sábado 5 de mayo de 2012
Casi dos décadas de investigación en
Texto, Claudia Pérez Fuentes | Fotografías, gentileza Erwin
Domínguez
"Para proteger hay que conocer", dice enfático
Erwin Domínguez al hablar sobre la conservación y valoración del patrimonio
natural, el tema que mueve su vida. Y en eso ha estado. Los últimos dieciocho
años los ha dedicado a investigar y recopilar información sobre la flora
autóctona de Magallanes -nació y vive en Punta Arenas-, cuya riqueza, pese a
que antes estudió Economía en Buenos Aires, lo cautivó hasta dedicarse por
completo a ella cuando, tras su paso por Argentina, ingresó a Biología en
Fueron los pasos que delinearon el camino que hoy lo tiene
como una de las voces más autorizadas en flora nativa de la zona austral, con
varias publicaciones al respecto e investigaciones aparecidas en prestigiosas
revistas científicas. "Flora Nativa Torres del Paine" es su último
trabajo, un libro que acaba de lanzar y que contiene el catastro y
clasificación de las especies recogidas en casi dos décadas de exploraciones al
lugar. Se trata de una guía botánica en la que se despliegan los árboles,
arbustos y herbáceas -con imágenes, mapas de ubicación y fichas informativas-,
que suman las 130 plantas identificadas hasta ahora. Pretende continuar hasta
abarcar las más de 400 que se estima hay la zona en una labor inspirada por su
mentor, el botánico Edmundo Pisano Valdés.
Domínguez lo recuerda: "En la universidad fui su
ayudante y discípulo. Hasta ese minuto no había tenido ninguna relación con la
botánica, pero ahí me empezó a interesar. Lo acompañaba a terreno, era una
enciclopedia caminando. Fue quien realizó el primer mapa vegetacional de Chile,
en 1956, y dejó posicionada a
Pese a la importancia del lugar, y a que estudios como éstos
deberían hacerse "por lo menos cada diez años", no había información
actualizada sobre su vegetación vernácula. De ahí que "Flora
Nativa..." sea considerado el inventario más exhaustivo de la botánica no
sólo del parque, sino también del territorio cuyas bondades el autor quiere
preservar y promover.
-Son zonas de gran relevancia para el futuro al no estar
afectadas -aún- de manera significativa por el ser humano. Los catastros son un
complemento imprescindible para elaborar planes de manejo eficientes, una base
de datos para el trabajo de los investigadores. Permiten obtener una foto
instantánea del ahora para poder comparar cambios, evaluarlos y reaccionar ante
ellos. Todos los países quieren saber lo que tienen y cuánto vale.
¿Qué ganan con eso?
-Hay sitios como Nueva Zelanda donde llevan décadas
inventariando su flora y fauna. Con esto fomentan de manera adecuada el
turismo; usan eficazmente los recursos; rescatan el patrimonio y lo dan a
conocer. En Costa Rica es lo mismo, difunden sus bellezas, pero hay gente que
te dice desde un comienzo cómo hay que tratarlas, si te puedes acercar o no, etc.
Hay otras ventajas que tienen que ver con el área de la salud y la industria
químico farmacéutica, debido a las propiedades medicinales que se han
descubierto en algunas especies.
¿Cómo va Chile en esta tarea?
-Está en proceso. Falta la incorporación de recursos para
fomentar la ejecución de estos inventarios.
El grueso de la investigación desarrollada en el PNTP la
realizó con sus propios medios. "Por las mías", dice riéndose. Antes
de llegar en 2010 al Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Magallanes,
INIA Kampenaike, -donde contó con la ayuda para publicar "Flora
Nativa..."-, recibió el apoyo de entidades como el Centro Taxonómico
Botánico de Chile, de
Al menos una vez al año visitó el sitio y se quedaba mínimo
una semana. Una cámara fotográfica y los instrumentos para herborizar -prensar
los vegetales para luego enviarlos a los herbarios donde se conservan- fueron
parte de sus compañeros en las expediciones en las que se encontró con buenas y
malas noticias. Entre las primeras está el hallazgo de 21 plantas con
cualidades curativas. "El reporte
de una asteraceae que no había sido registrada; de un helecho nuevo para la
región y la catalogación de todas las orquídeas del lugar".
¿Las malas?
-Hay una sobrecarga de sitios destinados a la actividad
turística que genera incremento de las invasiones biológicas, especies
introducidas que desplazan a las nativas y generan cambios de estructura y
composición del espacio.
Menciona a la cicuta (Colium macalatum) que alcanza hasta
los dos metros y es percibida como una de las más nocivas. "Se nota que no
corresponde al paisaje. Se ha ido propagando porque al ser venenosa, los
animales como los guanacos no se alimentan de ella", dice, y agrega:
"Es un tema preocupante, basta con que alguien traiga alguna semilla
pegada en la ropa o en los cordones de los zapatos para provocar estas
intrusiones. Es un fenómeno que puede ser a escala regional, incluso global, y
puede hacer perder valor a sitios como el PNTP".
¿Cómo compatibilizar el turismo con el cuidado?
-Hay que enfocar toda la energía en la educación de los
visitantes. Informarlos y hacerlos saber qué es lo que tienen y cómo
preservarlo. También generar infraestructura apropiada como pasarelas elevadas
en tramos determinados, o, aunque algunos me quieran matar por lo que voy a
decir, pavimentar algunos senderos para así evitar el uso de retroexcavadoras
en períodos como los meses de floración, un factor importante de dispersión de
especies invasivas.
Texto, Claudia Pérez Fuentes | Fotografías, gentileza Erwin Domínguez
---
|
lunes 7 de mayo de 2012
La sorprendente diversidad vegetal del Parque Nacional Torres del Paine
Las orquídeas son las reinas de este singular paisaje austral que destaca nuevo libro sobre la flora nativa del recinto.
RICHARD GARCÍA
Desde que en la primavera de de 1994 Erwin Domínguez llegó al parque como estudiante del botánico Edmundo Pizarro quedó maravillado con la diversidad del paisaje. "En ese tiempo recuerdo que pregunté algo tan sencillo como cuántas especies de plantas había en el parque y nadie me lo supo responder". Ahí se dio cuenta de que no existía ningún inventario florístico del área, por lo que decidió empezar a recopilar información.
Cuando terminó su licenciatura en Ciencias Biológicas ya llevaba casi 200 plantas colectadas. Actualmente, a través de distintos proyectos que ha realizado, ha logrado recopilar más de mil ejemplares que están depositados en diferentes herbarios.
Domínguez, quien se desempeña como investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) del Ministerio de Agricultura, detalla que en total son unas 470 especies nativas y 85 introducidas. Más de 45% son endémicas de la región; es decir, sólo están presentes en el parque nacional y algunas también en la Patagonia argentina.
Su estado de conservación en algunos casos es crítico. Destaca en especial a la Mulguraea tridens o mata negra, arbusto que sólo se encuentra en el parque, y también las orquídeas. Éstas también son para su gusto las especies de flora más bellas que se pueden encontrar en el recinto. Se encuentran 11 de las 71 especies que existen en el país. "No son muy conocidas por los chilenos, pero en Europa son apetecidas como planta ornamental".
Entre las especies más escasas menciona a la Gavilea kingii de la que se conocen sólo dos poblaciones, una en las inmediaciones del Fuerte Bulnes y otra en Torres del Paine.
"El Parque Nacional por su particular ambiente climático posee una gran diversidad de plantas que prácticamente no se ven en otras partes de Magallanes.
Como una forma de mostrar al mundo esta riqueza biológica, Domínguez condensó sus 18 años de trabajo en el libro Flora Nativa Torres del Paine, que será presentado hoy en forma oficial. Lo publican el INIA y Ocho Libros.
El texto incluye para cada especie una ficha con imágenes, el nombre científico, la descripción morfológica, el hábitat, el grado de endemismo y su distribución dentro del parque.
"Quiero dar a conocer este patrimonio natural porque podrán haber muchos incendios (como el de enero pasado), pero si lamentablemente no conocemos lo que perdemos no podremos proponer métodos para su restauración".
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario