domingo, 18 de marzo de 2012
La historia desconocida de la colonia mallorquina en Chile
Investigación Inmigración balear:
La trayectoria de los Matas, Fluxá, Bauzá y los Reus -algunos de los apellidos más representativos de la comunidad balear- es reunida en el volumen "La emigración balear a Chile" del abogado chileno Juan Antonio García-Cuerdas y del español Joan Buades. Se trata de la primera publicación que toca el tema del asentamiento de mallorquines en territorio nacional durante el período de 1880 y 1950.
VIOLETA COFRÉ
Anualmente, se reúnen alrededor de una veintena de familias en el Salón de los Reyes del Estadio Español, en Santiago. Allí, unas doscientas personas tienen la ocasión de compartir algunas delicias de la tradición culinaria mallorquina -tortillas de manteca de cerdo, embutidos y cocas, algo sí como una pizza sin queso- en una fiesta animada por la música y danzas típicas de la región
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"Somos una de las colectividades más pequeñas de emigrantes españoles", afirma Hugo Zepeda Coll, nieto del mallorquín Gabriel Coll Dalmau, quien llegara a Chile en el año 1890 para establecerse como agricultor en la IV Región. Hoy, en La Serena hay un parque que lleva su nombre, el Parque Coll ; un terreno de 50 hectáreas que donó la familia, hace más de medio siglo, en honor a la memoria del patriarca.
El abogado y experto en fenómenos paranormales cuenta también que la corporación nacional Casa Balear, en asociación con el gobierno de las Islas Baleares, tomó la iniciativa, en 2010, de recoger en un libro el archivo histórico de la colonia mallorquina en Chile. Dos años más tarde, nace "La emigración Balear a Chile", una investigación del historiador Juan Antonio García-Cuerdas y del académico español Joan Buades. "Tuvimos la oportunidad de enviar fotografías familiares para ilustrar el libro, pero lamentablemente se nos pasó el plazo. De todos modos sé que allí se hace mención a la historia de los Coll", dice Zepeda.
Como Gabriel Coll, alrededor de mil 100 mallorquines emigraron hacia América durante el período de 1880-1930 a causa de la epidemia de filoxera que destruyó los cultivos agrícolas de las famosas islas mediterráneas. Y aunque Chile recibió un número reducido de estos viajeros, las hazañas de un Guillermo Gálmez, de un Jaime Prohens o de un José Picó Miró se mantienen intactas en la memoria de sus nietos y representan lo que Juan Antonio García-Cuerdas, denomina como "el orgullo por las raíces".
"El aporte de estos mallorquines fue esencial durante las primeras décadas del siglo XX para el desarrollo de la producción agrícola en la zona de Coquimbo y La Serena, y también para el surgimiento de la industria del calzado", comenta el autor de "La Rioja y los riojanos en Chile" (2002) y "El viaje de los sueños" (2006). "Como resultado de la investigación, registramos más de 40 fábricas de dueños mallorquines que producían casi la mitad de los zapatos que se usaban en el país. Muchos emigrantes trajeron consigo las maquinarias fabriles desde Mallorca, y cuando estuvieron asentados en Chile mandaron a llamar a sus parientes y amigos. Fue un grupo con rasgos culturales e identitarios muy particulares", añade.
La historia familiar de su mujer, Bernardita Matas, nieta del mallorquín Bartolomé Matas Mir, fue lo que despertó el interés de García-Cuerdas por conocer la genealogía de esta, la segunda generación de descendientes Baleares nacidos en Chile. "Este vínculo me situó inmediatamente en una posición cómoda para llevar a cabo la investigación, las entrevistas y la recolección de todo tipo de datos valiosos. Todo esto lo hice por mi señora y por mi suegro, José Matas Colom, miembro de la directiva de la Casa Balear".
Lorenzo Reus, actual presidente de la Corporación Casa Balear de Chile, presentó ante la Fundación Baleares en el Exterior, el proyecto de publicar un libro que retratara la historia de los inmigrantes en Chile. "Coincidentemente, el gobierno autónomo de las Islas Baleares tenía programado editar un nuevo volumen de la colección "Los Caminos de la Quimera", cuya temática es la emigración, y nos pusieron en contacto con el historiador mallorquín Joan Buades", cuenta Reus y agrega: "Fue Buades quien invitó a colaborar a Juan Antonio García durante su visita a Chile en 2010; sin embargo, debido a las limitaciones geográficas, este último terminó siendo el autor principal". El libro se lanzó en marzo de 2011 en el Estadio Español. De los 500 ejemplares que llegaron a Chile 400 se distribuyeron de manera gratuita entre los miembros de la Casa Balear y las principales bibliotecas del país.
Personalidades destacadas
En las instalaciones del Estadio Español funciona la Corporación Casa Balear de Chile, institución que representa a unas veinte familias descendientes de emigrantes mallorquines. El grupo de los Fluxá, de los Ferrer, de los Truyoll y de los Rodillo, todos ellos ligados al comercio del calzado.
El aporte de los mallorquines que se radicaron en las zonas de Coquimbo y La Serena fue esencial para el desarrollo de la agricultura en la región (dedicada al cultivo de frutas y viñedo, principalmente). Muchos de ellos se convirtieron en propietarios de haciendas, tal es el caso de la familia Bauzá que hasta el día de hoy se dedica a la producción del pisco.
"Hubo otras familias, los Roselló y los Capó, por ejemplo, que crearon panaderías y salones de té en Santiago y Valparaíso, muy conocidos en su época, como "El Negro Bueno", "La Isleña", "La Parisiense" y el "Vitamin Service", cuenta García-Cuerdas con memoria escrupulosa. "Cuando este primer núcleo migratorio de finales del siglo XIX y principios del XX se afianzó económicamente trajeron a vivir a Chile a sus parientes. Así, se da inicio a una segunda etapa de migración que se prolonga hasta 1950", añade el autor.
Las siguientes generaciones se fueron alejando de las actividades comerciales y empresariales. Dentro del grupo Gálmez, ex propietarios de la multitienda Almacenes París, hoy se encuentra a destacados profesionales y académicos universitarios. Lo mismo ocurrió con el grupo Picó Miró de origen empresarial, cuyos descendientes se dedicaron a la política, y con los Ferrer que tras la crisis de la industria del calzado nacional en la década del 80, se volcaron hacia diferentes rubros. Un caso paradigmático fue el de Guillermo Ferrer, dirigente deportivo que llegó a ejercer en los años 50 el cargo de Presidente de la Asociación de Fútbol Profesional.
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