[patrimonio] Con el fin de abrirse a la comunidad, la Casa de la
Cultura del Colegio Médico ofrece actividades gratuitas que harían sonreír al
"presidente de los pobres", otrora ilustre morador del edificio en calle
Esmeralda.
por C. Labarca
EN la esquina de Esmeralda con Mac Iver aún se mantiene en pie una casona
donde vivió esporádicamente Pedro Aguirre Cerda, Don Tinto, como lo estigmatizó
la desaparecida revista humorística Topaze. Hoy, sólo una placa conmemora que el
lugar fue morada del ex presidente de la República que acuñó la frase "Gobernar
es educar".
Entonces vino el terremoto de 2010, que le ocasionó severos daños y la necesidad urgente de nuevas reparaciones. Un golpe que pudo ser fatal, pero que en realidad sirvió como aliciente para, de una vez por todas, restaurar el espacio de 500 m2. Finalmente, en noviembre de 2011, el lugar se reinventó y se convirtió en Casa de la Cultura y sede de la Agrupación de Médicos Jubilados.
Diverso es el programa de talleres y actividades recreativas con el cual el flamante espacio quiere dar el vamos a su nueva vida. Durante el año se realizarán conciertos de música clásica y popular, junto a cursos de escultura, filosofía, pintura, literatura, astronomía y poesía. Además, los jueves se exhibirán películas clásicas.
El director de la Casa de la Cultura, Guido Girardi Briere (padre del senador PPD), fue el encargado de exponer sus acuarelas en la inauguración del espacio, alternando estas con los óleos del artista italiano Américo Melis. "Es un privilegio que la magnífica casa se encuentre en un barrio emblemático de Santiago, a pasos del Museo de Bellas Artes y Museo de Arte Contemporáneo", dice Girardi.
El profesional rememora los tiempos en que la casa de la cultura funcionó en un inmueble ubicado en la misma calle y que fue vendido al Banco Nacional. "En el fondo, recuperamos un espacio que perdimos en la década de los 80", agrega.
Gunter Seelmann, presidente de la Agrupación de Médicos Jubilados, celebra la remodelación de la casona. "Peleamos por recuperar este edificio durante muchos años y distintas administraciones, hasta que llegó Enrique Paris (actual presidente del Colegio Médico), con la sensibilidad suficiente para darle el impulso final a este proyecto", explica.
De los 10 mil médicos que Seelman contabiliza en la capital, muy pocos visitaban la casa de calle Esmeralda. "Hoy vienen hasta de Rancagua", comenta. Todo un éxito, considerando que lo que el gremio busca es que se reencuentren las nuevas y antiguas generaciones.
Pero el recinto también tiene como objetivo relacionarse con los vecinos del barrio. "Debemos abrirnos a la comunidad. El médico siempre ha cumplido un rol social y nos interesa avanzar en ese sentido", dice Seelmann. Una idea que le hubiese gustado al otrora morador de esta casa, popularmente conocido como "el presidente de los pobres".
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