lunes, 1 de julio de 2013

Importante festival francés de fotografía dedicará retrospectiva a Sergio Larraín


En el marco de su edición número 44, el certamen "Los Encuentros de Arlés" inaugurará una muestra con la obra del artista nacional.

El trabajo de Alfredo Jaar también dirá presente en la instancia.

La obra de Sergio Larraín aterrizará en la ciudad francesa de Arlés.

Importante festival francés de fotografía dedicará retrospectiva a Sergio Larraín

Foto: El Mercurio (Archivo)

El veterano festival de fotografía "Los Encuentros de Arlés", el más antiguo de Francia y que mañana inaugura su 44 edición, dedicará una retrospectiva a Sergio Larraín, considerado el fotógrafo más importante en la historia del país.

La muestra está elaborada por la directora de la Fundación Henri Cartier-Bresson, Agnès Sire, a partir de los 30 años de correspondencia que tuvo con el artista, quien murió en febrero de 2012 a los 81 años.
El recorrido por su obra se estrena así a nivel mundial en la ciudad de Arlés, antes de que la mencionada Fundación y el Museo de Bellas Artes tomen el relevo y continúen con la exhibición de la labor del fotógrafo.

El presidente de los Encuentros, Jean-Nöel Jeanneney, anticipa igualmente con ganas las instalaciones del arquitecto y artista nacional Alfredo Jaar (1956), cuyo trabajo destaca por mezclar el documental, la pintura o el cine.

En este año, el certamen que albergará el trabajo de ambos artista pondrá énfasis en las fotografías en blanco y negro, tema que sirve como denuncia de su "lento declive" ante la actual supremacía de las imágenes digitales y en color.

Bajo el lema "Arles in black" (Arlés en negro), el festival apuesta por poner sobre la mesa de debate el papel que el blanco y negro juega en la actualidad, y se dice consciente de que su decisión de abordar "con un espíritu de descubrimiento" esa propuesta puede sorprender y resultar paradójico.

Cincuenta exposiciones y actividades paralelas girarán hasta el próximo 22 de septiembre en torno a ese eje y coparán el movimiento artístico de esa ciudad, que este año comparte con Marsella y la región de la Provenza (sureste) el título de capital europea de la cultura.

EFE / Emol
Domingo, 30 de Junio de 2013, 13:15

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La Tercera

Editan libro con 400 fotos de Sergio Larraín y abren muestra en Francia


El volumen se presenta en el Festival de Arlés, el próximo 1 de julio. Allí también se monta una retrospectiva, la cual viajará a Chile en 2014.

por Javier García - 15/06/2013 - 03:13



En abril de 1965, Sergio Larraín le escribe a Henri Cartier-Bresson: “Una de las cosas que más lamento de no estar en Europa es no poder conversar contigo”. Con 34 años entonces, el artista chileno le escribe al fotógrafo francés y fundador de la prestigiosa agencia Magnum desde Potosí, Bolivia.

Una década antes, en 1958, Larraín ingresaba a la agencia invitado por Cartier-Bresson. Se convertía así en el único fotógrafo chileno y primer latinoamericano contratado por Magnum.

La carta citada es recogida ahora en el volumen Sergio Larraín, una edición que reúne 404 fotografías. El libro incluye dibujos y un ensayo biográfico (escrito por Gonzalo Leiva), que muestran la trayectoria profesional y privada del artista, fallecido el 7 de febrero de 2012, a los 81 años, en su casa de Ovalle.

Al morir, Larraín llevaba cuatro décadas retirado del fotoperiodismo y de las grandes capitales, dedicado a la meditación, el yoga y la difusión del ecologismo.

El libro será presentado el 1 de julio en el Festival de Arlés, en Francia, uno de los mayores encuentros de fotografía de Europa, junto con una retrospectiva en su homenaje, compuesta por 150 fotos y cinco de sus dibujos.

En Arlés, Larraín regresará a la primera fila del fotoperiodismo mundial. Organizada por la agencia Magnum, la exposición fue curada por Agnès Sire, directora de la Fundación Cartier-Bresson, quien también estuvo a cargo de la edición del libro. El archivo del fotógrafo chileno en la agencia bordeaba las cinco mil fotos.

“En el libro trato de mostrar su recorrido profesional hasta sus años dedicado a la meditación”, dice Sire desde París, refiriéndose a sus últimos trabajos, los Satori: fotos de objetos, donde ya no aparecen personas.

La recuperación de la obra de Larraín recién comienza. Luego de Arlés, la muestra llegará a París en septiembre, para exhibirse en la Fundación Cartier-Bresson.

En 2014, la retrospectiva se podrá ver en Chile. En el Museo de Bellas Artes será inaugurada el 27 de marzo y estará hasta julio, luego viajará a la Pinacoteca de Concepción, Punta Arenas y finalizará en La Serena, en diciembre. En 2015 viajará a Brasil, donde el fotógrafo publicó una gran cantidad de sus reportajes en la revista O Cruzeiro.

El libro Sergio Larraín saldrá editado en julio por el sello francés Xavier Barral (www.exb.fr). En la portada lleva su foto más emblemática de Valparaíso, de 1957: dos niñas descendiendo por las escaleras del pasaje Bavestrello.

El título tendrá una edición en inglés, alemán e italiano. La versión en español será presentada en Chile el próximo año, cuando comience la muestra en el Museo de Bellas Artes.

De Sicilia al Mapocho

Criado en una familia aristocrática, hijo del arquitecto Sergio Larraín García-Moreno, el fotógrafo es retratado en imágenes inéditas en el libro. En una de ellas aparece en los brazos de su madre, Mercedes Echenique Correa, en Zapallar, en 1934, cuando tenía tres años.

En su adolescencia, Larraín se alejó de sus orígenes de clase alta. Estudió Ingeniería Forestal en EE.UU., pero se retiró y cambió los estudios por el callejeo, capturando momentos con su primera cámara: una Leica IIIC.

Pasaría muy poco tiempo para que armara su leyenda. Ocurrió en la década del 50, trabajando para Magnum, luego de retratar a la mafia siciliana, a los trabajadores de las frías calles de Londres y a los soldados de la guerrilla en Argelia. Reportajes que graficaron portadas para medios como The New York Times, Life y Paris Match.

Una selección de esas imágenes está en el libro, como también un trabajo clave en su vida: el recorrido latinoamericano y local. Los niños vagabundos que dormían al borde del río Mapocho, registro que le fue solicitado en 1953 por la Fundación Mi Casa y el Hogar de Cristo, ahora inspirarán un concurso fotográfico (ver recuadro). Además, están sus imágenes de Chiloé, Isla de Pascua y Juan Fernández, junto con sus viajes a Cuzco, Sucre, Potosí, Río de Janeiro y Buenos Aires.

“Larraín demuestra en su obra no sólo la miseria social, sino la pobreza del alma”, dice la académica Verónica Besnier, encargada de traer la muestra al Bellas Artes en 2014, junto al fotógrafo Luis Weinstein. Ambos viajarán a fines de este mes a Arlés, Francia.

“Este año es la consagración de Larraín, quien estará en el Festival de Cannes de la fotografía”, señala Besnier. Mientras, Weinstein agrega: “Uno puede distinguir un estilo Larraín”.


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LA TERCERA EDICION IMPRESA

domingo 15 de julio de 2012

La desconocida amistad del fotógrafo Sergio Larraín y Violeta Parra
Lanzan biografía del único chileno que trabajó para la agencia Magnum, fallecido en febrero.

por Javier García

http://papeldigital.info/lt/2012/07/15/01/jpg/06/048.jpg




Era 1952. El tenía 21 años y estaba en el Regimiento Guardia Vieja de Los Andes. Ella, Violeta Parra, de 35 años, regresaba a la capital luego de recorrer Chile. Tras salir del servicio militar, “apaleado y humillado”, Sergio Larraín vería por primera vez a la cantautora en el Parque Forestal.


“Larraín admiraba a esta mujer talentosa y temperamental, y ella no ocultó su simpatía por el joven fotógrafo”, escribe el académico Gonzalo Leiva en Sergio Larraín: Biografía/estética/fotografía. Publicado por el sello Metales Pesados, el libro recorre la vida y obra del único chileno y primer latinoamericano en ingresar a la prestigiosa agencia Magnum. Fue en 1959, por invitación de Henri Cartier-Bresson.


El volumen se lanza en agosto, en el GAM, y viene a difundir el trabajo prácticamente desconocido de Larraín en el país, quien murió el 7 de febrero de este año en Ovalle, a los 81 años. Es el inicio de una serie de exposiciones y libros (ver recuadro), donde por primera vez se mostrará gran parte de sus imágenes depositadas en Magnum. El fotógrafo, que recorrió el campo con Violeta Parra, terminó alejado del fotoperiodismo, dedicado al yoga y la meditación.


La fama europea


Lo llamaba “Pituco” o “Joven Sergio”. Violeta incluso escribiría una polca con su nombre. Un día, Larraín la acompaña a cantar a un bar en Pudahuel. “Era bien popular. Yo estaba bastante afligido, pero ella se sentó muy tranquila y me daba ánimo. ‘No tengas miedo’, me decía”, recordó Larraín en Violeta Parra, el canto de todos (Pehuén).


Corría la década del 50 y Sergio Larraín Echeñique comenzaba a alejarse de su origen aristocrático. Su padre era el arquitecto Sergio Larraín García-Moreno, fundador de la Escuela de Arte de la U. Católica y del Museo Precolombino.


El fotógrafo, que había dejado los estudios de Ingeniería en Berkeley, bajaba a las orillas del río Mapocho a retratar a los niños vagabundos. Recorre Valparaíso y realiza una de sus series más famosas. Una de esas fotos la llama Petites filles: dos niñas bajando las escaleras del pasaje Bavestrello.


En 1957, Larraín accede a la invitación de Violeta Parra: recorrer el campo de la zona central recopilando canciones. El fotógrafo retrata a la autora de Gracias a la vida escribiendo al dictado de los viejos cantores. Sólo un par de imágenes se publican en Cantos folklóricos chilenos (1959). El libro es el único registro de su trabajo juntos.


Luis Poirot, amigo de Larraín, relata una visita que hizo en Francia: “Fui a Magnum y pedí ese material. Sergio enviaba todo a la agencia, pero me dieron unas excusas muy vagas. Me negaron acceso al archivo”, afirma. “Es lamentable, porque conocemos a un Larraín sólo por los ojos de la estética francesa”, agrega. Y sobre la amistad con la cantante de La jardinera, dice que hubo “una relación sentimental”.


Llegan los 60. Larraín viaja por Europa y América Latina. Publica su trabajo en las revistas más importantes del mundo: Life, Paris Match, O Cruzeiro y Jour de France. Pero la fama le recuerda su pasado aristocrático.


Regresa a Chile y vuelve a ver a Violeta, en la Peña de los Parra. Ya en 1965, el fotógrafo trabaja en una agencia de publicidad y la invita a participar en la Feria Internacional de Santiago (Fisa) con una peña. El se consigue la carpa.


“Era un turbión que sale y arrasa con todo”, diría Larraín de la cantante, que se llevó la carpa a La Reina. Al ver que Violeta no va a devolverla, Larraín le ofrece un “cambalache”. El se quedaría con una arpillera. “Se puso furiosa. Ahí nuestra relación se empezó a quebrar. Nunca más la vi, nunca más me vio”, contaría él. En mayo de 1967, tres meses después del suicidio de la artista, el fotógrafo le dedica un suplemento especial en el diario La Nación. Era su homenaje. La última foto del reportaje es de una silla solitaria, en la que descansa la guitarra de Violeta.

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