jueves, 10 de mayo de 2012

Patrimonio histórico nacional. La Basílica del Salvador

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Patrimonio histórico nacional.
La Basílica del Salvador, primera iglesia con esa categoría en nuestro país, es dueña de una historia difícil de descubrir, marcada por los daños, disminución y olvido; pese a ser un edificio único en Chile, inspirado en las iglesias neogóticas de Europa del s. XIX.

Por: Loreto Davis /Fotos: María Luisa Murillo
La historia del templo de la nueva Compañía dedicada al Salvador comienza en mayo de 1864, como reemplazo de la iglesia San Miguel, de los jesuitas, incendiada en 1863. El arzobispo de la época, Rafael Valentín Valdivieso, es quien inicia y concreta lo que hoy conocemos como la Basílica del Salvador, declarada monumento nacional en noviembre de 1977.

Impactante en todo sentido. Con aires de grandeza se presenta esta iglesia a los ojos de quien pase por las calles Huérfanos, Agustinas o Almirante Barroso. Un edificio antiguo, único; hecho de ladrillos -albañilería simple- y de estilo neogótico. Aun así, lo que más llama la atención es su estado, su estructura dañada que advierte a los vecinos de un posible derrumbe.“Es incomprensible una actitud tan indiferente por parte de todos nosotros, vecinos y autoridades, habitantes de una misma ciudad, que hemos perdido el asombro ante el espectáculo cotidiano de ver desaparecer día a día un edificio indiscutiblemente valioso e irrepetible. Absolutamente todos somos responsables por este hecho vergonzoso que no hemos podido resolver”, dice Jorge Atria, arquitecto especialista en patrimonio.


Sin embargo, para los expertos el monumento no está perdido. Fernando Pérez, arquitecto del Centro de Patrimonio de la Universidad Católica, señala que la iglesia puede ser perfectamente reconstruida: “Para arreglarla, lo primero es consolidarla estructuralmente, porque es una iglesia que en su estado original no estaba preparada para resistir los sismos que hay en Chile. Y luego hay que hacer un trabajo de reconstrucción de toda la parte arquitectónica, de todo lo que se ha destruido, y también de los elementos decorativos -que no son pocos- porque es una iglesia pintada con muchos detalles”.

Por su parte, Atria agrega: “Para restaurarla es necesario entender a cabalidad su verdadera importancia en el contexto de la arquitectura histórica de Santiago, y concebir un modelo de gestión adecuado y pertinente que haga posible el financiamiento de una intervención estructural y arquitectónica técnicamente compleja y delicada”.

Decoración y vitrales
La decoración de esta iglesia es una obra de arte, llena de detalles en oro y plata que se trajeron desde Europa, y que fueron complementados con vitrales que según el registro de monumentos nacionales del MOP son de Bélgica, sin embargo, otras fuentes dicen que llegaron directamente desede el taller Mayer de Munich.


Del estado de estos vitrales -algunos rotos, otros en perfectas condiciones-, Jorge Atria agrega: “Constituyen uno de los componentes más importantes y visibles de este edificio, por su dimensión, su calidad expresiva y su resolución técnica. Habría que destacar también la importancia de la condición representativa de las imágenes y la incidencia que tiene este maravilloso recurso arquitectónico en la configuración de la atmósfera que adquiere el espacio interior del templo, gracias a la luz templada e intencionada que se logra mediante la penumbra y el color de los vitrales”.


Decoración Los interiores y  murales fueron pintados por el artista Aristodemo Latanzzi, los candelabros y elementos de bronce (candelabros góticos del altar mayor) fueron diseñados por el escultor Virgilio Arias y los bocetos de altares y retablos los realizó el pintor Onofre Jarpa. Desde España trajeron figuras para los altares del templo, talladas principalmente en madera.

Hoy, la Basílica del Salvador está en manos del Arzobispado, que busca financiamiento a través del Ministerio de Obras Públicas, y además dejaron a cargo del Centro de Patrimonio de la Universidad Católica los estudios respecto a la restauración. Para esto no hay plazos ni cifras de inversión específicas, ya que según nos dice Pérez  “es muy difícil hacer un estudio dada la situación del templo”. Finalmente agrega: “Quizás habría que combinar la posibilidad de hacer una consolidación transitoria y una definitiva. Es un asunto que requiere muchos desafíos y no es fácil”.


1864 El arzobispo de la época, Rafael Valentín Valdivieso, da inicio y concreta lo que hoy conocemos como la Basílica del Salvador.
1866 Se encarga este proyecto al arquitecto alemán Teodoro Burchard -uno de los primeros arquitectos que trajo a Chile el estilo neogótico- y como administrador queda al mando el presbítero español Zuazagoitía.
En 1870 El arzobispo pone la primera piedra, pero recién en 1873 comienza la construcción.
1892 Se termina e inaugura la obra gruesa, pero hasta 1920 continúan los trabajos de la construcción.
1906 Después del terremoto de este año la basílica sufre sus primeros daños y se ponen refuerzos con amarras de perfiles metálicos anclados a los muros.
Entre 1935 y 1945, a cargo del arquitecto Josué Smith, se estuca el frontis de la iglesia y se instalan sobre la zona de los campanarios las losas de hormigón armado que servirán de cimiento para las torres, que nunca llegarían a concretarse por falta de recursos.


La hermandad del Carmen donó en 1890 el órgano de tubos importado desde Alemania, instalado en la parte trasera de la iglesia.Actualmente se encuentra desmantelado.Aristodemo Lattanzi estuvo a cargo de los trabajos de pintura ornamental, pintando filigranas y grecas en cielos y columnas.


1938 El Papa Pío XI eleva la iglesia a la categoría de basílica.
1927 y 1985 Frente al gran sismo y terremoto de los años respectivos, el templo sufre graves daños estructurales y ornamentales, siendo restaurado con la construcción de dos grandes columnas de hormigón armado en su nave central.
2010 Con un proyecto de reconstrucción -estudio hecho por un equipo al mando de los arquitectos Eugenio y Nicolás Joannon- aprobado el año anterior, la ya inhabilitada basílica empeora su estado, lo que implica que no se puede llevar a cabo este trabajo dado el nuevo estado de la iglesia.
2012 En febrero de este año el MOP tuvo una iniciativa que pretendía llegar a una consolidación transitoria, que permitiera operar sin peligro, frente a eventuales futuros sismos, para estudiar el caso, y nadie se presentó.

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