viernes 24 de septiembre de 2010
Con mucho humor y grandes aplausos para Plácido Domingo y Cristina Gallardo-Domâs, anoche se estrenó esta ópera en el Dorothy Chandler Pavilion. Los versos de Neruda conmovieron al público, y la función terminó con una ovación de pie.
Juan Antonio Muñoz H. Desde Los Angeles
Foto:Ópera de Los Angeles
Plácido Domingo -quien fue confirmado como director artístico de la Ópera de Los Angeles hasta mediados de 2013- se declaró "muy emocionado" por haber interpretado a Neruda.
Plácido Domingo (Neruda) y Cristina Gallardo-Domâs (Matilde Urrutia).
"El público quedó realmente feliz", comentó al final del estreno Plácido Domingo.
Desde el comienzo, el estreno anoche de "Il Postino" en la Ópera de Los Angeles estuvo cargado de emoción. Empezó con el Himno Nacional de Estados Unidos, que sirvió de umbral para una producción dedicada al chileno Pablo Neruda.
La ópera del compositor mexicano Daniel Catán había generado efervescencia, la que se canalizó en grandes aplausos con la entrada en escena de Plácido Domingo, encarnando a Neruda, y Cristina Gallardo-Domâs, como Matilde Urrutia.
Los Angeles vivió "Il Postino" en un ánimo de unidad; sobre todo porque la masa de latinos es enorme y esta ópera es un canto a su gente. También es una evocación a la poesía, traspasada por dos pasiones: la amorosa y la política. Ambas tramas están cruzadas en este libreto proveniente de la novela "Ardiente paciencia", de Antonio Skármeta, pero en especial de la película "Il Postino" (Michael Radford, 1994). Ya el miércoles, el compositor dijo que la historia y las ideas expuestas son universales: "Aborda problemas amorosos, morales y políticos, todo con gran poesía. Habla acerca del exilio y de cómo tantos artistas han sufrido persecución. Es algo que entienden bien los países latinoamericanos". Catán definió su creación como "una ópera angelina".
Gallardo-Domâs dijo: "También es una ópera chilena, no cabe duda. Neruda lo es, y su inspiración está allí. Siento que Chile está evocado en cada frase; la gente verá a nuestro país como un sueño, como una utopía, y saldrá del teatro queriendo conocer Chile. Cada vez que canto a Matilde siento mayor orgullo por mi país".
Ayer el teatro bullía de sensaciones, como si el bolero "Comprendo" que entonan Matilde y Pablo fuera conocido por todos. En ese marco, las transparencias de la puesta en escena recuerdan las vistas de Isla Negra. El público también supo reír a carcajadas en los momentos teñidos de humor.
Neruda es visto de manera ideal. Aquí no hay señales del hombre complejo que todos sabemos que fue, sino sólo su ardor poético y político. De su amor por Matilde, de su añoranza de la patria perdida (se refiere al exilio que vivió en los años 50). Su relación con el cartero es la de una suerte de Cyrano de Bergerac dispuesto a entregar su poesía para que el joven Mario (el tenor Charles Castronovo) conquiste a su amada, Beatrice (la soprano mexicana Amanda Squitieri), y también convenza a Doña Rosa, la práctica y muy chilena tía que no está para poesías pues sabe lo que es la vida (la mezzo española Nancy Fabiola Herrera). El centro neurálgico es la frase "la poesía no pertenece a quien la hace sino a quien le sirve" y le sirve también a Neruda en su ternura con Matilde, expresada tan bien en el aria "Desnuda", que da un instante para que Cristina Gallardo-Domâs aparezca fugazmente con el torso desnudo -algo que no muchas cantantes líricas pueden permitirse- de forma sutil y elegante. El ritmo trepidante de la ópera viene en seguida con nuevos bríos sobre el personaje de Mario. Desde entonces se produce un gran estremecimiento en la sala, pues la poesía consigue los objetivos amorosos de Mario, pero también transforma sus ideales sociales. La muerte suya en una manifestación, entonces, es como la de un cordero llevado al sacrificio.
Se esperaba anoche que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, alcanzara a llegar desde Nueva York a la recepción posterior al estreno, donde Catán, Skármeta, Gallardo-Domâs y Domingo serían condecorados con la Orden al Mérito "Pablo Neruda", por el ministro de Cultura chileno, Luciano Cruz-Coke: "Usted, Cristina, es una de las grandes voces de nuestro país, y usted sabe de lo que, como país, somos capaces de alcanzar cuando logramos apoyar el desarrollo de los talentos que nacen en nuestra tierra... Estoy seguro de que interpretar a Matilde Urrutia, uno de los grandes amores de Neruda, tiene un especial significado para usted".
FUNCIONES
Habrá cinco funciones más de "Il Postino" en la Ópera de Los Angeles, hasta el 16 de octubre. En diciembre, la producción parte a Viena, y en 2011, a París.
Habla Plácido Domingo
Tras la función, en entrevista con radio KUSC FM -que transmitió en directo el estreno- Domingo declaró sentir "una emoción muy grande" por haber interpretado al Nobel. "Debo confesar que, de joven, no leía a Neruda, sino cosas como 'Yo que me la llevé al río', de García Lorca, que era más fácil de entender. Neruda es muy complicado, pero con el tiempo aprendí a leerlo".
Con el estreno, quedó contento: "Estaba muy nervioso, preocupado de no poder actuar, porque me resfrié. Pero el público quedó realmente feliz, y también el compositor, y eso es lo importante. Espero seguir saludable para las otras funciones".
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La Segunda online
Viernes 24 de Septiembre de 2010
Plácido Domingo tras su éxito por el papel de Neruda en "Il Postino": "Podemos estar satisfechos"
Fuente :EFE
El tenor agradeció también a la compañia de la que es director por seguir su idea para hacer esta obra.
Los Angeles.- La ópera “Il Postino”, sobre la figura del poeta chileno Pablo Neruda, se estrenó con ovación anoche en Los Ángeles con el tenor español Plácido Domingo como protagonista y la composición del mexicano Daniel Catán.
Más de 3.000 personas llenaron el auditorio Dorothy Chandler Pavilion de la ciudad californiana que sirvió también de escenario para entregar la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, que concede anualmente el Gobierno de Chile, a Domingo, a Catán, al escritor Antonio Skármeta y a la soprano Cristina Gallardo-Domas.
La ópera llevó al terreno de la lírica la novela “Ardiente paciencia” (1985) de Skármeta, que cuenta la relación del famoso poeta con un humilde cartero en unos tiempos políticos convulsos, y tomó algunos elementos de la película “Il Postino” (1994) -basada en el mismo libro- como su nombre o su ambientación italiana.
"El público ha reaccionado con cariño y entrega y creo que podemos estar satisfechos”, dijo a Efe Plácido Domingo al término de la función que marcó el inicio de la temporada de operística en Los Angeles, que este año cumple un cuarto de siglo.
"Hemos hecho un esfuerzo y agradezco muchísimo a la compañía de la cual soy el director por el hecho de que hayan seguido mi idea de que teníamos que hacer esta obra”, comentó el tenor de 69 años, quien encarnó a Neruda y que el martes renovó su contrato al frente de L.A. Opera hasta 2013.
El propio Skármeta aseguró tras presenciar la puesta de largo de "Il Postino” que ver su obra convertida en ópera “son palabras mayores”.
"Es una experiencia muy excitante”, manifestó a Efe el escritor que confesó que “Il Postino” con la voz de Domingo supone “la gloria”. Y añadió: “Éste es un instante muy fecundo y profundo de realización en mi vida”.
A juicio de Skármeta, la ópera plasma con “gran fidelidad” el carácter de los personajes y el tono tragicómico de su novela.
"Tiene dos actos muy claramente diferenciados. El primero es brillantemente comediante y el segundo es solemnemente trágico. Yo creo que el público ha percibido ambas temperaturas”, indicó.
Además de la exhibición poética y lírica, “Il Postino” se presentó con una sofisticada escenografía audiovisual que intercaló decorados reales con montajes de vídeo e imágenes que evocaron desde episodios históricos hasta parajes naturales.
Junto al trabajo de Domingo destacaron las interpretaciones del tenor Charles Castronovo, como el cartero Mario Ruoppolo, la soprano Amanda Squitieri, como la enamorada Beatrice Russo, o la soprano chilena Cristina Gallardo-Domas, que se pone en la piel de la mujer del poeta, Matilde.
El debut mundial de “Il Postino” contó con una nutrida representación de autoridades chilenas encabezadas por los ministros de Cultura, Energía, Economía y Agricultura, mientras que el presidente del país, Sebastián Piñera, tenía previsto participar en una recepción posterior en Los Ángeles tras asistir en Nueva York a la Asamblea de Naciones Unidas.
"Estamos en una misión de carácter empresarial y hemos hecho coincidir la fecha para poder asistir a este estreno de una obra que nos identifica mucho porque es parte de la historia de nuestro país”, señaló el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.
Este ministro fue el encargado de presentar la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda a los agraciados en reconocimiento por sus aportaciones al ámbito del arte y la cultura de Chile.
"Este premio nos llena de satisfacción”, afirmó Plácido Domingo, que se mostró agradecido y emocionado por el gesto del Gobierno chileno, lo mismo que sus compañeros galardonados.
"Siendo yo alguien que he escrito tanto sobre y en torno a Neruda y que he inventado un Neruda para el mundo, es un especial honor y además enfatizado por el hecho que lo recibo en este estreno de la ópera 'Il Postino' que capta la atención mundial y en compañía de artistas que yo mismo admiro”, reconoció Skármeta.
"Il Postino” se podrá ver en Los Angeles hasta el 16 de octubre y viajará posteriormente a Viena y París, si bien Plácido Domingo comentó que existe también interés por llevar la ópera a España, Chile, Argentina o México.
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sábado 25 de septiembre de 2010
"Il Postino": una ópera para el mundo con Chile convertido en un sueño
Juan Antonio Muñoz H. Desde Los Angeles, Estados Unidos
En el Bicentenario de Chile, una compañía como la Ópera de Los Angeles rinde homenaje a Pablo Neruda estrenando "Il Postino", del compositor mexicano Daniel Catán. La experiencia sobrecoge porque es única, y después, por tantas circunstancias: el Himno Nacional de Estados Unidos al inicio; la presencia de Plácido Domingo sobre la escena; el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, en primera fila; la partitura en español y con subtítulos en inglés, y los textos del bardo cantados, dichos y hasta escritos sobre el escenario. Y Chile ahí en medio, como un sueño, una suerte de paraíso que se evoca, añora y desea.
Hay motivos para celebrar, sin duda. Porque estamos hablando del que quizás sea el mayor tributo artístico extranjero a nuestro país que se haya rendido nunca y en el que convergen un tenor histórico como Plácido Domingo; la cantante chilena más cotizada en el ámbito internacional, Cristina Gallardo-Domâs, en la breve parte de Matilde Urrutia; una de las mezzosopranos más destacadas de España, Nancy Fabiola Herrera, y un equipo técnico excepcional. Además, ¡hay una nueva ópera para el repertorio! Eso por sí solo ya es motivo de alegría. Y si se agrega que la función culminó con el teatro completo aplaudiendo de pie, casi ya no hay más que pedir. Un público que rió, se emocionó y finalmente lloró con esta historia de amor, poesía y política.
Daniel Catán, basado en "Ardiente paciencia", de Antonio Skármeta, siguió las líneas trazadas en su música desde "Florencia en el Amazonas", donde el centro de la obra son los cantantes. Aquí se canta mucho y hay melodía. ¡El melos , tan despreciado por el inútil ruido sin inspiración! Y cuánto se agradece este retorno, un presagio de ese visionario que es Aribert Reimann ("Lear", "Troyanas").
Definir la música de Catán es difícil. Es un híbrido que de tanto que lo es tiene carácter personal. Suenan mórulas "a la Puccini" y de pronto se descubren atmósferas "a la Giordano" en "Fedora"; los personajes populares vienen tocados por la vara verista, vibra y ondula la orquestación de Ravel, hay notas impresionistas que sugieren al Manuel de Falla de "Psyché" y de "El sombrero de tres picos"... Así como el canto de los pescadores se resuelve a la manera de las evocaciones del mar de Britten en "Peter Grimes", de pronto de un tornamesa emerge el bolero "Comprendo" y la sala completa cree haberlo escuchado ya antes. Y uno espera un tanto y el ritmo afrocubano sirve para dar cuenta del titubeo de Mario, el cartero, y el cante jondo se adueña del padre del joven para celebrar su matrimonio, y Domingo y Matilde bailan un tango, y hasta una czarda quiera renacer cuando Neruda apela a la sangre de los hijos de Chile... Grant Gershon, al frente de la orquesta, hizo un acucioso trabajo de ensamble de todo esto. Nada fácil.
La escritura vocal es prudente y adecuada. Neruda está hecho para un tenor de tintes dramáticos y Domingo no tiene ningún problema con la parte. Está puesta en su garganta. Corte y confección a la medida. Es probable que como carácter este rol deba ser interpretado en lo sucesivo por un barítono alto. En especial si no se cuenta con el propio Domingo, quien se transforma hasta físicamente en el poeta, idealizado en su énfasis amoroso, que demuestra tanto en su íntima relación con Matilde como en el encuentro filial que tiene con el cartero. "Desnuda" es su primera gran intervención y se convierte en una escena preciosa que da cuenta del amor maduro del poeta por Matilde y de la complicidad física y espiritual entre ambos. Se presta para un desnudo de torso de la soprano chilena, del cual tiene participación el tenor más que el público. Pudo ser más pródigo.
El cartero fue pensado en las características vocales de Rolando Villazón. Es para un tenor lírico fuerte, como para un Rodolfo de "La Bohème", que va al agudo, pero que canta también mucho en el centro. Difícil de encontrar. El papel es rico y es el personaje que tiene más desarrollo en la obra, desde su timidez inicial hasta el despliegue de creatividad y de idealismo final. Charles Castronovo es un buen tenor, pero no es adecuado al papel de Mario. Su voz se engola en los agudos y como personaje no está todo lo vivo que se quisiera. Sin embargo, dice bien ciertas frases y conquista. Muy divertida su forma de decir el texto con chilenismo: "¿Es una huevada lo que pregunté?".
Los demás roles tienen intervenciones menores, pero interesantes. Matilde Urrutia está diseñada en base a líneas ascendentes de extremo cuidado; es un papel hecho para el lucimiento de los agudos en pianísimo, que son especialidad de Cristina Gallardo-Domâs, capaz de armar un personaje atractivo en sus breves escenas. Catán promete que hará un aria para ella, que se incluiría en la versión de Viena prevista para diciembre de este año. Además, ¡cómo se ve que ella goza luciendo los diseños de vestuario de los años 50! La joven Amanda Squitieri es Beatrice Russo, el amor de Mario, papel para una soprano lírica con buenos agudos. La cantante mexicana es solvente y lleva adelante la parte con profesionalismo y fluidez. Muy bien Nancy Fabiola Herrera como la desconfiada Doña Rosa, quien no cree en metáforas y ve cómo su sobrina cae en brazos del cartero y poeta en ciernes.
La historia viaja del humor al amor y desde ahí a la tragedia. Porque la poesía de Neruda no sólo le sirve a Mario para conquistar a Beatrice, sino que lo hace dispuesto a todo para defender sus ideales. Así, el pobre se hace comunista y muere en una manifestación antes de que nazca su hijo, al que llama... Pablito. De esta manera, la escena en la que predominaban las transparencias, el azul del mar, la blanca espuma y la luna, se vuelve oscura y toma el rojo de las banderas. Hay suficiente tensión en la música para este final, pero se desdibuja un tanto al aparecer el joven muerto para cantar otra vez con Neruda.
El diseño de Ron Daniels, sencillo en apariencia, exige exactitud cronométrica de movimiento, pues la ópera avanza con ritmo feroz y ninguna escena es larga; más bien son viñetas que van dando cuenta de ciertos detalles que arman la historia. Y como Catán mira a Monteverdi también, quizás sin saberlo, la poesía y la música están tan entramadas que la puesta no puede olvidar las palabras que se dibujan y esfuman en el escenario, como si alguien las pintara primero en la mente de los protagonistas (o en su corazón) y luego las lanzara a la bóveda celeste. Hay instantes de gran belleza, como la contemplación de la enorme luna por Beatrice enamorada y el paseo por el mar, con Mario grabando para Neruda el rugir de las olas.
Los chilenos amarían esta ópera porque está viva y es muy nuestra, aunque su autor sea mexicano. Es Chile el centro, por Skármeta, Neruda y Matilde, y también por el mar, aunque el de la ópera sea el que rodea la pequeña isla italiana Cala di Sotto, donde ocurre la acción. "Il Postino" tiene que hacerse en el Teatro Municipal, ojalá pronto y con Plácido Domingo como Neruda. Es una obligación. Ya casi parece una fantasía absurda que después de Los Angeles sean Viena y París las ciudades que la monten antes de que haya fecha siquiera para verla en vivo en Santiago de Chile.
Quizás sea el mayor tributo artístico extranjero a nuestro país que se haya rendido nunca.
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Qué linda ópera y excelente crítica. Y qué gran cantante es Cristinba Gallardo-Domas.
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