diversos formatos de publicación -retratos en portada, entrevista y foto grupal, entre otros- y por lo general iban incluidos en la sección de Vida Social.
La noche de la gran fiesta.
La fiesta era el punto culminante del estreno social. Este era ofrecido por los padres, que en ocasiones lo podían hacer en forma individual o también en compañía de otras jóvenes. La celebración incluía una comida y, por supuesto, los bailes de moda.
Los retratos inmortalizados por los mejores fotógrafos.
Algunos reconocidos fotógrafos participaron en la Revista Zig-Zag, retratando a las debutantes de cada temporada con el fin de publicar los próximos estrenos. Entre ellos, destacaron Jorge Opazo, Carlos Llaguno, Nanyo (Gennosuke Kakegawa), Alfredo Molina La Hitte y Mario Vargas Rosas.
Julia Astaburuaga Larraín 1938
La moda imponía elegancia.
El debut constituía una instancia de elegancia y si bien representaba los vaivenes de la moda, las jóvenes lucían vestidos largos de gala, los cuales no eran obligadamente blancos, mientras los hombres usaban frac o smoking.
Los "personajes debut".
En ocasiones, algunas reconocidas personalidades participaron en fiestas de estreno social, tanto como invitados o debutantes.
Las mejores pistas de baile en el Club de la Unión o Club Hípico.
Las fiestas se realizaban en lugares amplios, pues recibían a un gran número de invitados. Entre los lugares favoritos se encontraban el Club de la Unión y el Club Hípico. También se usaba realizarlas en la casa de la celebrada.
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http://latercera.com/contenido/727_133319_9.shtml
Poder & Glamour: Jorge Opazo, el fotógrafo de la alta sociedad chilena
Entre los años 30 y 60 Opazo inmortalizó a presidentes, artistas, personajes de renombre y anónimos. Tras su muerte, su viuda destruyó todos sus negativos.
Hoy un libro recoge lo poco que quedó del olvidado retratista.
por Graciela Marín V. -
29/05/2009 - 10:34
Retrato de Julia Astaburuaga.
Galerias
Los retratos de Jorge Opazo
La llamada telefónica que encumbró definitivamente a Jorge Opazo (1908-1979) ocurrió en 1938. Juanita Aguirre de Aguirre, esposa del Presidente Pedro Aguirre Cerda, estaba al otro lado de la línea. "Quiero que saque una foto en que mi esposo salga bien. Tal como es en persona", le habría encomendado la primera dama al fotógrafo, según recuerda Inés Bermúdez, cuñada del fotógrafo. Fue la primera de seis ocasiones en que le encargaron ser el fotógrafo oficial de la presidencia: la situación se repitió sin interrupciones hasta el mandato de Eduardo Frei Montalva.
Los presidentes fueron los últimos en caer seducidos bajo el lente de Jorge Opazo. El fotógrafo, oriundo de Taltal, fue el más famoso y selecto retratista de la primera mitad del siglo XX en Chile. Todo aquel que pretendía poseer estatus debía posar para él en sus estudios de calle París, Estado, Merced o Ahumada. Un retrato suyo valía oro: era caro, es cierto, pero significaba un registro permanente de la pertenencia a la elite local. Sus retratos se multiplicaron en los hogares, pero también en publicaciones como Revista Zig-Zag y el diario El Mercurio. Durante treinta años, Opazo fue el mayor retratista de la sociedad chilena.
Pero nadie se acordó de él cuando, en los 60, su estudio comenzó a perder clientela y él enfermó gravemente. Murió en 1979 y fue despedido en un solitario funeral. Entonces su mujer, Matilde Bermúdez, tomó una decisión radical: destruir todas sus fotografías y negativos. Las que quedaron, ahora son recopiladas en el libro Retrato fotográfico, imagen y poder, editado por Margarita Alvarado, Mariana Matthews y Carla Möller. Allí se reúne todo lo que sobrevivió a la amargura de su mujer, guardado en el Museo Histórico Nacional, la Biblioteca Nacional, en los archivos de Revista Zig-Zag y en el poder de particulares: hermosas fotografías de la sociedad de principios de siglo XX, retratos llenos de carácter de actores, artistas y personajes anónimos.
ELEGANTE AUSTERIDAD
Si no era con Opazo, no lo hacía. A fines de los 30, Julia Astaburuaga fue invitada para participar en una publicidad de Pond´s en la que aparecerían como rostros la duquesa de Montpellier, la condesa de Arens y ella. Según su relato, el salario no era mucho: 300 pesos de la época, alrededor de $ 30 mil de hoy. Lo único que le importaba, realmente, era quién era el retratista. Tenía que ser Opazo, "el fotógrafo de moda". Ese que, con líneas simples y una cuidada iluminación, era capaz de dar con una imagen elegante, pero sin estridencias.
Antes de la fotografía, Opazo se dedicó a la pintura: realizó su primera exposición a los 15 años, con aplaudidos paisajes y naturalezas muertas. Para principios de los 30, ya se había pasado a la cámara fotográfica, en forma autodidacta. De su pasado con la pintura, sin embargo, heredó la composición y su preocupación por la iluminación. En el estudio, replicó la imagen de los años dorados de Hollywood: figuras glamorosas, hermosas, en donde no existía una sola falla en el rostro de los fotografiados. En sus retratos, todas eran divas. Y ellos, siempre caballeros interesantes.
Opazo era un hombre tímido, respetuoso, pero con carácter: si le disgustaba quien le encargaba un retrato, simplemente no lo hacía. Tampoco andaba detrás de los poderosos, insiste Bermúdez. Pero ellos sí estaban detrás de él: lo llamaban, lo invitaban a sus eventos. Si los presidentes Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla le pidieron que los retratara en poses más allá de las oficiales, Carlos Ibáñez del Campo impulsó su carrera diplomática: en 1955 lo nombró agregado cultural de la Embajada de Chile en Francia.
Pero Opazo no sólo fotografiaba a los poderosos. Su estilizado retrato de un marino anónimo, en 1950, es una de sus imágenes más recordadas (en la foto). Según Inés Bermúdez, tras la publicación de la imagen en la Revista Zig-Zag, el mismo marino contactó a Opazo para agradecerle: jamás pensó que su rostro, y no el de una autoridad, aparecería tan grande en la publicación.
Ganador de múltiples premios en salones de fotografía entre 1936 y 1944, Opazo incluso habría sido propuesto para el Premio Nacional de Arte. Según su cuñada, su postulación fue rechazada debido a que la fotografía "no era arte". "Realmente no fue muy valorado", relata Mariana Moreno, quien estuvo a cargo de la investigación para el libro. "Sus imágenes tienen un alto valor estético, una iluminación excepcional... pero en ese momento la fotografía no era visto como arte, sino como simple registro".
Cuando en 1975 a Opazo se le diagnosticó poliarteritis nodosa, él ya se había retirado de la fotografía de estudio. Entre el auge de la fotografía social (liderado por Antonio Quintana) y la posibilidad del público de comprarse cámaras fotográficas para uso personal, los clásicos retratos de Opazo fueron cada vez menos requeridos.
"Cuando enfermó, su señora trató de vender sus imágenes, pero nadie las quiso comprar. Por eso, cuando murió ella los destruyó todos", dice Moreno. Inés Bermúdez estuvo con ella ese día: "Rompimos muchas cosas. Ella decía: si a Jorge en vida no le dieron nada, nadie lo tomó en cuenta, entonces nada les va a quedar nada de regalo. Y las destrozó, tijera en manos".
En su estudio, Opazo replicó la imagen de los años dorados de Hollywood: figuras hermosas en las que no existía una sola falla en el rostros de los fotografiados. En sus retratos, todas las mujeres eran divas. Y ellos, siempre caballeros interesantes.
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En el cine:
LA REBELDE DEBUTANTE
Sandra Dee in The Reluctant Debutante
Sandra Dee wearing a signet ring on her pinky finger in The Reluctant Debutante (1958).
---
En la TV
Juani en Sociedad es una serie de televisión realizada por TV-UC entre 1967 y 1971, basada en una pieza teatral llamada "La Rebelde Debutante", que ese mismo año habia sido llevada a las tablas por el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica.
Cuenta la historia de una familia de clase alta, los Moller McKay, formado por un matrimonio muy conservador, pero de buen corazón: Carlos (Emilio Gaete) y Bebe (Silvia Piñeiro), los cuales sin embargo suelen tener problemas con su hija Juani (Sonia Viveros), un tanto rebelde, que comparte su vida con su novio Jorge (Jorge Guerra). La principal confidente de Bebe es su vecina, Cotocó (Nelly Meruane).
Elenco
Emilio Gaete como Carlos Moller
Silvia Piñeiro como Bebé McKay de Moller
Sonia Viveros como Juani Moller McKay
Nelly Meruane como Cotocó
Luis Alarcón como ¿?
Violeta Vidaurre como ¿?
Bélgica Castro como ¿?
Alexis Quiróz como ¿?
Enlaces externos
Juani en sociedad en Fotech
Página oficial de Canal 13
Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Juani_en_Sociedad»
---
Ficha Técnica:
Libretos: José Donoso
Dirección General: José Caviedes
Argumento:
Juani en Sociedad fue una de las primeras series dramáticas que se hicieron. Estrenada en 1967, la serie seguía la misma línea de Esta Es Mi Familia, la primera producción dramática hecha en Chile en 1963. La serie alcanzó un tremendo éxito que se mantuvo hasta 1971, fecha en que finalizó la serie. Sin embargo en la primera mitad de los 80 se hizo una segunda parte de la serie a cargo de Canal 11, y en 1995 se hizo una tercera y última parte de la serie, esta vez a cargo de La Red, la que salió abruptamente del aire por falta de presupuesto.
La serie narraba la vida de los Moller McKay, una singular familia acomodada y típicamente cristiana que con sus ocurrencias hicieron reír a los espectadores durante los 5 años que duró la serie. Bebé McKay (Silvia Piñeiro) era una ama de casa bastante singular y "pituca" que acostumbraba a ser la mandamás de la casa ordenando todo el tiempo a su marido, Carlos Moller (Emilio Gaete) quien cedía siempre a las órdenes de su amada esposa. La única hija de ambos es Juani (Sonia Viveros), una joven dulce y sumisa que intentaba sobrellevar el singular estilo de vida de su familia. No podía faltar la Cotocó (Nelly Meruane) la mejor amiga de los Moller y de Bebé sobretodo, tan pituca como ella pero una gran amiga que siempre acompaña a los Moller en las buenas y en las malas.
Elenco:
Emilio Gaete - Carlos Moller
Silvia Piñeiro - Bebé McKay de Moller
Sonia Viveros - Juani Moller McKay
Nelly Meruane - Cotocó
Luis Alarcón
Violeta Vidaurre
Bélgica Castro
Alexis Quiroz
Juani en Sociedad (1970)
Exitosa comedia de principios de los 70. Protagonizada por Silvia Piñeiro, Sonia Viveros y Emilio Gaete. Contó además con destacados libretistas, como el dramaturgo Alejandro Sieveking y famoso escritor José Donoso
Emitido por el Canal 13 en 1967
Juani en Sociedad. Emitido por el Canal 13 en 1967 por Malditoregetonero
Capitulo completo del Teleteatro o Telenovela "Juani en Sociedad" que Canal 13 emitio entre 1967 (el año que se emitio este capitulo) hasta 1971, y que tuvo a Silvia Piñeiro, Emilio Gatete, Sonia Viveros (que al mismo tiempo trabajaba en otra serie similar "El Litre 4916"), Jorge Guerra y un gran elenco. Casi todos los que trabajaron en este Teleteatro ya fallecieron y este video es como un homenaje a los que hicieron de "Juani en Sociedad" uno de los buenos programas de Canal 13 en esos años del Hipismo y del sonido Organico.
Video gentileza de Canal 13
(c) 1967 Canal 13 de Television de la Universidad Catolica. Derechos Reservados
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sábado 30 de julio de 2011
FOTOGRAFÍAS , REVISTA ZIG-ZAG
Francisca Carreño
Antes de reinventarse en las hoy conocidas fiestas de quince, el debut social fue uno de los eventos más importantes para las adolescentes durante el siglo pasado. Sus orígenes se encuentran en las cortes europeas, en especial en las de Francia e Inglaterra. Esta tradición fascinó en América y fue adoptada con gran entusiasmo en las clases altas de Estados Unidos. A Chile llega a principios del siglo XX. Comienzan a aparecer en las crónicas sociales largas listas con los nombres de las debutantes de la temporada, cuyos eventos se realizaban en otoño e invierno, los que con el tiempo se trasladan a noviembre y diciembre.
El estreno social marca el fin de la adolescencia y el inicio de la adultez, por ello se realizaba entre los 17 y 18 años. Tras este evento era posible casarse, cambiar la manera de vestir o los lugares frecuentados. Su apogeo se sitúa entre las décadas del treinta hasta los sesenta, cuando los anuncios como la fiesta de debut alcanzaron mayor vistosidad y distinción.
El debut social en la prensa.
Otro importante aspecto del estreno social era el anuncio del debut en la prensa. Estos adquirieron diversos formatos de publicación -retratos en portada, entrevista y foto grupal, entre otros- y por lo general iban incluidos en la sección de Vida Social.
La noche de la gran fiesta.
La fiesta era el punto culminante del estreno social. Este era ofrecido por los padres, que en ocasiones lo podían hacer en forma individual o también en compañía de otras jóvenes. La celebración incluía una comida y, por supuesto, los bailes de moda.
Los retratos inmortalizados por los mejores fotógrafos.
Algunos reconocidos fotógrafos participaron en la Revista Zig-Zag, retratando a las debutantes de cada temporada con el fin de publicar los próximos estrenos. Entre ellos, destacaron Jorge Opazo, Carlos Llaguno, Nanyo (Gennosuke Kakegawa), Alfredo Molina La Hitte y Mario Vargas Rosas.
Julia Astaburuaga Larraín 1938
La moda imponía elegancia.
El debut constituía una instancia de elegancia y si bien representaba los vaivenes de la moda, las jóvenes lucían vestidos largos de gala, los cuales no eran obligadamente blancos, mientras los hombres usaban frac o smoking.
Los "personajes debut".
En ocasiones, algunas reconocidas personalidades participaron en fiestas de estreno social, tanto como invitados o debutantes.
Las mejores pistas de baile en el Club de la Unión o Club Hípico.
Las fiestas se realizaban en lugares amplios, pues recibían a un gran número de invitados. Entre los lugares favoritos se encontraban el Club de la Unión y el Club Hípico. También se usaba realizarlas en la casa de la celebrada.
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http://latercera.com/contenido/727_133319_9.shtml
Poder & Glamour: Jorge Opazo, el fotógrafo de la alta sociedad chilena
Entre los años 30 y 60 Opazo inmortalizó a presidentes, artistas, personajes de renombre y anónimos. Tras su muerte, su viuda destruyó todos sus negativos.
Hoy un libro recoge lo poco que quedó del olvidado retratista.
por Graciela Marín V. -
29/05/2009 - 10:34
Retrato de Julia Astaburuaga.
Galerias
Los retratos de Jorge Opazo
La llamada telefónica que encumbró definitivamente a Jorge Opazo (1908-1979) ocurrió en 1938. Juanita Aguirre de Aguirre, esposa del Presidente Pedro Aguirre Cerda, estaba al otro lado de la línea. "Quiero que saque una foto en que mi esposo salga bien. Tal como es en persona", le habría encomendado la primera dama al fotógrafo, según recuerda Inés Bermúdez, cuñada del fotógrafo. Fue la primera de seis ocasiones en que le encargaron ser el fotógrafo oficial de la presidencia: la situación se repitió sin interrupciones hasta el mandato de Eduardo Frei Montalva.
Los presidentes fueron los últimos en caer seducidos bajo el lente de Jorge Opazo. El fotógrafo, oriundo de Taltal, fue el más famoso y selecto retratista de la primera mitad del siglo XX en Chile. Todo aquel que pretendía poseer estatus debía posar para él en sus estudios de calle París, Estado, Merced o Ahumada. Un retrato suyo valía oro: era caro, es cierto, pero significaba un registro permanente de la pertenencia a la elite local. Sus retratos se multiplicaron en los hogares, pero también en publicaciones como Revista Zig-Zag y el diario El Mercurio. Durante treinta años, Opazo fue el mayor retratista de la sociedad chilena.
Pero nadie se acordó de él cuando, en los 60, su estudio comenzó a perder clientela y él enfermó gravemente. Murió en 1979 y fue despedido en un solitario funeral. Entonces su mujer, Matilde Bermúdez, tomó una decisión radical: destruir todas sus fotografías y negativos. Las que quedaron, ahora son recopiladas en el libro Retrato fotográfico, imagen y poder, editado por Margarita Alvarado, Mariana Matthews y Carla Möller. Allí se reúne todo lo que sobrevivió a la amargura de su mujer, guardado en el Museo Histórico Nacional, la Biblioteca Nacional, en los archivos de Revista Zig-Zag y en el poder de particulares: hermosas fotografías de la sociedad de principios de siglo XX, retratos llenos de carácter de actores, artistas y personajes anónimos.
ELEGANTE AUSTERIDAD
Si no era con Opazo, no lo hacía. A fines de los 30, Julia Astaburuaga fue invitada para participar en una publicidad de Pond´s en la que aparecerían como rostros la duquesa de Montpellier, la condesa de Arens y ella. Según su relato, el salario no era mucho: 300 pesos de la época, alrededor de $ 30 mil de hoy. Lo único que le importaba, realmente, era quién era el retratista. Tenía que ser Opazo, "el fotógrafo de moda". Ese que, con líneas simples y una cuidada iluminación, era capaz de dar con una imagen elegante, pero sin estridencias.
Antes de la fotografía, Opazo se dedicó a la pintura: realizó su primera exposición a los 15 años, con aplaudidos paisajes y naturalezas muertas. Para principios de los 30, ya se había pasado a la cámara fotográfica, en forma autodidacta. De su pasado con la pintura, sin embargo, heredó la composición y su preocupación por la iluminación. En el estudio, replicó la imagen de los años dorados de Hollywood: figuras glamorosas, hermosas, en donde no existía una sola falla en el rostro de los fotografiados. En sus retratos, todas eran divas. Y ellos, siempre caballeros interesantes.
Opazo era un hombre tímido, respetuoso, pero con carácter: si le disgustaba quien le encargaba un retrato, simplemente no lo hacía. Tampoco andaba detrás de los poderosos, insiste Bermúdez. Pero ellos sí estaban detrás de él: lo llamaban, lo invitaban a sus eventos. Si los presidentes Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla le pidieron que los retratara en poses más allá de las oficiales, Carlos Ibáñez del Campo impulsó su carrera diplomática: en 1955 lo nombró agregado cultural de la Embajada de Chile en Francia.
Pero Opazo no sólo fotografiaba a los poderosos. Su estilizado retrato de un marino anónimo, en 1950, es una de sus imágenes más recordadas (en la foto). Según Inés Bermúdez, tras la publicación de la imagen en la Revista Zig-Zag, el mismo marino contactó a Opazo para agradecerle: jamás pensó que su rostro, y no el de una autoridad, aparecería tan grande en la publicación.
Ganador de múltiples premios en salones de fotografía entre 1936 y 1944, Opazo incluso habría sido propuesto para el Premio Nacional de Arte. Según su cuñada, su postulación fue rechazada debido a que la fotografía "no era arte". "Realmente no fue muy valorado", relata Mariana Moreno, quien estuvo a cargo de la investigación para el libro. "Sus imágenes tienen un alto valor estético, una iluminación excepcional... pero en ese momento la fotografía no era visto como arte, sino como simple registro".
Cuando en 1975 a Opazo se le diagnosticó poliarteritis nodosa, él ya se había retirado de la fotografía de estudio. Entre el auge de la fotografía social (liderado por Antonio Quintana) y la posibilidad del público de comprarse cámaras fotográficas para uso personal, los clásicos retratos de Opazo fueron cada vez menos requeridos.
"Cuando enfermó, su señora trató de vender sus imágenes, pero nadie las quiso comprar. Por eso, cuando murió ella los destruyó todos", dice Moreno. Inés Bermúdez estuvo con ella ese día: "Rompimos muchas cosas. Ella decía: si a Jorge en vida no le dieron nada, nadie lo tomó en cuenta, entonces nada les va a quedar nada de regalo. Y las destrozó, tijera en manos".
En su estudio, Opazo replicó la imagen de los años dorados de Hollywood: figuras hermosas en las que no existía una sola falla en el rostros de los fotografiados. En sus retratos, todas las mujeres eran divas. Y ellos, siempre caballeros interesantes.
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En el cine:
LA REBELDE DEBUTANTE
Sandra Dee in The Reluctant Debutante
Sandra Dee wearing a signet ring on her pinky finger in The Reluctant Debutante (1958).
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En la TV
Juani en Sociedad es una serie de televisión realizada por TV-UC entre 1967 y 1971, basada en una pieza teatral llamada "La Rebelde Debutante", que ese mismo año habia sido llevada a las tablas por el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica.
Cuenta la historia de una familia de clase alta, los Moller McKay, formado por un matrimonio muy conservador, pero de buen corazón: Carlos (Emilio Gaete) y Bebe (Silvia Piñeiro), los cuales sin embargo suelen tener problemas con su hija Juani (Sonia Viveros), un tanto rebelde, que comparte su vida con su novio Jorge (Jorge Guerra). La principal confidente de Bebe es su vecina, Cotocó (Nelly Meruane).
Elenco
Emilio Gaete como Carlos Moller
Silvia Piñeiro como Bebé McKay de Moller
Sonia Viveros como Juani Moller McKay
Nelly Meruane como Cotocó
Luis Alarcón como ¿?
Violeta Vidaurre como ¿?
Bélgica Castro como ¿?
Alexis Quiróz como ¿?
Enlaces externos
Juani en sociedad en Fotech
Página oficial de Canal 13
Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Juani_en_Sociedad»
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Ficha Técnica:
Libretos: José Donoso
Dirección General: José Caviedes
Argumento:
Juani en Sociedad fue una de las primeras series dramáticas que se hicieron. Estrenada en 1967, la serie seguía la misma línea de Esta Es Mi Familia, la primera producción dramática hecha en Chile en 1963. La serie alcanzó un tremendo éxito que se mantuvo hasta 1971, fecha en que finalizó la serie. Sin embargo en la primera mitad de los 80 se hizo una segunda parte de la serie a cargo de Canal 11, y en 1995 se hizo una tercera y última parte de la serie, esta vez a cargo de La Red, la que salió abruptamente del aire por falta de presupuesto.
La serie narraba la vida de los Moller McKay, una singular familia acomodada y típicamente cristiana que con sus ocurrencias hicieron reír a los espectadores durante los 5 años que duró la serie. Bebé McKay (Silvia Piñeiro) era una ama de casa bastante singular y "pituca" que acostumbraba a ser la mandamás de la casa ordenando todo el tiempo a su marido, Carlos Moller (Emilio Gaete) quien cedía siempre a las órdenes de su amada esposa. La única hija de ambos es Juani (Sonia Viveros), una joven dulce y sumisa que intentaba sobrellevar el singular estilo de vida de su familia. No podía faltar la Cotocó (Nelly Meruane) la mejor amiga de los Moller y de Bebé sobretodo, tan pituca como ella pero una gran amiga que siempre acompaña a los Moller en las buenas y en las malas.
Elenco:
Emilio Gaete - Carlos Moller
Silvia Piñeiro - Bebé McKay de Moller
Sonia Viveros - Juani Moller McKay
Nelly Meruane - Cotocó
Luis Alarcón
Violeta Vidaurre
Bélgica Castro
Alexis Quiroz
Juani en Sociedad (1970)
Exitosa comedia de principios de los 70. Protagonizada por Silvia Piñeiro, Sonia Viveros y Emilio Gaete. Contó además con destacados libretistas, como el dramaturgo Alejandro Sieveking y famoso escritor José Donoso
Emitido por el Canal 13 en 1967
Juani en Sociedad. Emitido por el Canal 13 en 1967 por Malditoregetonero
Capitulo completo del Teleteatro o Telenovela "Juani en Sociedad" que Canal 13 emitio entre 1967 (el año que se emitio este capitulo) hasta 1971, y que tuvo a Silvia Piñeiro, Emilio Gatete, Sonia Viveros (que al mismo tiempo trabajaba en otra serie similar "El Litre 4916"), Jorge Guerra y un gran elenco. Casi todos los que trabajaron en este Teleteatro ya fallecieron y este video es como un homenaje a los que hicieron de "Juani en Sociedad" uno de los buenos programas de Canal 13 en esos años del Hipismo y del sonido Organico.
Video gentileza de Canal 13
(c) 1967 Canal 13 de Television de la Universidad Catolica. Derechos Reservados
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sábado, 30 de julio de 2011
Amelia Grechi: "No tengo culpa de ser la madrina del diablo"
LA TERCERA EDICION IMPRESA |
sábado 23 de julio de 2011
En un manifiesto, el terrorista noruego Anders Behring Breivik reveló su vínculo con una familia chilena. Aquí habla por primera vez la mujer a quien el autor confeso de los 76 crímenes identifica como su madrina de bautizo.
por Claudia Farfán y Esteban González
Desde el condominio donde vive en el barrio de Smestad, al oeste de Oslo, Amelia Grechi se escucha nerviosa. Está reticente a hablar sobre el vínculo que tuvo en el pasado con Anders Berhing Breivik, el autor confeso de la masacre más grande en la historia de Noruega desde la Segunda Guerra Mundial.
A las 15.26 del viernes 22 de julio, Breivik hizo estalllar un artefacto explosivo en el centro de Oslo, frente al edificio del Primer Ministro, Jens Stoltenberg. La bomba que instaló al interior de un automóvil ocasionó la muerte a ocho personas. Luego, exactamente dos horas más tarde, este hombre de 32 años se dirigió a la isla de Utoya, donde mató a 68 jóvenes del Partido Laborista que participaban en un campamento de verano.
"¡Qué culpa tengo yo de ser la madrina del diablo!", responde Grechi al teléfono cuando se refiere a quien terminó con la vida de un total de 76 personas de la nación escandinava. "A él hay que olvidarlo y no odiarlo, porque eso es lo que él busca: Ser reconocido", añade a La Tercera.
Hasta ese fatídico viernes, la mujer de 52 años llevaba una vida tranquila, como la mayoría de los 15 mil chilenos que residen en Noruega hace décadas.
Sin embargo, la mención de su nombre en el "manifiesto" que el joven ultranacionalista terminó de escribir poco antes de cometer los crímenes puso fin a la normalidad que ha caracterizado su estadía en el país desde 1982. En el texto, Breivik citó su vínculo con la chilena como ejemplo de su tolerancia y de su lejanía con las ideas del nazismo.
"No soy ni nunca he sido un racista. Mi madrina, Amelia Jiménez, y su marido llegaron a Noruega como refugiados políticos desde Chile. Mirando hacia atrás, entendí que eran marxistas, pero no comprendía esos asuntos en ese entonces. Nuestras dos familias fueron muy cercanas durante mi infancia y juventud (…) Yo pasé mucho tiempo con Raol y Natalie", dice Breivik, en el texto de 1.500 páginas que redactó durante varios años.
Amelia Jiménez es en realidad el nombre de casada de Amelia Grechi Araya. La mujer llegó a Noruega acompañando a su esposo, Raúl Jiménez Romero, un antiguo militante del MIR, a quien se dio asilo político en Oslo, luego de ser torturado y de permanecer preso durante cinco años.
Fue detenido en 1977 en la casa de veraneo que tenía con su familia en Papudo, donde hasta ese momento vivía en forma clandestina. Entonces estaba casado hace dos años con Grechi, y había nacido su hijo mayor Raúl, a quien Breivik recuerda en su manuscrito como "Raol".
En uno de sus intentos por obtener la libertad de su marido, la mujer recurrió en 1982 al ex embajador de Noruega en Chile, Frode Nilsen, quien entonces era conocido por la ayuda que prestaba a los opositores al régimen militar. Fue así como en abril de ese año, el matrimonio logró salir del país y se radicó en la capital de la nación escandinava.
La pareja llegó al barrio de Smestad, donde Grechi vive hasta hoy y donde, además, el destino la cruzaría por primera vez con Anders Breivik.
La chilena entabló amistad con Wenche Behring, la madre del autor confeso de la explosión de Oslo y de la masacre de Utoya. Ambas familias eran vecinas del condominio del sector oeste de la ciudad.
Hoy, desde este mismo lugar, la chilena relata que en ese contexto conoció a Breivik. "Era un niño más que jugaba en el jardín".
Entre los edificios de color mostaza, Anders y su hermana Elisabeth compartían tardes enteras con los hijos del matrimonio chileno: Raúl, Nicole y Natalí.
Los menores estrecharon vínculos hasta entrada la adolescencia. A sus 15 años, el ultraderechista no daba señales de su aversión a una Europa abierta a los inmigrantes. En su manifiesto se define a esa edad como uno de los "más notables hip-hoperos del lado Oeste de Oslo" y como uno de los más "activos artistas del grafiti" en esta ciudad.
Un año antes, la madre de Breivik le había pedido a su vecina y amiga chilena que tuviese como ahijado al joven. "Sí, efectivamente, yo fui su madrina en la ceremonia de confirmación, por entonces él tenía 14 años", aclara Amelia Grechi desde Noruega.
En 1999 hubo un punto de inflexión en la vida de ambas familias. Con 20 años, de acuerdo al propio Breivik, se convenció de planear una embestida contra el multiculturalismo europeo. En su "manifiesto" explica que su decisión fue gatillada por el apoyo que dio Noruega el ataque de la OTAN contra los nacionalistas serbios en la guerra de Kosovo.
Tres años antes ya había mostrado un progresivo cambio. Dejó atrás su vida de hip-hopero para ingresar a las juventudes del Partido Progresista, un referente de extrema derecha, al cual adhirió, según dice en su texto, por su posición "contraria a los inmigrantes y "por su defensa del libre mercado".
Su radicalización coincidió con el alejamiento definitivo de su padre, Jens Breivik. El autor de la masacre no vivía con él: se había separado de su madre cuando tenía un año de edad.
La compleja relación entre padre e hijo quedó de manifiesto en las declaraciones que hizo Jens tras los atentados perpretados por su hijo. "Creo que en última instancia debería haberse suicidado antes de matar a tanta gente", afirmó esta semana en una entrevista desde Francia, donde reside.
Los Jiménez-Grechi, por su parte, también experimentaron un cambio en 1999. En un acto que otros chilenos en Oslo califican como poco común, la mujer y su familia salieron de su anonimato como exiliados para contar su historia en el programa de televisión "Tore pa Sporet" (Tore tras la huella). En este espacio testimonial, Raúl Jiménez aceptó mostrar el reencuentro con sus parientes en Chile, después de 18 años de exilio.
Una cámara de televisión lo acompañó desde que aterrizó en el aeropuerto Arturo Merino Benítez. Allí lo esperaban con carteles en mano varios de sus familiares más cercanos. Luego, lo siguieron al cementerio, donde está enterrado su padre, quien falleció en 1985 mientras su hijo estaba en Noruega. Jiménez también visitó su casa natal en Independencia y en la calle Olivos de esa comuna, Marco, su hermano menor, organizó un asado con sus amigos de infancia.
En el reportaje, el ex mirista realizó un recorrido por los lugares donde estuvo detenido tras el golpe militar. Es así como en el programa se muestra al chileno frente al edificio de la Policía de Investigaciones, ubicado en General Mackenna. Ahí relata que fue torturado. También el presentador y su entrevistado entraron a un sitio eriazo, donde entonces se ubicaba la Cárcel Pública. En esta escena, Jiménez recordó que el lugar era un infierno y que a varios de sus amigos los vio por última vez en ese lugar, antes de que desaparecieran. "Todavía puedo escuchar sus gritos", recordó el chileno en el video.
Su esposa no viajó a Chile en esa oportunidad. Sin embargo, apareció en las imágenes junto a sus tres hijos en el condominio de Smestad. Allí celebraron el cumpleaños de Natalí, a quien Breivik también nombra como una de sus amigas extranjeras en el texto de su autoría.
En el testimonio televisivo, la chilena sostuvo que "durante seis años tuvimos todo listo para regresar al país". Era el tiempo en que creía que el régimen militar terminaría pronto. Con el paso de los años, sin embargo, se convenció de quedarse en forma definitiva en Oslo.
"No creo que pueda vivir con tranquilidad en Chile, porque siempre hubiese temido que algo le pudiese pasar a Raúl", afirmó Amelia Grechi en el espacio de televisión, grabado en 1999.
Grechi volvió a saber de su ahijado la noche del viernes 22 de julio, cuando se informaba que un hombre de 32 años, rubio, alto y robusto, era el principal sospechoso de los crímenes cometidos durante ese día.
Su nombre era Anders Behring Breivik, de quien era madrina de bautizo. Quedó desconcertada. Por las pantallas de la televisión noruega se transmitían las imágenes de los lugares en que cometió los atentados. Con el paso de las horas, además, se fueron conociendo los testimonios de los jóvenes que sobrevivieron al tiroteo en la isla. "Alguien que nadaba delante de mí fue alcanzado por un disparo. Vi chorros de sangre y me puse a nadar más rápido. Luego vi a un amigo que estaba a punto de saltar al agua, cuando le dispararon. A esa distancia lo pude oír y ver. Fueron dos balazos en la cabeza", contaba Emma Martinovic, una de las muchachas que, a pesar de sus heridas a bala en un brazo, logró huir de Breivik.
El asombro e impacto inicial de la mujer chilena se transformó más tarde en angustia. En el manuscrito del asesino, su nombre y el de dos de su dos hijos aparecían vinculados a él.
Desde ese momento, la presión por conocer su identidad y su testimonio se hizo insostenible para Grechi.
Los chilenos en Oslo se han preocupado de protegerla e impedir que sea ubicada por la prensa. Tanto la mujer como sus tres hijos no quieren recordar a Breivik. Ni menos que se les asocie con él.
La chilena dice no saber nada del ultraderechista noruego desde que era un adolescente. "De él y su familia no tengo noticias hace 15 años, cuando se fueron del condominio. Desconozco todo acerca de su juventud y menos idea tengo de quiénes podían ser sus amistades", señala al teléfono.
Su otrora vecino en Smestad está detenido bajo un régimen de máximo aislamiento. Tiene vigilancia directa las 24 horas del día para evitar un intento de suicidio y será sometido a un examen siquiátrico a fin de constatar si es o no imputable. En este caso arriesga una pena de hasta 30 años por crímenes de lesa humanidad. El juicio comenzará en 2012.
Mientras tanto, Amelia Grechi espera que pase pronto el interés en la historia de su familia. Su principal motivación, afirma desde Oslo, es no perder el espacio que ha ganado como inmigrante en Noruega desde 1982.
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sábado 23 de julio de 2011
En un manifiesto, el terrorista noruego Anders Behring Breivik reveló su vínculo con una familia chilena. Aquí habla por primera vez la mujer a quien el autor confeso de los 76 crímenes identifica como su madrina de bautizo.
por Claudia Farfán y Esteban González
Desde el condominio donde vive en el barrio de Smestad, al oeste de Oslo, Amelia Grechi se escucha nerviosa. Está reticente a hablar sobre el vínculo que tuvo en el pasado con Anders Berhing Breivik, el autor confeso de la masacre más grande en la historia de Noruega desde la Segunda Guerra Mundial.
A las 15.26 del viernes 22 de julio, Breivik hizo estalllar un artefacto explosivo en el centro de Oslo, frente al edificio del Primer Ministro, Jens Stoltenberg. La bomba que instaló al interior de un automóvil ocasionó la muerte a ocho personas. Luego, exactamente dos horas más tarde, este hombre de 32 años se dirigió a la isla de Utoya, donde mató a 68 jóvenes del Partido Laborista que participaban en un campamento de verano.
"¡Qué culpa tengo yo de ser la madrina del diablo!", responde Grechi al teléfono cuando se refiere a quien terminó con la vida de un total de 76 personas de la nación escandinava. "A él hay que olvidarlo y no odiarlo, porque eso es lo que él busca: Ser reconocido", añade a La Tercera.
Hasta ese fatídico viernes, la mujer de 52 años llevaba una vida tranquila, como la mayoría de los 15 mil chilenos que residen en Noruega hace décadas.
Sin embargo, la mención de su nombre en el "manifiesto" que el joven ultranacionalista terminó de escribir poco antes de cometer los crímenes puso fin a la normalidad que ha caracterizado su estadía en el país desde 1982. En el texto, Breivik citó su vínculo con la chilena como ejemplo de su tolerancia y de su lejanía con las ideas del nazismo.
"No soy ni nunca he sido un racista. Mi madrina, Amelia Jiménez, y su marido llegaron a Noruega como refugiados políticos desde Chile. Mirando hacia atrás, entendí que eran marxistas, pero no comprendía esos asuntos en ese entonces. Nuestras dos familias fueron muy cercanas durante mi infancia y juventud (…) Yo pasé mucho tiempo con Raol y Natalie", dice Breivik, en el texto de 1.500 páginas que redactó durante varios años.
Amelia Jiménez es en realidad el nombre de casada de Amelia Grechi Araya. La mujer llegó a Noruega acompañando a su esposo, Raúl Jiménez Romero, un antiguo militante del MIR, a quien se dio asilo político en Oslo, luego de ser torturado y de permanecer preso durante cinco años.
Fue detenido en 1977 en la casa de veraneo que tenía con su familia en Papudo, donde hasta ese momento vivía en forma clandestina. Entonces estaba casado hace dos años con Grechi, y había nacido su hijo mayor Raúl, a quien Breivik recuerda en su manuscrito como "Raol".
En uno de sus intentos por obtener la libertad de su marido, la mujer recurrió en 1982 al ex embajador de Noruega en Chile, Frode Nilsen, quien entonces era conocido por la ayuda que prestaba a los opositores al régimen militar. Fue así como en abril de ese año, el matrimonio logró salir del país y se radicó en la capital de la nación escandinava.
La pareja llegó al barrio de Smestad, donde Grechi vive hasta hoy y donde, además, el destino la cruzaría por primera vez con Anders Breivik.
La chilena entabló amistad con Wenche Behring, la madre del autor confeso de la explosión de Oslo y de la masacre de Utoya. Ambas familias eran vecinas del condominio del sector oeste de la ciudad.
Hoy, desde este mismo lugar, la chilena relata que en ese contexto conoció a Breivik. "Era un niño más que jugaba en el jardín".
Entre los edificios de color mostaza, Anders y su hermana Elisabeth compartían tardes enteras con los hijos del matrimonio chileno: Raúl, Nicole y Natalí.
Los menores estrecharon vínculos hasta entrada la adolescencia. A sus 15 años, el ultraderechista no daba señales de su aversión a una Europa abierta a los inmigrantes. En su manifiesto se define a esa edad como uno de los "más notables hip-hoperos del lado Oeste de Oslo" y como uno de los más "activos artistas del grafiti" en esta ciudad.
Un año antes, la madre de Breivik le había pedido a su vecina y amiga chilena que tuviese como ahijado al joven. "Sí, efectivamente, yo fui su madrina en la ceremonia de confirmación, por entonces él tenía 14 años", aclara Amelia Grechi desde Noruega.
En 1999 hubo un punto de inflexión en la vida de ambas familias. Con 20 años, de acuerdo al propio Breivik, se convenció de planear una embestida contra el multiculturalismo europeo. En su "manifiesto" explica que su decisión fue gatillada por el apoyo que dio Noruega el ataque de la OTAN contra los nacionalistas serbios en la guerra de Kosovo.
Tres años antes ya había mostrado un progresivo cambio. Dejó atrás su vida de hip-hopero para ingresar a las juventudes del Partido Progresista, un referente de extrema derecha, al cual adhirió, según dice en su texto, por su posición "contraria a los inmigrantes y "por su defensa del libre mercado".
Su radicalización coincidió con el alejamiento definitivo de su padre, Jens Breivik. El autor de la masacre no vivía con él: se había separado de su madre cuando tenía un año de edad.
La compleja relación entre padre e hijo quedó de manifiesto en las declaraciones que hizo Jens tras los atentados perpretados por su hijo. "Creo que en última instancia debería haberse suicidado antes de matar a tanta gente", afirmó esta semana en una entrevista desde Francia, donde reside.
Los Jiménez-Grechi, por su parte, también experimentaron un cambio en 1999. En un acto que otros chilenos en Oslo califican como poco común, la mujer y su familia salieron de su anonimato como exiliados para contar su historia en el programa de televisión "Tore pa Sporet" (Tore tras la huella). En este espacio testimonial, Raúl Jiménez aceptó mostrar el reencuentro con sus parientes en Chile, después de 18 años de exilio.
Una cámara de televisión lo acompañó desde que aterrizó en el aeropuerto Arturo Merino Benítez. Allí lo esperaban con carteles en mano varios de sus familiares más cercanos. Luego, lo siguieron al cementerio, donde está enterrado su padre, quien falleció en 1985 mientras su hijo estaba en Noruega. Jiménez también visitó su casa natal en Independencia y en la calle Olivos de esa comuna, Marco, su hermano menor, organizó un asado con sus amigos de infancia.
En el reportaje, el ex mirista realizó un recorrido por los lugares donde estuvo detenido tras el golpe militar. Es así como en el programa se muestra al chileno frente al edificio de la Policía de Investigaciones, ubicado en General Mackenna. Ahí relata que fue torturado. También el presentador y su entrevistado entraron a un sitio eriazo, donde entonces se ubicaba la Cárcel Pública. En esta escena, Jiménez recordó que el lugar era un infierno y que a varios de sus amigos los vio por última vez en ese lugar, antes de que desaparecieran. "Todavía puedo escuchar sus gritos", recordó el chileno en el video.
Su esposa no viajó a Chile en esa oportunidad. Sin embargo, apareció en las imágenes junto a sus tres hijos en el condominio de Smestad. Allí celebraron el cumpleaños de Natalí, a quien Breivik también nombra como una de sus amigas extranjeras en el texto de su autoría.
En el testimonio televisivo, la chilena sostuvo que "durante seis años tuvimos todo listo para regresar al país". Era el tiempo en que creía que el régimen militar terminaría pronto. Con el paso de los años, sin embargo, se convenció de quedarse en forma definitiva en Oslo.
"No creo que pueda vivir con tranquilidad en Chile, porque siempre hubiese temido que algo le pudiese pasar a Raúl", afirmó Amelia Grechi en el espacio de televisión, grabado en 1999.
Grechi volvió a saber de su ahijado la noche del viernes 22 de julio, cuando se informaba que un hombre de 32 años, rubio, alto y robusto, era el principal sospechoso de los crímenes cometidos durante ese día.
Su nombre era Anders Behring Breivik, de quien era madrina de bautizo. Quedó desconcertada. Por las pantallas de la televisión noruega se transmitían las imágenes de los lugares en que cometió los atentados. Con el paso de las horas, además, se fueron conociendo los testimonios de los jóvenes que sobrevivieron al tiroteo en la isla. "Alguien que nadaba delante de mí fue alcanzado por un disparo. Vi chorros de sangre y me puse a nadar más rápido. Luego vi a un amigo que estaba a punto de saltar al agua, cuando le dispararon. A esa distancia lo pude oír y ver. Fueron dos balazos en la cabeza", contaba Emma Martinovic, una de las muchachas que, a pesar de sus heridas a bala en un brazo, logró huir de Breivik.
El asombro e impacto inicial de la mujer chilena se transformó más tarde en angustia. En el manuscrito del asesino, su nombre y el de dos de su dos hijos aparecían vinculados a él.
Desde ese momento, la presión por conocer su identidad y su testimonio se hizo insostenible para Grechi.
Los chilenos en Oslo se han preocupado de protegerla e impedir que sea ubicada por la prensa. Tanto la mujer como sus tres hijos no quieren recordar a Breivik. Ni menos que se les asocie con él.
La chilena dice no saber nada del ultraderechista noruego desde que era un adolescente. "De él y su familia no tengo noticias hace 15 años, cuando se fueron del condominio. Desconozco todo acerca de su juventud y menos idea tengo de quiénes podían ser sus amistades", señala al teléfono.
Su otrora vecino en Smestad está detenido bajo un régimen de máximo aislamiento. Tiene vigilancia directa las 24 horas del día para evitar un intento de suicidio y será sometido a un examen siquiátrico a fin de constatar si es o no imputable. En este caso arriesga una pena de hasta 30 años por crímenes de lesa humanidad. El juicio comenzará en 2012.
Mientras tanto, Amelia Grechi espera que pase pronto el interés en la historia de su familia. Su principal motivación, afirma desde Oslo, es no perder el espacio que ha ganado como inmigrante en Noruega desde 1982.
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Bellas Artes exhibe las obras desconocidas de su colección chilena
LA TERCERA EDICION IMPRESA |
sábado 30 de julio de 2011
La muestra permanente del museo se renueva con 96 obras escogidas por la curadora Soledad Novoa.
por Denisse Espinoza
Corre 1842 en Chile y para el pequeño circuito de arte local parece inevitable y necesaria la formación de una Academia de Pintura con todas sus reglas. Es entonces que el gobierno de Manuel Bulnes hace una jugada inesperada y pone sus fichas en un joven talento: Antonio Gana se convierte en el primer artista becado en París. La idea es que al terminar sus estudios vuelva a Chile y se ponga al frente de la futura institución. Todo falló.
Los fríos europeos y la vida paupérrima, debido al escaso dinero de la beca, hacen que Gana enferme de tuberculosis y muera en el barco de regreso a Chile. Tenía 23 años. Su nombre se convirtió en leyenda y sólo dos de sus obras sobrevivieron. Una de ellas, nunca antes expuesta, protagoniza ahora la exposición Diecinueveinte, con la que el Museo de Bellas Artes renueva su colección permanente bajo la mirada de la curadora Soledad Novoa. "El eje de la muestra es la Academia y cómo algunos pintores adscribieron a ella y otros la rechazaron por completo. Además, quise poner en tensión grandes obras con otras más desconocidas de los mismos autores", dice Novoa.
Así, está Pedro Lira con el clásico cuadro La carta y al mismo tiempo, El niño enfermo, lienzo con el cual el pintor se acercó al retrato social y a los paradigmas modernos de la Generación del 13. En la misma línea se encuentra La perla del mercader, obra ícono de Alfredo Valenzuela Puelma, junto a Flores japonesas, donde el pintor rompe la composición tradicional y pinta un florero a ras de suelo, y de fondo se ven los detalles de bastidores y de lo que sería su propio taller.
A la pintura de Antonio Gana se le suman otras reivindicaciones, como las mujeres que a fines del siglo XIX pintaron a la par de los grandes maestros: Luisa Lastarria, las hermanas Mira y Celia Castro. "Figuraron en los salones de pintura y ganaron premios, pero a la hora de escribir la historia en los libros fueron olvidadas y consideradas sólo como aficionadas", dice la curadora.
Clara Filleul es un caso emblemático de la mala memoria que sufre el arte local. La artista llegó de Francia acompañando a Raymond Monvoisin, quien tendría gran éxito como retratista de la sociedad criolla, logrando instaurar un taller que funcionó como una verdadera industria de pintura. La alta demanda hizo que el francés se hiciese ayudar por Filleul para terminar sus obras. "Se dice que fueron amantes y que muchas veces Monvoisin esbozaba las figuras y Filleul las terminaba. Incluso en Lima hay obras firmadas por los dos. Acá expondremos retratos hechos por ella", señala Novoa.
La muestra incluye obras de Rugendas, Arturo Gordon, José Gil de Castro, el grupo Montparnasse y Virginio Arias, más conocido por sus esculturas. El recorrido salta al siglo XX, con obras experimentales de Guillermo Núñez, uno de los primeros en incluir serigrafía en la tela, del geométrico Ramón Vergara Grez y del surrealista Roberto Matta, quien rompería todos los esquemas del academicismo local y mundial.
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sábado 30 de julio de 2011
La muestra permanente del museo se renueva con 96 obras escogidas por la curadora Soledad Novoa.
por Denisse Espinoza
Corre 1842 en Chile y para el pequeño circuito de arte local parece inevitable y necesaria la formación de una Academia de Pintura con todas sus reglas. Es entonces que el gobierno de Manuel Bulnes hace una jugada inesperada y pone sus fichas en un joven talento: Antonio Gana se convierte en el primer artista becado en París. La idea es que al terminar sus estudios vuelva a Chile y se ponga al frente de la futura institución. Todo falló.
Los fríos europeos y la vida paupérrima, debido al escaso dinero de la beca, hacen que Gana enferme de tuberculosis y muera en el barco de regreso a Chile. Tenía 23 años. Su nombre se convirtió en leyenda y sólo dos de sus obras sobrevivieron. Una de ellas, nunca antes expuesta, protagoniza ahora la exposición Diecinueveinte, con la que el Museo de Bellas Artes renueva su colección permanente bajo la mirada de la curadora Soledad Novoa. "El eje de la muestra es la Academia y cómo algunos pintores adscribieron a ella y otros la rechazaron por completo. Además, quise poner en tensión grandes obras con otras más desconocidas de los mismos autores", dice Novoa.
Así, está Pedro Lira con el clásico cuadro La carta y al mismo tiempo, El niño enfermo, lienzo con el cual el pintor se acercó al retrato social y a los paradigmas modernos de la Generación del 13. En la misma línea se encuentra La perla del mercader, obra ícono de Alfredo Valenzuela Puelma, junto a Flores japonesas, donde el pintor rompe la composición tradicional y pinta un florero a ras de suelo, y de fondo se ven los detalles de bastidores y de lo que sería su propio taller.
A la pintura de Antonio Gana se le suman otras reivindicaciones, como las mujeres que a fines del siglo XIX pintaron a la par de los grandes maestros: Luisa Lastarria, las hermanas Mira y Celia Castro. "Figuraron en los salones de pintura y ganaron premios, pero a la hora de escribir la historia en los libros fueron olvidadas y consideradas sólo como aficionadas", dice la curadora.
Clara Filleul es un caso emblemático de la mala memoria que sufre el arte local. La artista llegó de Francia acompañando a Raymond Monvoisin, quien tendría gran éxito como retratista de la sociedad criolla, logrando instaurar un taller que funcionó como una verdadera industria de pintura. La alta demanda hizo que el francés se hiciese ayudar por Filleul para terminar sus obras. "Se dice que fueron amantes y que muchas veces Monvoisin esbozaba las figuras y Filleul las terminaba. Incluso en Lima hay obras firmadas por los dos. Acá expondremos retratos hechos por ella", señala Novoa.
La muestra incluye obras de Rugendas, Arturo Gordon, José Gil de Castro, el grupo Montparnasse y Virginio Arias, más conocido por sus esculturas. El recorrido salta al siglo XX, con obras experimentales de Guillermo Núñez, uno de los primeros en incluir serigrafía en la tela, del geométrico Ramón Vergara Grez y del surrealista Roberto Matta, quien rompería todos los esquemas del academicismo local y mundial.
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La reinvención de "Los 33" a un año del derrumbe de la mina San José
www.emol.com
Sábado 30 de Julio de 2011
Decididos a dar charlas motivacionales para mantenerse financieramente, los mineros rescatados esperan que la conmemoración del accidente sirva para entregar un mensaje de unidad al país en medio del actual clima confrontacional.Cinco de los 33 mineros de Atacama en una charla de capacitación en la Constructora e Inmobiliaria SuKsa.
Participaron Luis Urzúa, Samuel Ávalos, Jorge Galleguillos ,Omar Raigadas y Claudio Yañez.
Foto: Héctor Aravena, El Mercurio
El rescate se transmitió en directo a todo el planeta.
Foto: Presidencia
Gobierno anuncia crédito para saldar los finiquitos de los trabajadores de la mina San José
Papel de los 33 mineros será conservado en el Museo Regional de Copiapó Mineros del yacimiento San José demandan al Estado por $7.750 millones
Cápsula que rescató a los 33 mineros será exhibida en feria argentina
Ver más
Tragedia en mina San José >>
SANTIAGO.- Antes de hablar, Samuel Ávalos (43) toma la servilleta de la mesa, la mira y la enrolla entre sus dedos. "Es la misma empresa que nos mandaba comida para abajo", dice el minero tras reconocer impreso en el papel el nombre de la compañía que preparaba sus colaciones para enviárselas por sondas a 700 metros de profundidad.
Hace un año, este ex vendedor ambulante trabajaba en la mina San José, donde había llegado para escapar de las drogas y las "malas juntas". Pero el 5 de agosto el yacimiento se vino abajo dejándolo sepultado con sus compañeros de turno. Desde entonces, su vida nunca más volvió a ser la misma y tras el milagroso rescate pasó a ser conocido como uno de "Los 33 de Atacama".
Ávalos junto a Daniel Herrera (27) y Claudio Yáñez (34) visitaron Emol para hablar sobre lo que esperan de la conmemoración de esta fecha y también para contar las razones que los llevaron a reinventarse como oradores de charlas motivacionales.
Compartiendo cafés y sándwiches -lujos añorados en los primeros días de su encierro-, los mineros no evaden ningún tema. "Es falso que tenemos plata. Hace poco vendí mi moto y de eso estoy viviendo. No tengo trabajo. Mi señora tiene nueve meses de embarazo, tengo otros niños chicos... he estado viviendo de las puras tarjetas", dice Yáñez.
Ávalos agrega: "Yo estoy viviendo de lo que nos regaló Leonardo Farkas. Y ya va quedando pa' puro pagar la luz, el agua y comer. Gracias a ese empresario yo me he podido mantener estos meses".
Aseguran que los viajes alrededor del mundo son invitaciones, con pasajes y hotel incluidos, pero que no hay pago de por medio. Y que aún no reciben dinero por los derechos de imagen de la próxima película que contará su historia.
Por ello, la mayoría de los rescatados decidió entrar de lleno en el negocio de las charlas motivacionales, actividad que han realizado con éxito algunos de los sobrevivientes del accidente aéreo de Los Andes en 1972.
Creen que su experiencia puede servir para inspirar a otros. El mensaje que quieren transmitir es la importancia del trabajo en equipo para superar problemas y fomentar el respeto de las normas de seguridad en las empresas, la principal carencia de la mina que los dejó atrapados.
Esperan que las empresas chilenas y extranjeras se interesen y los llamen, para así sostenerse financieramente. "No queremos que nos regalen plata, queremos trabajar y con eso mantener a nuestras familias", sostiene Yáñe
Llamado a la unidad
El próximo 5 de agosto aprovecharán las dos actividades de conmemoración en Copiapó para mostrar esta faceta. Primero en el acto en que el Gobierno, encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, entregue al museo regional la cápsula Fénix 2 y el papel con el mensaje "Estamos bien en el refugio los 33", y luego en la ceremonia ecuménica en el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria (la patrona de los trabajadores de la minería), donde le harán entrega de un regalo sorpresa a los responsables de sacarlos del fondo de la tierra.
Cada vez que las cámaras y micrófonos los busquen, los mineros entregarán mensajes que llamen a la unidad del país, que hoy vive un clima confrontacional: un espíritu muy distinto al que había mientras se intentaba rescatarlos.
"El chileno olvida rápido. Cuando viajamos a Israel nos trataron muy bien, con eso no quiero decir que en Chile nos hayan tratado mal. Pero si te metes a las redes sociales, nos destrozan. Me enojo un poco con eso, porque no le toman importancia. Si insultas a un chileno, te estás insultándote a ti mismo", afirma Ávalos, quien, al igual que sus compañeros, lamenta que en Chile pocos recuerden el significado de su odisea.
En cambio, en el extranjero, tras una década marcada por atentados terroristas, guerras, desastres naturales y crisis financieras, dicen que ven su rescate como un símbolo de esperanza.
"Tenemos un problema cultural, una memoria a corto plazo... Afuera nos atienden muy bien, nos agasajan como si fuéramos estrellas, yo nunca me he sentido así tampoco. Pero afuera se valoriza un poco más y ven lo subliminal de este accidente. Ellos alcanzaron a leer la letra chica. Y nosotros todavía no lo leemos", declara Daniel Herrera.
Eso mismo los ha llevado a no querer fijar ninguna posición política para "no contaminar" el mensaje de su rescate. Y respecto a la demanda colectiva que presentaron contra el Estado por $7.750 millones, reiteran que no es contra el Gobierno de Piñera sino que contra las instituciones que permitieron que la mina San José siguiera funcionando pese a los antecedentes de riesgo que registraba.
"Para mí es un motivo de felicidad estar vivos... Lo demás son detalles que se solucionan conversando", expresa Ávalos. "Por eso no apunto a nadie para criticar el sistema. Estoy agradecido del gobierno y de don Sebastián Piñera, porque él tomó la decisión de sacarnos".
Los mineros tampoco se desvelan pensando en los actores que los interpretarán en el cine. "Queremos que la película se filme en Chile para que dé trabajo aquí y que ojalá el mensaje cale hondo en la gente, porque el mensaje es lo más importante", concluye Herrera.
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Sábado 30 de Julio de 2011
Decididos a dar charlas motivacionales para mantenerse financieramente, los mineros rescatados esperan que la conmemoración del accidente sirva para entregar un mensaje de unidad al país en medio del actual clima confrontacional.Cinco de los 33 mineros de Atacama en una charla de capacitación en la Constructora e Inmobiliaria SuKsa.
Participaron Luis Urzúa, Samuel Ávalos, Jorge Galleguillos ,Omar Raigadas y Claudio Yañez.
Foto: Héctor Aravena, El Mercurio
El rescate se transmitió en directo a todo el planeta.
Foto: Presidencia
Gobierno anuncia crédito para saldar los finiquitos de los trabajadores de la mina San José
Papel de los 33 mineros será conservado en el Museo Regional de Copiapó Mineros del yacimiento San José demandan al Estado por $7.750 millones
Cápsula que rescató a los 33 mineros será exhibida en feria argentina
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Tragedia en mina San José >>
SANTIAGO.- Antes de hablar, Samuel Ávalos (43) toma la servilleta de la mesa, la mira y la enrolla entre sus dedos. "Es la misma empresa que nos mandaba comida para abajo", dice el minero tras reconocer impreso en el papel el nombre de la compañía que preparaba sus colaciones para enviárselas por sondas a 700 metros de profundidad.
Hace un año, este ex vendedor ambulante trabajaba en la mina San José, donde había llegado para escapar de las drogas y las "malas juntas". Pero el 5 de agosto el yacimiento se vino abajo dejándolo sepultado con sus compañeros de turno. Desde entonces, su vida nunca más volvió a ser la misma y tras el milagroso rescate pasó a ser conocido como uno de "Los 33 de Atacama".
Ávalos junto a Daniel Herrera (27) y Claudio Yáñez (34) visitaron Emol para hablar sobre lo que esperan de la conmemoración de esta fecha y también para contar las razones que los llevaron a reinventarse como oradores de charlas motivacionales.
Compartiendo cafés y sándwiches -lujos añorados en los primeros días de su encierro-, los mineros no evaden ningún tema. "Es falso que tenemos plata. Hace poco vendí mi moto y de eso estoy viviendo. No tengo trabajo. Mi señora tiene nueve meses de embarazo, tengo otros niños chicos... he estado viviendo de las puras tarjetas", dice Yáñez.
Ávalos agrega: "Yo estoy viviendo de lo que nos regaló Leonardo Farkas. Y ya va quedando pa' puro pagar la luz, el agua y comer. Gracias a ese empresario yo me he podido mantener estos meses".
Aseguran que los viajes alrededor del mundo son invitaciones, con pasajes y hotel incluidos, pero que no hay pago de por medio. Y que aún no reciben dinero por los derechos de imagen de la próxima película que contará su historia.
Por ello, la mayoría de los rescatados decidió entrar de lleno en el negocio de las charlas motivacionales, actividad que han realizado con éxito algunos de los sobrevivientes del accidente aéreo de Los Andes en 1972.
Creen que su experiencia puede servir para inspirar a otros. El mensaje que quieren transmitir es la importancia del trabajo en equipo para superar problemas y fomentar el respeto de las normas de seguridad en las empresas, la principal carencia de la mina que los dejó atrapados.
Esperan que las empresas chilenas y extranjeras se interesen y los llamen, para así sostenerse financieramente. "No queremos que nos regalen plata, queremos trabajar y con eso mantener a nuestras familias", sostiene Yáñe
Llamado a la unidad
El próximo 5 de agosto aprovecharán las dos actividades de conmemoración en Copiapó para mostrar esta faceta. Primero en el acto en que el Gobierno, encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, entregue al museo regional la cápsula Fénix 2 y el papel con el mensaje "Estamos bien en el refugio los 33", y luego en la ceremonia ecuménica en el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria (la patrona de los trabajadores de la minería), donde le harán entrega de un regalo sorpresa a los responsables de sacarlos del fondo de la tierra.
Cada vez que las cámaras y micrófonos los busquen, los mineros entregarán mensajes que llamen a la unidad del país, que hoy vive un clima confrontacional: un espíritu muy distinto al que había mientras se intentaba rescatarlos.
"El chileno olvida rápido. Cuando viajamos a Israel nos trataron muy bien, con eso no quiero decir que en Chile nos hayan tratado mal. Pero si te metes a las redes sociales, nos destrozan. Me enojo un poco con eso, porque no le toman importancia. Si insultas a un chileno, te estás insultándote a ti mismo", afirma Ávalos, quien, al igual que sus compañeros, lamenta que en Chile pocos recuerden el significado de su odisea.
En cambio, en el extranjero, tras una década marcada por atentados terroristas, guerras, desastres naturales y crisis financieras, dicen que ven su rescate como un símbolo de esperanza.
"Tenemos un problema cultural, una memoria a corto plazo... Afuera nos atienden muy bien, nos agasajan como si fuéramos estrellas, yo nunca me he sentido así tampoco. Pero afuera se valoriza un poco más y ven lo subliminal de este accidente. Ellos alcanzaron a leer la letra chica. Y nosotros todavía no lo leemos", declara Daniel Herrera.
Eso mismo los ha llevado a no querer fijar ninguna posición política para "no contaminar" el mensaje de su rescate. Y respecto a la demanda colectiva que presentaron contra el Estado por $7.750 millones, reiteran que no es contra el Gobierno de Piñera sino que contra las instituciones que permitieron que la mina San José siguiera funcionando pese a los antecedentes de riesgo que registraba.
"Para mí es un motivo de felicidad estar vivos... Lo demás son detalles que se solucionan conversando", expresa Ávalos. "Por eso no apunto a nadie para criticar el sistema. Estoy agradecido del gobierno y de don Sebastián Piñera, porque él tomó la decisión de sacarnos".
Los mineros tampoco se desvelan pensando en los actores que los interpretarán en el cine. "Queremos que la película se filme en Chile para que dé trabajo aquí y que ojalá el mensaje cale hondo en la gente, porque el mensaje es lo más importante", concluye Herrera.
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Así estamos, a un año del derrumbe, los 33
www.emol.com
sábado 30 de julio de 2011
"El Mercurio" conversó con todos los rescatados de la mina San José, a días de que se conmemore el primer año del accidente. Ayer, el Gobierno anunció $500 millones para pagarles las indemnizaciones a 19 de ellos y a los otros mineros del yacimiento.
EQUIPO DE REGIONES Franklin volvió al fútbol: entrena jóvenes y quiere instalar casa de acogida
Franklin Lobos, el ex mediocampista que brillara en equipos como Cobresal, Unión Calera y La Serena, volvió a trabajar en lo que ha sido la pasión de su vida, el fútbol.
El ex jugador ha hecho algunas charlas, y viajado a varios países. El dinero que recibió de Leonardo Farkas lo guardó para los estudios de sus hijas.
Foto:VLADIMIR BIGORRA
Está a cargo de las divisiones inferiores del Club Deportivo Copiapó, a las que entrena en una modesta cancha de tierra en el centro de la ciudad. Es la misma donde Franklin "chuteó" los primeros de sus recordados tiros libres en la década de los 60. La misma desde donde saltó a la serie de honor del fútbol nacional.
Sus "chicos" lo reconocen y respetan: viajan de lejos a los entrenamientos, usan un viejo y oxidado container como camarín y vuelven sin bañarse a casa. Todo para recibir consejos del "rey del tiro libre", quien anotó 86 goles en su carrera y jugó con Iván Zamorano, Sergio Salgado, Vladimir Bigorra y Rubén Martínez.
"No hay infraestructura, hay que entrenar con pura tierra. A veces hay que jugar con Unión (Española), vamos ganando y en el segundo tiempo nos pasa la cuenta el no practicar en pasto", reconoce.
Su objetivo es abrir una casa para que talentos de otras ciudades de la Región de Atacama tengan dónde alojar y puedan estudiar y entrenar: "Ojalá una empresa pueda darnos algún aporte mensual que nos sirva para eso, pues ya hemos recibido otros para comprar camisetas y pelotas".
Los domingos, Lobos tiene su infaltable partido con el Club Deportivo Comercio. "Lo que más esperamos es el tercer tiempo", bromea.
Casi la mitad está sin trabajo: mientras unos quieren volver a la minería, otros prefieren buscar algo en la ciudad
Todas las mañanas Carlos Bugueño sale en su Peugeot 206 "enchulado" desde el humilde sector de Til Til Bajo, en Copiapó. Antes de ser minero trabajó como guardia y después del accidente sólo ha conseguido "pitutos", pintando o haciendo de maestro. En la mina San José se dedicaba a las fortificaciones y aunque ahora busca un trabajo similar, dice que "no nos dan pega, por lo psicológico, piensan que podríamos tener otro accidente". Ahora está preocupado, pues el dinero que logró tras el rescate ya escasea.
También está sin empleo Esteban Rojas, ahora dedicado a trabajar en la ampliación de la cocina de su casa. En su living luce orgulloso los presentes que recibió tras el encierro y las fotos de sus viajes. "Estoy a pura pichanga los domingos", bromea mientras muestra la imagen de su matrimonio, con el ministro Laurence Golborne de padrino.
La situación de ambos se replica en otros 13 casos. Álex Vega, por ejemplo, trata de subsistir haciendo pitutos como mecánico. Aún está con licencia y de ahí tiene "algo" con qué mantener a su familia. Para todos, los $8 millones que les entregó el empresario Leonardo Farkas, han sido fundamentales. Vega los usó para arreglar su casa en Copiapó, un sueño que dice, tenía desde hace años.
José Ojeda también está cesante, pero porque aún tiene licencia médica. "Mi futuro seguirá en minería. Era operador y cuando termine esto voy a volver a lo mismo", afirma. Pero como "la cosa ha estado complicada", los millones de Farkas los gastó en pagar cuentas y el arriendo de $180 mil de su casa en Copiapó. Daniel Herrera también quiere volver a la minería. Aún no lo ha logrado, pero enfatiza que si lo hace, "no lo haría de nuevo a la San José y me preocuparía de los estándares de seguridad".
Para sobrevivir Carlos Barrios volvió a obtener dinero gracias a los colectivos. Antes de entrar a San José manejaba entre Tierra Amarilla y Copiapó, y ahora sigue en lo mismo, sólo recibiendo un porcentaje de su vehículo conducido por otro.
Mientras, en el sur Juan Carlos Aguilar no se preocupa por la cesantía, pues su mundo se volvió alegría tras la llegada de su hijo Juan Pedro, quien nació el lunes. Por ahora cuenta que está "buscando trabajo y preparándome para dar charlas", que es lo que le gustaría hacer.
Ariel Ticona también está enfocado en su hija Esperanza, quien nació mientras estaba atrapado. Para "botar" el estrés por no encontrar empleo, los médicos le recomendaron gastar energías, por lo que se concentra en la remodelación de su casa en Copiapó.
Carlos Mamani no tiene empleo y Edison Peña "aún está en la mina"
Carlos Mamani pensó que al ser el único extranjero de "los 33" su nombre sería uno de los más recordados, al menos en su país, Bolivia. Pero no. Hoy está sin trabajo, tiene problemas económicos y por ello este año viajó desde Copiapó a su tierra para probar suerte. "Pero ya nadie me reconocía. A lo mejor a muchos en mi país no les gustó que no me quedara (tras el ofrecimiento del Presidente Evo Morales de darle empleo), pero es que ya tenía hecha mi vida en Chile, mi hija Emilia es chilena", dice.
No obstante, la fama que hoy le falta a Mamani le sobra y le causa problemas a Edison Peña. El minero que corría 10 kilómetros diarios dentro de la mina llegó hace unos días desde Canadá, donde asistió al Festival Collingwood, que tributa a Elvis Presley, su ídolo.
Edison cantó y bailó ante ocho mil personas y dice que "mucha gente busca la fama por años. A mí me llegó de sopetón, de la noche a la mañana, y es difícil de asimilar".
Y es que la exposición le ha pasado la cuenta. "Estoy mal, desde el 26 de noviembre, cuando me dieron el alta, que no recibo ningún tratamiento médico. Con tanta fama, uno se cree estrella y es difícil llevar esta vida".
Su esposa, Angélica Álvarez, concuerda con él. "Nuestra vida ahora es tan oscura como era la mina. La mina cambió a Edison, ya no es el mismo de antes. Edison todavía no vuelve de la mina", lamenta.
Dos de los más jóvenes llegaron a la TV, pero ahora buscan empleo
"Atención grupo. Ahora ensayamos el tema de Karen Paola", dice una voz en off en el estudio de TVN donde de lunes a viernes se transmite el programa juvenil "Calle 7". Aunque sabían que sólo estarían al aire por una semana, Renán Ávalos y Richard Villarroel aprendieron las coreografías y se hicieron parte del elenco, en que desempeñaron los roles de capitanes de equipo.
Desde Salamanca y Ovalle, los dos jóvenes llegaron a probar suerte a la televisión. Como aún están cesantes, buscaron en esa invitación una oportunidad laboral. "Siempre dije que me gustaría estar en un programa así, o como 'Pelotón', donde se hagan pruebas físicas", confiesa Renán, quien hizo gala de su destreza y concentración.
Richard, un poco más tímido, comenta que esto lo vio sólo como una oportunidad y que nunca imaginó estar en la televisión. Después de los episodios se iban directo al hotel, pues dicen tener claro que no son famosos y que siguen buscando trabajo. "Cuando vamos a pedir pega nos dicen estamos forrados en plata y es mentira. Yo vivo de lo que me dio Farkas y apenas de unas peguitas que me salen en talleres mecánicos", concluye Villarroel.
Dos pololean con asistentes sociales y otro con la hija de un compañero
Como toda epopeya, la de los mineros tenía finales de amor. Tras salir a la superficie, Pedro Cortés aprovechó los viajes al extranjero para estrechar lazos con Romina López, ex asistente social del Gobierno Regional de Atacama, quien coordinaba los traslados al Campamento Esperanza. Su compañero Carlos Barrios terminó con su ex pareja y ahora pololea con la trabajadora social Marta Contreras, quien fue nexo entre el Gobierno y los rescatados.
Ambas parejas no reconocen públicamente sus relaciones, pero "es un secreto a voces en toda la ciudad", dicen en la Intendencia.
Mientras, Carlos Bugueño se enamoró de una de las 5 hijas de su colega Víctor Segovia. "Está pololeando con mi hija Juana, se enamoraron en uno de los viajes. Yo no me meto, es cosa de ellos", contó el "suegro".
¿Y qué ocurrió con Yonny Barrios y la disputa amorosa que recorrió el mundo?
Sonriente, el otrora perforista dice que está mejor que nunca con Susana Valenzuela, quien era su pareja al momento del accidente y con quien vive en Copiapó.
"Ahora tenemos nuestro almacén, hacemos empanadas, freímos sopaipillas y calzones rotos. Estamos mejor que antes", cuenta Barrios.
Tres de los mineros optan por la venta de hortalizas y otros siete se dedican a dictar charlas en empresas
Víctor Zamora usa el living de su casa en Tierra Amarilla como sala de ventas. Entre recuerdos de la mina San José expende frutas y verduras. Lo hace informalmente, porque no tiene permiso. Gana $40 mil diarios.
Aprendió todo de Darío Segovia , quien ha vivido entre la minería y la feria. Tras el accidente, este último se instaló en la plaza El Palomar, en Copiapó. "Mi idea es estar tranquilo y surgir. Partí con un triciclo, después con uno más grande. Me fui a la mina y me compré una camioneta. Ahora el proyecto es poner un galpón", asegura el minero, quien recibirá apoyo de un empresario portugués.
A pocos metros de donde se instala Segovia, Osmán Araya estaciona diariamente el camión que compró con el dinero donado por Leonardo Farkas. Ofrece los mismos productos que su colega, pero no son competencia porque cada uno ya tiene a sus "caseros". Hasta se pasan datos de "picadas".
"No es mucho lo que se gana, pero da para mantener la casa. Son unas 40 o 50 'lucas', pero ahora soy mi propio jefe, nadie me manda. Si quiero, trabajo", destaca, mientras piensa en comprar un segundo camión.
Desde Chillán, Juan Illanes cuenta que por el momento está dedicado a dictar charlas. "La idea sería poder fortalecerse y apuntar hacia el coaching (...) Que sea todo bien profesional con un equipo bien formado". Raúl Bustos viaja por Chile junto a una empresa telefónica: "Ha sido sanador también contar lo que me pasó", reconoce.
Como se conocieron bien bajo tierra, se relajan juntos en el escenario. Bajo el mando del jefe de turno Luis Urzúa, Omar Reygadas, Claudio Yáñez, Jorge Galleguillos y Samuel Ávalos comenzaron a recorrer empresas contando su experiencia. "Uno siempre va a estar ligado a la minería, no necesariamente como mineros pero sí en enseñarles a la gente y a los trabajadores nuevos que también hay que cuidarse", dice Urzúa.
En las charlas cuentan anécdotas "subterra" y contestan preguntas del público.
"Hay hartos compañeros, por ejemplo de la construcción, que viven cosas parecidas. Tenemos que transmitir el mensaje de que esto no se repita", enfatiza Ávalos.
4 vuelven a la mina
Lentamente superaron sus traumas, y por eso Pablo Rojas , Claudio Acuña, Florencio Ávalos y Víctor Segovia decidieron volver a lo que siempre han hecho: trabajar en la minería.
Rojas es independiente: arrendó con un socio un yacimiento en Copiapó para extraer cobre. "Ésa es mi vida, lo que siempre he hecho, y quiero seguir en esto", confesó mientras cavaba el túnel de acceso.
Mientras, Ávalos ya dio los exámenes para entrar a una gran empresa. "Estoy en eso, en la posibilidad de ir a Collahuasi. Ya es tiempo de trabajar. Tantos meses de estar en la casa y descansar, como que aburre", asegura.
Segovia pronto comenzará a trabajar en una minera del norte, "donde las normas de seguridad se respetan", destaca. Allí volverá a ser un "jumbero" (conductor de máquina minera).
Acuña volvió a Ovalle. "Trabajo en una mina subterránea, igual que la San José. Al principio estaba muerto de susto", confiesa.
Las secuelas: Ojeda está con psiquiatra, Sánchez se llama "loco" y Gómez llora con la mina
José Ojeda es quizás el más afectado. Está con licencia, sigue un tratamiento psiquiátrico y psicológico, y cuenta que al día debe tomar medicamentos en seis oportunidades. "Todavía no se me pasa, estoy como un poco más irritable", asegura.
Su compañero Mario Gómez quiere que lo jubilen porque "ya no me quedan fuerzas para seguir trabajando. Sufro de silicosis y ya no estoy para esas cosas". Cada vez que recuerda lo que vivió en la mina, sus ojos se llenan de lágrimas.
En junio Esteban Rojas viajó a Grecia. Allí visitó un yacimiento de aluminio, pero cuando estaba dentro "tuve ganas de salir". En ese momento supo que volver a la minería sería complicado, pues los recuerdos persisten. "Ahora tenemos una gira por Chile y después de eso me voy a dedicar a trabajar. Si es en minería, será en planta, ya no en socavón", adelanta.
El menor, Jimmy Sánchez (20), dice que está "loco". "Me dieron el alta en diciembre, pero yo me siento loco, le tengo miedo a la oscuridad, a la noche. Estoy mal", reconoce.
La semana pasada Víctor Zamora llamó urgente a Yonny Barrios: quería desaparecer. Le contó que no irá al acto del 5 de agosto y que no quiere saber de "los 33". Barrios lo visitó, y la pareja de éste, Susana Valenzuela, dice que "está muy mal".
Otro afectado es Renán Ávalos , quien sueña que "que estoy encerrado en una mina, no en la misma, pero que estoy atrapado". El minero critica a la ACHS, pues "nos tiraron muy luego a los leones". Richard Villarroel opina lo mismo: dice que lo trataron una sola vez. "La atención que nos dieron fue de la peor, del uno al 10, le doy un 0,5. Hasta ahora estoy con problemas y sueño cosas. Me duermo a las 4:30 y despierto a las 8:00 y eso no es normal", revela.
Jorge Galleguillos no puede ver los videos que muestra en su charla. "No lo puedo enfrentar. Me recuerda mucho lo que fue el accidente, todavía no lo supero y cuando tengo los recuerdos de lo que pasó, a veces no lo soporto", cuenta.
Mario, el más conocido del grupo, no irá a la conmemoración del derrumbe en Copiapó
Mario Sepúlveda no descansa. A las 8 de la mañana ya está levantado, trabajando en su parcela o en la ampliación de su casa, en Pudahuel. Durante el día se reúne con su esposa y mánager Elvira, ven las actividades del día y sigue. No se detiene y mientras habla les da comida a sus perros, peina a sus caballos y ordena el patio del campo.
Además, el minero que saltó a la fama al ser el animador de los videos bajo tierra, está iniciando un centro deportivo para niños vulnerables y dicta charlas por Chile y el mundo. En Estados Unidos tiene una agente, y a ese país es adonde más viaja. Sin embargo, en medio de su ajetreo, cuando es consultado sobre el cambio que ha tenido su vida, se detiene. "Yo no he cambiado en nada. Mi vida es simple, yo soy obrero", remarca.
Además de todas esas actividades, "Súper Mario" cuenta que hace "pololitos" en el rubro eléctrico. Y aunque afirma que está contento, hay dos cosas que le molestan profundamente. Una es que "la gente no entendió que yo nunca quise ser artista", dice, aludiendo principalmente a algunas personas de Copiapó que lo han molestado a él y a su familia.
Tanto le afecta el tema, que asegura no irá a la conmemoración del derrumbe que se hará en la capital de Atacama, el viernes. Su otra molestia es más directa y compartida. "Que los dueños paguen por lo que hicieron, simple".
El único que está estudiando
Pedro Cortés fue el encargado de la comunicación telefónica con los rescatistas. En el encierro aprovechó su oficio de electricista, el que hoy quiere perfeccionar.
Por eso estudia Mantención Eléctrica en el CFT de la U. de Atacama. "Corté los viajes antes, porque ya me había metido a estudiar y era un compromiso que adquirí conmigo", cuenta. Incluso, rechazó ir al programa "Calle 7" de TVN.
Con lo que le regaló Farkas, el joven se compró un todoterreno y se paga su carrera. El problema es que el dinero se le acabó, y ya tiene deudas con el CFT. Por eso, venderá la moto que le regalaron, pues nunca la usó.
Si aprueba todos los ramos, debería terminar la carrera en 2012. Su promedio es de 5,7.
Cuando egrese pretende trabajar en minería. "Podría ser interior o exterior. No sé si me dé 'julepe'. Pero tiene que ser una mina buena, aunque no creo que haya una como San Esteban", ironiza.
Los dos relatos que serán libros
"Lo que pasó allá abajo sólo lo sabemos nosotros", dicen Víctor Segovia y José Henríquez, quienes escribirán las vivencias del encierro.
Segovia redactó una bitácora en un cuaderno que hoy resguardan los abogados de Carey y Cía. Éste servirá para el libro que escribirá el premio Pulitzer Héctor Tobar. "Después que lo publiquen, voy a donar mi libro a un museo de Copiapó para que se quede aquí", adelanta.
Henríquez contó su historia para el libro "Milagro en la Mina", que saldrá a la venta en inglés y español el 12 de octubre. "Es la vivencia de mi familia y mi persona. Lo que persigo como minero cristiano", explica.
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sábado 30 de julio de 2011
"El Mercurio" conversó con todos los rescatados de la mina San José, a días de que se conmemore el primer año del accidente. Ayer, el Gobierno anunció $500 millones para pagarles las indemnizaciones a 19 de ellos y a los otros mineros del yacimiento.
EQUIPO DE REGIONES Franklin volvió al fútbol: entrena jóvenes y quiere instalar casa de acogida
Franklin Lobos, el ex mediocampista que brillara en equipos como Cobresal, Unión Calera y La Serena, volvió a trabajar en lo que ha sido la pasión de su vida, el fútbol.
El ex jugador ha hecho algunas charlas, y viajado a varios países. El dinero que recibió de Leonardo Farkas lo guardó para los estudios de sus hijas.
Foto:VLADIMIR BIGORRA
Está a cargo de las divisiones inferiores del Club Deportivo Copiapó, a las que entrena en una modesta cancha de tierra en el centro de la ciudad. Es la misma donde Franklin "chuteó" los primeros de sus recordados tiros libres en la década de los 60. La misma desde donde saltó a la serie de honor del fútbol nacional.
Sus "chicos" lo reconocen y respetan: viajan de lejos a los entrenamientos, usan un viejo y oxidado container como camarín y vuelven sin bañarse a casa. Todo para recibir consejos del "rey del tiro libre", quien anotó 86 goles en su carrera y jugó con Iván Zamorano, Sergio Salgado, Vladimir Bigorra y Rubén Martínez.
"No hay infraestructura, hay que entrenar con pura tierra. A veces hay que jugar con Unión (Española), vamos ganando y en el segundo tiempo nos pasa la cuenta el no practicar en pasto", reconoce.
Su objetivo es abrir una casa para que talentos de otras ciudades de la Región de Atacama tengan dónde alojar y puedan estudiar y entrenar: "Ojalá una empresa pueda darnos algún aporte mensual que nos sirva para eso, pues ya hemos recibido otros para comprar camisetas y pelotas".
Los domingos, Lobos tiene su infaltable partido con el Club Deportivo Comercio. "Lo que más esperamos es el tercer tiempo", bromea.
Casi la mitad está sin trabajo: mientras unos quieren volver a la minería, otros prefieren buscar algo en la ciudad
Todas las mañanas Carlos Bugueño sale en su Peugeot 206 "enchulado" desde el humilde sector de Til Til Bajo, en Copiapó. Antes de ser minero trabajó como guardia y después del accidente sólo ha conseguido "pitutos", pintando o haciendo de maestro. En la mina San José se dedicaba a las fortificaciones y aunque ahora busca un trabajo similar, dice que "no nos dan pega, por lo psicológico, piensan que podríamos tener otro accidente". Ahora está preocupado, pues el dinero que logró tras el rescate ya escasea.
También está sin empleo Esteban Rojas, ahora dedicado a trabajar en la ampliación de la cocina de su casa. En su living luce orgulloso los presentes que recibió tras el encierro y las fotos de sus viajes. "Estoy a pura pichanga los domingos", bromea mientras muestra la imagen de su matrimonio, con el ministro Laurence Golborne de padrino.
La situación de ambos se replica en otros 13 casos. Álex Vega, por ejemplo, trata de subsistir haciendo pitutos como mecánico. Aún está con licencia y de ahí tiene "algo" con qué mantener a su familia. Para todos, los $8 millones que les entregó el empresario Leonardo Farkas, han sido fundamentales. Vega los usó para arreglar su casa en Copiapó, un sueño que dice, tenía desde hace años.
José Ojeda también está cesante, pero porque aún tiene licencia médica. "Mi futuro seguirá en minería. Era operador y cuando termine esto voy a volver a lo mismo", afirma. Pero como "la cosa ha estado complicada", los millones de Farkas los gastó en pagar cuentas y el arriendo de $180 mil de su casa en Copiapó. Daniel Herrera también quiere volver a la minería. Aún no lo ha logrado, pero enfatiza que si lo hace, "no lo haría de nuevo a la San José y me preocuparía de los estándares de seguridad".
Para sobrevivir Carlos Barrios volvió a obtener dinero gracias a los colectivos. Antes de entrar a San José manejaba entre Tierra Amarilla y Copiapó, y ahora sigue en lo mismo, sólo recibiendo un porcentaje de su vehículo conducido por otro.
Mientras, en el sur Juan Carlos Aguilar no se preocupa por la cesantía, pues su mundo se volvió alegría tras la llegada de su hijo Juan Pedro, quien nació el lunes. Por ahora cuenta que está "buscando trabajo y preparándome para dar charlas", que es lo que le gustaría hacer.
Ariel Ticona también está enfocado en su hija Esperanza, quien nació mientras estaba atrapado. Para "botar" el estrés por no encontrar empleo, los médicos le recomendaron gastar energías, por lo que se concentra en la remodelación de su casa en Copiapó.
Carlos Mamani no tiene empleo y Edison Peña "aún está en la mina"
Carlos Mamani pensó que al ser el único extranjero de "los 33" su nombre sería uno de los más recordados, al menos en su país, Bolivia. Pero no. Hoy está sin trabajo, tiene problemas económicos y por ello este año viajó desde Copiapó a su tierra para probar suerte. "Pero ya nadie me reconocía. A lo mejor a muchos en mi país no les gustó que no me quedara (tras el ofrecimiento del Presidente Evo Morales de darle empleo), pero es que ya tenía hecha mi vida en Chile, mi hija Emilia es chilena", dice.
No obstante, la fama que hoy le falta a Mamani le sobra y le causa problemas a Edison Peña. El minero que corría 10 kilómetros diarios dentro de la mina llegó hace unos días desde Canadá, donde asistió al Festival Collingwood, que tributa a Elvis Presley, su ídolo.
Edison cantó y bailó ante ocho mil personas y dice que "mucha gente busca la fama por años. A mí me llegó de sopetón, de la noche a la mañana, y es difícil de asimilar".
Y es que la exposición le ha pasado la cuenta. "Estoy mal, desde el 26 de noviembre, cuando me dieron el alta, que no recibo ningún tratamiento médico. Con tanta fama, uno se cree estrella y es difícil llevar esta vida".
Su esposa, Angélica Álvarez, concuerda con él. "Nuestra vida ahora es tan oscura como era la mina. La mina cambió a Edison, ya no es el mismo de antes. Edison todavía no vuelve de la mina", lamenta.
Dos de los más jóvenes llegaron a la TV, pero ahora buscan empleo
"Atención grupo. Ahora ensayamos el tema de Karen Paola", dice una voz en off en el estudio de TVN donde de lunes a viernes se transmite el programa juvenil "Calle 7". Aunque sabían que sólo estarían al aire por una semana, Renán Ávalos y Richard Villarroel aprendieron las coreografías y se hicieron parte del elenco, en que desempeñaron los roles de capitanes de equipo.
Desde Salamanca y Ovalle, los dos jóvenes llegaron a probar suerte a la televisión. Como aún están cesantes, buscaron en esa invitación una oportunidad laboral. "Siempre dije que me gustaría estar en un programa así, o como 'Pelotón', donde se hagan pruebas físicas", confiesa Renán, quien hizo gala de su destreza y concentración.
Richard, un poco más tímido, comenta que esto lo vio sólo como una oportunidad y que nunca imaginó estar en la televisión. Después de los episodios se iban directo al hotel, pues dicen tener claro que no son famosos y que siguen buscando trabajo. "Cuando vamos a pedir pega nos dicen estamos forrados en plata y es mentira. Yo vivo de lo que me dio Farkas y apenas de unas peguitas que me salen en talleres mecánicos", concluye Villarroel.
Dos pololean con asistentes sociales y otro con la hija de un compañero
Como toda epopeya, la de los mineros tenía finales de amor. Tras salir a la superficie, Pedro Cortés aprovechó los viajes al extranjero para estrechar lazos con Romina López, ex asistente social del Gobierno Regional de Atacama, quien coordinaba los traslados al Campamento Esperanza. Su compañero Carlos Barrios terminó con su ex pareja y ahora pololea con la trabajadora social Marta Contreras, quien fue nexo entre el Gobierno y los rescatados.
Ambas parejas no reconocen públicamente sus relaciones, pero "es un secreto a voces en toda la ciudad", dicen en la Intendencia.
Mientras, Carlos Bugueño se enamoró de una de las 5 hijas de su colega Víctor Segovia. "Está pololeando con mi hija Juana, se enamoraron en uno de los viajes. Yo no me meto, es cosa de ellos", contó el "suegro".
¿Y qué ocurrió con Yonny Barrios y la disputa amorosa que recorrió el mundo?
Sonriente, el otrora perforista dice que está mejor que nunca con Susana Valenzuela, quien era su pareja al momento del accidente y con quien vive en Copiapó.
"Ahora tenemos nuestro almacén, hacemos empanadas, freímos sopaipillas y calzones rotos. Estamos mejor que antes", cuenta Barrios.
Tres de los mineros optan por la venta de hortalizas y otros siete se dedican a dictar charlas en empresas
Víctor Zamora usa el living de su casa en Tierra Amarilla como sala de ventas. Entre recuerdos de la mina San José expende frutas y verduras. Lo hace informalmente, porque no tiene permiso. Gana $40 mil diarios.
Aprendió todo de Darío Segovia , quien ha vivido entre la minería y la feria. Tras el accidente, este último se instaló en la plaza El Palomar, en Copiapó. "Mi idea es estar tranquilo y surgir. Partí con un triciclo, después con uno más grande. Me fui a la mina y me compré una camioneta. Ahora el proyecto es poner un galpón", asegura el minero, quien recibirá apoyo de un empresario portugués.
A pocos metros de donde se instala Segovia, Osmán Araya estaciona diariamente el camión que compró con el dinero donado por Leonardo Farkas. Ofrece los mismos productos que su colega, pero no son competencia porque cada uno ya tiene a sus "caseros". Hasta se pasan datos de "picadas".
"No es mucho lo que se gana, pero da para mantener la casa. Son unas 40 o 50 'lucas', pero ahora soy mi propio jefe, nadie me manda. Si quiero, trabajo", destaca, mientras piensa en comprar un segundo camión.
Desde Chillán, Juan Illanes cuenta que por el momento está dedicado a dictar charlas. "La idea sería poder fortalecerse y apuntar hacia el coaching (...) Que sea todo bien profesional con un equipo bien formado". Raúl Bustos viaja por Chile junto a una empresa telefónica: "Ha sido sanador también contar lo que me pasó", reconoce.
Como se conocieron bien bajo tierra, se relajan juntos en el escenario. Bajo el mando del jefe de turno Luis Urzúa, Omar Reygadas, Claudio Yáñez, Jorge Galleguillos y Samuel Ávalos comenzaron a recorrer empresas contando su experiencia. "Uno siempre va a estar ligado a la minería, no necesariamente como mineros pero sí en enseñarles a la gente y a los trabajadores nuevos que también hay que cuidarse", dice Urzúa.
En las charlas cuentan anécdotas "subterra" y contestan preguntas del público.
"Hay hartos compañeros, por ejemplo de la construcción, que viven cosas parecidas. Tenemos que transmitir el mensaje de que esto no se repita", enfatiza Ávalos.
4 vuelven a la mina
Lentamente superaron sus traumas, y por eso Pablo Rojas , Claudio Acuña, Florencio Ávalos y Víctor Segovia decidieron volver a lo que siempre han hecho: trabajar en la minería.
Rojas es independiente: arrendó con un socio un yacimiento en Copiapó para extraer cobre. "Ésa es mi vida, lo que siempre he hecho, y quiero seguir en esto", confesó mientras cavaba el túnel de acceso.
Mientras, Ávalos ya dio los exámenes para entrar a una gran empresa. "Estoy en eso, en la posibilidad de ir a Collahuasi. Ya es tiempo de trabajar. Tantos meses de estar en la casa y descansar, como que aburre", asegura.
Segovia pronto comenzará a trabajar en una minera del norte, "donde las normas de seguridad se respetan", destaca. Allí volverá a ser un "jumbero" (conductor de máquina minera).
Acuña volvió a Ovalle. "Trabajo en una mina subterránea, igual que la San José. Al principio estaba muerto de susto", confiesa.
Las secuelas: Ojeda está con psiquiatra, Sánchez se llama "loco" y Gómez llora con la mina
José Ojeda es quizás el más afectado. Está con licencia, sigue un tratamiento psiquiátrico y psicológico, y cuenta que al día debe tomar medicamentos en seis oportunidades. "Todavía no se me pasa, estoy como un poco más irritable", asegura.
Su compañero Mario Gómez quiere que lo jubilen porque "ya no me quedan fuerzas para seguir trabajando. Sufro de silicosis y ya no estoy para esas cosas". Cada vez que recuerda lo que vivió en la mina, sus ojos se llenan de lágrimas.
En junio Esteban Rojas viajó a Grecia. Allí visitó un yacimiento de aluminio, pero cuando estaba dentro "tuve ganas de salir". En ese momento supo que volver a la minería sería complicado, pues los recuerdos persisten. "Ahora tenemos una gira por Chile y después de eso me voy a dedicar a trabajar. Si es en minería, será en planta, ya no en socavón", adelanta.
El menor, Jimmy Sánchez (20), dice que está "loco". "Me dieron el alta en diciembre, pero yo me siento loco, le tengo miedo a la oscuridad, a la noche. Estoy mal", reconoce.
La semana pasada Víctor Zamora llamó urgente a Yonny Barrios: quería desaparecer. Le contó que no irá al acto del 5 de agosto y que no quiere saber de "los 33". Barrios lo visitó, y la pareja de éste, Susana Valenzuela, dice que "está muy mal".
Otro afectado es Renán Ávalos , quien sueña que "que estoy encerrado en una mina, no en la misma, pero que estoy atrapado". El minero critica a la ACHS, pues "nos tiraron muy luego a los leones". Richard Villarroel opina lo mismo: dice que lo trataron una sola vez. "La atención que nos dieron fue de la peor, del uno al 10, le doy un 0,5. Hasta ahora estoy con problemas y sueño cosas. Me duermo a las 4:30 y despierto a las 8:00 y eso no es normal", revela.
Jorge Galleguillos no puede ver los videos que muestra en su charla. "No lo puedo enfrentar. Me recuerda mucho lo que fue el accidente, todavía no lo supero y cuando tengo los recuerdos de lo que pasó, a veces no lo soporto", cuenta.
Mario, el más conocido del grupo, no irá a la conmemoración del derrumbe en Copiapó
Mario Sepúlveda no descansa. A las 8 de la mañana ya está levantado, trabajando en su parcela o en la ampliación de su casa, en Pudahuel. Durante el día se reúne con su esposa y mánager Elvira, ven las actividades del día y sigue. No se detiene y mientras habla les da comida a sus perros, peina a sus caballos y ordena el patio del campo.
Además, el minero que saltó a la fama al ser el animador de los videos bajo tierra, está iniciando un centro deportivo para niños vulnerables y dicta charlas por Chile y el mundo. En Estados Unidos tiene una agente, y a ese país es adonde más viaja. Sin embargo, en medio de su ajetreo, cuando es consultado sobre el cambio que ha tenido su vida, se detiene. "Yo no he cambiado en nada. Mi vida es simple, yo soy obrero", remarca.
Además de todas esas actividades, "Súper Mario" cuenta que hace "pololitos" en el rubro eléctrico. Y aunque afirma que está contento, hay dos cosas que le molestan profundamente. Una es que "la gente no entendió que yo nunca quise ser artista", dice, aludiendo principalmente a algunas personas de Copiapó que lo han molestado a él y a su familia.
Tanto le afecta el tema, que asegura no irá a la conmemoración del derrumbe que se hará en la capital de Atacama, el viernes. Su otra molestia es más directa y compartida. "Que los dueños paguen por lo que hicieron, simple".
El único que está estudiando
Pedro Cortés fue el encargado de la comunicación telefónica con los rescatistas. En el encierro aprovechó su oficio de electricista, el que hoy quiere perfeccionar.
Por eso estudia Mantención Eléctrica en el CFT de la U. de Atacama. "Corté los viajes antes, porque ya me había metido a estudiar y era un compromiso que adquirí conmigo", cuenta. Incluso, rechazó ir al programa "Calle 7" de TVN.
Con lo que le regaló Farkas, el joven se compró un todoterreno y se paga su carrera. El problema es que el dinero se le acabó, y ya tiene deudas con el CFT. Por eso, venderá la moto que le regalaron, pues nunca la usó.
Si aprueba todos los ramos, debería terminar la carrera en 2012. Su promedio es de 5,7.
Cuando egrese pretende trabajar en minería. "Podría ser interior o exterior. No sé si me dé 'julepe'. Pero tiene que ser una mina buena, aunque no creo que haya una como San Esteban", ironiza.
Los dos relatos que serán libros
"Lo que pasó allá abajo sólo lo sabemos nosotros", dicen Víctor Segovia y José Henríquez, quienes escribirán las vivencias del encierro.
Segovia redactó una bitácora en un cuaderno que hoy resguardan los abogados de Carey y Cía. Éste servirá para el libro que escribirá el premio Pulitzer Héctor Tobar. "Después que lo publiquen, voy a donar mi libro a un museo de Copiapó para que se quede aquí", adelanta.
Henríquez contó su historia para el libro "Milagro en la Mina", que saldrá a la venta en inglés y español el 12 de octubre. "Es la vivencia de mi familia y mi persona. Lo que persigo como minero cristiano", explica.
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viernes, 29 de julio de 2011
Francisco Coloane: La literatura (y la voz) de los mares del sur
www.elrancahuaso.cl
20 de julio, 2011 13:07
Por Memoria Chilena
Se cumplen exactos 101 años desde el nacimiento del autor de “El último grumete de la Baquedano” y voz reconocida del mar y el extremo sur chileno, el que navegó y describió como ningún otro.
Foto:Patrimonio Chileno.net
El año recién pasado la Biblioteca Nacional de Chile preparó y festejó los 100 años del nacimiento del autor con la exposición “El mar como el hombre, no muere nunca. Centenario de Francisco Coloane” y un año después, recordamos nuevamente el natalicio de este escritor clave para comprender el imaginario sureño de nuestro país, del mismo autor que quería morir en el mar: “tragar tres sorbos de agua salada y quedarme tranquilo”.
Integrante de la Generación Literaria de 1938 , Francisco Coloane manifiesta en sus textos la lucha continua del hombre y su entorno, siempre situado en las regiones inhóspitas del sur chileno o en las soledades de alta mar, como se ve en dos de sus libros más reconocidos, Cabo de Hornos (1941) y El último grumete de La Baquedano (1941). Estos temas se manifiestan también en sus volúmenes de cuentos, como Golfo de Penas (1945) y El chilote Otey y otros relatos (1971), y en sus incursiones en la dramaturgia, como La Tierra del Fuego se apaga (1945).
Reconocido y citado en múltiples comentarios y artículos de prensa, su voz profunda y potente lo acompañó en los más diversos oficios a lo lardo de Chile, tales como domador de potros, reportero oficial del diario Las Últimas noticias, miembro de la primera expedición chilena a la Antártica y escritor, el que lo llevó a ser reconocido en todo el mundo.
En cuanto los medios donde trabajó, LUN no sería su única parada, brilló como periodista y redactor de numerosos artículos y notas para medios como La Crónica, El Siglo y la revista Zig-Zag, de la cual fue redactor político. Fue además presidente de la Sociedad de Escritores (SECH) y activo participante del Colegio de Periodistas. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1964, manteniendo siempre un estilo sencillo y ameno, donde la realidad se mostraba sin adornos y las ansias de sobrevivir llevaban a los personajes a cuestionamientos profundos, muy propios de la soledad sureña de Chile.
Murió el 5 de agosto de 2002 a los 92 años, debido a un paro cardiorrespiratorio.
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20 de julio, 2011 13:07
Por Memoria Chilena
Se cumplen exactos 101 años desde el nacimiento del autor de “El último grumete de la Baquedano” y voz reconocida del mar y el extremo sur chileno, el que navegó y describió como ningún otro.
Foto:Patrimonio Chileno.net
El año recién pasado la Biblioteca Nacional de Chile preparó y festejó los 100 años del nacimiento del autor con la exposición “El mar como el hombre, no muere nunca. Centenario de Francisco Coloane” y un año después, recordamos nuevamente el natalicio de este escritor clave para comprender el imaginario sureño de nuestro país, del mismo autor que quería morir en el mar: “tragar tres sorbos de agua salada y quedarme tranquilo”.
Integrante de la Generación Literaria de 1938 , Francisco Coloane manifiesta en sus textos la lucha continua del hombre y su entorno, siempre situado en las regiones inhóspitas del sur chileno o en las soledades de alta mar, como se ve en dos de sus libros más reconocidos, Cabo de Hornos (1941) y El último grumete de La Baquedano (1941). Estos temas se manifiestan también en sus volúmenes de cuentos, como Golfo de Penas (1945) y El chilote Otey y otros relatos (1971), y en sus incursiones en la dramaturgia, como La Tierra del Fuego se apaga (1945).
Reconocido y citado en múltiples comentarios y artículos de prensa, su voz profunda y potente lo acompañó en los más diversos oficios a lo lardo de Chile, tales como domador de potros, reportero oficial del diario Las Últimas noticias, miembro de la primera expedición chilena a la Antártica y escritor, el que lo llevó a ser reconocido en todo el mundo.
En cuanto los medios donde trabajó, LUN no sería su única parada, brilló como periodista y redactor de numerosos artículos y notas para medios como La Crónica, El Siglo y la revista Zig-Zag, de la cual fue redactor político. Fue además presidente de la Sociedad de Escritores (SECH) y activo participante del Colegio de Periodistas. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1964, manteniendo siempre un estilo sencillo y ameno, donde la realidad se mostraba sin adornos y las ansias de sobrevivir llevaban a los personajes a cuestionamientos profundos, muy propios de la soledad sureña de Chile.
Murió el 5 de agosto de 2002 a los 92 años, debido a un paro cardiorrespiratorio.
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martes, 26 de julio de 2011
Príncipe de Baviera encantado con Cecilia Bolocco: "Es una mujer hermosísima"
www.emol.com
martes 26 de julio de 2011
La ex Miss Universo se reunió con el aristócrata, ex piloto de carreras y experto en modas, en una feria de automóviles en Frankfurt.
Como "Poldi" se conoce al Príncipe Leopold de Baviera, en la foto junto a Máximo Menem y Cecilia Bolocco.
Amparo Hernández Enviada especial
Frankfurt Después de una de semana de vacaciones en París junto a su hijo Máximo, Cecilia Bolocco aterrizó en Alemania para realizar una serie de actividades como embajadora de BMW. Su primera cita fue con el mismísimo Príncipe Leopoldo de Baviera, quien comparte la pasión de ella por los autos.
En una distendida charla en una feria de automóviles en Frankfurt, el también corredor de autos y la ex Miss Universo no sólo hablaron de su gusto por la velocidad: también compartieron sus conocimientos en moda. "Hace seis años me propusieron lanzar una colección de vestimenta tradicional de la región de Baviera. Al principio no le di tanta importancia, porque pensé que no tendría ningún éxito. Pero nos pusimos manos a la obra y ya llevamos cinco años trabajando en esto, y hace dos lanzamos la primera colección femenina. Ya hemos vendido 140 mil piezas en total", contó.
Antes de despedirse, el Príncipe no se reservó palabras de admiración hacia Bolocco: "Es una persona que aúna simpatía y carisma. Y quiero subrayar que realmente es una mujer hermosísima".
Al terminar la visita, el Príncipe -cuyo nombre completo es Leopold Rupprecht Ludwig Ferdinand Adalbert Friedrich Maria et omnes sancti Prinz von Bayern y que pertenece a la casa Wittelsbach- llevó a Bolocco a recorrer la feria y le mostró un adelanto de los próximos modelos que lanzará la marca automotriz en los meses que vienen. Y antes de despedirse, la animadora aprovechó de invitarlo a conocer Chile. "¡Me encantaría!", le aseguró él.
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www.emol.com
martes 12 de julio de 2011
Cecilia Bolocco entre las Miss Universo más bellas de la historia
Breves
Cecilia Bolocco entre las Miss Universo más bellas de la historia
El sitio http://www.globalbeauties.com/ está realizando un ranking con las reinas de belleza más populares de la historia del concurso, y la chilena ocupa el número 13 de la lista. La elección se hizo sobre la base de la votación de 15 personas relacionadas con el mundo de la moda.
Mañana se realiza en el casino Enjoy Santiago una nueva edición del concurso Miss Chile, el que contará con la actual Miss Universo, Ximena Navarrete, dentro del jurado. La mexicana llegaba esta mañana a Chile y viajaba a Viña, donde se están preparando las candidatas.
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martes 26 de julio de 2011
La ex Miss Universo se reunió con el aristócrata, ex piloto de carreras y experto en modas, en una feria de automóviles en Frankfurt.
Como "Poldi" se conoce al Príncipe Leopold de Baviera, en la foto junto a Máximo Menem y Cecilia Bolocco.
Amparo Hernández Enviada especial
Frankfurt Después de una de semana de vacaciones en París junto a su hijo Máximo, Cecilia Bolocco aterrizó en Alemania para realizar una serie de actividades como embajadora de BMW. Su primera cita fue con el mismísimo Príncipe Leopoldo de Baviera, quien comparte la pasión de ella por los autos.
En una distendida charla en una feria de automóviles en Frankfurt, el también corredor de autos y la ex Miss Universo no sólo hablaron de su gusto por la velocidad: también compartieron sus conocimientos en moda. "Hace seis años me propusieron lanzar una colección de vestimenta tradicional de la región de Baviera. Al principio no le di tanta importancia, porque pensé que no tendría ningún éxito. Pero nos pusimos manos a la obra y ya llevamos cinco años trabajando en esto, y hace dos lanzamos la primera colección femenina. Ya hemos vendido 140 mil piezas en total", contó.
Antes de despedirse, el Príncipe no se reservó palabras de admiración hacia Bolocco: "Es una persona que aúna simpatía y carisma. Y quiero subrayar que realmente es una mujer hermosísima".
Al terminar la visita, el Príncipe -cuyo nombre completo es Leopold Rupprecht Ludwig Ferdinand Adalbert Friedrich Maria et omnes sancti Prinz von Bayern y que pertenece a la casa Wittelsbach- llevó a Bolocco a recorrer la feria y le mostró un adelanto de los próximos modelos que lanzará la marca automotriz en los meses que vienen. Y antes de despedirse, la animadora aprovechó de invitarlo a conocer Chile. "¡Me encantaría!", le aseguró él.
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martes 12 de julio de 2011
Cecilia Bolocco entre las Miss Universo más bellas de la historia
Breves
Cecilia Bolocco entre las Miss Universo más bellas de la historia
El sitio http://www.globalbeauties.com/ está realizando un ranking con las reinas de belleza más populares de la historia del concurso, y la chilena ocupa el número 13 de la lista. La elección se hizo sobre la base de la votación de 15 personas relacionadas con el mundo de la moda.
Mañana se realiza en el casino Enjoy Santiago una nueva edición del concurso Miss Chile, el que contará con la actual Miss Universo, Ximena Navarrete, dentro del jurado. La mexicana llegaba esta mañana a Chile y viajaba a Viña, donde se están preparando las candidatas.
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