sábado, 23 de abril de 2011

Las bellezas viñamarinas que hicieron historia en 1955

www.emol.com
domingo 24 de abril de 2011

POR VALENTINA MÖLLER B.

El 5 de febrero de 1955, el diario La Unión de Valparaíso titulaba: "Hoy se efectuará la primera Sinfonía de Bellezas del Concurso: Miss Viña Del Mar" y destacaba que la reina debería tener tanto condiciones físicas que la hicieran merecedora del trono, como cualidades morales que estuvieran a la altura del honor que se le iba a otorgar. Así, las jóvenes "modelos" eran seleccionadas cuidadosamente para concursar en uno de los eventos sociales más importantes de la época, el que tuvo a Gloria Drago como reina.


En la foto aparece Gloria Drago Carlevarino, Miss Viña del Mar 1955 muestra el cojín que lleva prendidas las llaves del automóvil Chevrolet que obtuvo como premio.

Gloria Drago es hasta el día de hoy "Miss Viña" y la gente la sigue reconociendo. Tenía sólo 17 años cuando la nominaron para participar del certamen, cuatro bajo la edad mínima para poder tener carnet de conducir, por lo que no pudo manejar de inmediato el auto que General Motors le entregó como premio. Comenta que su padre la sacaba a pasear los domingos en su flamante automóvil, modelo casi único en Chile, y que era un lujo que nunca imaginó tener. Años más tarde decidió venderlo y usó el dinero para el pie de su departamento.



Las publicaciones de la época relataban lo sucedido, así: " Un público extraordinario invadió la Pérgola del Club de Viña del Mar para la final del certamen. Se inició el espectáculo con una exhibición de modelos presentada por la firma SUMAR, de Santiago, que mereció largos aplausos de la concurrencia. El jurado acordó después de una larga deliberación la elección de seis finalistas. Las candidatas seleccionadas fueron largamente celebradas, en especial Gloria Drago. La fiesta ha sido una de las más brillantes que se han ofrecido en la actual temporada de verano; se prolongó hasta después de las cuatro de la madrugada. Amenizaron la reunión la orquesta-espectáculo "Santa Anita" y la melódica de "Carlos Arci". Además, los diferentes medios comunicaban quiénes serían los invitados a este gran evento, ya que no todos podían asistir. "Se ha acordado limitar a 850 cubiertos para la comida a beneficio del Ropero del pueblo".


Cecilia Silva Fuentes
Bernardita Magalhaes Lecaros


María Teresa Ripamonti
Ana María Bunster Montes

Publicado en EL MERCURIO el Jueves 28 de Abril del 2011






María Sofía Blanco Ugalde recuerda que la noche de la premiación desfilaron tres diferentes vestidos. Para el cóctel, la tenida era con pollera corta, luego la comida era de gala y por último se lucía un vestido para modelar, en donde una anfitriona las paseaba por las mesas del lugar.



Las candidatas participaban de diferentes eventos sociales, entre los cuales estuvo un viaje a Santiago en que se alojaron en el Hotel Carrera y tuvieron la oportunidad de visitar la fábrica de manufacturas SUMAR, donde les regalaron varios cortes de telas que lucirían en la fiesta del concurso. Pero el recorrido no terminaba ahí, y el directorio del Club de la Unión las invitó a almorzar, y en la tarde, se probaban los trajes que mostrarían la noche del 27 de febrero.





Cada uno de los miembros del jurado tenía derecho a 500.000 votos, mientras que las personas que asistieran esa noche a La Pérgola tenían derecho a 500 votos. Junto con esto, las diferentes publicaciones emitían cupones de 400 puntos, que la gente podía rellenar y así elegir a su candidata preferida.


Los directores del Club de Viña eran parte del jurado, presidido por la señora del Presidente Ibáñez del Campo, Graciela Letelier, quien junto a representantes de la revista ZIG ZAG, el diario La Unión y El Ilustrador, organizaban el certamen y publicaban en sus páginas hasta los más mínimos detalles de la vida personal de cada una de las candidatas. Para los viñamarinos, éste no era un concurso cualquiera, era una instancia que convocaba a la alta sociedad local, así como a autoridades del gobierno, alcaldes e integrantes del mundo artístico, militar y periodístico.

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VER GLORIA LEGISOS MISS UNIVERSO 1954

LAS REINAS DE LA PRIMAVERA DE LAS FIESTAS DE ANTAÑO AÑOS 50


Natacha Méndez
REINA DEL PUEBLO



Dentro de estas fiestas es tal vez la más famosa la del año 1950: hubo dos ganadoras. Gloria Legisos quien en 1952 fuera elegida Miss Chile- ganó la corona de parte de los Estudiantes Universitarios. Sin embargo, la Federación de Estudiantes Industriales y Mineros también eligió reina a Natacha Méndez, una linda morena miembro del equipo de básquetbol femenino, quien fuera apodada la "Reina del Pueblo".


Gloria Legisos


Visnja Milohnic
Reina de la Primavera 1952.

VER REINAS DE LA PRIMAVERA



VER MIMI MARINOVIC CONCURSO REINA ZIG ZAG 1950

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Publicado en el diario La Prensa Austral de Punta Arenas
19 de febrero de 2005

LOS CIEN AÑOS DE ZIG ZAG

Sin “pompa ni circunstancia”, como habrían lamentado los ingleses, tan apegados ellos a sus tradiciones, se cumplen en estos días (el 19 de febrero) los cien años de la fundación de la revista Zig Zag.

A propósito de la ocasión se han hecho algunos recuerdos. Menos, claro, que los que hubo con motivo del centenario de El Mercurio de Santiago, el año 2000, cuando hasta el propio Presidente de la República destacó la figura del fundador, el legendario hombre público Agustín Edwards Mac Clure, un visionario “chileno de 22 años que planteó los desafíos de Chile del siglo XX”.

Inquieto como era Edwards, apenas se consolidó el diario pensó en otros proyectos, el más importante de los cuales fue Zig Zag, una revista que innovó profundamente en el periodismo chileno. A lo largo del siglo XIX había habido numerosas aventuras informativas y de opinión en nuestro país, muchas de ellas en regiones. Pero eran, sobre todo, expresiones literarias, tribuna para poetas principiantes y ensayistas de variado nivel. Algunas de estas publicaciones tuvieron un fuerte impacto, pero necesariamente se movían en un ámbito reducido. Agustín Edwards, en cambio, pensaba en una revista semanal que dejara un recuerdo indeleble y para ello armó un equipo de primera categoría, con las mejores plumas de la época, los mejores ilustradores y, también, las mejores maquinarias capaces de imprimir en los mejores papeles disponibles en el mercado mundial. El propósito, según se anunció, era “probar que es posible producir en Chile, con éxito en todos sentidos, una publicación cuyos dibujos y grabados no sean en nada inferiores a los que ofrecen a públicos más numerosos las revistas ilustradas de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra, y cuyo texto de lectura despierte el interés y sirva de solaz al mayor número posible de lectores...”

Agustín Edwards quería, además, una revista ágil, moderna. Ello, según un cronista de la época, se resumió en las dificultades que tuvieron en la búsqueda de un nombre para la nueva publicación. Hasta que en una reunión del equipo directivo, alguien, sin darse cuenta, dibujó con el lápiz un trazo nervioso sobre el papel. “Ahí está, habría exclamado Edwards: Zig Zag”. Y así quedó. Por algo uno de los cercanos de Agustín Edwards Mac Clure, Carlos Silva Vildósola dijo a su muerte: “No era un hombre, era un huracán”.

Con motivo de este centenario sin que la revista esté de “cuerpo presente” –desapareció lastimosamente en la década de 1960, tras lenta agonía- se han recordado algunas facetas destacadas. “Así lo vio Zig Zag” fue una crónica de la vida social chilena por más de medio siglo. Igualmente se ha hecho notar que al alero de esta revista nacieron otras que marcaron el periodismo chileno a lo largo de todo el siglo pasado: El Peneca, Ecrán, Vea, Eva y que acogió más tarde a Ercilla junto a los “comics” de Walt Disney.

Llevado por sus múltiples inquietudes, Edwards exploró otros ámbitos. Incursionó en los negocios, en la política y ello lo llevó a la diplomacia, representando a Chile en varios países europeos y en la Liga de las Naciones.

Nunca se alejó, sin embargo del periodismo. Lo dijo el escritor Fenando Santiván: “Si (Edwards) no hubiera hecho otra cosa en su vida que fundar El Mercurio de Santiago y la revista Zig Zag, eso habría bastado para que pasara a la historia literaria como uno de los grandes impulsores de la intelectualidad chilena”.

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Sábado 19 de febrero de 2005

Zig Zag y sus esplendorosos 100 años


Portada que Zig Zag dedica íntegramente a Viña, en 1933, bajo el sutbtítulo "Viña del Mar, balneario del Pacífico, con magníficas fotografías de Jorge Opazo.

Texto y fotos de archivo de Sara Vial

"Comienzan el año y el verano de 1904. Joaquín Díaz Garcés, Carlos Silva Vildósola, Alberto Edwards y Humberto Fernández Gonzales deliberan conmigo, en mi escritorio de El Mercurio de Santiago, sobre la fundación de una revista ilustrada semanal, a guisa de apéndice del diario, que ya lleva en la capital cerca de cuatro años de existencia, de los cuales dos, cumplidos con atavíos modernos".

Quien así se expresa en un párrafo hoy histórico es don Agustín Edwards MacClure, joven director de El Mercurio santiaguino, en edición de la tarde. Valparaíso poseía, desde el lapso que alude, la edición matutina del diario que iba a ser llamado en el mundo "el decano del periodismo en idioma español".

Y es que, como escribe la norteamericana y biógrafa Evangeline Mundy, "en la mente ágil y siempre vibrante de don Agustín Edwards había comenzado a germinar el proyecto de lo que fue más adelante Zig Zag, revista semanal ilustrada que su creador, acostumbrado a los espléndidos 'magazines' de Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, echaba de menos en Chile".

En efecto, en sus ya ilustradísimos veinte años, el gran periodista comprendía que la publicación de El Mercurio y Las Últimas Noticias había despertado en la mentalidad de los lectores nuevas exigencias.

Un suplemento ilustrado de El Mercurio, impreso no en rotativas ni en papel de imprenta, "sino en prensas planas y en papel satinado, podría colmar las necesidades intelectuales del público". Y a su vez, nos parece escuchar la voz de aquel inquieto creador, cabeza de una empresa periodística que se mantiene hasta hoy: "Y como éramos jóvenes, no pensamos en los obstáculos y pusimos manos a la obra con desdén profundo por los detalles y en una encantadora y supina inconsciencia de la magnitud de la empresa".

A cien años

Y tan bien concebido estuvo todo, que hoy sábado 19 de febrero del 2005, estamos conmemorando el primer centenario de la revista Zig Zag, nacida primero como una forma de propiciar la venta del diario, gracias a una hermosa revista ilustrada semanal, en el estilo de los suplementos dominicales de los más grandes diarios
de Europa. Este regalo era, por cierto, para los suscriptores y al respecto tercia Carlos Silva Vildósola, el visionario director futuro que incorporaría al equipo de colaboradores de El Mercurio a la propia Gabriela Mistral: "Cuando don Agustín Edwards recorría en 19O1 los Estados Unidos para estudiar la transformación de los Mercurios de Santiago y Valparaíso en grandes diarios, atrajo su atención el poderoso desarrollo que en ese país tenían las revistas ilustradas de carácter popular. En una conversación que tuvimos en el Hotel Carlton, de Londres, me dijo que había resuelto fundar en Santiago, tan pronto como los Mercurios estuvieran marchando en su nueva forma, una casa editorial para revistas ilustradas". Fue así como estuvo un año entero, desde 1904 a 1905, trabajando en dicha fundación que hoy evocamos en sus orígenes y motivaciones.

Por aquellos años, antes que naciera Zig Zag, existían muy pocas revistas, empezando por la primera, que fue Instantáneas, en el 1900, adquirida más tarde por el fundador de Luz y Sombra, Alfredo Melossi. Existían también La Lira Chilena, de Samuel Fernández Montalva; Pluma y Lápiz, de Marcial Cabrera Guerra; y La Ilustración, de los hermanos Poblete. Todas de carácter literario. Incluyendo lo literario, Ziga Zaga caía como un rayo, el rayo gráfico de su nombre, dando importancia pionera (y visionaria) al elemento gráfico. Las más bellas fotografías, los más graciosos dibujos ilustrando las noticias y los cuentos de los mejores escritores de Chile, iban a marcar una tónica digna de ser recordada y aplaudida. Tal como la forma de ingeniárselas para contar con un buen aporte de creadores literarios para formar el personal de la nueva revista, que surgió con la auspiciosa idea de un concurso de cuentos. El premio de dos mil pesos, que impactó al mundo de las letras, lo ganó Guillermo Labarca Hubertson, inmediatamente contratado como redactor del diario. Buenos tiempos soplaban para la cultura del escritor, hoy tan desmembrada y mirada por encima del hombro. En todo caso, el premio fue dividido con otro concursante que se haría famoso: Baldomero Lillo.

¿Cómo se originó el nombre de Zig Zag?

Hubo una discusión calificada de "fervorosa" y sendas listas de posibles nombres para adjudicarse el dorado cetro. "Revisamos centenares de nombres", dijo Agustín Edwards. "Cursis unos, presuntuosos otros, vulgares, cómicos, trágicos, intencionados, insulsos. Un laberinto de proposiciones". Por fin se convino en hacer una lista, por la cual se votaría entre todos por el mejor nombre. Ganó el propuesto por don Agustín, "figuraba en mi lista la palabra Zig Zaga". ¿Por qué?

Lo ignoro. ¿Aparecería en el diccionario de la Academia? Lo buscamos. Y leímos: "zig zag, serie de líneas que forman entre sí alternativamente ángulos entrantes y salientes".

La misma vaguedad, apta para darle el giro que más gustara al público, les pareció bien a todos. Ganó Zig Zag, una palabra brotada del aire como brota el relámpago. ¡Hasta se compró papel transparente para proteger las portadas de la revista, que eran extraordinarias en colorido y belleza, de las manos de los entusiastas pero no siempre enjabonados suplementeros! El valor de la propaganda pudo apreciarse en los cien mil ejemplares de una mujer muy bonita, con la mano en la mejilla, "que parecía mirar a todos lados, anunciando la revista". Se la topaba en paredes, escaparates, kioscos, postes, movilización colectiva . Y por cierto, se compraron 25 maquinas de escribir para que los escritores y los periodistas escribieran en ellas sus originales y no a mano, con lo que se perdía tanto tiempo en composición y correcciones.

Cosecha de artistas

No hubo gran pintor, gran artista, que no apareciera en la relampagueante revista, que en vista de su éxito, tuvo que seguir presentándose sola, es decir, sin ser un complemento del diario. Entre los escritores, Federico Gana, Baldomero Lillo, Manuel Magallanes Moure, Guillermo Labarca, Augusto Thompson (o Augusto D'Halmar), Fernando Santiván. Entre los artistas, el dibujante Moustache (Julio Bozo), Pedro Subercaseaux -creador de Von Pilsener y su perro Dudalsackpfeir Fergeselle-, Nataniel Cox, etcétera. Entre los pintores, Valenzuela Llanos, Juan Francisco Gonzales, Rafael Correa. Cada portada era un cuadro. "Todo lo publicado era remunerado, feliz innovación introducida por Agustín Edwards MacClure," comenta Januario Espinoza. Y siguieron llegando valores: Fernando Santivan, el autor de "La Hechizada"; el poeta, cronista y dramaturgo Daniel de la Vega; Pedro Prado; el conde Tolstoy. Sería interminable hacer un resumen de estos cien años que cumple la revista Zig Zag. Aunque sigue pareciendo tan viva, en especial cuando nos topamos con preciosas fotografías antiguas, la deliciosa publicidad ilustrada que hoy se pelean los coleccionistas, ciertos cuentos y todo lo que puede caber en las alternativas del mundo, desde una foto exclusiva de la familia del Zar Nicolás II y su familia, especialmente obtenida para la revista. Partituras de canciones olvidadas, poemas con esas ilustraciones de comienzos del siglo pasado que dedicaban una página entera al feliz poeta, exquisitos retratos de reinas de belleza y señoritas de sociedad que parecen extraídas de cajas de chocolates franceses, y la oficialidad de la corbeta Baquedano, en blancas tenidas dando la vuelta al mundo, como si fueran parte de los marinos de mostacho del Titanic, y las caricaturas Siluetas Porteñas, que dan fe de la abundancia de "Siluetas" con que contábamos entonces, y los progresivos trajes de baños de las niñas en Las Salinas, que parecían astronautas recién bajadas de la cápsula espacial.
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La alcaldesa Virginia Reginato en una imagen de los años 70.

"Los mejores lugares eran la Pérgola del Club de Viña, la boite del Hotel Miramar y el local La Rueda si se quería una onda más fiestera. Además, que organizaban campeonatos de bailes en el verano", recuerda la alcaldesa de Viña, Virginia Reginato, quien fue elegida Reina de la Primavera en varias oportunidades durante esos años.

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1 comentario:

  1. https://www.youtube.com/channel/UCx2RFcS57cwsTqh1CsJmobw/videos

    Es una invitación a recorrer las calles de esta hermosa ciudad, para los que quieran conocerla antes de visitarla personalmente, y también para los viñamarinos que están esparcidos por el mundo.
    ¡Bienvenidos!

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